Jabando, te doy mi opinión también, ya que la pides, pero ya sabes que estas cosas son muy de cada uno. Yo tengo 58 tacos, un estado de forma miserable y lo más largo que había hecho era una transpirenaica, eso sí, desde Sevilla. Mi amigo
@Naritus es más “heavy” que yo
, así que yo no te voy a recomendar tiradas de 900km a ver qué pasa.
Lo que yo viví este pasado mes de junio fue que, al principio, las dos primeras etapas, te duele un poco por aquí y por allá. Mi sistema, y me va bien, es parar cada vez que lo necesito a estrirar las piernas, tomar un refresco o hacer un pipí. Eso te resetea y vuelves a la carretera divino. No hay por qué padecer, las etapas pueden hacerse de las horas que uno aguante, ya está. Yo fui por Polonia y los Bálticos, volví por Suecia y el puente de Öresund... 14.000km. Y sabes qué? Cada día que pasaba disfrutaba más. Llega un punto, tras esos dos primeros días, en que empiezas a estar a gusto, segregas hormonas de la felicidad (esto es en serio) y no te duele nada. El nivel de disfrute es tal que uno quiere más y más.
Yo eché (y usé un par de veces) una mantita eléctrica de esas pequeñas para ponerla en la zona lumbar al llegar al hotel. Mano de santo. También llevaba un poco de Radiosalil en crema, por si alguna contractura se pasaba de rosca. Ahora me he comprado una faja (para mí es imprescindible) calefactada. Es de Tucano Urbano y funciona conectándola a un cargador USB o con un power bank, va de coña, si al llegar de ruta me cruje un poco la espalda, me tiendo un rato con la faja puesta y como nuevo.
Quillo, que palante, que esto es como salir de casa meándose... lo normal es que vaya a peor, no a mejor, así que hay que aprovechar. Una amiga suele decir que “estamos magníficos... pa como nos tenemos que poner”. Carpe diem!