RUTA ALPINA, ATAJANDO POR GÉNOVA

Santiago40

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Hola a todos. Lo que sigue es una pequeña crónica de un viaje alpino en solitario e inspirado, como muchos otros, por la ruta que propuso en su día Stelvio. Cuando ésta es seguida, se sigue fielmente, pero mi versión es más reducida (no había más días) y algunos de sus puertos se quedan pendientes para otras escapadas. Los puntos de inicio y final de las etapas son, asimismo, distintos (igualmente por la escasez de tiempo, las jornadas se alargaron algo). Y la gran diferencia es que se parte de Génova, tras llegar allí en barco. Luego vienen bastantes horas diarias sobre la moto, pero que permiten, en seis días, hacer una aproximación a los Alpes coronando algunos de sus principales hitos. Una pequeña “paliza”, pero a mí, y supongo que a muchos de vosotros también, andar en moto, en realidad, me descansa de todo lo demás.


3 de junio. Barcelona-Génova. Servidor, y unos cuantos moteros más, como una decena, entre austriacos e italianos, ellos de vuelta a casa, esperan a la hora debida para embarcar en el buque de la compañía Grandi Navi Veloci, que hace escala en la capital catalana, procedente de Tánger. La  partida está anunciada para la 1 del mediodía. Pero los barcos hoy son como eran antes los trenes. Es decir, que rara vez no llevan retraso, al menos aquellos que enlazan con Italia. La salida se demora hasta las 3 de la tarde. El trayecto es placentero, casi siempre bordeando la costa, y también largo, de unas 18 horas. No hay gran cosa que hacer en el barco. Si, como en mi caso, ni siquiera te has preparado la ruta para los próximos días, entonces se encuentra tiempo de sobra para trastear con el mapa y el GPS.
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4 de junio. Génova-Bellinzona (275 kilómetros). Entre el retraso acumulado y la lentitud en el desembarco, son casi las 11 de la mañana cuando por fin comienzo a circular. Para empezar, una rápida visita al centro histórico genovés (a mí me resultó suficiente con esa incursión). Y luego, guiado por el Zümo, evitando estrictamente autovías y autopistas (como durante todo el viaje), rumbo al norte. Enseguida se adivinan los Alpes y pronto se llega también al lago Maggiore, compartido por Italia y Suiza. Económicamente (y por unas cuantas razones más) siempre preferiré pernoctar en el primer país, pero las ganas de moto me terminan llevando hasta el segundo, hasta Bellinzona (por otra parte, una pequeña ciudad bonita, relativamente animada y en la zona suiza que habla italiano), donde una tormenta decide el final de la etapa.

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5 de junio. Bellinzona-Bormio (290 kilómetros). Comienzan las emociones fuertes con el Paso de San Bernardino, no de los más altos (apenas supera los 2.000 metros), pero con todos los ingredientes de un gran puerto alpino (en mi caso, además de las curvas, soledad, mucho frío, paisajes impresionantes que se adivinan a ratos entre la niebla…). Otros hitos en la jornada: el Julier y el Bernina. Antes de terminar se atraviesa Livigno, una especie de Andorra a la italiana (no se paga IVA) que me resultó más atractiva para repostar gasolina que para las compras o pernoctar. La elección para pasar la noche fue Bormio, también en Italia, una villa termal, con muchos hotelitos y restaurantes, en la que hay tres grandes centros donde regalarse un homenaje acuático.

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6 de junio. Bormio-Meiringen (355 kilómetros). El viaje llega a su extremo oriental y, para desayunar, espera la ascensión al célebre Stelvio. Fue el paso alpino que más disfruté, por el ambientazo motero en sus laderas y cumbre, y por las condiciones climáticas que me tocaron, con el sol y las nubes alternándose cada pocos minutos para exhibir y velar su magnífica verticalidad. Arriba, de vez en cuando, caían copos de nieve. Luego se llanea por los valles alpinos y esperan más gigantes, Ofen, Flüela, una escala al mediodía en Davos, más adelante el Oberalp, y despedir la jornada con el atardecer desde lo alto del Susten, ya sin apenas circulación en esas carreteras. Acabé haciendo noche desviándome mínimamente hasta Meiringen, buscando un poco de vida en esta zona de Suiza ya de habla alemana.

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7 de junio. Meiringen-Courmayeur (415 kilómetros). Vaya empacho también por la mañana en esta jornada: el Grimsel, el Furka y, de postre, el San Gottardo, con ascensión y descenso por la calzada romana. Siempre viajando entre las nubes, adivinando cuando se abre el cielo toda la grandeza de estos paisajes. Luego, y por primera vez en todo el viaje, de camino a Martigny, la carretera se hace un poco pesada, por una interminable sucesión de rotondas y tramos semiurbanos. Pero todo se olvida cuando Suiza (ahora francófona) se despide con otro puerto imponente, el Gran San Bernardo. Ya en Italia, y tras una breve visita a la ciudad de Aosta, a dormir a Courmayeur, pueblo que tiene el Mont Blanc como imponente telón de fondo.

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8 de junio. Courmayeur-… a casa. Para decir adiós a los Alpes, otros tres pasos: el Pequeño San Bernardo, a caballo entre Italia y Francia, y ya en este segundo país, el Iseran y el Galibier, estos últimos grandes de verdad (rondando los 2.700 metros) y que sólo disfruto a medias por una niebla muy cerrada y la caída de copos de nieve en la cima. Ya en el valle, le pido al GPS que siga acercándome a casa evitando autovías y autopistas, lo cual me permite hacer algunos hallazgos con los que no contaba. Yo hice noche en Montpellier, pero si se opta por ganar tiempo y usar la autopista, aunque solamente sea en algún tramo, se habrá llegado sin problemas a cruzar La Jonquera antes del anochecer. Volví a casa al día siguiente, viajando por los Pirineos franceses y entrando en tierras aragonesas a través del túnel de Bielsa.

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En algunas ocasiones vemos que se pregunta por recorridos por los Alpes con la limitación de falta de tiempo. Pues aquí tenemos un buen ejemplo de cómo se pueden aprovechar al máximo unos días de asueto.

Gracias por la crónica, más de uno lo agradecerá...
 
Gracias por la crónica.
Nosotros nos vamos  el sábado y dormiremos en Génova, después de hacer la autopista y después a la zona dolomítica :)
No me atraen los barcos por muchos comentarios que he visto por el forum. >:( ( me lo acabas de confirmar por el incumplimiento de horarios :-[)

Gracias y saludos ;)
 
Sí se goza en los Alpes, sí, como muchos de vosotros sabéis.

Y a MiquelRT: disfrutad de la ruta (y si a la vuelta estáis muy cansados y pasáis por Génova, no pasa nada si os montáis en el barco; no llegaréis a la hora seguramente ;), pero el trayecto, de verdad, es agradable, viendo casi siempre la costa, habitualmente sin meneos en el barco...)
 
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