USA, costa a costa

miquel-silvestre

Curveando
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Viendo el interés que hay por los USA en moto, contaré mi experiencia allí. Espero que divierta y que le sea útil a alguno. Sólo una advertencia y es muy seria. En USA nunca, bajo ningún concepto, se circula entre coches, ni en los semáforos ni en los atascos. A esperar en la cola como todo el mundo. Descubrirlo me costó alguna bronca. Excepción: California, se permite el "split the lane", y también Nueva York (no lo hagáis delante de la poli, pero es tal el caos y el follón que haced lo que os dé la gana).



LA GRAN AVENTURA AMERICANA (Parte I)

De Miami a San Francisco

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Cruzar Estados Unidos de costa a costa es la gran aventura americana que todos deseamos hacer algún día. Decidí viajar de éste a oeste para que el horizonte se fuera abriendo poco a poco en los famosos grandes espacios. Los desiertos infinitos y los profundos cañones son un delicioso premio que conviene disfrutar cuando uno ya se ha acostumbrado al nuevo continente. ¿Inconvenientes de elegir ese sentido? El sol. Se recibe de frente cada atardecer.
LA MOTO

Deseché las opciones del alquiler o trasladar mi propia montura por caras y complejas. Decidí comprar para revender al final (aunque luego no lo hice para poder seguir viajando por América, un continente que nunca cansa). Aunque el mito americano es la Harley, me fío más de la BMW GS 1200, una moto que se reveló ideal por comodidad, capacidad de carga, autonomía, fiabilidad y aptitud para escapar por pistas si hace falta. ¿Se puede meter una harley por una playa? Se hundiría sin remedio. La GS planeó por la arena endurecida de California.

El concesionario BMW en Miami está en una discreta nave industrial alejada del centro. Los encargados, cubanos y venezolanos, hablan español; una ventaja cuando de hacer negocios se trata. Hecha la elección, me pusieron una matrícula de cartón con 30 días de vigencia y esa misma tarde salí sobre la moto. Podía haber salido sin casco y sin seguro, pues en Florida no son obligatorios. Tres semanas después, cuando me hallaba en Arizona, me enviaron por mensajero el título de propiedad, los papeles y la placa metálica definitiva. 

FLORIDA

La plana y verdísima Florida fue descubierta por Ponce de León en 1513 y dejó de ser española en 1821, cuando la vendimos para superar otro de nuestros déficits públicos. Desde Miami salí en dirección oeste. Atravesé la reserva india de Big Cipress, varios pantanos con caimanes y el Parque Nacional de Everglades. La interestatal 75 me llevó hasta St Petersburg, un lugar bastante humano y habitable. De reducido tamaño, aloja algunas facultades de la universidad de Sur de Florida que aportan savia nueva a la geriátrica sociedad local. En el centro hay un acogedor hotelito llamado Ponce de León con un conserje cubano que recibe con alegría sincera a cualquier español.

Lo más curioso de la ciudad (y razón de mi visita) es que allí está el Museo Dalí, el más grande e importante del Mundo fuera de España. Su origen es tan surrealista como su colección. Poco después de llegar a Estados Unidos el matrimonio Gala Dalí conoció a Eleanor Morse, señora de A. Reynolds Morse, un riquísimo industrial de Cleveland. Entonces comenzó una gran amistad cimentada sobre los dólares del sr. Morse. En 1943, Eleanor compraría el primer cuadro, al que seguirían dos mil.

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El único hijo de los Morse no sabía muy bien qué hacer con esa herencia artística pues los padres ponían una condición: la colección permanecería unida. El heredero resolvió donar los cuadros y quedarse los negocios de papá. Pero los museos sólo aceptaban recibir obras escogidas, no el lote completo. Entonces surge la idea de poner un anuncio en el Wall Street Journal. Algo así como “Se busca sede permanente para la mayor colección privada de un genio del surrealismo”. En St Petersburg lo leyeron y ahí comenzó la historia de un museo que abrió sus puertas en 1982 y que alimenta la economía local con millones de dólares al año.

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En Daytona Beach, la única mujer mecánico oficial de BMW, Barbara Williams, se encargó de la primera revisión. La ciudad es famosa por el circuito, por los récords de velocidad y por la biker week, que congrega miles de moteros de todo el país. La arteria principal está llena de tiendas de imaginería choppera: cuero negro, tachuelas y camisetas de llamaradas y tubos de escape. Ocean Drive es una sucesión de moteles baratos donde vivir la épica del antihéroe. Duermo en uno regentado por un hindú que se quiere comprar una moto para viajar a Alaska. América corrompe, qué duda cabe. Afortunadamente para él y para Alaska, su mujer se lo ha prohibido.

EL PROFUNDO SUR

En noviembre, los infinitos bosques de Georgia y Alabama aparecían incendiados de luminosos verdes, amarillos y tejas. Durante esas primeras etapas tuve muy buen tiempo. Un frío seco y un cielo límpido y despejado, de un azul compacto, casi de caricatura.

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Birmingham, Alabama, es una ciudad fea y enorme. Cojo la interestatal 20 en dirección oeste. Sin embargo, me paso el desvío previsto en los alrededores de Tuscaloosa y me voy en dirección equivocada más de diez millas. Son las consecuencias de no llevar GPS. Pero lo prefiero así. Una aventura de verdad supone equivocarse y tener que preguntar la dirección correcta. Además, es un buen modo de practicar el idioma.
En una gasolinera destartalada me indican que debo ir hasta Aliceville por la comarcal 14 saliendo en Clinton. Bendita equivocación, es uno de los mejores tramos que haya hecho jamás. Es el sur puro, la genuina Dixieland en el technicolor radiante del otoño. La carretera es estrecha y circula entre bosques, iglesias metodistas y granjas de madera con la bandera nacional bien plantada. Los sabuesos duermen al sol y se levantan cansinamente al oír el motor de la motocicleta.

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La Natchez Trace atraviesa en un bosque denso convertido en una fiesta de color. La carretera circula paralela a un viejo camino abierto a duras penas entre la floresta para poder viajar de norte a sur. 440 millas abiertas por los indios para perseguir bisontes. Luego la usarían los colonizadores para perseguirlos a ellos. Carteles colocados por el departamento de interior informan de que miles de años atrás estas tierras estuvieron cubiertas por el mar y que de los sedimentos marinos proviene su extraordinaria fertilidad.
Tupelo es una típica villa sureña. Pacífica, amable y desdeñosa de todo lo que no sea ella misma. En ella nació Elvis Presley, quien la pondría definitivamente en el mapa aunque la ciudad no parece darse cuenta de ello y trata con cierto desprecio a su famoso hijo. Tengo hambre. El supermercado está extraordinariamente bien surtido. Hay de todo. Y todo es grande. Enorme. Los paquetes de galletas son de tres kilos, los de manzanas de cinco y los panes pesan uno. Los filetes parecen media vaca y en la sección de bebidas almacenan hectolitros de refrescos.

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Al día siguiente relleno de aceite el motor y voy a visitar la casa natal de Elvis. Es un sitio absurdo pero con una mística casi religiosa. Han construido una iglesia y un museo. La historia es triste como un blues. El padre pidió prestados 180 dólares para construirla. Como no pudo devolverlos, la modesta vivienda fue subastada. El niño fue rodando sin mucho futuro hasta que, por consejo de su madre, compró una guitarra en lugar del rifle calibre 22 que tenía pensado.
MEMPHIS
De Tupelo a Memphis hay 100 aburridas millas por la interestatal 78 norte. Para llegar al downtown hay que atravesar varios anillos de la villa miseria negra que circunda cada urbe norteamericana; son los Estados Unidos de las casas desechables, los coches destartalados y los jóvenes ociosos en las esquinas.
El sector más atractivo y vivo es Downtown, al éste del Misisipi. Visita obligada son el puente De Soto, los estudios Sun Records, donde Elvis grabó su primer disco, Graceland y Bale Street; la populosa calle cobra vida por la noche en sus numerosos restaurantes con música en directo y comida estilo cajun.

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EL ESTADO DE LA ESTRELLA SOLITARIA

Texas es Norteamérica comprimida en un estado del tamaño de la Península Ibérica. En cada uno de sus rincones se respira el sabor de una identidad forjada a tiros. Pero Texas no sólo encierra una cercana historia de bandidaje y violencia, también carreteras solitarias, gentes genuinas y paisajes formidables. Texas es un paraíso para recorrer en moto.

Mi primer contacto tejano al cruzar la frontera éste desde Arkansas fue la familia Williams. Tres generaciones cabalgando juntas. El abuelo de 72 años me invitó a dar una vuelta con ellos. La carretera atravesaba un bosque otoñal pleno de dorados y rojizos. Había cadáveres en la cuneta, pero no eran perros ni gatos, sino ciervos y mapaches.

Nos separamos en Carthage, un pueblo diminuto y aburrido donde está prohibido vender alcohol. El día se levanta nublado, tristón. Continúo por la 79 en dirección suroeste. El bosque persiste interminable. En Hearnes me detengo a comer una hamburguesa en el Dexi Café. La carne es sabrosa y real. Las vacas tejanas son del tamaño de caballos y se alimentan de pastos infinitos. Al salir, feliz y satisfecho, me equivoco otra vez de carretera. Al regresar a toda mecha, me para la Highway Patrol por ir a 67 millas por hora y no señalizar los cambios de carril. Será mi primera multa.

Enseño los papeles provisionales de la moto y mis dos carnés de conducir, el español y el internacional. Auténtico chino mandarín para el fulano. No puedo pagar la multa en el momento; la cuantía la decidirá la corte de justicia. O sea, que la va a pagar su padre. No tendré problemas mientras no regrese a Texas. De hacerlo, iré a parar a la cárcel. Encuentro la maldita 79 sur. Muchas millas después, entro molido en Taylor, casi en el centro del estado. La hamburguesa es aun más grande. En la pantalla de plasma gigante emiten la final de fútbol americano universitarioo. Un tipo con gorra de béisbol grita y aplaude cada jugada.

MEDINA, BANDERA, UTOPIA

El centro de Texas es húmedo y verde. Aquí la floresta es mediterránea. Predominan los colores ocres y tierras. Sin embargo, ya se respira el típico ambiente western. La 281 me lleva hasta Fredericksburg pasando por Johnson City, pueblos habitados por tipos con sombrero Stetson, botas camperas y pick-ups gigantescas.

El asfalto es estrecho y revirado al atravesar unos montes bajos y redondeados. La vegetación se torna de un color morado casi naranja. Cada vez hay más motoristas. Los nombres de los pueblos son de herencia española. Antes de llegar a Medina encuentro un cartel: Highway adopted by Koyote Ranch. En USA es posible adoptar niños pobres, unidades militares o carreteras. En el Koyote Ranch otro cartelón revela: Bikers wellcome. El Koyote es un verdadero oasis. Gasolinera, motel, cafetería, tienda, complicidad motera.

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Utopia aparece entre viejas sabinas. El pueblecito del más bello nombre está detenido en el tiempo. Me meto en el único café. La gente parece corrompida por la endogamia. Pero llevo más de seis horas conduciendo y el sándwich me sabe a gloria. Quiero llegar a Uvalde antes de que anochezca. La carretera es otra vez recta y el desierto empieza a asomar las orejas. El oeste ya está aquí, el de verdad, el de los espaldas mojadas, los rangers y las serpientes de cascabel.

AL OESTE DEL PECOS

El paisaje ya es totalmente desértico y las nubes se deshacen en filamentos de espuma. Del Río, ciudad fronteriza y adormilada, aparece una hora después. Al entrar, encuentro T&T Motorcycles. Me detengo para revisar la presión de los neumáticos y comprar aceite. Más allá, sólo hay páramos y soledad.

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La carretera 90 west se vuelve amarilla y polvorienta. Hay controles de la Border Patrol. Conviene llevar el pasaporte a mano. Camiones y pick ups son toda mi compañía. Cruzo el legendario Pecos. El rió ha hendido una impresionante garganta en la piedra. Es la auténtica frontera del oeste. Poco más allá, una indicación: Langrty, donde vivió Roy Bean, el juez de la horca. En la gasolinera no tienen combustible. La siguiente está en Sanderson, a 60 millas. El ordenador marca 70 de autonomía. Decido intentarlo bajando las cuestas en punto muerto. El viaje se torna infinito. Si la tecnología se equivoca, tendré los coyotes y las estrellas como únicos compañeros.

Al aproximarme a Sanderson, el paisaje se encrespa en colinas y cañones. Llego al pueblo con el depósito seco. En un motel veo una KTM. Ha perdido el tapón del carter y se ha quedado sin aceite. El dueño se llama Troy, es un chaval de Minesota que ha venido para hacer pistas. Decido quedarme a dormir. Compramos cerveza y cena mejicana. Nos la tomamos sentados bajo el firmamento. Se agradece la compañía después de tanto tiempo en completa soledad.

BIG BEND

En el sur de Texas, el Río Grande hace una gran curva de 90 grados. Las estribaciones de las Montañas Rocosas se ven al fondo. Poco a poco empiezan a aparecer las curvas. El horizonte ofrece un aspecto azulado e irreal entre la neblina. Por fin encuentro la palabra que mejor define Texas: Irreal.

Los senderos de tierra amarillenta se pierden en la árida lejanía. La vía empezó recta pero termina retorcida y montuna. Después de dos horas, salgo por la 118 norte. La carretera es aún más divertida hasta Studi Butte, donde hay gasolinera y tienda de víveres.

En el desierto hago un nuevo amigo. Ara Gureghiam. Un simpático pit bull le acompaña en un sidecar ruso que ha adaptado a su GS 1150. Para llegar hasta su casa hay que meter las motos por una pista polvorienta. La BMW se porta y tras algunos cabeceos tercos me lleva hasta una caravana y un container con placas solares. Eso y el enorme e infinito desierto son todas sus posesiones.

Dormiré en el rancho Cowhead por 30 dólares. Una cama, un retrete portátil y una ducha común es todo lo que ofrece y es todo lo que necesito. En tan sencillo campamento me siento feliz bajo un cielo con unas estrellas enormes que amenazan con caérseme encima.


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Próxima entrega, Nuevo Méjico, Arizona, California

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Miquel, pero si luego no revendiste la moto, dónde está? Merece la pena comprar??

Qué buena crónica.
 
La moto la guarda un amigo americano en Pensilvania. Todavía no la vendo porque me tiene que llevar durante otra larga travesía americana cuando consiga juntar tiempo y dinero. Pero todo llegará, ando en ello, y a falta de mujer e hijos, tengo una cabezonería considerable.
 
Ah, se me olvidaba responder lo de si merece la pena comprar. Pues depende. En otro post han dado un precio de 7000 euros por 12 días (no se dice nada de gasolina y comida). Bien, hagamos una pequeña comparativa. Yo pasé 3 meses. A ese precio me hubiera gastado unos 40.000 euros.

No pretendo amargarle a nadie las vacaciones y mucho menos el negocio. Así que pongamos las cosas en su contexto: si sólo tienes 15 días es una opción, aunque 7000 euros por medio mes de vacaciones es un muy buen desembolso al alcance de muy pocos.

Si vas a estar más tiempo, un mes, por ejemplo, o pretendes un costa a costa, no me parece inteligente gastarse 16.000 euros en una montura alquilada.

Los vehículos en USA son más baratos que en Europa. Una GS 1200 con pocos kilómetros puede comprarse en 10.000 o 12.000 dólares. Depende del cambio, pero cuando yo fui daba casi rabia pensar lo barata que me resultó. El caso es que cuando compras, compras, tienes algo y algo recuperas, cuando alquilas no tienes nada. Una moto de alquiler, además, es como una prostituta, todo el que la monta la trata sin cariño. A mí no me gustan las motos alquiladas. Casi siempre están mal tratadas.

Asunto hoteles y alojamiento. La comida en USA es baratísima y de buena calidad; me refiero a la de los supermecados. La mejor materia prima que yo haya visto. Y los moteles, todos con wifi, tele, aire acondicionado, cama king size, la moto aparcada en la puerta... y a unos 30-40 euros de media.

Seguros: cualquier seguro médico español te cubre allí, y en cuanto al seguro de la moto se puede comprar por días, semanas o meses y son muy baratos.

En fin, cada cual que decida lo que más le convenga. Alquilar está bien para cortos periodos, comprar es la opción mejor para largos e ir a tu aire. Lo único malo es que después es un follón y resulta caro traerse la moto.

Ahora bien, si hay tiempo para planificar y puedes desprenderte de tu moto una temporada, la puedes mandar en barco o avión, pero claro, eso son mínimo 3000 o 4000 la ida y la vuelta. :(
 
Crónica igual de buena y "asilvestrada" que las anteriores.

Saludos y ya es hora de irse a dormir. Quedarse aquí más tiempo conllevaría más páramos y soledad ;)

Además hay que descansar que mañana atravesaremos Nuevo Méjico, Arizona, California....¡Y a las 6:00 suena el despertador! ;D

JJ
 
ya me has enganchado otra vez.
en cuanto al tema de la moto, hace poco estuve conversando con Juanri y Elena, la pareja que acaban de dar la vuelta al mundo y me comentaban que llevar la moto en avion, no sale tan caro y no hace falta enviarla con tiempo. A ellos el viaje de la moto desde Australia a America les salio por unos 1400€. con la compañia nacional propia del pais. Vamos lo que seria aqui Iberia cargo.

sabes algo al respecto ??
 
Una pregunta, sin indiscrecion. A que se debe los adhesivos de Fiatc ?? ::)
 
Si el pasaje en avión para la ida son 1400, para la vuelta son otros 1400 como mínimo: o sea, 2800. A eso tienes que sumarle el "crate", la caja. La moto hay que llevarla vacía de líquidos (aceite y gasolina y si se ponen pesados hasta el de freno). Si sumas la caja y el transporte hasta el aeropuerto verás que como mínimo te sube a los 3000.

Otro día pongo información sobre transportes marítimos, que alguna experiencia tengo.

Y en cuanto a las pegatinas de Fiatc, fue un esponsor, pequeño eso sí, que arreglé con ellos. Luego conseguí otro mejor de BDO, una auditora a nivel mundial. Todas las crónicas que saco aquí han sido ya publicadas en prensa (esta de América lo fue en Moto Viva), de modo que alguna ayuda obtengo para viajar, porque es bastante caro. Yo pedí una excedencia y con los ahorros de varios años, mi soltería, los artículos, el esponsor y algo de teletrabajo como editor, pude recorrer América, África, Europa, Asia Central, Asia Menor y Oriente Medio.
 
Muchas gracias por tu explicación. La verdad es que a parte de todo el partido que le sacaste a la moto, ahora cuando vuelvas a EEUU te seguirá saliendo rentable lo que hiciste. Muy bien pensado!!
 
Felicidades por la experiencia y por contárnosla de manera tan vívida y vivida. Espero con ansia la continuación y si dispones de más fotos también serían bienvenidas. Gracias y un saludo
 
veo que la moto la compraste nueva :-?
tenia entendido que ningun extranjero puede comprar moto nueva en usa pero si una usada...en benimantell estuve charlando con la pareja de las goldwing que la habian comprado en usa y me lo confirmaron...como lo hiciste tu?
que tal esta el mercado del usado de bmw?
puedes poner datos del concesionario de miami? tienen pagina web??

gracias y sigue contando :)
 
La compra de la moto tiene su historia. Vaya que sí. Yo tenía ahorrados 12.000 dólares para comprarla. Cuando llegué me ofrecieron una GS 1200 del 2005 con 20.000 km, maletas, ABS, puños y defensas. Me la llevo. Cuando circulo oígo un sonido de correa. No me gusta. Regreso y les digo lo que sucede. "No hay problema". Esto es América, si es para gastar dinero dificultades 0. Me ofrecen una del 2008 con 10.000 km, los mismos extras más ordenador por 15.000 dólares. Me lo pienso y creo que la diferencia compensa. Ya ahorraré en comida. Me voy a por mis cosas al hotel. Cuando regreso me dice el tipo que no puede venderla, que el dueño no tiene dinero para devolver el préstamo de más de 20.000 dólares que pidió hace pocos meses. Estamos en plena crisis subprime y en USA se vivía como un drama. Necesidad de vender. Así que me dice el tipo que ya que me ha dado su palabra me ofrece la misma moto, con los mismos extras, pero NUEVA!! Cambiaron la matrícula de una a otra, cambiamos el seguro por tfn y a correr.

Cuando fui a otros concesionarios a hacer revisiones y les contaba lo que me había costado no se lo creían. Y eso que no les explicaba cómo estaba el cambio dólar/euro por aquel entonces.

En cuanto al papeleo. Depende de estados. Yo estuve buscando información y al final Florida me resultaba el más sencillo. Sólo necesitas una dirección postal y el concesionario dio la suya. En una mañana había comprado dos motos y las había estrenado. Acojonante.

Echadle un vistazo a las motos usadas en el conce de San Diego y llorad pensando en la putada de que el euro se esté depreciando frente al dólar. Imaginad cuando era casi 1 a 1,5

http://www.sdbmwmc.com/catalog/index.php?cPath=26&osCsid=22f41f41369f7917f118096b2fbf24b1
 
Miquel, me comentaron (para un coche, pero vamos, supongo que para una moto es lo mismo) que es difícil comprar en un estado y vender en otro, sabes algo de eso?
 
Pues depende del estado también. Sé que se está complicando para que pagues la licencia anual porque hay mucho jubileta que vive a caballo entre dos estados y emigran de uno a otro cuando llega el buen tiempo. Por eso pueden exigirte para vender en otro estado es que tengas la licencia anual pagada del estado de matrícula. O sea, yo tengo las placas de Florida, para vender en Pensilvania, donde está, tengo que pagar la renovación (algo que no tengo previsto ya que tendría que ir a Florida para hacerlo).
 
NUEVO MÉJICO/ARIZONA, PARTE II

NUEVO MÉXICO

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Después de abandonar el mágico desierto de Texas, recalé bastante más al norte, en Roswell, donde aseguran se estrelló un ovni en 1947. Se dice que el Ejército silenció el suceso y ocultó la grabación de la autopsia alienígena que circula libremente por Youtube. Como no podía ser de otro modo, los habitantes de la localidad han hecho pingüe negocio de la leyenda urbana. En Roswell hay numerosas tiendas de souvenires extraterrestres y hasta un museo sobre los UFOs. La visita es divertida, pero la sensación de tomadura de pelo no se te despega de la piel. Si hay marcianos en Nuevo México, son de carne y hueso como el que espera a mí lado en el semáforo a lomos de una Harley y calzando gorro de Papá Noel.

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De nuevo, dirección oste por la 70. Subo a buen ritmo por unas montañas pobladas de coníferas. Hace un frío polar a pesar del sol. Es la reserva de los indios apaches mescaleros. Como tienen autonomía legislativa, los nativos américanos legalizan el juego en sus territorios para construir rentables casinos que resuelven el problema de la subsistencia de todos los miembros de la tribu. El remedio es a veces peor que la enfermedad. Muchos son indolentes sin nada que hacer y se beben todos los beneficios. El alcoholismo, la drogadicción y la comida basura están destruyendo las naciones indias.

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Al descender, aparece de nuevo la llanura y un desierto de arena blanca que parece nieve. Es el Parque Nacional de White Sands. Allí está Alamogordo, donde el Ejército ensayaba bombas atómicas. Sigue siendo un terreno militarizado y los carteles en la carretera advierten del peligro de explosivos y radiación. Otras señales son todavía más inquietantes. Son las que colocan en los alrededores de las prisiones: en ellas prohíben recoger autoestopistas. Hay también otros carteles no menos curiosos.

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Las Cruces está sobre una meseta muy elevada sobre el nivel del mar. Brilla el sol pero el ambiente es gélido. Una cordillera abrupta y pelada se eleva al sur. Dejo atrás El Paso y vuelvo a coger la interestatal 10. En Deming, me desvió hacia el sur buscando calor. El territorio es desolado, amarillo, reseco. Sólo hay vacas y los coches verdes de la policía de frontera. En Hachitas paro a repostar. Un mejicano me cuenta que la maestra les pegaba cuando hablaban español. También me dice que cierran los lunes. Pues menos mal que hoy es domingo pienso llenando el tanque, porque si no me hubiera quedado tirado en este secarral.

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Casi en la linde con México, aparece Columbus, un poblado diminuto que vivió su momento de fama cuando Pancho Villa realizó en 1916 una de sus correrías. La incursión le traería la muerte. Los estadounidenses organizaron una partida de caza que se pasó por el forro la soberanía mejicana. Las fotos del cadáver del revolucionario sobre una camilla son idénticas a las del Che Guevara muerto en Bolivia.

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ARIZONA


Entro en Arizona a través del Bosque Nacional del Coronado. Después de la desolación, se agradece el verdor. De pronto se acaba la carretera y empieza una empinada pista de montaña. Los carteles anuncian que son 19 millas de rough road. Asciendo hasta los 7500 pies por una senda pedregosa y escarpada que a veces se transforma en espeso barrizal. La moto se porta con nobleza y al cabo de un rato de enduro en medio de un naturaleza salvaje descendemos. No quiero ni imaginar este trayecto en Harley. La rugosa pista se va transformando poco a poco en una senda amarilla y transitable que al final desemboca en el asfalto. Ya no siento el frío. Desde la planicie de Nuevo Méjico y tras superar esta última montaña, el descenso ha sido prolongado hasta una nueva meseta desnuda y desértica mucho más próxima al nivel del mar

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ORACLE
Desde Phoenix hasta Florence, altos cactus flanquean la senda. Me detengo junto a uno de ellos, despliego la pata de cabra, y la blandísima tierra se la traga inmediatamente. La moto queda tumbada como una turista en la playa. La pista tampoco es mejor. El firme de tierra parece seguro y divertido mientras corre llano, pero cuando atraviesa un cauce seco, se vuelve arenoso y deslizante. Me caigo unas cuantas veces. Se ve que le estoy cogiendo gusto a besar el suelo.

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Unos cerros aparecen delante. Casi sin darme cuenta llego a Oracle y a Biosfera 2, un fracasado proyecto de vida autosuficiente bajo un enorme invernadero. Allí me esperan Smilin Brad, 1150 RT, y Geoff Prandi, K1200R. Son socios del AZ Beemers, club de propietarios de BMW de Arizona. Me llevan a dar una pequeña vuelta de más de 300 millas. Bordeamos el navegable Lago Roosevelt. Parece un mar inmenso con acantilados naranjas. Sobre el asfalto no hay nadie salvo nosotros, nuestras sombras y el sol.
Flagstaff es una estación de ski en mitad del desierto. Es punto en la histórica Ruta 66 y obligado paso para ir al Gran Cañón del Colorado.

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En el parque nacional hay mucho tráfico y manadas de japoneses en procesión fotográfica. El espectáculo geológico vale la pena. No hay palabras para describir la sensación de pequeñez que embarga al ser humano ante el fabuloso tamaño del cráter que se abre a sus pies. La estrecha carretera bordea la grieta y a ratos se ve el río Colorado como una serpiente azul reptando por el fondo del precipicio.

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SEDONA


De Sedona dicen que es el lugar más bello de Norteamérica. El camino hasta el pueblo empieza atravesando un bosque tupido, desciende abruptamente por unas curvas de montaña para seguir el curso de un río agitado. Los luminosos colores dorados del otoño alegran el ánimo más que una de esas botellas de Rioja que tanto añoro. Las montañas rojas y los senderos arcillosos han atraído desde antiguo toda clase de artistas, iluminados y neohippies. Sedona está lleno de pirados zen. En el motel, la recepcionista es la reverenda Kate. Tiene su propio culto ecléctico y se dedica a matrimoniar gente en estos extraordinarios parajes.

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Ceno en el Cowboy Club aperitivos de serpiente de cascabel, hamburguesa de búfalo y cerveza de grifo local. La serpiente es como dados de pollo empanado. No está mal. La hamburguesa me la recomiendan poco hecha y resulta deliciosa. La cerveza no tiene gas ni alcohol pero no es de las peores que he probado.

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Regreso a Phoenix. El AZ Beemers celebra su fiesta anual y me dan la bienvenida como nuevo miembro. Aparece Geoff con mis placas. Se las han enviado desde Miami. Brad la coloca y me regala una campanita de la suerte para ahuyentar los malos espíritus de la carretera y evitar averías. Es un detalle que me emociona y cuelgo la campana del estribo con sincero agradecimiento.
 
Muy interesante y ameno también...

PS: ¿ya llevas la cuenta de la lista de cosas agrupadas en la frase... "Algún día os contaré..."?
 
DE SONORA A CALIFORNIA (III)

No hay dimensiones humanas en el Gran Cañón, es como una inmensa broma jugada a los hombres para que se sepan débiles y mortales. De nuevo, los españoles les tomaron la delantera a los meapilas puritanos del Mayflower. El primer europeo en ver semejante maravilla geológica en 1540 fue el suboficial García López de Cárdenas, adelantado de la expedición de Francisco Vázquez de Coronado, cuyo grueso llegaría hasta Kansas. Como premio por el descubrimiento, y por no haber podido cruzar el cañón, obtuvieron un flamante consejo de guerra.
En el sur del estado está la ciudad de Tombstone y luego Tucson. Son nombres que recuerdan las películas sobre la conquista del Oeste. Pero para cuando John Wayne se fijó en esa epopeya, el Oeste ya lo habían conquistado los españoles con menos colts y más agallas.


El verdadero conquistador de estas salvajes tierras fue Juan Bautista de Anza, quien nació en 1763 en el actual México, cerca de Arizpe. Anza fue el primer blanco que consiguiera penetrar por vía terrestre desde el sur de Arizona hasta el Océano  Pacífico, en la Alta California en una odisea de 1200 kilómetros que ríete tu de la Anábasis de Jenofonte y sus 10.000 griegos por Persia.

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No es para menos. Con 24 años, Anza ya era capitán. Ambicioso y sabedor de que hasta la Alta California sólo existía una ruta por mar, en 1774 marchó con 20 soldados, 3 curas y 140 caballos a través de un pelado e ignoto desierto, territorio de los indios yuma y de las serpientes de cascabel. Este arenoso e infinito páramo se llama hoy de Anza-Borrego y es un parque estatal. Tras grandes penalidades y trabajos, el capitán español llegaría con todos sus hombres hasta las costas de Monterrey. En una segunda expedición llegaría hasta el corazón de esa gran la bahía que el llamó de San Francisco, que sin duda se hubiera llamado de San Javier si Carlos III no hubiera expulsado a los jesuitas, ocupando los franciscanos su lugar en las misiones.

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CALIFORNIA

En Parker cruzo un puente sobre el río Colorado. Ya estoy en California. Me ha costado un mes de conducción, moteles, ocasos y hamburguesas. Me recibe un enorme desierto al más puro estilo africano. Sobre las dunas hay escritas palabras de amor con guijarros y cantos rodados. En la inmensidad amarilla solo encuentro unos vagones durmiendo sobre las vías como dinosaurios cansados y una estación de servicio que parece haber sido bombardeada. En un cruce de carreteras hay un poste. La gente ha ido poniendo flechas manufacturadas con la distancia que hay hasta sus respectivas casas. Tras un par de horas de hipnótica conducción, el combustible se está terminando. Veo una señal esperanzadora. Desert Center, 27 millas. Pero cuando llego, no hay gasolina en la estación de servicio. No la esperan hasta mañana. La próxima está a 18 millas por autopista. De nuevo a punta de gas y bajando las cuestas en punto muerto. Los camiones me adelantan arrojándome su rebufo desdeñoso. Por fin, de milagro, la gasolinera. Un auténtico oasis. Reposto, como y bebo con regocijo y al levantar la vista me doy cuenta de que estoy delante del museo dedicado al general Patton. Homenaje al belicismo. Por una módica cantidad se puede grabar en el Muro del Honor el nombre de un ser querido caído en combate.

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JOSHUA TREE NATIONAL PARK

En 1987 el grupo irlandés U2 sacó su quinto LP titulado The Joshua Tree. Contenía canciones tan legendarias como With or without you, Where the streets have no name, o I still haven´t found what I´m looking for. En la portada aparecía un extraño cactus de ramas retorcidas que pronto se convirtió en un icono tanto por su extraña forma como por su nombre de talmúdicas resonancias. Lo que quizá muchos no supieran entonces es que el árbol del disco es un rarísimo vegetal que sólo crece en una de las regiones más áridas y desoladas del planeta, a caballo entre dos enormes desiertos norteamericanos: el del Colorado y el del Mojave.


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EL PARQUE  NACIONAL

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El Joshua Tree National Park mide 3196 kilómetros cuadrados repartidos entre los condados de San Bernardino y Riverside. Declarado monumento nacional en 1936 por Franklin Delano Roosevelt, recibiría su estatus de parque nacional en 1994. Zona de gran inestabilidad sísmica, está situado entre los 600 y los 2000 metros de altitud. Es un paraíso para campistas y escaladores. Su superficie está salpicada de redondeadas peñas que adoptan sugerentes formas y en las que se han descubierto pinturas rupestres de los pueblos amerindios que poblaron el área desde mucho antes que aparecieran los primeros buscadores de oro.

La entrada principal en el sur sigue Cottonwood Spring Road, vía que serpentea por el páramo mientras se acerca a la montaña. Hay que parar en el Centro de Visitantes y pagar cuatro euros. No es recomendable hacerse el loco para ahorrarse el dinero porque hay que enseñar a la salida el recibo pegado en el parabrisas. El comienzo del parque es parecido a una sabana africana. Plano, seco y azotado por el viento, es hábitat de liebres y serpientes de cascabel. Las águilas reales vigilan desde el aire su territorio de caza. Paulatinamente, según se asciende, el paisaje se revela más y más lunar. Entre los agrietados terrones crecen arbustos y cactus tan exóticos como el chaparral, los ocotillos, las chumberas o las palmera washingtonia.
Continúa el ascenso por El Dorado Mine Road, en honor de una vieja mina de oro abandonada. Cuando llegamos a la meseta a más de 2000 metros sobre el nivel del mar, es como si de pronto hubiéramos desembarcado en Marte. Rodeado de los fantasmales árboles de Joshua que brotan por cientos desde la misma nada, la sensación es de total irrealidad, de sueño o ilusión de peyote. Al suroeste se divisa entre la bruma polvorienta, flotando ingrávida, la mancha líquida del Saltón Sea, un enorme lago clavado en pleno desierto del Mojave.

EL ÁRBOL DE JOSUÉ

Cuentan que el nombre se lo dieron unos mormones que peregrinaban desde Nevada. Cuando, agotados y sedientos, lo vieron con sus brazos implorantes elevados hacia el cielo, su extraordinaria imagen les recordó a Josué, aquel profeta que consiguiera llevar a los hebreos hasta Israel, la Tierra Prometida, después de la muerte de Moises en el camino. El nombre científico, sin embargo, es algo menos evocador. Yucca brevifolia, de la familia de las agaváceas. Su tronco es fibroso y sin anillos, por lo que resulta difícil medir su edad exacta. Son árboles demasiado ambiciosos; nacen rectos, pero cuando maduran extienden sus gruesas ramas lejos de sí, mas sus raíces son demasiado débiles para tanto arrojo. Muchos se retuercen y mueren vencidos por su propio peso. Quedan secos y quebradizos, como si sufrieran la cólera de un dios vengativo que les robara la savia. Sin embargo, también entre ellos hay elegidos. Algunos han sobrevivido más de doscientos años alcanzando los trece metros de altura.

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Terminada la alucinante planicie donde viven los correcaminos y los coyotes, se inicia un abrupto descenso hacia el Yuca Valley. Si el día es muy claro, a lo lejos se puede ver la nube de contaminación de Los Ángeles. Cuando salí del parque por la Loop Road, a punto de entrar en la autovía, encontré una barraca de madera al estilo de los viejos salones del oeste. Era una tienda llamada Coyote Corner. Me llamó la atención y entré. Me atendió una chica joven de estilo neohippie. Vendía todo tipo de  souvenires pacifistas, camisetas con eslóganes contra la guerra y los republicanos y pegatinas con mensajes políticos revolucionarios. Compré una que rezaba: Kill your TV y la pegué en la moto. Cuando me alejé, camino de ese oasis artificial para judíos ricos llamado Palm Springs, recordé el museo Patton situado en la entrada sur y pensé un rato sobre la radical disparidad que había entre aquellos dos extremos. Supe entonces que no podría encontrar mejor imagen de las dos almas que se respiran en este contradictorio estado llamado California, donde crece un árbol tan bíblico y único como aquel cuyos frutos prohibidos nos condenaron a vivir sin encontrar jamás lo que estamos buscando.

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                                                    INDIAN WELLS

En Indian Wells encuentro la urbanización de Sean, otro propietario de BMW que me ha invitado a su casa por correo electrónico. Es zona de ricos. De kosher, de paraíso artificial, de coches europeos y viejos en silla de ruedas eléctricas. Sean es psiquiatra infantil y vive en lo que aquí llaman un country club. La perfección tropical del paraíso me asombra. Enormes avenidas, ondulados paseos, perros lanudos que cagan en un césped liofilizado que se renueva cada cuatro meses. Un enjambre de hacendosos jardineros mejicanos circula en cochecitos eléctricos. Lucen sonrisas impecables, uniformes cakis y graciosos salacots de explorador. Con mi forro negro de motorista soy una pústula en este cuerpo sano.
Quiero llegar al océano. Estas urbanizaciones no se terminan nunca. Me agota tanto todo terreno y tanto semáforo. Me detengo a llenar el depósito y al lado veo una tienda de motos. El dependiente es un mejicano joven. Le compro unas gafas de espejo, las mías ya están destruidas, y un casco macarra tipo alemán. Hace mucho calor, necesito aire fresco en la cara. Dunas, viento, arena suelta. El desierto más desierto que he visto hasta ahora. Seco, duro, sin nada más que cuervos abrevando en los pocos charcos que resisten la intensa solana. Creo que voy a explotar de felicidad. Esto es lo que he venido a buscar.

SAN DIEGO

A partir de Ocotillo Wells comienza la pronunciada subida a Vallecito Mountains. De nuevo el frío. Bosque otoñal y pueblos de montaña de estilo alpino. El viento es casi un huracán. Si sopla más fuerte no podré gobernar la moto. Cargada y con maletas, la superficie lateral es enorme. Es como una vela desplegada. Afortunadamente, el paisaje montuno de árboles y peñas, hace de cortavientos. Puedo disfrutar de un descenso precioso hasta Descanso. Encuentro un lago de aguas azules rizadas por el vendaval. Es el Cucumaya. A partir de ahí atravieso un bosque espectral de árboles muertos. En Descanso cojo la interestatal 8 hacia San Diego. Apenas quedan 60 millas hasta el mar. Hasta la meta.

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La Interestatal 10 es una autopista de 3 y 4 carriles que desciende casi en picado sobre el océano Pacífico. El tráfico es muy intenso y la velocidad de los vehículos, homicida. Obligado a retorcer el puño de la BMW para no ser arrollado por uno de estos dummies, llego hasta San Diego. Mil autopistas me confunden. Sólo puedo seguir recto. Me siento perdido y asustado entre tiburones que sólo quieren llegar a su casa después del trabajo. Veo una indicación: Downtown. A toda velocidad me lanzo hacia el desvío justo a tiempo para evitar la dentellada de un monstruoso pick up. Esquivo la ranchera llena de mejicanos, el deportivo de un negro con el auricular bluetooth soldado a la oreja y me dejo caer en el centro de la enorme megalópolis. He llegado, pero no sé bien a donde. Necesito con urgencia un sitio donde descansar. Estoy sucio y muy cansado. La etapa ha sido interminable. Y entonces lo veo. Al fondo, el mar. Con toda su profunda inmensidad de sueños y naufragios.

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El Océano Pacífico. Acelero de alegría y me planto en la bahía de San Diego levantando el puño como un piloto ganador cruzando la meta. Cuando aparco, veo que justo al lado hay un tipo con una Harley. Se extraña de verme tan contento, tan mugriento y tan cargado de bártulos. Le comento que vengo desde Miami y entonces entiende mi alegría. Me da la mano y me felicita. Claro que me hará una foto. De mil amores. De hecho, me hace una con su móvil para enseñársela a su mujer. Cuando me quedo solo frente al mar se me escapan unas lágrimas de sincera emoción.

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Próxima entrega: California dreaming

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Excelente, parece que estuviéramos mascando arena al leerla...
 
Gracias, Carolus, eres muy amable. Como ves, voy contando las historias que prometo, pero poco a poco, que lleva su tiempo escribirlas, cargar las fotos... y leerlas.

Lo mejor, no obstante, es que al recordarlas, las revives. Por eso un gran viaje es como si no terminara nunca. Hay veces que por la noche me asalta un recuerdo perdido y rememoro un momento que había olvidado.
 
GRACIAS,
tener personas como tu, miquel-silvestre, que son capaces de hacer realidad nuestros sueños.
Contar con aventureros que no solo pilotan, sino que narran y nos acercan las sensaciones de una ciudad o una carretera.

GRACIAS.
 
Una crònica y unas fotos excelentes. Muchas gracias. :)

Yo a título personal, comento que lo de comprar una moto, es algo que según el plan de viaje que lleves, no es lo más práctico. No todos tenemos un amigo en los USA para dejarle la moto hasta el año siguiente ! ;D

Por el importe que comentas, unos 7000€,nosotros (2 personas..) fuimos con agencia, el año pasado, 20 días a los USA, en Agosto, con furgo de apoyo para el equipaje, billetes d avión con una sola escala, los hoteles (con desayuno la mayoría) e incluida la moto para 15 días entre CHI-LA, la 66, vamos.

Claro está que poder adquirir la moto y traerla ( o revenderla) es un lujo, que probablemente ahorre un buen dinero, pero hay que tener en cuenta el plan de viaje que se puede hacer. No es lo mismo pasar dos meses o tres allí, como tengo amigos que han hecho, comprándose una V-Strom 1000 ) y haciendo 30000kms en ese tiempo, que tener 15-20 días de vacaciones y tener que ir un poco más a piñon.

Creo que todo depende del factor tiempo, demasiado importante por desgracia.

De nuevo, gracias x la crónica ! :)
 
Hola

Lo del tema alquiler nosotros lo tenemos muy claro, para menos de 30 días no vas a mandar y traer tu moto (o tus motos, nuestro caso), excepto el caso de "Los Vidania", no vas a andar comprando y revendiendo una moto (otra vez 2 motos). Te informas, negocias el precio (imprescindible y factible en todos los lugares en los que hemos alquilado) obtienes un buen precio respecto a la tarifa "oficial" y a correr.

Además la paliza que se llevan las motos por algunos lugares (Ruta 40, por ejemplo) no te dolerá como si fuera la tuya propia.

Por lo demás de acuerdo con Miquel (y con más gente que ha viajado por USA), ir por libre por allí es como si fueras por Europa ¿te irías con un guía por Europa? pues por los USA todavía mucho más fácil.

saludos
 
qué lujo poder leer estas crónicas repletas de sensaciones y datos históricos.
Molan.
de verdad.
 
Gracias, Mc. Para lectores viajeros como tú vale la pena escribirlas.

Por otro lado, estoy de acuerdo con Jaime, para periodos cortos no vale la pena siquiera pensar en comprar. Y menos dos motos.

Ahora bien, si 7000 euros se consideran adecuados para 15 días en USA por una moto, guía y hoteles... ¿qué precio sería adecuado para alquilar una GS 1200 desde Estambul hasta Samarcanda o Teherán, pongamos por caso, durante 20 0 30 días? ¿Y si el guía se encarga además de visados, fronteras, papeleos, y tú sólo de montar y al llegar a destino coges un avión de vuelta a casa y te olvidas de todo?

La verdad, creo que eso costaría mucho más de 7000 euros los 14 días y no sé si habría alguien dispuesto a pagarlo porque allí no hay hoteles cómodos, sino mucho polvo, calor y una realidad surrealista.
 
2420383C2C25643A20253F2C3A3D3B2C490 dijo:
Ah, se me olvidaba responder lo de si merece la pena comprar. Pues depende. En otro post han dado un precio de 7000 euros por 12 días

¿7000€ por el alquiler de la moto, o por todo el viaje?

Bueno, y felicidades por todas tus crónicas y fotos, que me hacen disfrutar mucho. ¡¡¡Gracias por compartirlo!!! :)
 
71746B74737A6E697273781D0 dijo:
[quote author=2420383C2C25643A20253F2C3A3D3B2C490 link=1275918287/3#3 date=1275936695]Ah, se me olvidaba responder lo de si merece la pena comprar. Pues depende. En otro post han dado un precio de 7000 euros por 12 días

¿7000€ por el alquiler de la moto, o por todo el viaje?

Bueno, y felicidades por todas tus crónicas y fotos, que me hacen disfrutar mucho. ¡¡¡Gracias por compartirlo!!! :)
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El precio exacto de alquiler de una Electra, para 17  días es este: 3061,04 $ en Eaglerider a falta del seguro que lo pagaré allí, siendo el trayecto Chi-LA. Sale más caro alquilar en un lugar y devolver la moto en otro, que si alquilas y devuelves en el mismo sitio. Concretamente 550 $ más caro.
Este precio no se correponde con el de la web. El motivo es que si llamas y hablas con ellos puedes negociar "un poco" y me aplicaron un pequeño descuento sobre tarifa.
 
Muchas gracias. [smiley=thumbsup.gif]

ELa Harley será muy bonita y muy auténtica pero en principio la idea es alquilar una Goldwing, por aquello de ir cómodos los dos. ::)

Supongo que los precios serán similares.
 
20253A25222B3F382322294C0 dijo:
Muchas gracias. [smiley=thumbsup.gif]

ELa Harley será muy bonita y muy auténtica pero en principio [highlight]la idea es alquilar una Goldwing, por aquello de ir cómodos los dos[/highlight]. ::)

Supongo que los precios serán similares.

Me parece que tendré que presentarte a mi esposa, que se ha hecho unos 8000kms en dos veranos en una Electra alquilada y ahora no se quiere montar en la GS...... ::)

Como dicen los de Harley "ha conocido la fe verdadera...." y yo añado que encima la puñetera creeee !!! ;D ;D

Saludos  :)
 
31352D293930712F35302A392F282E395C0 dijo:
Gracias, Mc. Para lectores viajeros como tú vale la pena escribirlas.

Por otro lado, estoy de acuerdo con Jaime, para periodos cortos no vale la pena siquiera pensar en comprar. Y menos dos motos.

Ahora bien, si [highlight]7000 euros se consideran adecuados para 15 días en USA por una moto, guía y hoteles... [/highlight]¿qué precio sería adecuado para alquilar una GS 1200 desde Estambul hasta Samarcanda o Teherán, pongamos por caso, durante 20 0 30 días? ¿Y si el guía se encarga además de visados, fronteras, papeleos, y tú sólo de montar y al llegar a destino coges un avión de vuelta a casa y te olvidas de todo?

La verdad, creo que eso costaría mucho más de 7000 euros los 14 días y no sé si habría alguien dispuesto a pagarlo porque allí no hay hoteles cómodos, sino mucho polvo, calor y una realidad surrealista.

Y los hoteles de los días que no usas la moto(hasta 5 más en nuestro caso..), billetes de avión en temporada altísima (agosto, vamos...) sin más que un enlace...

El mismo viaje en mayo podría salir en el mismo plan, bastante más económico, o por el mismo dinero mejores hoteles, por ejemplo, o mejores vuelos....

Lo de ir en grupo se que a muchos no gusta. Lo entiendo.

La ventaja es que la negociación de los precios de alquiler de moto u hoteles etc es más ventajosa al hablar de precios para 20/30 motos o 15 habitaciones.

Saludos :)
 
27282F382F242D794A0 dijo:
(...) El mismo viaje en mayo...

En mi discutible opinión, no es buena elección hacer ese viaje en Mayo. Dejando bien claro que es un viaje maravilloso y que se disfruta de principio a fin, hay que tener en cuenta que se pasa por muchos sitios con elevación significativa y eso hace que la temperatura baje y mucho. Pondré unos ejemplos:

- Monument Valley se encuentra en el condado de San Juan (UT). Elevación: 5210 pies (1588 mtrs):

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- El mirador más alto que hay en Bryce Canyon está a 9115 pies (2778 mtrs.):

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Ojo, no es una crítica hacia JorGeTaC -un saludo desde aquí-, que lo ha hecho en este mes, sino una preferencia en la elección de la época en la que hacer ese viaje basada en mis gustos personales. En este sentido, para mí acierta de pleno JoséDelPino -otro saludo desde aquí-, que piensa ir por allí en la primera quincena de Julio. Y recordemos que el mismo JorGeTaC nos ha contado que no pudieron llegar a Mammoth Lakes porque estaba cerrado Tioga Pass y entraron a Yosemite por el sur (Mariposa Grove), con lo que se perdieron una parte relevante del nordeste del parque.

Y lo mismo hay que decir de Grand Canyon en cuanto a altitud y temperaturas.

27282F382F242D794A0 dijo:
(...) Lo de ir en grupo se que a muchos no gusta…

A mí no me gusta: ni la velocidad de crucero es la deseada, ni la cantidad de comida, ni la de bebida, aquí hay que parar, aquí no, etc...

27282F382F242D794A0 dijo:
(...) La ventaja es que la negociación de los precios de alquiler de moto u hoteles etc es más ventajosa al hablar de precios para 20/30 motos o 15 habitaciones…

Bueno, eso es obligado yendo en grupo...
 
Sin duda hay tantas maneras de viajar como personas. Este post es una prueba de ello.

Yo (como otros cientos de miles...)he viajado sólo, a duo, con dos o tres motos ( de AMIGOS ) y también con un grupo de 37 Harleys un año y menos de 20 el otro(creo que eso ya no tantos....al menos en este foro ;D )

Como ya he dicho, lo de viajar en grupo tiene su "guasa", por lo que nos menciona carolus. NUNCA llueve a gusto de todos, siempre hay quien se queja por todo ( aunque a este se le cala rápido y se le dice que no es obligatorio ir en el grupo, que llegue al hotel con el rutómetro, y rápidamente se le pasan parte de las quejas....)

Reconozco que hubiera hecho cosas de manera distinta, pero me lo pasé muuuuy bien en el grupo ( más en el segundo que en el primero..) y creo que la mayoría entendieron la esencia del funcionamiento, que no es hacer lo que a cada uno le apetece a cada momento.....

Conozco infinidad de personas que aún así no soportarían este tipo de viaje ( en el que toda manera  insisto, puedes ir a tu bola con el rutómetro que facilita la organización, mientras llegues al hotel por la noche...)

Lo del més de mayo, totalmente cierto. Se pasa por muchos lugares ( en el viaje de JorGeTaC se ven fotos del evento y lo cuenta en persona...) con frio ( en agosto a las 6 de la mañana había 5º en Grand Canyon....) Era sólo a título de ejemplo...

Pero desde luego si se quiere cruzar el desierto, mejor mayo que julio !

Nosotros hace dos años pillamos 48º a la sombra (que no hay...) durante unos 200kms y fue la bomba..... Nos pasó dos veces, al cruzar Mojave, y a la entrada a Las Vegas, a las tres de la tarde.....

En cuanto a lo  del precio yendo en grupo lo bueno es que suele salir más económico que "un traje a medida" por razones obvias....
Un saludo a todos ! :) ;)
 
65607F60676E7A7D66676C090 dijo:
¿Y la primera quincena de octubre? ¿qué opnáis?

Para el desierto, perfecto, pero para lo que sean elevaciones, como se ha comentado, existe un cierto riesgo....

Saludos :)
 
Así es, aunque todo depende de cómo sea cada uno, hay a quien no le gusta el frío y quien no soporta el calor. Como sabes, yo estuve por allí en la primera quincena de septiembre y la temperatura fue siempre muy agradable*, salvo ese vientecito de la bahía de San Franciscoooo**... :p

(*) Incluyendo el desierto, pero matizando que el calor no me afecta y aguanto lo que me echen. También es verdad que íbamos sólo con un niqui puesto.

(**) Hasta hay una frase que se atribuye a Mark Twain que dice algo así como... "nunca pasé tanto frío como un verano en San Francisco".
 
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