El viaje de las Piedras 09

errante.

Allá vamos
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Hola a tod@s, espero no aburriros mucho.

El viernes 31 de Julio poníamos rumbo con la nueva moto al nuevo viaje d'este año. Marisa, la TDM y yo (que también iba). La idea era ir a Barcelona a coger el ferry que nos llevaría hasta Civitavecchia en unas 20 horitas de nada.

En esta foto Marisa tiene más cara de llegada que de salida..., pero es que es la primera vez que salimos para este viaje y nos falta práctica.

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Había que estar dos horas antes de la salida para embarcar, así que antes de las 20'00 debíamos de estar en el muelle, el barco tenia la salida para las 22'00. Salimos a medio día después de trabajar y algo de miedo por el tráfico que pudiésemos encontrar, ya se sabe, viernes y 31 de julio..., complicadillo.

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La moto es nueva y aun no estaba terminado del todo el rodaje, bueno y nosotros también estábamos en rodaje con ella, Marisa intentando acoplarse y no buscar con los pies la posición de la VFR. Yo intentando hacerme a los nuevos 400 kg. de peso en marcha. Y por fin...¡¡¡  Y por fin...¡¡¡ consigo hacer 300 km sin repostar...¡¡¡¡

La verdad es que con las indicaciones que nos habían dado algunos compañeros moteros encontramos el muelle sin problemas, además el tráfico por una vez acompañó y nos plantamos en el muelle a las 18'00, habiendo salido de Valencia a las 14'30 h.

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Al llegar nos encontramos con unos italianos que también estaban a la espera de embarcar. Así que después de unos minutos de charla con ellos, decidimos que lo mejor sería comer algo antes subir al barco ya que la comida había sido escasa y temprana. Allí mismo en un bareto del puerto nos mercamos Marisa y yo sendos bocatas.

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Después de una larguísima espera nos dan paso para entrar en el ferry (conyo, mi primer ferry).
Las motos son las primeras en pasar, tanto habíamos esperado que al final éramos unas 15 motos para embarcar, todas italianas, menos dos españoles más que iban a Cerdeña.
Después de nosotros una interminable caravana de coches, roulottes varias y demás vehículos turísticos y finalmente no sé cuantísimos trairlers.

Yo subí por la rampa acohonadito, para que nos vamos a engañar y deseando que no me hicieran deambular mucho por la barriga d'ese trasto, ¿no quieres caldo? tres tazas..., bueno en mi caso tres plantas para arriba...¡¡¡ y esas rampas aún acohonan más, porque además de muy inclinadas, nada más llegas arriba has de girar a la izquierda los 400 kg de moto, con estas piernas largas que dios a tenido a bien darme..., anda que no sude yo.

En nuestro caso no me dejaron quedar para ver como anclaban las motos. No tuve más remedio que fiarme de su ¿profesionalidad?.

Dos horas antes que habíamos llegado nosotros antes por precaución del tráfico y dos horas que se retrasó el ferry en su salida..., total 4 horas d'espera, salíamos del puerto de barna a las 12'15 de la noche.

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Afortunadamente habíamos seguido algunos consejos y nos pillamos un camarote. He de reconocer que fue lo mejor del ferry, un sitio donde dormir y ducharte, donde dejar los trastos, poder hacer la siesta; si es que 20 horas son muchas horas.

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20 horas en un barco, dan tiempo para recorrerte la nave 300 veces. Aburrirte, visitar las boutiques, tomar el sol, tomar cerveza, volver a ver las boutiques, más cerveza, una vuelta para ver el casino maqueado...

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Lo que si pude hacer yo en esta ocasión fue desanclarme la moto, estaba sujeta a las argollas del suelo mediante cintas, dos a las botellas de la horquilla y otras dos al subchasis, y por supuesto con la pata de cabra..., nada de caballete.

La bajada de las rampas del ferry con la moto no hubiera sido más complicada que la subida si no hubiese sido porque el pie izquierdo se me quedó enganchado en una de las argollas del suelo de las que se utilizan para anclar a los vehículos, por poco no nos vamos los tres al suelo del barco, pude evitar la caída pero no un esguince en el tobillo.

Yo tenia la esperanza que las dos horas de retraso de la salida las recuperaría en la travesía, vana esperanza la mía, llegó con sus dos horas de retraso a Civitavecchia, lo que nos obligaba a pasar la noche allí y no estaba previsto, salíamos del barco a las 21'00, había que buscar hotel.

Una vez en la ciudad italiana nos pusimos a la búsqueda de un hotel con desesperación, 2 encontramos y los 2 completos, eran de tres estrellas. Solo nos quedaba por mirar un hotel fuera de la ciudad de 4 estrellas y rezar porque tuvieran habitaciones libres, eran las 21'30 y sin alojamiento.

Afortunadamente el Hotel Bramante tenia habitaciones libres, eso si, a 110 €. Pero no le pusimos ninguna pega..., no estábamos para desperdiciar una "stanza"..., y tenía aire acondicionado.

La cena estuvo bien en un bareto de las proximidades, nos "jartamos" de calamares a la romana muy muy muy buenos por cierto y a precio razonable.

De modo que cojeando bastante nos volvimos al hotel, con la extraña sensación de no estar de viaje aún..., definitivamente el ferry puede ser práctico, pero en viajes posteriores si puedo los evitaré. Estábamos a 1.700 km de casa, nos habíamos gastado ya 600 € del presupuesto y no teníamos aún la sensación de viaje..., definitivamente el ferry no nos gustó.

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El día siguiente era domingo, y lucia un sol esplendido a las 8’00 de la mañana, así que recorrimos los 80 km. que separan Chivitavecchia de Roma los hicimos prácticamente en solitario, un poco más de la cuenta nos costó encontrar el camping, pero a las 12’00 ya teníamos la tienda montada.

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El camping Flaminio de Roma merece algún comentario. La realidad es que nos pareció un muy buen camping con todos los servicios habituales, limpieza y organización europeas. Los bungalows una virguería, la zona de acampada buena, si acaso algo escasa de sombras..., varios restaurantes, piscina, market, accesos asfaltados, Internet, oficina de información turística, etc etc.

El trayecto desde el camping a la Piazza del Popolo duraba entre 15 y 20 min. Hay una parada de autobús a la salida del camping y las esperas nunca fueron superiores a 5 min.

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Después del bañito y la comida, nos fuimos de “romeros” un rato con mi cojera y todo.

Me resultó curiosa la obligatoriedad del gorro de baño para la piscina..., que amablemente te vendían al módico precio de 2 €.

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En una farmacia romana me compré un spray tipo réflex y a funcionar..., con un par.

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Como podéis suponer, fotos de Roma hicimos “sienes” ya que estuvimos dos días, pero ¿para que vamos agobiar con flores a María? Con estas como botón de muestra creo que valdrán.

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Después de Roma partimos dirección Bari, 400 y pico km. por autopista, que me sorprendió gratamente, el asfalto era nuevo en toda l’autopista, un par de chaparrones nos calaron tan rápidamente como el aire nos secaba.

Como no podía ser de otra forma, también llegamos al puerto de Bari con un par de horas de adelanto, pero en esta ocasión el ferry a Igoumenitsa fue puntual. Durante la espera se lió una buena tormenta que nos obligó a refugiarnos del agua en un porche del muelle.

La tormenta duró y duró y duró hasta el momento d’embarcar, por lo que había leido, las rampas metálicas de los barcos mojadas tenían su aquel, así que embarqué con “glup” en los “guebs”, pero reconozco que no fue para tanto.

Para variar tampoco me dejaron quedarme a ver como sujetaban la moto. Accedimos al interior del ferry, mucho más pequeño que el anterior, y si en el otro la tripulación hablaba algo parecido al español/italiano/francés con gotas de inglés, en este caso era una mezcla de grecoitaliano pelín complicado.

La travesía estaba prevista para 10 horas con llegada en el puerto griego a las 6’00 de la  madrugada. Pronto comprobamos las múltiples diferencias entre los dos ferrys y los pasajeros. Muchas familias con niños, mucha gente joven con mochilas, todo el mundo por el suelo, durmiendo en el suelo de..., es igual, por cualquier palmo de suelo que quedara libre. En esta ocasión no teníamos camarote por varios motivos..., el principal porque no quedaban libres, pero también es cierto que pensamos que 10 horas serían soportables. Joer como llovía fuera, y que truenos y que relámpagos, yo estaba en la gloria..., y el mar en calma.

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Después de un par de horas de dudas y sin saber que hacer, nosotros también nos tumbamos en el suelo con las cazadoras de almohadas.

El cambio horario de Grecia nos jugó una pequeña mala pasada..., y a las 4’30 de la mañana el ferry atracaba en Igoumenitsa, de modo que a las 5’00 am. Estamos en Grecia.

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Entre unos contenedores del puerto pudimos volver a vestirnos de “romanos” para la moto, estaba todo cerrado.
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Pusimos la rueda de la TDM rumbo al interior de Grecia y rápidamente entramos en zona montañosa, a subir a subir a subir y conforme íbamos subiendo, la temperatura iba descendiendo, hasta al punto de tener que cerrar todas las ventilaciones de ropa y casos. Y así continuamos los siguientes 100 km.

A las 9 de la mañana estábamos atravesando el Katara Pass, al parar precipitadamente para hacernos la típica foto de un puerto de montaña, al parar y poner el pie derecho en el suelo..., no lo encuentro...¡¡¡
Cuando lo consigo la moto está ya tan inclinada que no puedo sujetar el peso de la moto y del equipaje, en un microsegundo estamos los tres en el suelo... No han inventado los hombres suficientes dioses que yo no recordara, mentara y maldijera uno por uno.

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Levantó la moto “con un par” y muchos nervios..., mierda mierda mierda, la maneta de freno se ha roto.

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Aún me quedaba bajar todo el puerto, y yo estaba demasiado nervioso, cabreado e indignado conmigo mismo como para atreverme a bajarlo solo con el freno trasero y con todo el peso que llevábamos. Así que decidí que la mejor opción y casi la única..., asistencia en carretera y grúa.

No han podido conmigo el Stelvio, Furka, Susten, Grimsel, Fedaia, Falzarego, Mauria, Bernina, Maloja, Fluela, Oberal, Spluga, San Bernardino, San Gotardo, Galibier, Lautaret, Petit S. Bernard, I’seran, Großglockner y alguno más que seguro me dejo..., y una mierdecilla de puerto de 1690 m. me hace morder el polvo, a que mala hora la puta foto.

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Dos horas después llegó la grúa, deshicimos 80 km. volviendo a Ioannina donde había un concesionario Yamaha. Como se puede suponer la conversación con el grueso no fue muy animada, entre que era griego y mi cabreo/indignación/rabia/vergüenza/mala leche. El xaval se portó.

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En cinco minutos y 50 € me colocaron una maneta nueva y a funcionar, mi mujer seguía tomándoselo con buen humor..., a mi tardaría varios días en pasarme el mal humor. Las fotos del incidente se las debéis a ella, que tuvo el valor y el humor suficiente para hacerlas.

Ya por la tarde y sin más incidentes dignos de mención llegamos al camping previsto en la zona de Meteora.

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El camping Vrachos Kastraky estaba en la pequeña localidad de Kastraky (como su propio nombre indica), muy cerca de Kalambaka.

Este camping también nos gustó, ya se le notaban los años, es cierto, pero las instalaciones estaban muy bien conservadas y los aseos perfectos, piscina, restaurante y los demás servicios habituales de un camping de buena calidad.

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Luego de un buen baño en la piscina del camping. Nos refugiamos en una Taberna griega a relajarnos de un día que había sido muy largooooooo

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Para terminar regándolo como no podía ser de otra forma, con cerveza del país. Y este día ya no dio mucho más de si..., afortunadamente.

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Al día siguiente comenzamos la visita a los famosos monasterios de Meteora.

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La verdad es que son algo espectacular..., no en sí los monasterios si no el conjunto, y sobre todo su ubicación.

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También cotilleamos sus interiores.

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Y los alrededores.

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A punto de terminar la jornada y mientras nos trasladábamos de un monasterio a otro por el arcen de la carretera paseando, Marisa pisa un montoncito de grava y se gira el tobillo cayéndose al suelo..., y ese esguince si me preocupaba. Ella nunca se ha torcido un tobillo y la torcedura era seria.

Aunque ella solo demuestre buen humor.

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Una vez llegamos de vuelta al camping, pedí hielo en el restaurante y luego se lo vendé, le sacamos partido al spray antiinflamatorio que compramos en Italia para mi, que por cierto el mio ya solo era un recuerdo..., mis tobillos son así, pero los de ella..., no.

El viaje parecía gafado, llegamos tarde y mal a Italia, me hago un esguince al salir del barco, se me cae la moto y se parte la maneta de freno, Marisa se hace otro esguince..., apenas llevamos una semana de viaje..., demasiadas incidencias negativas y aún nos quedaban tres semanas más por delante. A esta marcha lo íbamos a pasar mal.

El tobillo estropeado de Marisa era el pie de apoyo para subir a la moto, y al día siguiente partíamos para Turquía, complicado.

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A la mañana siguiente, con el ánimo mejorado y el tobillo vuelto a vendar, intenta subir a la moto y en principio con mucha molestia sube, hay que pensar que ellas tienen que subir y girar el pie en la estribera.

Una vez arriba le pregunto:

-¿hacia casa o hacia Turquía?

–Hacia Turquía...¡¡¡ que a tiempo de volver, siempre estamos. (si es que vale varios imperios está chica).

Así que pusimos rumbo hacía Anatolia.

La autopista que cruza Grecia por el medio está a medio construir, las garitas de los peajes, vacías y aún por lucir las paredes, sin barreras, la gente aún espera el autobús en ellas, este es un ejemplo de área de servicio, véase con detenimiento el restaurante a la izquierda, los aseos a la derecha, las papeleras al centro..., en fin es Grecia.

Aquí creo que debo de hacer un alto y comentar algo de visión de viajero motero.

Sobre el tráfico de Italia poca cosa comentar que no se sepa ya, a veces bastante caótico pero que ya una vez se conoce, se ponen en marcha las “defensas oportunas” y se puede circular con relativa fluidez. Los 600 km. que hemos hecho en esta ocasión por autopista han sido mucho mejor que en otras ocasiones, asfalto nuevo ¿Qué más se puede pedir? Y luego para mi el mejor sistema de peaje que puede haber a excepción del “no peaje” claro. Hasta que no sales de l’autopista no hay peajes. Esto en Francia y en España es horrible.

En Grecia si se pueden observar motocicletas de última generación, no encontrando una gran diferencia con España o Italia, con respecto a las carreteras..., son transitables, pero tanto las poblaciones como las carreteras me recuerdan demasiado a la España de hace 30 años.

Otra cosa curiosa para un país de la Unión Europea, es que nadie lleve casco, da igual la moto que se lleve, una Hayabusa o un Scoter, que se circule por ciudad o por autopista. Unas gafas de sol son suficiente protección para ellos.

El tobillo de Marisa va aguantando bastante bien, la bota de la moto le sujeta bien el piel.

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Para no cargar mucho ese tobillo, cerca de Kavála decidimos parar, más concretamente en Péramos localidad pegada a la playa y donde abundan los hoteles, todos pequeñitos, como muy familiares. Preguntamos y preguntamos y después de muchas dudas por parte de los propietarios, todos están completos..., deducimos que con nuestra “pinta” de moteros, no se fían. Grecia sigue siendo muy rural. El turismo que observamos es de la tierra. No se ven vehículos de fuera, no se ven rubios y rubias y nuestra indumentaria no les ofrece la más mínima confianza.

Nos vamos de Péramos y vamos al siguiente pueblo Iraklitsa, y lo mismo, en el primero que vemos preguntamos y después de mirarnos de arriba abajo con detenimiento, COMPLET joder...¡¡¡

Un poco más adelante divisamos un hotel que parece más grande IRAKLITSA BEACH HOTEL, vamos directos a él, preguntamos y por fin una habitación por 75 €, aseada pero nada del otro jueves. Eso si estaba muy cerquita de la playa. Así que nos cambiamos de ropa rápidamente y antes de que se hiciera más tarde, nos dimos un “peazo” baño en el Mar Egeo.

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A la mañana siguiente, lo que se convertiría en una rutina durante bastantes días, aseo, vendaje del tobillo y desayuno.

Ponemos dirección a Turquía.

Como al llegar en Grecia no pudimos hacer la foto de la entrada ya que llegamos en ferry, aprovechamos y la hicimos a la salida.

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Continuará
 
:eek: :eek: :eek:...por favor no se me detenga...

continue

...una delicia
...un saludo

carlos
 
¡Venga! no te pares, que todavía te quedan semanas.
Bonito viaje, aunque accidentado, pero nada que con el tiempo no quede en historietas que contar a los colegas.
 
precioso el viaje un poquito de mala suerte :'( ,pero en el fondo es experiencia ;),sigue que me estas poniendo los dientes largos y ya que le estoy rayando el suelo a la mujer que sea por una buena causa ;D
 
Muy buena la crónica, estoy de acuerdo, todo lo que te pase fuera de casa (sin llegar a males mayores) es una gran experiencia y así se hace el viajero, si todo fuera fácil y cómodo no tendría la mitad de gracia... sigue sigue ;)

Saludos
 
A la espera estamos de otra entrega. Esa zona sería uno de nuestros destinos pendientes si en verano no hiciese tanta calor :-/.

Continúa, continúa, que somos todo "orejas" ::) ::)
 
Gracias a tod@s por los comentarios, animan un montón, la verdad  :)

El trámite de la frontera greco/turca fue rápido y en una horita de nada estábamos justo al otro lado.

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Pusimos la rueda dirección a la península de Gelibolu. La primera parada en Kesan, había que buscar un cajero y sacar Liras turcas.
Esta parada no la recomiendo, merece la pena esperar al siguiente pueblo (en Turquía hay cajeros en casi todos los pueblos), el aspecto de la gente que rodeaba los cajeros de Kesan no eran del todo recomendables, después de haber sacado el dinero me arrepentí, debería de haber esperado..., en fin, la equivocación ya estaba hecha, si me clonaban la tarjeta, ya no podría hacer nada hasta descubrirlo.

Así que no paréis en Kesan a sacar dinero.

La siguiente parada no sería hasta Eceabat, que por cierto está muy bien indicado para ir al muelle donde se coge el Ferry que atraviesa el estrecho de Los Dardanelos. Incluso desde Kesan hay indicaciones a Canakkale.

8 € en total y media horita d’espera hasta la llegada del siguiente ferry, en esta época no creo necesario reservar, salen ferrys dirección a Canakkale cada hora.

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Esta era una etapa de transición, por lo que aunque no teniamos un destino fijo donde parar a dormir, habíamos decidido hacerlo en la ciudad Behramkale, donde s’encuentra l’antigua Axos, al menos pasearemos entre ruinas.

La carretera desde Canakkale hasta Behramkale muy bonita, quién diga que Turquía no tiene bosques es que no ha pasado por esa carretera. Eso si, con mucho mucho tráfico.

Llegamos a Behramkale y las indicaciones indican, que para eso son indicaciones, que la mayoria de hoteles s’encuentran en el puerto..., y allí que nos dirigimos.

Y a que mala hora, descrestamos una carretera adoquinada de unos 4 metros de ancha con sus curvitas y todo, una pendiente del 20% y el mar azul como horizonte, donde se cruzaban coches, furgonetas y lo que se tercie..., con esa gracia natural que tienen los turcos para conducir..., me las hicieron pasar un poco putas..., pero bueno llegamos allá abajo al puerto.

Como era de suponer a casi las 8 de la tarde, estaba todo ocupado, así que a punto de marcharnos del lugar uno de un hotel próximo al vernos cara de preocupados, nos pasó tal precio, que en vez de regatear lo mandamos a tomar por culo directamente.

Me quedaba lo peor..., subir.

Inevitablemente no podíamos hacer la subida de tirón, no, por supuesto hubo que parar varias veces para ver como los turcos discutían su preferencia, aquí hubiese estado claro, el que sube..., pero allí el tráfico no se ve como aquí. La primera vez tengo que clavar el freno delantero y observar como la moto se va hacia atrás atrás atrás, en cuanto te recuperas del susto y los ojos a su tamaño normal (un par de segundos) pisas el freno trasero y logras controlar.

Aquella noche la hicimos en Ayvacik, en un hotel (el único) del pueblo por 25 €, claro que había que ver la habitación. El dueño del hotel después de darle no se cuantas vueltas a la moto, al no ver el nombre de la marca, solo el logotipo (que va a saber el de diapasones), no pudo aguantar más y me preguntó la marca..., luego me contó en turco que el de joven se había dado un ostión con una Honda, que le llevó al hospital...

Mientras Marisa se arreglaba, me vi en la obligación de invitarle a una cerveza Efes que tenia, lo que me dio a entender que era el ateo del pueblo. El hombre además de decirme su edad, me contó que había sido paracaidista en el ejercito y que se había recorrido toda Turquía, algo que supongo le diferenciaba de la mayoría de habitantes del pueblo. Cuando Marisa se unió a nosotros, rápidamente apareció la mujer del susodicho y allí estuvimos entretenidos media hora, hablando en ¿turco? ¿sordomudos? Disfrutando de la hospitalidad turca y esto es en serio, pero cuando me propuso echar un pulso encima de la mesa ahí di por terminada nuestra conversación.

Nos despedimos por esa tarde/noche.., aún recuerdo el efusivo abrazo que la mujer le dio a Marisa..., eran de la misma edad.

¿Restaurante? No, no, eso aquí no hay. Bueno, encontramos un tipo de casa de comidas turca, que luego iríamos viendo por toda Turquía. Esto  es una especie de bar sin mostrador pero con mesas y sillas y un sitio donde tienen 3 ó 4 platos de comida ¿caliente? Que te pueden gustar o no, pero eso es lo que hay. Con mucho recelo entramos y pedimos uno de los platos..., y para beber cerveza..., nos puso los platos que habíamos pedido y sale corriendo a la calle. Vuelve al cabo de un par de minutos con un par de Efes que suponemos habría ido a comprar a algún lugar. Hospitalidad turca. La verdad es que no cenamos mal aquella noche y total por 5 € todo.

Al marcharnos salieron a darnos las gracias tanto el dueño del establecimiento como su mujer, y a regarnos las manos con una mezcla de alcohol y algún tipo de extracto de limón que me duraría hasta el día siguiente, a pesar de lavármelas una docena de veces.

A la mañana siguiente pusimos rumbo a Selcuk al ladito de Efesso.

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En Selcuk encontramos alojamiento en el Hotel Jimmys Place, si lo buscáis en Internet las fotos mienten bastante, ehhh.

En cualquier caso esto es lo que se divisaba desde la habitación del hotel, obsérvese las antenas parabólicas de los tejados, los bidones de agua y las placas solares justo debajo, supongo que para calentar el agua..., esto es una constante que se repetirá a lo largo de toda Turquía.

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Como llegamos a medio día, decidimos ir por la tarde al ver l’antigua ciudad de Efesso.

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La verdad es que la biblioteca de Celso impresiona.

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Bueno, y las letrinas también.

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Aquel día ya no dio mucho más de sí, cenita en el hotel y a soplar.

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La mañana siguiente amaneció soleada como no podría ser de otra forma para injusticia del viajero.

Temprano pusimos la moto dirección a Nysa, una pequeña excavación en la que s’encuentran los arqueólogos currando aún, es curioso trastear por allí mientras los ves trabajar en las ruinas.

En este trayecto lo primero que nos sorprendió fue la forma que tiene por la zona para lavar los coches. A lo largo de la carretera principal y durante muchos kilómetros, a ambos lados de la misma, unos garitos con un refrigerador de bebidas para satisfacer la sed del personal y unas cañerías de una pulgada gas de grosor, que dejan caer un paraguas de agua incesantemente. Allí llegan los coches, se ponen debajo y con la fuerza del agua al caer desde 3 metros de altura..., se lavan, mientras toman una coca cola y miran caer el agua.
El conductor de paga al dueño del garito lo que sea y se marcha y el agua continua cayendo en espera de otro coche. Esto que de por si ya resulta extraño si..., aún resulta más cuando se ve uno cada 200 metros, a ambos lados de la calzada ¡¡ que desperdicio de agua !! Cuando no muy lejos de allí hay zonas semidesérticas. Pero así es Turquía.

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Para variar el acceso al yacimiento atravesaba todo un pueblo (Sultanhisar) en obras, después de pasar por montones de arena, decidimos parar y evaluar si realmente va a merecer la pena, no sabemos cuanto queda aún para el yacimiento, bajamos de la moto, estudiamos el terreno y dudamos..., ante la duda se nos aparece un coche que nos invita a subir en el mismo para acercarnos al yacimiento..., seguimos dudando y aparece una mujer velo en la cabeza, cara arrugada y ademán energico, por señas y a gritos turcos nos indica que ella s’encarga de vigilar la moto, que vayamos en el coche a ver las ruinas.

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Marisa y yo nos miramos, miramos la moto, miramos a la mujer, miramos al del coche y dejamos las chupas encima de la moto y que sea lo que dios quiera. Un par de kms. Nos separaban de los restos arqueológicos...

La visita fue rápida ya que el yacimiento es pequeño, al bajar..., la abuela del “jonya krojonya” nos tenia preparado el almuerzo. Lastima que la bebida tuviera que ser gaseosa con sabor a fresa o agua del grifo.

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Por supuestisimo que la moto estaba intacta y los cascos las cazadoras en la misma posición en las que las habíamos dejado, en el fondo no nos cabía ninguna duda. Después de pagarle en liras los 2 euros que nos pidió por el almuerzo y darle las gracias..., pusimos rumbo a Afrodisias.

En Afrodisias la moto nos obligan a dejarla en el parking que s’encuentra como a un par de kms. del yacimiento y allí por “el módico” precio de 1’5 € te llevan en un trenecito tirado por un tractor. El calor apretaba ya a esas horas, así que no dudamos en lo del trenecito.

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Después de pagar las entradas que ya no recuerdo lo que costarón..., por algún sitio lo tendremos apuntado... entramos al museo.

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Toda información en ingles y en turco ehhh, no os vayáis a pensar.

Luego del museo se accede al lugar donde s’encuentran las ruinas “in situ”. Afrodisias es grande, sirva esto como información al personal. Pero tranquis que no agobiaré con muchas fotos.

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La verdad es que nosotros coincidimos allí en una mala hora, y el calor era asfixiante.

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Después de sudar mucho, ver las ruinas y volver a comprobar como 8 de cada 10 turistas que habían eran españoles (los otros 2, italianos), volvimos al parking decididos a buscar un sitio para comer. No fue facil, pero al final en el pueblo de Tavas encontramos un Kebab regentado por una madre y su hija que intentaron por todos los medios hacernos la comida agradable..., eso si, con Coca Cola.

Con el estomago lleno y algo descansados, pusimos la rueda dirección a Pamukkale.

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El lugar en principio es horroroso, hoteles y restaurantes allá donde mires, mutitud de turcos ofreciendote sus servicios de restaurantes, hoteles, cicerones varios, vamos un agobio, tan solo se ve algo diferente cuando miras hacia arriba y ves la ladera de una montaña, blanca como la nieve y y una fila de personas muyyyyyyy pequeñitas, vamos qu’están “allá a fer l’maaa”.

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Después de cambiarnos de ropa accedimos a la montaña blanca de Pamukkale, también después de pagar 10 € por persona claro. Al principio, hay un tipo vestido con uniforme y con un silbato al que saca partido, para indicar por señas a la gente que tienen que descalzarse para la visita, no te dejan cruzar el ¿parque natural? calzado.

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Solo dejan bañarse en las piscinas artificiales que hay construido, ya que las naturales apenas tienen agua por la especulación de la hostelería que se desenvuelve unos centenares de metros más abajo y de un gobierno despreocupado.

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La tarde/noche se nos tiraba encima y aún teniamos que salir del Pamukkale, cambiarnos de ropa y recorrer los 180 km.  que nos separaban de Selcuk, y no me hacia mucha gracia conducir de noche por carreteras turcas.

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Una vez arriba de Pamukkale, solo se podía bajar a la moto, o deshaciendo lo andado, descalzos claro, o por la carretera de atrás, unos 5 km. y la noche que se nos venia encima. A grandes males grandes remedios, en el parking de autobuses había un taxi supongo que a la espera de unos pringadillos como nosotros..., le preguntamos y nos pide 10 € para bajarnos donde estaba la moto, antes de que se diera cuenta..., ya estábamos dentro.

Efectivamente a mitad camino se hizo noche cerrada..., y lo que era peor..., mi luz alumbraba a las estrellas. Era imposible ver nada, intentaba ponerme detrás de algún vehiculo, pero poco a poco me iba perdiendo, era imposible continuar así.

Joder con los incidentes, en el manual de instrucciones de la moto, pone que para regular los faros hay que llevarla al concesionario oficial. Cagonnnn toooooooooo

Hago memoria y recuerdo que mientras miraba información en Internet sobre la moto que me iba a comprar vi en un modelo de años anteriores que un destornillador se metía por una agujero ciego entre los faros para regularse, así que paro la moto en una gasolinera, saco la herramienta, monto el destornillador, busco el agujero..., meto el destornillador y EUREKA...¡¡¡ el faro comienza a moverse, bien joder, podremos llegar al hotel sin incidentes, y llegamos llegamos..., claro que llegamos.

A la mañana siguiente partiamos de Selcuk con dirección a Antalya.

Marisa mientras desayunamos me pregunta:

-¿Dónde vamos a ir, hay más piedras?

- Si claro, vamos a Antalya, allí veremos la ciudad y el teatro romano de Aspendos, luego Anamur y allí veremos las ruinas de la fortaleza y...

No me deja continuar

-Yo estoy un poco harta ya de piedrasss

-Toma...¡¡ y yo...¡¡

-¿entonces?

-¿entonces? Hacemos lo que nos de la gana, estás harta de piedras..., se acabaron las piedras, que le den a Antalya y a los romanos... ¿vamos a la Capadocia?

-Vamos.

Así que pusimos rumbo a la Capadocia, de esa forma acortamos unos días el viaje que tampoco nos venia mal, el tiempo se nos tiraba encima ya que las carreteras turcas cunden poco.

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Eh aquí un buen momento para hacer otro alto en el camino y comentar algo sobre las carreteras turcas.

Tanto en esta ocasión como en la vez anterior que estuvimos en Turquía, prácticamente todas las carreteras por las que circulamos, en algún tramo o estaban en obras o están haciendo una carretera paralela al lado, por lo que con pocos km. puedes ir comprbando “in situ” las fases de la realización de las carreteras.

En Turquía el asfalto no es tal y como lo concebimos aquí, en España..., bueno ni en Francia, ni en Italia, ni en Alemania, ni en..., ellos tienen su propia forma de ¿asfaltar?.

Ello consiste en una amalgama de grava gruesa con mucho canto mezclada con arena y supongo que algún aglutinante, pero escaso que no hay que derrochar. Las apisonadoras dejan bien prensado este compuesto, una vez hecho esto pueden ocurrir dos cosas, que las abandonen por lo que la hierba crece por obra de la naturaleza o bien, que decidan terminarla.

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¿Cómo las terminan? Pues echándole una fina capa de alquitrán a modo de aglutinante general. El problema es que la capa es tan fina, que en poco tiempo con el rodar de los camiones desaparece, dejando a la vista la gravilla, que a su vez se va desprendiendo poco a poco amontonándose en las orillas de la carretera, que por supuesto no tiene arcen, salvo en las autopistas de peaje.

Esto ocasiona, además del peligro de acercarse a la orilla, que todos los cruces estén casi cubiertos de gravilla, así que cada vez que cambias de dirección o entras en una gasolinera haya que hacerlo con extremo cuidado. Otro de sus efectos es la sucesión de pequeños baches que si bien no comprometen la conducción, hace que está no sea tan fluida como debiera, así que yendo por buenas carreteras, a veces pasar de 80 km/h. se hace complicado.

Es una lástima, porque con esté método de construcción se tienen que pasar la vida reparando las carreteras, quizá les salga más económico y rápido la construcción, pero el mantenimiento es d’escandalo.

Se ha de reconocer que las autopistas de peaje están en buenas condiciones, a veces incluso en muy buenas condiciones, muchos kilómetros con tres carriles por sentido.

En cualquier caso, Turquía es muy transitable con cualquier moto..., claro que con unas mejor que con otras, ya quisieran países como Rumania o Bulgaria tener las carreteras que tienen los turcos..., incluso Grecia. Y a la marcha que van, dentro de 10 años van a tener una gran red de autopistas y autovias.

Aquella etapa de transición paramos en Yesilova, al lado del lago salado Gölü Salda.

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Pueblecito pequeño de la Turquía profunda, alojándonos en el Hotel Berlin en una habitación de 50 € que dejaba muchísimo que desear, pero no había otro.

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Por la noche salimos a cenar y la cosa estuvo complicada, hasta que descubrimos el Donner de Orkoy, un turco la mar de simpático que nos preparó un bocadillo de Kebab de pollo que estaba muy bueno la verdad sea dicha, y mando a un chaval a comprar cerveza para nosotros, que nos hizo beber con disimulo, ya que en este pueblo “la polis” no permite el alcohol en público.

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Luego nos hizo pasar al interior para invitarnos a escondidas a Rakis, una bebida turca de 40º muy parecida al Chinchón Dulce, que también se bebe muy fría. En su portátil que tenía conectado a Internet nos hizo ponerle en el yotube la música que sonaba ahora en España.

Un tipo curioso y agradable, que al ir a pagarle la cena se negó en rotundo a cobrarnos nada, por mucho que insistí, nada de nada..., era como ofenderle.

Tesekküler otra vez más, Orkoy.

Al día siguiente el destino era Beysehir justo al lado del lago del mismo nombre Gölü Beysehir, otra etapa de transición.

La carretera discurría próxima al Gölü Yarisli, lago salado que en está época del año está prácticamente seco, en realidad solo se ve gran laguna blanca como la sal.

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Más adelante llegaríamos al Gölú Burdur, un gran lago del interior turco.

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Siguiendo las indicaciones de la guía del trotamundos que llevábamos, intentamos un hatajo para llegar a Beysehir, de una nueva carretera que habían construido.
Nos desviamos, y entramos en una carretera de firme aceptable pero muy estrecha, vamos atravesando aldeas en las que tenemos que cruzar con cuidado para no espantar mucho las gallinas que comparten espacio con nosotros, alguna que otra vaca nos hace vadearlas con cuidado Dios sabe que a esos bichos los carga el diablo, aquella carretera no tenia trazas de convertirse en “una nueva carretera”, más aldeas, más vacas, más gallinas..., después de 30 km. el firme cambia, desaparece la grava aglomerada y comienza la grava sin aglomerar. Con mucho cuidado hacemos un par de kms. Pensando que sería un tramo transitorio, pero aquello no pintaba bien, ni mi moto ni yo estamos hechos para ese tipo de conducción, el viaje se había enderezado bastante..., ¿a que tentar a la suerte? Así que después de 30 km. más vale perder que mal perder, dimos media vuelta y deshicimos lo andado, vuelta a la carretera principal. También es posible que nos equivocáramos..., lo bien cierto es que no nos arrepentimos de aquella ¿perdida?.

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Aquella carretera nos llevó hasta las inmediaciones de Egirdir, por supuesto al borde del lago de su mismo nombre Gölü Egirdir, este lago si que es un pedazo de lago y lo demás son cuentos.

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A mediodía llegamos al hotelito de Beysehir y después del pertinente cambio de ropa..., había que alimentarse.

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Decir que Baysehir también s’encuentra a orillas del lago del mismo nombre, Gölü Beysehir, que digo yo, que a estás alturas ya habreis descubierto que Gölü en turco, significa “lago”.

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Lo que tienen las etapas de transición es que pasas de la noche al día en unas cuantas horas.

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Al día siguiente entrábamos en la Capadocia, más concretamente a la ciudad de Ürgüp.

Y lo primero fue buscar alojamiento, lo conseguimos en el Hotel Melis por 40 € que hubo que regatear, ya que nos pedía 120 €, al enseñarle los precios de su hotel que ponía en la guía del trotamundos, “se tiró de la moto” y nos lo dejo tal cual marcaba en la guía.

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La verdad es que el hotel en cuestión estaba muy bien, con su piscinita y todo, habitación de piedra, vamos muy el mejor en el que estuvimos en Turquía y uno de los mejores de todo el viaje.

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Ese día se nos pasó entre la búsqueda del hotel, descansar y visitar la ciudad de Ürgüp.

A la mañana siguiente nos dispusimos a la primera excursión que contratamos en el hotel, por 70 € comida incluida.

Vino la furgoneta a recogernos. Y nos pusimos en marcha.

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Comentar que lo de la excursión fue un acierto, los accesos a los lugares turísticos no están hechos para las motos, baches enormes, firme de gravilla que supongo será para evitar el barro cuando llueva. Todo está o en pendiente o en cuesta. Para cuatro ruedas bien..., para dos ruedas no lo recomiendo en absoluto.

Dejaré que las chimeneas de las hadas, hablen por si solas.

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Muchas de las chimeneas de las hadas están perforadas y hasta no hace demasiados años, aún se utilizaban como vivienda, hoy en l’actualidad, están vacías o sirven como almacenes.

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Nos llevaron a comer aquí. Observar las chimeneas de ventilación de la cueva.

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El interior, en otra sala nos sirvieron lo que se supone comida típica turca. Entre ellas un guisado de carne, que se cuece dentro de una cazuela de barro cerrada herméticamente con barro, claro. Hay que romperla con un martillo para servirla..., estuvo curioso.

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Por la tarde, más visitas a las chimeneas y lugares con encanto. Aquí el interior de una de ellas, mantenida..., (eso dicen ellos) según estaban hace años.

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La mañana siguiente amaneció pronto para nosotros, a las 4’30 de la mañana. Tenimos la excursión en GLOBO por la Capadocia.

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Pasó la furgoneta a recogernos y llevarnos a un descampado en medio del monte, donde había más gente y una mesa puesta con pastas y Çai, pronúnciese “chai” y significa te.

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Mientras se van hinchando los globos.

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Conyo, ya estamos dentro...¡¡¡

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Comenzamos a subir.

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Ya me callo.

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La furgoneta viene a toda leche a recogernos por caminos rurales.

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El piloto “Yamaha Brothers” me dijo que tenia una R1 y los compañeros globeros. La mesa improvisada con Cava, Champagne y algún que otro vino espumoso..., eran las 8 de la mañana...¡¡¡

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Una vez terminado el genial viaje en globo, al hotel a desayunar deprisita que teníamos contratada otra excursión, esta vez a las ciudades subterráneas de la Capadocia (Deminkuyu, Kaimakli...), al Valle de Ihlara...

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La verdad es que las ciudades subterráneas nos decepcionaron un poco, no tienen gran cosa, que duda cabe de su dificultad, una d’ellas tenía 8 plantas, visitamos 5 de las 8, pero que vaya que no nos impresionó nada de nada.

Por el valle de Ihlara.

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El Valle de Ihlara, es un desfiladero ni especialmente grande, ni angosto, ni bonito ni ná de ná.

Tan solo un pequeño rio por el medio y una senda que discurre a su lado.

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Allí lo tienen como una de las maravillas de la Capadocia..., está claro que no han visto el río Cuervo, ni el Cabriel, ni el Cares ni nada, supongo que por aquella zona semidesértica, algo verde y con agua debe de ser la leche para ellos. A nosotros no nos dijo nada.

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Dios nos cría y nosotros...

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Por aquí, también abundan los velos.

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Y este fue el lugar elegido por la excursión para comer, con los pies en el agua, que no estaba fría todo sea dicho de paso.

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Ya por la noche, llegamos al hotel, cansados..., pero con la sensación de habernos hecho a la Capadocia y no al contrario.

Aquella noche, volvimos a cenar en el Micro Restaurante de Ürgüp, que así se llama y que recomendamos por la calidad y sus precios, y comenzamos a planear la vuelta..., que no la llegada...¡¡¡

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Continuará

V'ssss
 
no se porque pero tus cronicas enganchan  :)

sigue que se me acaban las palomitas

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Porras, porras porras...

voy a necesitar un tiempecillo para digerir toda esta maravilla, gracias muchas las que visteis y gracias muchas por compartirlas

un saludo

carlos
 
Qué bonito!!

Tienes algunas fotos preciosas :D.

Me gusta mucho la mezcla que habéis hecho entre moto, globo, coche, taxi... el tiempo bien aprovechado, sí señor.
 
Muy chulas las fotos y la cronica.Gracias por compartirlas

P.D: Todo un puntazo lo de la excursion en globo y una pena la desidia en algunos paises en conservar ciertos bienes ,como lo de  las piscinas naturales  de la montaña blanca de Pamukkale, si no hay un interes economico detras.


V,ssssssssssssss a todos.
 
Fantastico, como enganchan estos viajes, me apetece mucho conocer turquia, me interesa menos ir a Istanbul, prefiero ver todas esas piedras que habeis encontrado por el camino, y el viaje en globo en la capadocia :eek: , insuperable, hay que apuntarselo ;)

Saludos
 
Disculpad la demora, pero a veces uno no es dueño de su tiempo... ;)

A la mañana siguiente abandonamos Ürgüp y con ello la Capadocia, pusimos la rueda de nuestra moto en dirección a Estambul.

Una buena parte de la carretera discurre pegada al Tuz Gölü otro lago salado de Turquía y el segundo en tamaño, para que os hagáis una idea, en invierno cuando está lleno llega a tener 80 km. de largo. Un caso curioso d’este lago es que por zonas va cambiando de tonalidad del azul al rosa.

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Ahora que vamos por carretera, aprovechemos una parada en la gasolinera, para desmitificar algunas cosas y acabar con alguna leyenda turca.

Para empezar diré que en Turquía hemos pagado la gasolina más cara de todo el viaje, llegando a pagar hasta 1’48 €/l, y en cualquier caso no hemos pagado allí menos de 1’45 €/l. Como indicativo diré que en Francia estaba alrededor del 1’35 €/l y el Italia del 1’38 €/l.

También creo necesario comentar sobre el pago de la gasolina, diré que siempre he podido pagar con la tarjeta de crédito. Afortunadamente y muy a mi pesar, las multinacionales del petróleo están posicionándose en el país. Y digo afortunadamente, porque las escasas gasolineras que quedan de particulares están dejadas de la mano de dios, ni aseos, ni compresores de aire, surtidores viejos, accesos malos, sin techado, firme de grava en el mejor de los casos y dudo mucho que acepten tarjetas de crédito, pero tranquilos a los que vayan porque d’esas ya quedan muy pocas.

Estoy en contra de las multinacionales por sistema, pero en el caso que comentamos vienen muy bien, surtidores modernos y múltiples con un empleado en cada surtidor que te pone gasolina (puestos de trabajo), con respecto a los aseos hay de todo, pero hay, compresor de aire, en muchas un lugar donde comer a precio y calidad aceptables (probamos alguna) firme liso y techado para el caso de lluvia. Otro mundo, una lástima pero es así.

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Otra de las cosas que se leen por ahí cuando uno/a va a realizar un viaje a Turquía, es la precaución que se debe de tener con la ausencia de gasolineras, ir siempre lleno por si acaso.

Turquía es un país que está sufriendo grandes cambios en muy poco tiempo, es posible que en alguna zona remota pueda haber alguna dificultad de suministro, pero ya quedan pocas zonas remotas en allí, pero en cualquier caso el viajero va a encontrar gasolineras a mansalva. Aún así la precaución no mala..., pero sin exagerar.

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Con respecto a las tarjetas de crédito comentar que en todos los pueblos de más de 2.000 nüfuso (en todas las señales nominativas de la población pone los habitantes) hay al menos un banco, y ya se sabe que donde hay un banco hay un cajero, de hecho los turcos los utilizan bastante, no es extraño ver colas delante de un cajero para sacar dinero.

En las localidades fuera de los círculos turísticos va a ser difícil que os acepten la tarjeta salvo en gasolineras, ni en restaurantes, ni en comercios ni en “pansiyon” u otro tipo de alojamiento ya de por si complicados de localizar.

Todo lo contrario ocurre cuando nos encontramos en los lugares turísticos, que hasta los “souvenirs” los puedes pagar con la “card”. Como en el resto del mundo.

En cualquier caso Turquía es un país bastante más adelantado de lo que nos imaginamos..., y más atrasado de lo que sería deseable.

Teniamos claro que llegar a Estambul sería complicado, así que decidimos quedarnos en Bolu a 250 km. de Estambul, una ciudad mediana próxima al lago Gölköy Barají.

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Es curioso, pero al preguntar el precio de un hotel y decirnos una barbaridad de dinero, intentamos regatear con el argumento de que veniamos de la Capadocia y un hotel de más estrellas y con piscina, costaba menos de la mitad de lo que nos pedia..., la respuesta fue “la Capadocia es la Capadocia y Bolu es Bolu” la nuestra resulta obvia..., au.

No sin dificultad pudimos alojarnos en un hotel a un precio más aceptable. La ciudad tiene un paseo agradable y una movida actividad comercial, pero desde luego está alejada de los circuitos turisticos al menos para los extranjeros..., era difícil conseguir cerveza.

Después de pasar mucha sed, al final accedimos a comprarnos una Efes en las “tipicas” tiendas turcas, parecidas a nuestros viejos “ultramarinos”. Allí si tenian lo que buscabamos, cerveza fresquita..., cual fue nuestra sorpresa cuando el “tendero” nos envuelve la lata con papel de periodico para que no nos la vieran..., estaba mal visto. No aguantamos más y sentados en un murete, dimos buena cuenta d’ella.

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Aún así algunas ciudades turcas te sorprenden con restaurantes como este.

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Pero en cualquier caso, esto muy común en Turquía, las casas se caen, esta en concreto daba miedo, sacada de una film de terror..., donde no falta ni la parabólica ni la energía solar. Y aseguro que la casa se caía.

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Eso si, nos dimos una de las mejores cenas desde que estábamos en Turquía, por 15 € los dos. Eso si..., con Coca Cola.

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Al día siguiente llegábamos a Estambul a una hora prudencial..., vamos cuando más tráfico circulaba por la caótica ciudad 12 del medio día.

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Atravesamos el Bosforo por el famoso puente colgante, el quinto más largo del mundo, tanto tráfico había que debieron de suspender los peajes, ya que las barreras estaban abiertas.

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Con no poca suerte y el buen sentido de orientación de Marisa, logramos encaminar la rueda de la moto hacia el Sultanahmet, barrio de Estambul donde pensábamos buscar alojamiento.

Nos dejamos guiar como en otras ocasiones por el “trotamundos” pero aquel día no estábamos en racha, y todos los hoteles que mirábamos estaban completos y el sol húmedo del medio día “estambulero” nos estaba haciendo mella. Con caridad más cristiana que islámica el dueño de un hotel se apiadó de nosotros y con un par de llamadas nos encontró alojamiento en la “Pansiyon Midnight” al módico precio de 55 €.

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Resultó ser un cuarto piso sin ascensor, pero no estaba la cosa como para ponerle muchos peros. A cambio las vistas no estaban mal, a un lado el Mar de Mármara y al otro la Mezquita Azul.

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Una vez, bebidos, comidos y recompuestos, nos fuimos a dar la vuelta de rigor por la Mezquita Azul que la teníamos al lado, ya la conocíamos pero otra visita siempre merece la pena.

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Como s’estaba fresquito a Marisa no había quién la sacara de allí.

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Y cuando sales de la mezquita justo enfrente t’encuentras con la imponente Aya Sofía.

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Aquella noche buscamos el restaurante La Medusa, que tan gratos recuerdos nos traía de la vez anterior, calidad, cantidad y precio.

Y como no, la decepción..., la misma calidad, menos cantidad y los precios justo el doble, en dos años habían duplicado los precios. Esos sí, en el Rte. todas las mesas ocupadas por españoles.

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Ya era tarde, así que con cuatro pisitos de nada pronto nos metimos en el sobre..., aún me dio tiempo de llevarme un recuerdo de la Mezquita Azul de noche, en modo de fotográfia.

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De buena mañana nos acercamos a ver el Dolmabahçe (palacio donde vivió el presidente y reformador de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk, un soldado alto e inmóvil como una estatua guardaba las puertas con fusil en reposo y puñal en la mano.

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Esperando la cola d’entrada, observo que uno de los porteros me increpa en voz alta para que pasara, no comprendo ni una palabra de lo que me dice, me hace gestos para que obviara la cola y pasara “colandome” pero no entiendo lo que dice y no me muevo del sitio..., otra vez me han vuelto a confundir con un turista turco..., ellos tienen preferencia ante los “guiris”.

Dentro del palacio está terminantemente mente prohibido hacer fotos, y sabiendo la mala leche que se gastan los turcos cuando no sigues sus normas..., mejor cumplirlas. El palacio en sí me aburrió un poco, todo tan barroco y rococó, tanta filigrana, la decoración sobrecargada a más no poder y todo un poco igual.


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Una vuelta por el Gran Bazar para que Marisa hiciera acopio de alguna “marquesita” que otra, vamos que si estás en Estambul y no te dejas engañar un poco..., es como si no hubieras estado. Luego otra vueltecita más por el Bazar de las Especias.

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Un garbeo por el barrio de Galatasaray.

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Una “paradinya” para la ingestión de alimentos y de zumo de cebada.

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Y nos acercamos a los pies de la Torre Galata.

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La mañana siguiente abandonamos Estambul con dirección a Edirne, ciudad fronteriza con Bulgaria.

Encontramos el Hotel Efe que era el que buscábamos, y para variar toca regatear el precio de la habitación. Nos dicen que la Guía está equivocada, que eso son precios para grupos en fin que de mala gana y por no ponernos más a la búsqueda de otro hotel, aceptamos los 90 € que nos piden por la habitación.

Me indican que la moto la puedo dejar en el parking que hay en frente, gratuito..., menos mal.
Allí que dejo la moto candada y bloqueada, y como es para solo una noche dejo las maletas y me llevo solo lo imprescindible como de costumbre.

La visita a la ciudad nos sorprendió gratamente, para mi después de Estambul la ciudad más bonita de Turquía, limpia, ordenada, bien asfaltada y enladrillada, con muchas casas bonitas de madera en buen estado..., y la mayor concentración de joyerías por metro cuadrado que he visto nunca.

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En la organización de muchas ciudades turcas aún rige el sistema medieval de concentrar cada gremio en una zona determinada, en esta calle en concreto a derecha e izquierda todo eran zapateros remendones, y justo al doblar la esquina todo eran ferreterias...

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La ciudad tiene un par de mezquitas que están muy bien, pero que muy bien...¡¡¡

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Al llegar la noche, de vuelta al hotel, veo a lo lejos los faros de un par de motos cerca del parking y comento con Marisa, “mira, ha venido más motos al hotel”.

Cual es mi sorpresa cuando llego y veo que una de las dos motos es mi TDM...¡¡¡

Monto en cólera...¡¡¡ Si en el Alto de Kataras recorde a todos los dioses, en Edirne, en la puerta del Hotel Efe, nombre uno por uno a todos los Caudillos y Sultanes Otomanos que han habido desde la caída de Constantinopla.

¿A santo de que, estos animales han sacado mi moto, y la han movido 20 metros desde donde estaba? Con el candado de U puesto trabando los discos delanteros con la horquilla. Con la dirección bloqueada...¡¡¡ una moto que en ese momento pasaba de los 250 kg...¡¡¡

Entro como un basilisco a la recepción del hotel, el recepcionista nada más verme la cara entra en diarrea incontenible. Me dice que la han movido con mucho cuidado, que a las 22’00 h. se cierra el parking y que han sacado la moto por si la necesitaba esa noche.

Marisa fumaba en las escaleras la d’entrada, apagaba el cigarro y entraba al hotel se acordaba a voz en grito de toda la parentela del recepcionista y en todos los idiomas inimaginables, volvía a sentarse en las escaleras y se volvía a encender un cigarro. Volvía a entrar..., volvía a salir..., al final no sé por donde le salía más humo si por la boca o por las orejas...¡¡¡

Yo miraba la moto, el guardabarros, la horquilla, buscando marcas de golpes que hubiesen podido causar algún desperfecto sobre todo en los discos o en ABS, volvía a entrar al hotel, y vuelta a increpar al recepcionista que ya no sabía donde meterse.

Con un enfado de mil demonios nos fuimos a dormir aquella noche, pensando en solucionar el problema por la mañana.

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Por la mañana solicito hablar con el director del hotel que supongo ya estaría al tanto del sarao que se había montado la noche anterior.

Más calmado pero muy serio intento explicarle la BARBARIDAD que habían cometido sus empleados y las consecuencias que d’ello se pueden derivar.

Los sensores del ABS son muy delicados a los golpes, los discos de freno son muy sensibles también a los golpes..., que la moto pesa más de 250 kg, y con el candado puesto es casi imposible de mover con brazos y manos, que toda la fuerza la han tenido que hacer sobre las maletas y que puede que hayan forzado los soportes de las mismas..., etc etc etc, cualquiera d’esos problemas no era necesario que aflorara ahora sino que igual se presentaba al cabo de 400 ó 500 km. ¿Quién se haría responsable entonces de los desperfectos?.
Si dentro de 300 km se cae una maleta por haber sido forzada ¿Qué tenía que hacer yo? ¿a quién reclamo? Todo esto en mi cutrisimo inglés, más calmado pero con una mala lecheee...¡¡¡

Al vernos se acercó el dueño del hotel (se presentó), ambos dos reconocieron que fue una barbaridad lo que habían hecho los de la noche. Que si me ocurría algún percance en el trayecto que pudiera derivarse del trato a la moto me pusiera en contacto con ellos que se harían cargo (eso dijeron), que me recomendaban volver a casa por Grecia que allí seguro que habían Servicios Yamaha, y que por Bulgaria sería casi imposible encontrar uno. Se disculparon por activa y por pasiva y nos cobraron la habitación.

Sopesé todas las probabilidades que mis entendederas me dieron y llegué a la conclusión que en aquel momento lo mejor sería continuar con el plan de marcha y rezar porque todo se mantuviera dentro de un orden.

Los primeros kms. Estuve ojo avizor al funcionamiento del freno delantero que era el que más me preocupaba, todo parecía normal.

En estás que nos vamos aproximando a la frontera con Bulgaria donde nos esperaba una cola de vehículos de 3 carriles y 2 km. de larga, metiome yo por el arcen hasta el mismo principio de la cola, aprovechando mi cara de “turquis men” como decían ellos, me acerqué hasta el policía que guardaba el orden, al indicarle que iba con la moto no lo dudó un momento y nos puso los primeros, bien aquello prometía...

Claro que luego me quedaba por atravesar la frontera para entrar a Bulgaria y en una 1’30 h., de nada..., al sol..., pudimos cruzarla.

Las carreteras búlgaras las encontramos igual que hace un par de años cuando estuvimos.., bueno un poco peor ya que no las han reparado, solo la circunvalación de Sofía (30 km.) tardamos en recorrerla una hora de reloj.

Aquella tarde llegamos a la frontera con Serbia, Nis era nuestra ciudad servia de destino.

Salir de Bulgaria y entrar en Serbia nos costó 3 horitas de nada, entretenidos en la frontera. Cantidades ingentes de automóviles abandonan Turquia, con dirección a Alemania, Francia, Austria, Suiza..., son turcos que regresan a sus países después de haber pasado las vacaciones en su tierra.

Una vez en Nis, nos alojamos en Best Western Hotel My Place un hotel de 4 estrellas nuevecito con Yacuzzi en la habitación del que Marisa dio buena cuenta, por 90€, un hotel totalmente recomendable.

Justo al lado una Pizzeria en la que cenamos aquella noche..., después un paseo por la animada ciudad de Nis, cantidad de gente joven de tertulia en las muchísimas terrazas que pululan por sus calles..., aquella noche le pegamos una paliza a la cama “que pá qué”, estábamos hechos polvo.

Al la mañana siguiente se comprueba como por la noche “todos los gatos son pardos”, y la gente bien arreglada y con apariencia de un buen poder adquisitivo da paso a vehiculos de hace mil años, camiones que más que usar gasoil lo tiran por el tubo d’escape, autobuses que aquí estarían prohibidos, gente en moto de cualquier cilindrada y por cualquier vía sin casco. Abandono y dejadez porque el escaso dinero hay que utilizarlo en problemas más graves e inmediatos.

Se ve lo evidente, un país que no hace mucho que ha salido de una guerra y que aún le queda mucho por delante, pero mucho ehhh.

Eso sí, haber vuelto a países donde el consumo de cerveza es habitual y sobre todo a precios más “españoles”.

Aquel día atravesamos Servia y después de dos horitas de frontera, (seguíamos con los turcos que regresaban a sus casas) entramos en Croacia..., yendo directamente a su capital Zagreb.

Entramos a la ciudad por la zona de la estación de ferrocarril, una buen lugar donde se supone habrán muchos hoteles..., pues ver, lo que se dice ver..., solo vimos el Hotel Avenida de tres estrellas con más años que las del cielo, preguntamos precio y nos dicen como quién no quiere la cosa 120 €. Amossssss andaaaaaaaaa, venimos de un 4 estrellas nuevecito y moderno por 90 € y aquí 120 por uno de tres contemporáneo del Motín de Esquilache.

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Nos costó encontrar algo, pero al final por 55 € cerquita del centro, un hotel lleno de mochileros y con una habitación..., que bueno..., total para pasar una noche.

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Que queréis..., nos esperábamos más de una ciudad con tanto ¿renombre”. Que extraño, una catedral en obras.

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El centro histórico es bonito..., pero los hemos visto tan bonitos que este, no pasa de ser uno más..., del montón.

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Bueno y la cerveza..., no está mal.

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La mañana siguiente amaneció soleada, decidimos tirar hacia los Dolomitas e improvisar sobre la marcha...

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La entrada en Eslovenia siempre es un placer, acostumbrados a la Unión Europea y el Euro, “trotamundear” por otros lares requiere su esfuerzo, y pronto pasamos al otro lado de la capital eslovena.

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Los Alpes eslovenos comienzan a hacer acto de presencia.

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Esto hizo detenernos en seco...

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Eran las 12’30 del medio día y teníamos hambre..., una lastima porque al animalejo aún le quedaba una hora de dar vueltas, pero no perdonamos la parada y nos quedamos a comer en el restaurante.

Después de comer no tardamos en entrar en Italia.

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Marisa haciendo fotos a destajo, y es que lo que se divisa..., lo merece.

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El cielo comienza a encapotarse.

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Comenzamos a subir el Paso de Mauria y comienza a llover, ya m’extrañaba a mi un viaje sin lluvia.

Justo arriba para de llover..., iniciamos la bajada mojada pero el sol vuelve a brillar.

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Pero el tiempo se complica, cada vez las nubes son más compactas otra vez, y se van viendo menos claros, hay que buscar refugio pronto si no..., nos calaremos hasta los huesos, además ya va siendo hora de parar.

El lugar elegido es el Camping International di Cologna en las orillas del Lago di Pieve.

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Nos viene justo plantar la tienda y cambiarnos de ropa..., comienza el diluvio.

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Viendo caer la lluvia..., tomamos una cervecita en el Rte. del camping.

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Lo mejor del camping el restaurante, no solo del camping si no de los alrededores. La cena estupenda eso si, el precio algo carillo.

El camping no es nada recomendable, solo tiene bueno el Rte. y el enclave, todo lo demás es muy muy justito, tan justito que no llega, así que si vais por ahí..., pasar de largo, salvo que queráis parar a comer.

La mañana siguiente amanece soleada...

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Decidimos descansar un poco de moto, que llevamos tres días sin bajarnos d’ella, y disfrutar un poco de los paisajes dolomiticos.

Dejaremos que las fotos hablen por si mismas...

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Hay que tomar algo..., eso si, el cerdo aún se lamia las heridas.

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Y mientras estábamos en la terracita de avituallamiento viendo pasar motos y más motos..., pasaron estos...

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Animaletssss

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Al día siguiente, después del merecido descanso y andanzas por los Dolomitas pusimos la rueda rumbo al Mediterráneo, cruzar Italia de parte a parte por su lado norte.

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Siempre que hago esa autopista me parece la mar de divertida, por sus túneles y su curvas de 4ª , una lastima que siempre lleve tanto tráfico. La Specia – Cannes.

Aquella jornada nos llevo hasta Savona, localidad playera cerca de Genova.

Nos llamó poderosamente l’atención que las playas allí sean semiprivadas.

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Otro día y vuelta a la moto, este día habíamos decidido intentar hacer la carretera vieja costera lo más posible si el tráfico nos lo permitía, haciendo una incursión en Mónaco si era posible.

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La carretera se nos hizo eterna, toda la mañana para hacer 150 km. es cierto que tiene tramos muy bonitos..., pero no compensa, pasa por el medio de todas las poblaciones.

A lo lejos se divisaba Mónaco...

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Y entramos, vaya si entramos..., con un tráfico y calor de muerte..., pero lo hicimos.

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Y llegamos hasta el puerto..., donde nos cobraron 12 € por dos coca colas...¡¡¡

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La verdad sea dicha..., es más feo que pegarle a un padre.

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Saturados del agobio monegasco, salimos echando leches y por autopista hasta la ciudad francesa y portuaria de Toulon donde habíamos decido pasar la noche.

A Toulon llegamos algo tarde.

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Pero nos dio tiempo para unas cervecitas en el paseo marítimo. ¿Sabéis lo que cenamos aquella noche? KEBAB...¡¡¡

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Al día siguiente l’aburrida autopista francesa nos llevo hasta el Aire du Fitou, casi la última antes de salir de Francia con dirección a España..., esto se acababa...

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Pero aún nos daríamos un garbeo por la costa brava..., esa carretera m’encanta.

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La noche la pasamos en Cadaques, un pueblo que ya conocemos y que nos gusta mucho, sobre todo..., las anchoas...¡¡¡

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Al día siguiente era demasiado pronto para volver a casa, así sin anestesia ni nada.

Decidimos quemar los últimos cartuchos (y euros) del viaje, tomando el sol catalán y haciendo algo de deporte.
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Comiendo bien...

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Pasándolo cojonudamente en definitiva.

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Al día siguiente el viaje tocaba a su fin, estiré lo que pude la vuelta por carreteras interiores de catalunya..., pero al final hay que salir a l’autopista..., a las 19’00 h. llegábamos a casa. Celia nos estaba esperando.

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Aquí concluye 29 días después y 8.500 km. de pura moto, el viaje con más incidencias de los que hemos hecho..., incidencias que a estas alturas ya se han convertido en sonrisas y batallitas que contar.

Y esto es to, esto es to, esto es todo amigos....¡¡¡

V’sssssssssssss
 
Hola Eerrantee.

Felicidades pareja por este 'rulico' que os habéis marcado.
Cuando leo cosas como éstas me vuelvo loco. De verdad gracias por contarlo y por compartirlo con nosotros.
 
Gracias por contarnos vuestras aventuras, ha estado muy ameno. En tu línea, vaya...
 
Un verdadero placer todo lo que nos habeis enseñado y contado, muchas GRACIAS :D

un saludo

carlos
 
Una cronica muy instructiva y a la vez entretenida.

Gracias por compartirla.
 
Precioso viaje, preciosas fotos, interesante crónica....
Enhorabuena por ese pedazo de viaje....
Muchas gracias por compartirlo.
Besitos :-*
Inma..
 
Muchas gracias por la crónica y las fotos.

Me he leído todo del tirón en una mañana tonta y me ha encantado todo.

V'ssssssssssssssssssssssssss ;)
 
Beatriz... dijo:
A la espera estamos de otra entrega. Esa zona sería uno de nuestros destinos pendientes si en verano no hiciese tanta calor *:-/.

Continúa, continúa, que somos todo "orejas" *::) ::)

Hola Beatriz y a tod@s los demás..., gracias por vuestros comentarios...:)

Te cuento, nosotros somos de Valencia, y no hemos pasado más calor que el que podamos pasar en el mes de agosto en nuestra tierra. Si mucho me apuras en Roma pasamos más calor, ni tan siquiera en Grecia tuvimos sensación de agobio por el calor.

En la costa turca las temperaturas son similares a las del Mediterraneo español y el interior como la Capadocia recuerda un poco los veranos de la meseta de nuestra piel de toro. Ambiente seco, dias calurosos y noches más frescas.

Solo se suele desmadrar un poco el calor en Estambul, no sé porque será, si por su paralelo..., por su meridiano ó por estar en medio de dos mares, vete tu a saber.

Animo desde aqui a viajar a Turquia, sus carreteras son aceptables, hay de todo como en botica, pero mejores que en Rumania y Bulgaria. Fuera de los circulos turisticos la gente es sinceramente hospitalaria..., en los sitios turisticos ya se sabe que la hospitalidad sólo se tiene si se van a obtener beneficios..., y los turcos no son ajenos a ello.

No hay problemas con la gasolina, abundan las gasolineras como setas en otoño. Ni con las tarjetas de credito, hay cajeros en casi todos los pueblos, ya se puede beber cerveza en muchos lugares (para mi, un detalle interesante allá donde viaje), mucha policia que da sensación de seguridad y no como en otros lugares de la unión europea que no sabes quienes son más delicuentes si los buenos o los malos.

En fin, parece que me lleve comisión...

V'sssssssss
 
Última edición:
NO havia leido esta cronica hasta ahora.
gracias por compartirla!!!

Por cierto vaya canvio de la VFR a la TDM no?
que tal el canvio? que tal la TDM? Es una moto que siempre he mirado pero que no se nada de ella

vs
 
Bonito viaje y muy buena la crónica.
Gracias por compartirlo.

Hacerse daño en un tobillo en un viaje en moto y sonreir, no es nada fácil. Eres un afortunado al tener tan buena compañera.

Saludos.
 
Ey, esos valencianos.

Se me hace raro leer una ruta vuestra sin ver la VFR roja... aunque la TDM tiene una pintaza...

Precioso viaje, un poco accidentado, pero así tienes más anecdotas que contar y recordar cuando pase el tiempo.

Bueno a disfrutar un montón de kms de esa Yamaha.


Vssss.
 
¡Qué viaje mas chulo!
Muy ameno, bien contado y con estupendas fotos.
Por cierto, muy guapa la TDM. Una gran incomprendida que vale para todo, como me gusta a mi. ;)
 
Steelman dijo:
NO havia leido esta cronica hasta ahora.
gracias por compartirla!!!

Por cierto vaya canvio de la VFR a la TDM no?
que tal el canvio? que tal la TDM? Es una moto que siempre he mirado pero que no se nada de ella

vs


Hola Steelman...:)

Pues que te contaria de la TDM que no sepas ya..., es una moto completamente distinta a la VFR, digamos que es un cambio hacía la comodidad..., perdiendo deportividad. Por supuesto asfalto 100%, eso sí, en las carreteras de firme roto se desembuelve la mar de bien. :cool:

Es muy cómoda para viajar, más rutera que la VFR y mira que la V es mucha V, pero la TDM es más rutera. Consume mucho menos que mi V, por fin he podido hacer 300 km. sin repostar y para viajar eso es importante, no tanto en sí por el consumo si no por autonomia. ::)

Cruceros en autopista 140/150 cargados como mulas como solemos ir nosotros (y vosotros, y aquellos, y...) y conseguir que la reserva s'encienda a partir de los 300 km. para mi ha sido un sueño hecho realidad.

Estoy seguro que no tiene nada que envidar a la tuya..., muy posiblemente al contrario..., pero yo para subir y bajar de la tuya necesitaria una escalera y no digamos ya parar en un semaforo... *;D A la hora de la elección influyen multiples factores. *:eek:

De momento estoy contento con el cambio, no hecho de menos mi V, solo los kilometros y los años me dirán si me he equivocado. ;)

V'sssssssssss
 
Última edición:
moton dijo:
Ey, esos valencianos.

Se me hace raro leer una ruta vuestra sin ver la VFR roja... aunque la TDM tiene una pintaza...

Precioso viaje, un poco accidentado, pero así tienes más anecdotas que contar y recordar cuando pase el tiempo.

Bueno a disfrutar un montón de kms de esa Yamaha.


Vssss.


Hola moton..., a mi también se me hace raro..., jajajajajaja


Y ojala mi mujer le viera la misma pintaza que tu y que yo, sigue sin gustarle nada *:( :( :( *Donde esté su VFR, reconoce que es más comoda..., algo es algo... ::)


Y muchas GRACIAS A TOD@S por vuestros comentarios...


V'sssssss
 
Última edición:
Muy buena cronica, aunque algo accidentada, pero que es un viaje sin imprevistos. Las fotos cojonudas, el año que viene seguramente visitemos Grecia y Turquia y me a venido al pelo vuestro viajecillo :cool: :cool:




Un saludo ;) ;)
 
Muy bonito el viaje y muy variado, tomo datos para futuros............. ;)
Meteora y capadocia espectacular
 
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