CORSICA y Cerdeña (2011).-

fernando-arousano

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Hola a todos, os dejo otra crónica por aqui esta crónica para el que le interese leerla y por si os vale de algo. No la puedo colgar en el blog porque es demasiado grande.
Un abrazo.



CORCEGA – 2011



Prologo.-

A principios de año nos estábamos rompiendo la cabeza pensando; ¿A dónde podríamos ir este año?. En los países árabes las cosas no pintaban bien, Australia y América quedaban muy lejos, nos quedaba como siempre Europa.
Después de haber hecho un viaje muy bueno el año pasado con Carlos y Magda; donde hicimos unos 4.700 kilómetros en doce días, nos planteamos que este año íbamos ha hacer menos en los mismos días, para así tener más tiempo de disfrutar de los sitios. Al principio nos propusimos recorrer la Toscana e incluso ir a Croacia, pero por una serie de razones estratégicas y de tiempo, abortamos estas dos opciones.
Hablando entre todos los miembros de la expedición y estudiando varias propuestas, al final se decide el Mediterráneo y sus islas, ya que este era un destino muy apetecible y leyendo crónicas en distintos foros y también por los comentarios de algún amigo que ya había estado por allí, no nos lo pensamos más y la decisión estaba clara, el destino de este año seria… Córcega.

Este viaje constaría de tres partes muy definidas, donde Córcega sería el destino principal, aunque la composición del mismo sería la siguiente; varias travesías en barco, Córcega-Cerdeña y finalmente ruta por el sur de Francia intentando incluir los Pirineos.

Después de comentarlo con alguna gente que tenía inquietudes por ir, nos encontramos que íbamos a ser seis los expedicionarios, pero al final se agregó otra pareja de moteros, con lo cual seríamos ocho (8) los participantes en este viaje-aventura que nos llevaría durante doce días, por tres países (España, Italia y Francia) en los cuales recorreríamos 4.000 Km. en moto, haríamos dos travesías nocturnas en barco de más de diez horas y dos diurnas, una en ferry y otra en lancha rápida.
Antes de empezar tenía la intuición de que todo iba a salir bien y no íbamos a tener ningún tipo de problema en el viaje, ya que seríamos ocho los participantes en esta aventura, como alguna gente sabe, el ocho (8) es un número especial para mi.

Antes de comenzar a redactar esta crónica de ruta, diré que fue un viaje alucinante y lleno de anécdotas, donde hubo de todo, desde encontrarnos en pleno túnel a oscuras con animales, hasta tener alguno de nosotros que enfrentarse por la noche a varios fantasmas (de los de verdad, no fantasmillas) en un lúgubre hotel al sur de Francia, travesías con tempestades incomprensibles, pasando por increíbles rutas por el interior de Córcega donde esquivábamos todo tipo de fauna salvaje en la carretera, incluso llegamos a capitanear una lancha rápida por el suroeste de la Isla en busca de alguna gruta o de algún tesoro corsario, rutas por los Pirineos al borde de precipicios y hasta algún roce con el FNLC (Frente Nacional de Liberacion Corso), etc. etc.

Espero que durante el tiempo que me lleve redactar esta crónica me vengan a la mente y me acuerde exactamente de todo lo sucedido, que fue mucho y sorprendente.

Un saludo a todos y en breve comenzaré…

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*En algún punto de los Pirineos...

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NOTA.- Por problemas en la web donde colgue las otos estas no se pueden ver, lo siento................................


*El vino corso también tiene estas cosas...



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Última edición:
1ª Etapa: Vilagarcía (Pontevedra) – Valladolid.-

Esta etapa, aunque larga (490 Km.), fue de pura transición ya que la "Kedada inicio de viaje” sería en Valladolid este día a las 22:00 h. y hacia allí nos dirigimos las cuatro motos y los ocho participantes que íbamos a iniciar el viaje. Carlos/Magda desde Salamanca, Mini/Natalia desde A Coruña, Eulalio/Sonia desde Valladolid y nosotros desde Vilagarcía. Seríamos los últimos en llegar, dado que no pudimos salir hasta después de comer, por motivos de trabajo.

Días antes habíamos preparado concienzudamente la moto, todos sabemos que a veces si los preparativos no son los adecuados, podríamos tener algún problema en el viaje, y a mi no me gustaría que me pasase lo que me sucedió en una ruta que hice al sur, exactamente a Zahara de los Atunes no hace mucho tiempo.
(Léase viaje a Zahara de los Atunes: http://apriliacaponord.mforos.com/8[....]capoencuentro-zahara-de-los-atunes/

Nos repartimos las herramientas, repara-pinchazos, grasa cadena, y algunas cosillas que llevamos “por si las moscas”. A mi “Caponord” le había cambiado el filtro y bujías por recomendación y con la ayuda de mi gran amigo “Capoxan”, y aunque tenía la rueda trasera bastante gastada, decidí llevarla al viaje, la verdad es que me aguantó perfectamente y de hecho todavía tiene algo de dibujo, aunque estoy pendiente de cambiarla estos días.

Carlos/Magda también prepararon su “Vstrom” a medida y añadieron un tubo metálico exterior, casi idéntico al silencioso de la moto y lo colocaron en posición contrapuesta a este, y la verdad es que les fue muy efectivo y eficaz, ya que pudieron llevar infinidad de cosas en el, sin tener que cargar en demasía las maletas.

Mini/Nata, antes del viaje le dieron un vuelco general a su “Tiger”, tuneándola hasta límites insospechados, incluso llegando a poner un “tresillo” sustituyendo al asiento de la moto, ya que según ellos, así irían más cómodos y no les dolería tanto el culo. Normalmente cuando miras para una moto, primero la ves y luego te fijas en los detalles ¿no?, pues en la “Tiger” de Mini no es así, primero ves el asiento-tresillo y luego te fijas en la moto.

Eulalio/Sonia también hicieron lo suyo con su “Vstrom”, entre revisiones y maletas, tenían la moto impecable para el viaje.

Las expectativas eran muchas y creo que todas se cumplieron con creces y más. El tener cuidado con el tiempo y horarios era fundamental, ya que habíamos hecho todas las reservas unos meses antes y no podíamos saltarnos ninguna, sobre todo por el tema de los ferrys, ya que si perdíamos alguno… adiós al viaje.

Sobre las 23:00 h ya todos en Valladolid, cenamos y al acabar tuvimos la última reunión antes de empezar, detallando todo y viendo los pros y contras de algunas rutas e itinerarios, horarios etc. El viaje no iba a ser fácil, ya que íbamos ocho personas y teníamos por delante doce días de convivencia y no todos pensamos igual.

Leyendo algunas crónicas, cuando va mucha gente, casi siempre hay discusiones y a veces malos rollos, ya que no es lo mismo hacer un viaje con tu pareja o cuatro personas, que… ocho. Ocho son multitud y creo que todos teníamos un poco de miedo con este punto, pero creo que todo salió a la perfección y nos entendimos de maravilla. En este tipo de viajes es cuando conoces realmente a la gente y creo que todos descubrimos algo bueno y especial de cada uno de nuestros compañeros y todo el mundo supo adaptarse a todo.

Nos acostamos sobre la una de la madrugada, después de tomarnos unos "chupitos" de un buen “licor-café” que nos había amenizado la charla pos-cena. La verdad es que estaba muy bueno y recién salido de la bodega de Eulalio.

El “buen beber”, fue algo que nos motivo en los momentos de espera y aunque reconozco que a casi nadie le gusta el alcohol (a mi si), antes del viaje nos agenciamos una botella de “licor-café” y una petaca de “Cardhu 12”. El que más y el que menos le “largaba” un chupinazo a estos exquisitos manjares de dioses para conllevar los momentos de desasosiego y sopor.

Al día siguiente teníamos que estar muy despejados, puesto que tendríamos por delante la ruta mas larga del viaje (705 Km.) hasta Cataluña a coger el barco al Puerto de Barcelona, el cual nos llegaría hasta Cerdeña (Italia).

Y así transcurrió esta primera etapa de transición.

Continuará…

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*VIDEO DE LA 1ª ETAPA :
[video=youtube;Jvi1nfpNnSQ]http://www.youtube.com/watch?v=Jvi1nfpNnSQ[/video]

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Última edición:
2ª Etapa: Valladolid – Barcelona - Travesía nocturna a Cerdeña.


Nos levantamos temprano y ya hacía calor, es que… Valladolid no es Galicia, y ya de mañana el sol empieza a calentar. Empezamos a preparar todo para salir sobre las 8:30 h

Todavía estábamos recordando la espléndida cena del día anterior, cuando… ante nuestros ojos se habría un amplio abanico de posilidades para coger cosas de encima de la mesa para degustar y saborear, ¡que rico desayuno!.

Desayunamos en el jardín, con flores a nuestro lado y hierva fresquita recién cortada por Sonia y Eulalio, que gustito daba poner los pies descalzos sobre ella, ya que teniendo en el estómago ese “gusanillo” de inicio de viaje que no te deja tranquilo, ésta transmitía a todo el cuerpo un frescor especial y relajante que lo hacia dormirse (al gusanillo) y sentados relajadamente en las sillas del jardín, disfrutamos de aquel grandioso desayuno-castellano en un entorno acogedor.

Ya todos predispuestos a salir y enfundados en nuestras corduras (sin forro), nos subimos a las motos y emprendimos ruta a Barcelona.

La ruta se las traía, ya que serían unos 700 Km. en un día muy caluroso y teníamos que estar en el Puerto entorno a las 20:30 h.

El trayecto de ese día lo había planificado al detalle Eulalio, ya que era ávido conocedor de la zona y más de una vez lo había hecho tanto en moto como en coche. Decidimos no ir por autopista, sino por nacionales y autovía, aunque nos llegaría un poquillo mas de tiempo el trayecto, disfrutaríamos del paisaje y la carretera.

Las carreteras en perfecto estado, y aunque atravesamos varios pueblos en el trayecto, siempre con poco tráfico, las velocidades entre 50 y 120 Km./h, dependiendo de las circunstancias de la vía. Tanto las “Vs” como la “Tiger-tresillo” y la “Gran Caponord” iban muy cargadas ya que aparte de los dos ocupantes, todos teníamos dos maletas, baúl y bolsa sobre deposito, a pesar de todo, las motos respondían a la perfección haciendo adelantamientos escalonadamente sin mayor problema y ruteando a velocidades adecuadas e impuestas por el que en ese momento iba de cabecilla del grupo.

En la reunión anterior al viaje habíamos decidido que si alguno tenía problemas en el recorrido, adelantaría al cabecilla y así obligaría a los otros a parar.

Llevábamos ya unos 250 Km. recorridos cuando alguien pensó; ¿Por qué no paramos y nos tomamos algo?, y así fue, alguien adelantó al cabecilla y se lo hizo saber, éste sin más paro en un pueblo de agricultores, en el cual solo había un bar, eso sí con césped y sillitas en él, allí nos relajamos y descansamos un ratillo para proseguir seguidamente la ruta.

Ya habíamos entrado en la autovía de Fraga-Lleida-Barcelona, cuando nos empezarom a entrar ganas de comer, decidimos parar a unos ciento y pico kilómetros de Barcelona.

La comida no estuvo mal, aunque tardaron mucho tiempo en servirnos, había mucha gente en el restaurante y tardamos demasiado tiempo en comer, debido a esto perdimos un par de horas. Resultado; a consecuencia de esto tuvimos menos tiempo para disfrutar de Barcelona antes de coger el barco. En vez de llegar a las 17:00 h como teníamos previsto, llegamos sobre las 19:00 h.

Entramos en el Puerto catalán perfectamente, allí aparcamos y todavía teníamos un par de horas para ver la ciudad antes de embarcar. Cuando le echamos un vistazo al “Barcazo” perteneciente a la compañía “Grimaldi Lines” que nos iba a llevar a Cerdeña, nos quedamos boquiabiertos, ya que era inmenso e impresionante. Yo me preguntaba; ¿Cómo coññoo flota eso?, pues sí, no solo flotaba, sino que cargaba toneladas y toneladas entre camiones, coches y demás vehículos sin apenas inmutarse.


En el puerto conocimos a unos italianos
, que pilotando varias motos, venian de hacerse una ruta desde Italia, pasando por Normandía hasta Barcelona y embarcarían en nuestro barco hasta Roma, ya que ese puerto era el destino final del buque.

Hablando con uno de ellos en perfecto “italo-español” y a veces por señas, me preguntó por la “Caponord” y me dijo que la moto le gustaba mucho y que tenía un amigo que poseía una con más de 130.000 Km., si es que la “Capo…” es muxo, a mi todavía me quedan unos cuantos por hacer, ya que solo tengo 34.000 Km. jejeje.

Después de recorrer el puerto, ver a Colón en lo alto señalándonos con el dedo e ir a dar una vuelta hasta el “Mare Notrum”, ya se acercaba la hora del embarque, nos despedimos de unos familiares que habían venido a vernos y nos preparamos al lado de nuestras monturas, pendientes de que nos avisasen para subir al buque.

Pues… “tela marinera”, cuando teníamos todo previsto para embarcar sobre las 21:00 h, no lo hicimos hasta las 23:00 h, menos mal que entre chistes, risas, la botella de “licor café” y la petaca de “Cardhu 12”, se nos pasaron rápidamente estas dos largas horas de espera.

Cuando un marinero en tierra me avisó para que subiera con la moto a aquella inmensa embarcación, me vi en dificultades para hacerlo, ya que la rampa me parecía demasiado estrecha y la moto demasiado grande para poder cruzarla y subir al barco, al final entre dudas y penurias pude hacerlo. Cuando al día siguiente desembarcamos, me di cuenta que la rampa de embarque tenía unos 15 metros de ancho. ¡Oye! Que cosas raras pasan en estos viajes-aventura, a veces las visiones no son todo lo reales que parecen y si no… me remito a los fantasmas de Lourdes, pero bueno, esa es otra historia que contaré más adelante.

El barco de los Grimaldi perfecto, los camarotes un poco pequeños pero con baño incluido. Cenamos en el barco y tuvimos una muy buena travesía, dormimos a “pierna suelta”, ya que estábamos un poco cansados de la ruta y de la espera para embarcar.

Resumiendo; un día perfecto para este gran viaje.



Continuará…

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*VIDEO DE LA 2ª ETAPA :
[video=youtube;BcYHJDdiu1w]http://www.youtube.com/watch?v=BcYHJDdiu1w[/video]
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Última edición:
3ª Etapa: Cerdeña (Porto Torres – Alghero – Castelsardo - Olbia).


Ya se percibía ese olor a mar de madrugada y el sol asomaba por el “ojo de buey” del camarote y nos despertaba cuando… (¡ehen, ehen!, bueno… realmente el “ojo de buey” de nuestro camarote era la rendijilla que había debajo de la puerta por la que asomaba la luz de los focos del pasillo y lo único que percibimos fuel el sonido del despertador del teléfono para levantarnos y desayunar antes de desembarcar).

Prosigo; …, subimos a cubierta y… que maravilla al observar el mar con todo su esplendor y el sol saliendo por entre las islas, percibir la brisa en la cara y disfrutar de las vistas que había, a lo lejos se divisaba la Isla de Cerdeña, sacamos fotos y más fotos para plasmar el momento tan espectacular.

Ya desembarcados y agarrándole bien los cuernos a la moto, nos dirigimos al Alghero, preciosa villa en el noroeste de la isla. Por fin estábamos ruteando fuera de la península en una gran isla en medio del Mediterráneo.

Este día, entre unas cosas y otras haríamos sobre 250 Km., con las carreteras en buen estado, teníamos todo el día para disfrutar de Cerdeña ya que al día siguiente embarcaríamos para nuestro principal destino; Córcega.


En el Alghero dejamos las motos en el puerto antiguo, y decidimos visitar la “Gruta de Neptuno”, muy similar a las del “Drak” en Mallorca, aunque con algunas estalactitas y estalagmitas más.


El Alghero merece la pena, zona vieja amurallada y edificios antiguos restaurados, se parece un poco a Asilah en Marruecos, con las murallas defendiéndose del mar y de los posibles atacantes de piratas y corsarios. Callejeamos por su zona antigua, muy buenos restaurantes, no demasiado caros y bonitas callejuelas. Nosotros la conocíamos de hacía un par de años, pero sin ningún tipo de foto ya que en aquel viaje habíamos perdido la cámara.

Debido a un error de cálculo por mi parte y por falta de espacio por parte de Mini, t5ubimos que cargar con cascos y cazadoras, etc. etc., con el consiguiente engorro que esto supone. Tanto carolos como Eulalio lo habían planificado mejor y traían el baúl trasero casi vacio y así podían dejar cosas en el para no ir tan cargados cuando parábamos a ver algo. A ver si la próxima vez aprendemos, vendré con solo un calzoncillo y una camiseta para tener más espacio en las maletas y la camiseta la lavaré todos los días.

Después de comer paseamos por su muralla y por sus callejuelas, pendientes de salir hacia Castelsardo, que sería nuestro próximo destino antes de llegar al Hotel.


Ya en carretera sobre las 18:30 h llegábamos a esta espectacular villa al borde del mar, encaramada en un peñasco saliente. Subimos y subimos, callejeando en moto por sus estrechas callejuelas hasta llegar al castillo en lo más algo, desde el cual se percibía una espléndida panorámica. Cansados de callejear y buscar aparcamiento durante un buen rato, dejamos las motos cerca de la puerta, nos bajamos, sacamos los cascos, cazadoras, cerramos las motos y cuando ya habíamos acabado cansados de hacer todo esto, una señora muy mayor sentada en la puerta de su casa, pegada al castillo, nos dice:
“…¡eeeh ragazzi!... ma non pue aparchiare li, la polichia multa moto…”,

¿…eehh…?, todos nos quedamos sorprendidos;

*Fernando: ¿Cómooo?, ¿Qué no se puede aparcaaar?, vamooos, vamoos, después de estar buscando aparcamiento durante media hora, yo no muevo la moto de aquí.

*Mini: … ¡¡ uuuyyy habrá que hacerle caso a la vieja…!!

*Eulalio:… no se qué hacer, las motos parece que no molestan…

*Carlos:…¡¡uff… pues yo la tengo bien aparcada…!! (estaba encima de una acera).

Al cabo de dos minutos, estábamos todos bajando las motos hacia la zona baja de la villa ya que habíamos divisado a un par de “sccutters” que subían con dos chicas/polichia, a la caza del infractor.


¿Castelsardo?; para mí el pueblo más bonito de la zona norte de Cerdeña, lo disfrutamos toda la tarde, haciendo fotos y admirando su castillo, murallas y situación estratégica en la isla, hasta que alguien dijo; ¿Cuándo se como aquí...?, y nos fuimos a cenar. Lo hicimos en unas mesas situadas en una de las callejuelas de la villa, muy amables sus propietarios, era un restaurante familiar. Esta fue una de las premisas fundamentales del viaje: la comida. Ya podían se las once de la mañana, las cinco de la tarde, las diez de la noche o las tres de la madrugada que siempre se oía una voz que decía: pero… ¿Cuándo se come aquí…?, y ¡hala! a comer. Debido a esto, el presupuesto que teníamos para comidas, nos lo sobrepasamos con creces. Yo particularmente en estos doce días engorde un kilo y medio, pero bueno no se me nota mucho.

Esta noche dormíamos en Cerdeña y teníamos prevista la llegada al Hotel en Sal Pásquele-Olbia a ultima hora de la tarde para disfrutar un poco de sus instalaciones, pero llegamos pasadas las once de la noche. Una pena, penita, pena, ya que este Hotel era con diferencia el mejor del viaje, un cuatro estrellas, o sea, un “full equip”, con todos los lujos habidos y por haber y ¿sabéis lo que hicimos?, pues: llegar, dormir e irnos.

Menos mal que al día siguiente el desayuno fue exquisito, aunque nos lo tomamos con mucha pena al haberlo frente a una cristalera donde se podía apreciar el amanecer, con un sol que salía de entre las montañas del valle, las excelentes instalaciones del Hotel, la piscina, ¡ah! Y a la masajista apurando los últimos pasos para llegar a una tumbona donde uno de los huéspedes había requerido sus servicios, etc. etc.


Continuará…

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*VIDEO DE LA 3ª ETAPA:
[video=youtube;Jq_BW4xvcgQ]http://www.youtube.com/watch?v=Jq_BW4xvcgQ[/video]

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4ª Etapa: Cerdeña (La Gallura) – Travesía a Córcega (Bonifacio-Favone).


Hoy era una etapa especial, todos estábamos emocionados, íbamos a llegar a Córcega . Entre la pequeña ruta mañanera de Cerdeña y la ruta corsa, creo que hicimos este día más de 250 Km. en moto.

El ferri salía a las 10:00 h. y nosotros llegamos al puerto de Santa Teresa de La Gallura, pasadas las 8:30 h. creyendo que como en la travesía anterior habría que estar una hora y media antes en el puerto, pero nos equivocamos, ya que no tenía nada que ver con el de Barcelona y el embarque sería casi a la misma hora de salida.

Santa Teresa de la Gallura tiene un puerto muy singular y precioso, muy parecido al de Bonifacio en Córcega, metido hacia dentro en una pequeña bahía donde los barcos de vela antiguos estaban atracados por doquier.


Cuando llevábamos un rato esperando, llegaron al puerto cuatro motos más, eran dos parejas inglesas cada uno con la suya, eso no nos sorprendió nada, aunque no es habitual ver a dos chicas en moto, una en una “Gladius" y otra en una "Monster", lo que si nos alucinó fue ver como llevaban las maletas. Eran unas maletas de viaje normal y corriente, o sea, unas “troley de toa la vida”, amarradas con pulpos al asiento trasero. Cuantas cosas se aprenden en estos viajes, para el próximo ya se como hacer sitio para más equipaje.

A lo lejos ya se divisaba el ferry que nos llegaría hasta Córcega, nada que ver con el anterior, este era mas pequeño y mas antiguo, aunque esta vez no tendríamos camarote ya que la travesía duraría una hora.


Embarcamos a la hora prevista, colocamos la moto con la pata de cabra puesta y pegadas al costado del barco, cuando… nos quedamos boquiabiertos al comprobar como iban a amarrarlas, era un cordel, mejor dicho, un cordelillo fino y de color rojo con el cual iban a sujetarlas, ni cuerda, ni las “zinchas sujetatodo”, ni nada por el estilo. La verdad es que no sé como pudieron aguantar sin romperse, porque… lo que pasamos en la travesía fue de miedo.

Prosigo;… el barco zarpaba y de lo pequeño que era el puerto y la bahía, lo tubo que hacer marcha atrás. Cuando ya emprendimos la navegación, nos subimos los ocho a la cubierta superior, donde teníamos la mejor vista del barco, el sol resplandecía en el horizonte, aunque había alguna que otra nube asomando, pero hacía un vientecillo impertinente que llegaba a molestar. Yo no las tenia todas conmigo, ya que como residente en pueblo costero y marinero ocasional que soy, me mosqueaba lo que estaba viendo a mi alrededor, había un profundo y preocupante “mar de fondo”.


A los quince minutos de navegación las olas se hacían cada ves más altas y los huecos entre ellas más profundos, el barco redujo la velocidad, estábamos atravesando el “Estrecho de Bonifacio” que separa Cerdeña de Córcega, y aunque no era muy habitual que pasase, estábamos en medio de un temporal veraniego, que entre viento y olas hacían que el barco no parara de moverse. Y yo pensaba… pobres motos, seguro que las encontraremos destrozadas en la bodega, amarradas al cordelillo.


En envite del mar era brutal y el barco se zarandeaba de un lado a otro, nadie en cubierta se podía mantener en pie sin agarrarse. El agua que entraba por la proa empezó a salpicar, y aunque estábamos en la cubierta superior a unos 8-10 metros del mar, las olas nos llegaban igual al embestir contra el barco, la gente empezó a preocuparse y todos bajaron al interior del buque, bueno… todos, menos cuatro; Sonia, María, Eulalio y yo. Aguantamos los cuatro como “moteros aguerridos”, el envite de las olas venidas y por venir, y nos empapamos de la cabeza a los pies, pero… no sucumbimos ante las inclemencias del tiempo y como buenos “lobos/as de mar” no abandonamos nuestra posición en el barco, aguantando impertérritos (Impertérrito: que conserva la calma y aplomo ante una situación que normalmente turbaría o impresionaría a cualquiera) hasta llegar a puerto.

Unos instantes antes de desembarcar y ya amainado el temporal, la gente empezó a subir a cubierta y la estampa que encontraron fue la siguiente: dos mujeres "escojonándose de risa" y dos hombres sentados, tal cual la portada de la película “Los lunes al sol” de Bardem y Tosar (yo era Bardem y Eulalio, Tosar), pero empapados hasta las cejas y cayéndonos agua a borbotones, eso sí, sonrientes y con cara de tranquilidad.


Ya estábamos en Córcega y con Bonifacio a nuestros pies. Preciosa villa, me impresionó ver a nuestra llegada las casas-fortaleza desafiando la increíble altura de los acantilados. En el puerto había un gran barco velero atracado, impresionante su palo mayor, llegaba desde el mar hasta casi la cima de la villa presidida por la fortaleza.

Desembarcamos sin mayor problema, aunque mojados y nos dirigimos hacia al centro. Aparcamos y recorrimos su calles estrechas y admiramos desde sus múltiples miradores las preciosas vistas que teníamos ante nosotros.

Pero… ¿aquí no se come…?. Lo hicimos en un restaurante con mirador, aunque no fue el día que mejor comimos, ya que el pescado que había pedido Mini y Carlos no estaba del todo hecho y el cocinero no tenía muy buenas pulgas, aunque la dueña fue muy cortés.


Ya relajados por la tarde, decidimos emprender la ruta hacia el hotel para deshacernos de todo el equipaje y estar más desahogados, dado que íbamos a pasar cinco días en la isla. Desde Bonifacio teníamos que subir hasta Favone a unos 55 Km., era donde teníamos el Hotel, pero en vez de hacerlo por la costa, Carlos propuso una ruta alternativa por el interior, que… aunque nos llevaría más tiempo, seria una ruta preciosa, con carreteras con curvas, vistas impresionantes y mucha vegetación.

Curveamos y curveamos, en lo alto de una cima paramos a ver las vistas, cuando… nos sorprendió por segunda vez en este viaje algo inusual: otras dos chicas con otras dos motos, estas eran unas BMW Adventure inmensas y pesadas. Pero… es que no nos sorprendió el verlas en moto sino que… cuando nosotros íbamos vestidos hasta el gorro, o sea, pantalón de cordura, cazadora, botas de moto, pañuelo al cuello etc. etc., ellas en pantalón corto, zapatillitas y guantes, bueno, también llevaban camiseta. Nos quedamos anonadados, se cogieron sus motos y tan contentas se fueron con un control sobre las mismas que ni el mismísimo Ángel Nieto en sus tiempos dorados.


Sobre las 19:00 h. llegamos al Hotel situado en la localidad de Favone, con piscina y situado a unos 300 m. de la playa, el cual recomiendo por calidad-precio, instalaciones, cercanía al mar y situación para hacer rutas por la isla. Una vez instalados en las habitaciones, nos bajamos a la piscina a remojarnos y a descansar un rato. Llevábamos un tiempo bañándonos y disfrutando de ella, cuando se oye: pero…¿Cuándo se come aquí…?, y nos salimos del agua hacia las habitaciones para luego ir a cenar.

Y ya para rematar este día, donde pasamos desde Italia a Francia por el “Estrecho de Bonifacio”, una vez duchados, perfumados, maquillados y vestidos con “ropa normal”, nos fuimos a cenar a un restaurante al lado de la playa, con mesas con mantel de tela y velitas. La cena exquisita y el trato fenomenal, un diez, de hecho repetimos alguna vez más durante nuestra estancia por allí.



Continuará…


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*VIDEO DE LA 4ª ETAPA :
[video=youtube;HoRBRXQ6TJQ]http://www.youtube.com/watch?v=HoRBRXQ6TJQ[/video]
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5ª Etapa: Córcega (Favone – Porto Vecchio).


Esta etapa la habíamos planificado como un día de descanso pleno y sin tocar las motos, llevábamos cuatro días sin parar, al final solo nos subimos a ellas para ir a cenar y a ver Porto Vecchio, o sea, este día hicimos unos 60 Km. en moto.


La noche anterior habíamos aparcado las motos en una zona donde se podían vigilar desde la ventana del Hotel, la habitación desde la que mejor se controlaban era la mía, por la noche me levante varias veces para vigilar a posibles amigos de lo ajeno, y así durante cuatro noches seguidas, bueno… no sé si me levantaba o soñaba que lo hacía, pero lo cierto es que las motos siempre estuvieron en su sitio y nadie las tocó.


Lo primero que hicimos al levantarnos fue desayunar (incluido en el precio del Hotel) y prepararnos todos para ir a la playa.

Sobre las 10:30 h. ya estábamos rebozándonos en la arena y disfrutando del mar, con una temperatura excepcional nos bañamos todos, nada que ver con el atlántico ya que el agua esta mas fría, bañarse en el Mediterráneo es como meterse en una piscina.


Pero… ¿Cuándo se como aquí…?. Lo hicimos en el mismo restaurante que habíamos cenado el día anterior, y aunque había bastante gente, la señora nos atendió muy amablemente y al terminar nos fuimos de nuevo a la playa y entre el sol, revistas de motos traídas de España, baños en el mar, charlar, chistes y petaca de “Cardhu 12”, se nos pasó la tarde.


Ya eran las 19:00 h. cuando se oye…¿y cuando se como aquí…?, nos fuimos hacia el hotel para ducharnos, para luego salir hacia Porto Vechio a conocerlo y a cenar.


Porto Vechio nos encanto a todos, es un pueblo con un singular encanto, con un precioso puerto deportivo y como siempre la zona antigua y sus callejuelas nos sedujeron, restaurantes acoplados a antiguas casonas donde bohemios trovadores tocaban y cantaban a los comensales, y la verdad es que lo hacían muy bien.


Voy a relatar algo que nos pasó esa noche en esta Villa, pero que ninguna chica se ofenda, ya que lo voy a contar sin ningún tipo de acritud, ni machismo, simplemente como una anécdota.

El sol ya se había puesto, hacia una noche espléndida y estábamos buscando algún sitio donde cenar, paseando por las callejuelas nos sorprendió algo que nunca en mi vida había visto, y fue lo siguiente: pasamos por delante de un local de copas que tenía mesas en la calle, la camarera que servía estaba “muy buena”, la chica iba con camiseta de tirantes y pantalón vaquero, bueno pues, por cada copa que servia… levantaba la camiseta y enseñaba las tetas, ¡¡¡Hostiaaas!!!, nunca habíamos visto tal cosa, claro el local estaba prácticamente lleno. Hubo una mera intención de quedarse a tomar algo, pero… ¿cómo vamos a tomar una copa sin antes cenar?, se oía…, ¡que siii, que sii!, que se puede hacer y no pasa absolutamente nada, y por otro lado decían…, ¡que noo, que noo!, que sienta mal la copa antes de cenar. Al final, dado que allí no daban de cenar, seguimos guscando restaurante.

Buscando, buscando encontramos un restaurante pirata, donde la camarera era una chica madurita con el pelo rapado al cero, parche en el ojo y una pata de palo, que nos decía de vez en cuando;… “¿espanioles?..sii, sii, indignados… espania revoluchión”, refiriéndose a los del 15-M. Las “creps” que nos sirvió están deliciosas.

Sobre las doce acabamos de cenar, y todos estábamos un poquillo cansados, nos habíamos tirado todo el día en la playa y el cansancio del viaje ya empezaba a hacer mella entre nosotros, cuando se oye:… ¿y porqué no vamos a tomar una copa?, y aunque pasamos por el Pub de la “chica de las tetas”, mirando muy detenidamente por si alguien pedía una copa, no fuimos a otro local en plan “chilau” con grandes sillones en la calle, situado en el centro de una gran plazoleta, y aunque la camarera de este local no nos mostró sus tetas, el sitio estaba divino y las bebidas exquisitas.


Ya era tarde cuando decidimos irnos al hotel, lo teníamos a unos 30 Km. e hicimos una ruta nocturna bordeando la costa que a mi pareja y a mi nos encantó, una conducción tranquila donde la luz de la luna brillaba con mucha intensidad y se reflejaba en el mar, las antiguas torres vigía costeras iluminadas, escuchando única y exclusivamente el sonido suave e impecable de dos cilindros debajo de nosotros.

Y así se nos pasó este día, sin ningún sobresalto.


Continuará…



*VIDEO DE LA 5º ETAPA:
[video=youtube;bQPbreCfn6c]http://www.youtube.com/watch?v=bQPbreCfn6c[/video]
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6ª Etapa: Córcega (Favone – Corte – Ajaccio – Sartene - Porto Vecchio - Favone).

Esta fue la más larga que hicimos en la isla, casi 400 Km. del ala, de este a oeste pasando por las altas montañas y por Corte (antigua capital corsa).

Toda la ruta fue perfecta, hasta que al final del día pasó algo raro, lo relataré al final del texto, aunque… mas que raro yo diría intrigante.


Salimos temprano hacia Corte, situada en el centro montañoso de la isla, carreteras preciosas y con muchas curvas. Cuando dejamos la costa y empezamos a subir hacia el interior, dejó de haber tráfico. Antes de llegar a esta Villa, nos dirigimos hacia un parque natural que había en las cercanías, bueno… realmente parque natural es casi todo Córcega, era impresionante y majestuoso, su vegetación , su río, sus cortantes y la carretera estrecha, había que ir con mucho cuidado, en algunos tramos teníamos que parar si venía algún vehículo de frente.


Una de las cosas que nos sorprendió muy gratamente de esta isla fue que se nota que la cuidan y se preocupan por ella, no hay esas salvajadas de construcciones turísticas, de hecho no hay edificios altos, todos siguen un mismo patrón y las casas se acoplan perfectamente con el entorno.


Ya en Corte aparcamos las motos y nos dispusimos a conocer esta pequeña ciudad, pero…¿Cuándo se como aquí…?, y nos fuimos a un precioso restaurante con mucha historia, ya que había sido un antiguo puesto del ejercito, bar, cárcel y hasta “casa de puttas” en tiempos de guerra.

El camarero era hijo de emigrantes portugueses y hablaba perfectamente el castellano, y fue el quien nos contó la historia. Al acabar de comer nos dirigimos a recorrer la ciudad, subimos a su mirador principal desde donde pudimos otear todo el impresionante valle de las cercanías. En el centro había algún edificio con agujeros de bala, seguramente pertenecientes a la segunda guerra mundial o alguna revuelta de los independentistas corsos.

En Córcega no hay demasiadas carreteras, y sólo teníamos dos opciones para regresar; opción a); volver por donde habíamos venido y opción b); ir hacia la costa oeste a conocer Ajaccio (capital de la isla) y Sartene. La decisión estaba clara; Costa Oeste.

Subimos y bajamos montañas, cruzamos valles, curvas y más curvas, las ruedas se me redondearon de tanto tumbar la moto, ya que las traía casi planas. Los kilómetros se hacían interminables, ya que íbamos a baja velocidad por el tipo de vía por las que circulábamos, al final de la tarde llegamos a Ajaccio, cuna de Napoleón Bonaparte, siii, si de Napoleón, aquel famoso “emperador franchute” que nos invadió en los tiempos de “Curro Jiménez, el Gitano y Algarrobo”, menos mal que luego “Agustina de Aragón” les ayudo a echarlos fuera del país, y…


Bueno… prosigo; paramos en el puerto y nos tomamos un “refrigerio” en la zona deportiva, realmente fue lo único que vimos de esta ciudad, puesto que ya era bastante tarde y todavía nos quedaban muchos kilómetros de ruta y todavía teníamos que visitar Sartene. Cuando descansamos un poco y nos sacamos alguna foto, emprendimos la ruta y cuando ya se ocultaba el sol, llegamos a la preciosa villa de Sartene, majestuosa y encaramada a lo algo de una cima.

Mi pareja no se encontraba bien y decidimos proseguir la ruta para llegar cuanto antes al hotel. Los demás compañeros se quedaron a ver la ciudad y a cenar, aunque no la pudieron ver mucho dada la hora de llegada, una pena, porque esta ciudad merecía mucho una buena visita, de hecho nos la habían recomendado varias personas de la isla.


María y yo sobre las 23:00 h. llegamos a Porto Vechio y paramos a descansar un rato, en esta ruta me sorprendió ver muy poca luz en la calzada, en algunos tramos había una oscuridad absoluta y ningún vehículo en la carretera, de hecho iba constantemente con las “largas”, fue algo que me “chocó” un poco, aunque no le dí demasiada importancia. Al llegar, aproveché para ir al puerto a ver los precios de alquiler de embarcaciones por si al día siguiente nos apetecía descubrir Córcega por el mar.

Lo que nos ocurrió a María y a mi esta noche, fue sorprendente... conocimos por casualidad a un viejo "lobo de mar", pero esto lo contaré en la entrega siguiente...

Llegamos al Hotel muy cansados pasadas las doce de la noche, entre unas cosas y otras habíamos hecho unos 400 Km. del ala por carreteras estrechas y con muchas curvas, y aunque mi “capo” es bastante cómoda, los kilómetros también pesan.


Al día siguiente, nos enteramos de lo que le había pasado a nuestros compañeros en la ruta de regreso al hotel, entre Sartene y Porto Vechio, lo cual paso a contar;


Carlos con su “Vstrom” encabezaba la expedición, y dado que era bastante tarde llevaba una conducción muy alegre, apurando al máximo las frenadas a la entrada en curvas y acelerando con alegría en las salidas, le seguían a un ritmo alto Eulalio y Mini.

¡¡ De repente y sin previo aviso !!, algo se cruzó en la carretera y a punto estuvo de colisionar con él, le rozó la rueda delantera ya que notó una fuerte vibración en el manillar de su “uve”. Todavía hoy en día no sabe lo que le pasó por delante de su moto, si un jabalí, si un lobo, si un ciervo o si un duende corso, el cual de alguna manera les avisó para que redujesen la velocidad y llegasen felizmente a destino.

Se dio la casualidad de que esta ruta fue la única durante todo el viaje en la que participaron sólo 6 personas y no 8. (No digo más, ya que bastante he dicho de este número en crónicas anteriores).

Y así transcurrió la 6ª etapa de este viaje en tierras corsas.


Continuará…

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*VIDEO DE LA 6ª ETAPA:
[video=youtube;F95rVnIZ938]http://www.youtube.com/watch?v=F95rVnIZ938[/video]
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7ª Etapa: Córcega (Favone - Porto Vecchio - Salida Diurna Lancha rápida).


Otro día de descanso intermedio, de relax y poca moto. Realmente lo necesitábamos, porque entre unas cosas y otras, desde que habíamos salido de casa ya llevábamos más de 2.000 Km. recorridos, sin contar travesías. Hoy haríamos sobre 120 Km.


Después de comprobar el día anterior los precios de alquiler de embarcaciones, nos decidimos ir a Porto Vechio y alquilar una. El día anterior por la noche, cuando llegamos María y yo de Ajaccio, nos fuimos hasta el puerto a cenar algo, al acabar nos fuimos a pasear por el puerto y a ver precios de alquiler de embarcaciones, ya era la una de la madrugada y no había prácticamente nadie en el paseo y andando por el ramal de madera del muelle a la luz de la luna; se nos acercó un señor viejo con cara de marinero quemado de la dura vida en el mar, tez morena y con muchas arrugas, llevaba una gorra sucia y desprendía olor a vino barato. Nos empezó a hablar en un idioma raro, medio francés y medio italiano, la conclusión que sacamos tanto María como yo, era que nos estaba hablando en corso.

Tenía unos papeles viejos en la mano derecha, los cuales nos los ofrecía a cambio de 100,00 €., le dijimos que no queríamos nada y que nos dejara en paz. Aquel marinero jubilado nos seguía insistiendo e insistiendo, nos decía constantemente ofreciéndonos esos papeles... ¡100 eros, 100 eros!. María le ofreció un cigarro y yo le dije que se calmara que no queríamos nada. Nos sentamos un rato con él y nos contó su vida en capítulos y alguna que otra batallita hablándonos en un español muy correcto, ya que había trabajado parte de su vida en la empresa española “Transmediterránea”, al final ya casi a las dos de la mañana le dijimos que nos íbamos y le dimos 20 euros porque nos pareció que realmente los necesitaba. Cuando nos levantamos para irnos, el sin más nos dio unos papeles sucios y arrugados, que eran por los que antes nos pedía dinero.

Al principio no los quisimos, pero tras insistirnos un rato, los cogí y los metí en la mochila que llevaba. A simple vista y antes de meterlos en la mochila, pude apreciar que eran dos cartas marinas bastante antiguas. Le dimos las gracias, y sin darle mayor importancia, nos despedimos y nos fuimos.


Cuando llegamos al hotel, saqué los papeles de la mochila y pude comprobar que eran una especie de cartas marinas o mapas antiguos y empecé a romperme la cabeza con el mapa, y mientras mi pareja dormía, me levanté y me fui al baño y empecé a mirar aquellas cartas antiguas. Mirándolas detenidamente, marcaban la costa este corsa y sobresalía en el mapa una isla llamada la “Isla del Toro”, en la parte trasera de la misma hoja, esta isla estaba ampliada, detallada y tenía marcas con cruces y pisadas y palabras en un idioma que no conocía, también se apreciaba un punto concreto en la isla, marcado con un aspa.

¡¡ Ostras !! No me lo podía creer, ¿Sería realmente un mapa del tesoro?, ¿un mapa las marcas de alguna gruta o cueva, donde hace siglos los corsarios de la zona habían depositado sus joyas, perlas y demás ganancias de saqueos por el Mediterráneo?. Esa noche el viejo marinero nos había balbuceado que… allí había enterrados baúles llenos de joyas que nunca habían sido descubiertos, de los antiguos corsarios de la zona que habían hecho de las suyas por el Mediterráneo adelante.


Ya eran casi las 3 h de la mañana y seguía en el baño estudiando el mapa, sabía que al día siguiente alquilaríamos una lancha y podríamos ir hasta allí. Tenía claro que no informaría a mis colegas de mi hallazgo, ya que todavía no sabía si era real o un engaño de aquel viejo marinero.

Convencería a mis compañeros para ir a la Isla y me iría a dar una vuelta en busca de la supuesta gruta o cueva marcada en el mapa. La Isla era rocosa y apenas media 300 m. de largo, por lo que no tendría muy difícil seguir las indicaciones del mapa e intentar descubrir algo.


Al día siguiente nos levantamos temprano, en el desayuno, mis compañeros me decían que… si no había dormido, ya que tenía bastantes ojeras de estar hasta casi las 5 de la mañana ojeando el mapa.

Necesitábamos una embarcación para ocho personas. Nos desplazamos hasta Porto Vechio y ya en el muelle, en una caseta de madera una chica muy hermosa nos daba las instrucciones en italo-corso-ingles para el alquiler de la misma, en las que Eulalio nos las traducía a los demás.


Cuando pensábamos en alquilar una semirrígida de 40-60 cv y de 4,5 m. de eslora, la chica nos dijo que la única disponible y por el mismo precio, era una de 7,5 m. de eslora y 150 cv., mirándonos los unos a los otros, nos digimos…
sii, si no hay problema.

¿Título?, ¿eeehh?..., claro, para más de 15 cv y3 m. de eslora necesitábamos un título marítimo. …se oía, ..¿dale el carnet de conducir o la tarjeta de “Carrefour”, que no se entera…?.

Al final no sé como hicimos; o no miró bien los permisos o le gusto el traductor que traducía, pero logramos convencerla para que nos alquilara esa lancha tan bonita que había atracada en el muelle. Nos dio las llaves y una pequeña carta de navegación de la zona, marcando las piedras, islas y costa.


¡¡Que guay... tenemos un barco!!., ¡que grande!, ¡cuantos caballos!. Nos las vimos y nos las deseamos para sacarla del atraque, ya que todavía no controlábamos bien los mandos y las distancias, pero al final salimos del puerto como buenos navegantes y los ocho en aquella impresionante lancha, nos dirigimos sin rumbo fijo en busca de alguna cala o gruta en plan “Robinsones del mar”.


Decidimos ir hacia el sur, hacia calor y buen tiempo, en el puerto nos habían dicho que; “…si bueno ir al sur y que si malo ir al norte…”. Navegábamos a pocas millas de la costa cuando… a lo lejos divisamos sin prácticamente ninguna embarcación, variamos el rumbo y allí nos dirigimos.

El lancha respondía bien, aun con el peso que llevaba, los 150 cv eran suficientes para moverla con alegría y planeando sobre las olas, llegamos a la cala.


¡Que maravilla!, ¡que passada!, envidiable mar con un profundo color azul turquesa y envidiable playa solitaria sin ningún tipo de carretera o camino que pudiera llegar a ella, tal y como lo habíamos visto en las postales de las revistas o en algunos posters.

La verdad es que aunque escriba cientos de folios explicándolo y ponga infinidad de fotos de mil maneras y de mil colores para que se vean las maravillas de paisajes que vimos en esta isla, creo que sería imposible percibir lo que realmente en la retina de nuestro ojo se plasmó.

En aquellas aguas turquesas nos bañamos y en aquella cala con una playa estupenda disfrutamos toda la mañana.

Carlos, en plan “robinsón”, propuso una expedición desde la playa hasta la cima de unos peñascos que se percibían en la lejanía, por si descubríamos alguna gruta. Todo el mundo aplaudió la idea, pero… tumbados en el solárium de la lancha se le dijo que… si había que ir se iba, pero que fuera él, que yaaaaa, que yaaa nosotrooos lo esperábamos aquí.

Solo y sin miedo partió a explorar la zona e intentar llegar a la cima. Sin machete “corta maleza” pero con una navaja del “Lidl”, con la que una hora antes había cortado el chorizo para unos bocatas, iba apartando la espesa maleza y la vegetación que florecía por la zona, para trepar hasta la cima y así poder fotografiar la cala y a nosotros en la embarcación.

Los que quedamos en la lancha apostamos que si lo conseguiría, ¡jodeerr… si lo consiguió…!, al cabo de un rato vemos a lo lejos y en lo alto de la peña un bultito casi imperceptible salvo por su camiseta amarilla, era él, sentado tan pancho y saludando con la mano.


Por la tarde los convencí para dejar la cala y emprender navegación en busca de la “Isla del Toro”, Pusimos la lancha a tope, los 150 cv rugían y nos deslizábamos a muchos nudos sobre las olas. La verdad es que me pasaba por la mente que… si realmente el viejo marinero tuviese razón, las vacaciones nos podrían salir gratis, jejeje.


El mar estaba muy picado y las olas eran bastante altas, la lancha se movía muchísimo por lo que bajamos un poco la velocidad. Cuando ya llevábamos sobre una hora de navegación y la costa se veía un poco lejos, divisamos hacia el este un par de pequeñas islas, que según la carta de navegación que nos había dado la chica en el muelle, la cual iba leyendo Carlos, eran las “Islas del Toro”.

Salvo María, nadie sabía que llevaba en la mochila los viejos mapas que me había dado aquel marinero. Nos fuimos acercando hacia la isla y la bordeamos por el sur, pendientes de encontrar algún sitio donde desembarcar.

La isla es en un 90 % rocosa y debido al mar de fondo que había y a la altura de las olas, nos era imposible atracar, tampoco había ningún tipo de playa o similar para poder arrimar la lancha. La bordeamos dos veces y al final, muy a mi pesar, Eulalio sugirió que nos fuésemos a otro sitio, ya que iba a ser muy peligroso atracar en las rocas por las condiciones del mar, los demás asintieron y yo , aunque muy jod*d*, diría más… jodidísimo, también acepté.


Hiendo hacia la costa y ante el intenso oleaje que nos había hecho imposible desembarcar en la Isla del Toro, decidimos irnos hacia otra cala en busca de fortuna.

La fortuna nos sonrió cuando…, por sorpresa aparecimos en otra playa, esta vez llena de gente, pero… a todos nos sorprendió, porque… todo el mundo estaba en pelotas.


Después de estar por allí unas dos horas y disfrutar del mar, la playa, la embarcación y también de mirar de vez en cuando por el rabillo del ojo, regresamos a puerto, para luego partir hacia el Hotel a ducharnos y a prepararnos para volver a Porto Vechio a cenar.

El viaje – aventura vacacional, no solo… no nos salió gratis, sino que al llegar al muelle tuvimos que llenarle el gran depósito a la lancha rápida y pagamos 80,00 euros de gasolina.

Al desembarcar, estuve preguntando por el viejo marinero en el puerto y mirando a ver si lo localizaba, pero nadie lo conocía, ni habían visto esa mañana a persona similar por allí.

El viejo mapa que me dio aquel marinero la noche anterior, todavía sigue en mi poder, y juro que algún día volveré para comprobar si realmente el viejo mentía o decía la verdad.

Y así nos desenvolvimos en esta etapa con poco moto, mucha lancha y una incógnita que algún día desvelaré...

Lo que nos pasó en los días posteriores fue "mucho" y terrorífico, pero ya lo contaré en las siguientes entregas...


Continuará…

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*VIDEO DE LA 7ª ETAPA.-
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8ª Etapa: Córcega (Favone – Bastia - Travesía Nocturna a Toulon).


Último día en Córcega y el único que nos llovió en todo el viaje. Ya me había olvidado del “mapa”, pero lo había puesto a buen recaudo por si acaso algún día...

Amanecía con un cielo oscuro y con muchas nubes, realmente no sabíamos la ropa que nos íbamos a ponernos porque, la predicción del tiempo decía que iba a llover, aunque asomaba a lo lejos un pequeño claro.

Salíamos del hotel en la localidad de Favone, donde habíamos tenido nuestra base en Córcega estos cinco días, dirección norte hacia Bastia para verla y luego coger el ferri que nos llevaría al continente, exactamente a Toulon, cerca de Marsella, desde donde nos desplazaríamos hasta Carcassonne. Este día hicimos unos 170 Km.

Cuando contábamos que el trayecto nos llevaría dos horas, y poder hacer una ruta por el “Cap Cors”, al final lo hicimos casi en cuatro, debido al intenso tráfico y a la nula posibilidad de adelantar. Ya que íbamos cargados y las maletas triplican el ancho de la moto, bueno… en la de Carlos lo sextuplican. Ya casi al final del trayecto ahorramos un poco de tiempo hiendo por el arcén.
Debido a todo esto, no hicimos la ruta pensada y nos dedicamos a descubrir la bonita ciudad de Bastia.

Algo que nos sorprendió en estos cinco días de estancia fue que vimos a muy pocos policías, y ninguna comisaría. La policía francesa no casa muy bien con los corsos y no suelen hacer mucho ruido.

Llegamos a Bastia y aparcamos cerca del puerto, controlando los horarios de los barcos para por la tarde noche coger el nuestro que nos llevaría hasta el continente.
Comimos y nos fuimos a conocer Bastia. Esta ciudad es la más importante del Noreste de la isla, bastión corsario siglos atrás y ahora puerto deportivo, mercante y de pasajeros hacia el continente.


Paseando por sus calles descubrimos los encantos de antaño, calles estrechas, en pendiente y algunas con muchas escaleras, edificaciones antiguas mal conservadas, me imagino que Francia y en especial Córcega no tendría subvenciones de la CEE para restaurar este tipo de edificios como las hubo en España. A pesar de esto, creo que a todos nos gustó Bastia, una pequeña ciudad con mucho encanto.

Ya llevábamos un rato deambulando por sus calles, cuando nos sorprendió ver un coche, con matrícula de este país, con tres impresionantes escudos del “Real Madrid” en su parte trasera, algunos aprovechamos para hacer la foto pertinente, ya que era algo inusual. Otra de las cosas que también nos llamó la atención fue su puerto deportivo (antiguamente el puerto pesquero), por lo encajonado que está en la ciudad, parece una barriada más, en vez de un puerto.

Ya a media tarde nos dirigimos a buscar las motos aparcadas en el puerto para dirigirnos hacia el embarque. Que bonito el barco, era todo amarillo de la compañía “Corsica ferries”. Para mi era de mejor calidad que el de la compañía “Grimandi Lines” que nos trajo de Barcelona a Cerdeña, ya que los camarotes eran más amplios, los pasillos no eran tan estrechos y comimos mucho mejor y más barato.

En el puerto nos volvimos locos para sacar los billetes con los folios de reserva que llevábamos, pero al final resulta que esos mismos folios ya hacían de billete, puesto que tenían código de barras (jejeje, cosas que se aprenden cuando uno viaja).

Ya llevábamos un rato en el puerto, cuando nos empezó a mosquear algo… un chico con el pelo encrestado que no tendría más de 16 años, con un “scuter” de la marca Piagio” con baúl trasero se paso por delante de nosotros en varias ocasiones. La verdad es que no tenía mala pinta, lo único que resaltaba era una pegatina en su moto con las siglas independentistas del FNLC (Frente Nacional de Liberación Corso), encima de la silueta de la Isla. Lo comentamos entre nosotros pero al final no le dimos demasiada importancia.

Pero… al cabo de un rato el chico se acerca a nosotros y nos pregunta (en francés)*;

*Chico: Buenas tardes. ¿hablais francés?.
*Nosotros: Si.
*Chico: Me gustan las motos trail y las vuestras son muy bonitas.
*Nosotros: Pues… esta bien, son las mejores motos para viajar.
*Chico: Os importaría decirme hacia donde vais.

.-Nosotros sorprendidos un poco por la pregunta, pero sin ningún tipo de problema le contestamos; Pues nos dirigimos hacia Toulón, allí desembarcaremos y luego seguiremos ruta hacia Carcassonne.

*Chico: Carcassonne no lo conozco, pero si Toulon y Marsella.
.-Ya todos un poco relajados y en conversación distendida; el chico nos empieza a contar..;

*Chico: Vereis, tengo un hermano mayor viviendo en Toulon que también tiene una moto trail como vosotros, aunque más antígua, es una Suzuki DL 650 que ya tiene muchos años. Me gustaría hacerle llegar un pequeño paquete que tengo en la moto, no tengo dinero para mandárselo por correo y ya que vosotros vais hacia Toulón, pues… ¿os importaría llevarselo?. Mi hermano lo recogería a la salida del puerto y yo lo llamo y le digo que se lo llevan unos moteros con cuatro motos trail.

.-Nosotros sorprendidos, nos miramos unos a los otros y alguien le dijo;
¡¡Oye niño..!!, ¿no será droga, nooo?.

*Chico: No, no. Es un paquete de pequeño tamaño y os puedo mostrar lo que lleva en su interior.
*Nosotros: ¿y que lleva dentro?.
*Chico: Pues… son ocho piezas que le hacen falta para reparar la moto y es bastante urgente que las reciba, ya que en Toulon no las encuentra y la moto le es indispensable para su trabajo.
.-Nosotros asentimos con la cabeza y le dijimos que trajese el paquete. Lo cogió del baul de la moto que tenía aparcada a unos cuatro metros de nosotros y nos lo dio. Era un paquete pequeño, el envoltorio era papel marron normal y rodeándolo pegado al papel una cinta marrón. Lo palpamos y tocamos varias veces, moviéndolo hacia todos los lados y sonaban en su interior unas piezas de hierro al rozarse. Nos tranquilizamos y entendimos que no había problema, ya que sonaba a tornillería, arandelas etc etc.

*Nosotros: Oye, y si tu hermano no viene al puerto, ¿Qué hacemos con el paquete?.
*Chico: tranquilos, estoy segurísimo de que irá.

Cogimos el paquete y yo lo metí en mi baul trasero ya que tenía espacio suficiente en el interior. Nos despedimos del chico, dándonos la mano, agradeciéndonos el favor que le hacíamos, y sin más se fue.

Sobre las 22:00 h. y ya con el sol dejando de alumbrar, el barco salía del puerto y nos despedíamos con tristeza de Córcega, pensando en lo maravillosa que había sido nuestra estancia en la isla, en las medio aventuras que pasamos y lo que habíamos disfrutado de nuestra estancia. Creo que el que más y el que menos tenía en la mente que algún día volvería.

Yo creo que…. seguro que volveré, jejeje (acordaros que… tengo un mapa…).

¡¡Hostias!!, lo que nos paso a la llegada al Puerto de Toulon con el dichoso paquetito, pero… lo contaré en la próxima entrega.


Continuará…

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*VIDEO DE LA 8ª ETAPA:
[video=youtube;u1YQRfsf6Pk]http://www.youtube.com/watch?v=u1YQRfsf6Pk[/video]
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9ª Etapa: Toulón - Carcassonne.

Este trayecto de ferry nos llevo menos tiempo que el de Barcelona a Cerdeña, entiendo que eran menos millas, y debido a ello llegamos muy temprano, sobre las 7:30 h de la mañana al puerto de Toulon.

Cuando estábamos llegando al puerto y antes de atracar, subimos a la cubierta del barco para ver desde lo alto la ciudad y su entorno, ya que las vistas eran excepcionales.
Uno de nosotros se percató de que había cierta agitación en el muelle, ya que en la explanada del mismo había unos diez coches de policía.

¡¡Ostras!!, ¿y eso?. Hablando entre nosotros; comentábamos que seguramente traerían en el barco a algún preso y estarían ahí para recibirlo, o seria para hacer algún tipo de control, pero… las cuentas no nos cuadraban; ya que… no era la policía portuaria la que estaba allí, sino la policía de la Gendarmería Francesa y en el embarque en Bastia no habíamos visto nada similar.

Al rato, uno de nosotros dijo; ¡Oyeee!, este revuelo, ¿no será por el paquetito que nos dio ayer aquel chico nooo?.
Noooo… noo…, ¿Cómo va a ser por eso?, los ocho nos miramos extrañados a los ojos y nos dijimos…; ¿Dónde está ese paquete?, ¿quién coñoo lo tiene?, ¿qué hay dentro?, ¿nadie lo ha abiertoo?. No nadie lo ha abierto…, lo tengo yo en el baúl de la moto.

Raudos y veloces salimos los cuatro chicos hacia la bodega del barco a coger el paquete, cuando estábamos bajando las escaleras hacia la bodega-garaje donde estaba la moto, la sirena del barco sonaba diciéndonos que estaba ya entrando en puerto.

Llegamos a la moto, quiero abrir el baúl y… no tenía las llaves. Se me habían quedado arriba en el bolso de María, ¡¡¡Uuuufff que suplicio!!!.

Le dije a Carlos…; tú que eres el que más corre, sube rápido, pídele las llaves del baúl a María y baja “pitando”. Así lo hizo, en un “pispas” ya estaba a nuestro lado con las llaves en la mano. Abro el baúl y vemos el paquete intacto. ¿Qué hacemos?, ¿lo abrimos?. ¡¡Pues claro que lo abrimos!!, vamoooooos… vamooos que si lo abrimos, ¡¡ábrelo yaa!!

Con la mini navaja que tenía Carlos en el llavero, y sin sacar el paquete del baúl (un Givi de última generación de 55 Lts), comenzamos a cortar el papel y la cinta de plástico que lo envolvía, empezando a distinguir lo que había dentro.
El que más y el que menos pensaba que dentro podría haber algún tipo de droga (caballo, hachís, éxtasis, etc.), pero…

…no fue así, cuando ya lo abrimos del todo, entre alguna arandela y tornillería, se podían apreciar unos diez cilindros delgados semi-metálicos, agujereados y poco más grandes que los tornillos, que nadie sabía lo que eran.
Bueno... nadie menos uno...

Cuando… Eulalio (que había hecho la mili en artillería) dijo; … yo sé lo que es eso.
Carlos, Mini y yo, a la vez le dijimos: ¿Qué es?, ¿son para la moto?.
Eulalio: No, no son para la moto.
Carlos, Mini y yo: ¿entonces?.
Eulalio: no estoy muy seguro, pero creo que son detonadores.
Carlos, Mini y yo: ¿detonadoreeees?, ¿de queee, de detonar petardos de feriaaa o bombas de palenqueee?.
Eulalio: No. Creo que son detonadores de combate que solo usan los militares y son para detonar cosas más gordas.
Alguno de nosotros murmuraba; …¡¡Jodeeer, si todavía fuese hachiiís!!...

Nos miramos los cuatro fijamente con cara de sorpresa, con alguna gota de sudor en la frente (bueno… yo realmente tenía sudor frío en todo el cuerpo). Por el rabillo del ojo observamos a nuestro alrededor, pendientes de que nadie estuviese al tanto de la situación. ¡¡Hostias..!!, ¿Dónde tiramos el paquete?, ¿Qué hacemooos?.

Lo envolvimos de nuevo, Eulalio lo cogió y disimuladamente lo dejó en un hueco en una mampara lateral de la bodega.

En estos momentos, a todos se nos pasaba por la cabeza lo que nos pasaría si las autoridades francesas nos encontrasen esto en las motos, bueno… en mi moto, exactamente en el baúl trasero de la “Aprilia Caponord”. Me imagino que mis compañeros de viaje dirían:…”pues… no lo conocemos de nada…”, jejeje, ¡que cabroneees!.

Ya empezaba a entrar toda la gente al garaje-bodega para coger los vehículos y desembarcar. En ese momento bajaban María, Natalia, Magda y Sonia para subirse a las motos con nosotros y encaramar la rampa de salida hacia el muelle.

Ya en el muelle, los gendarmes pararon a las diez o doce motos que íbamos en el barco, nos mandaron bajar y nos revisaron e inspeccionaron las maletas y las motos de arriba abajo. A todos los moteros nos mandaron pasar a unas dependencias en el muelle, eran como una especie de casetas portuarias, me imagino que habilitadas para estos menesteres.

Cuando estábamos esperando para entrar en estas dependencias, donde nos hicieron la inspección corporal, vimos a cierta distancia que… varios gendarmes estaban inspeccionando a un chaval de unos 35 años, el cual estaba con las manos pegadas al coche de la policía con las piernas abiertas, y al que le estaban haciendo un control y revisando exhaustivamente su cuerpo, a pocos metros de allí había una moto aparcada, era una Suzuki DR 650 con muchos kilómetros encima.

Pasada una hora estábamos saliendo de Toulón por carretera nacional hacia Carcassonne. Decidimos coger la autopista ya que teníamos por delante 368 km. hasta destino y si no lo hacíamos rápido llegaríamos muy tarde y no podríamos ver la ciudad.

Cuando llevábamos unos 200 km. recorridos paramos a descansar y repostar. Sobre la 14:00 h. entrábamos en la ciudad, yo iba delante, llevaba el GPS con la dirección del hotel, y a las 14:15 h ya estábamos allí. Hotel pegadito al castillo y zona vieja. Comimos media hora después, una vez que dejados las maletas y nos cambiamos de ropa.
La ciudad me acordaba un poco a Lugo o Avila (ya que la zona vieja estaba amurallada y tenía torreones), pero estos eran mucho más impresionantes.

Carcassonne.- A todos nos encantó, precioso, parecía un “exin castillos” en grande. Impresionante zona vieja, castillo, torreones, edificaciones, callejuelas, puentes elevadizos, tiendas artesanales, museos, actuaciones musicales, etc. etc. etc.

Nos lo recorrimos de punta a rabo y ya cuando se estaba casi acabando la tarde nos fuimos a conocer la zona nueva. La “pateamos” durante tiempo y… ríos, callejuelas, flores, césped, monumentos, todo muy bien cuidado.

Casi al final del día y ya un poquillo cansados, decidimos coger el “chiquitrén” como buenos turistas que fuimos, éste nos llevó hasta casi la entrada del hotel.
Salimos por la noche a cenar y a tomarnos una copa por la zona vieja, disfrutando de un entorno encantador en la nocturnidad de la ciudadela.

Tomándonos unas caipiriñas en un bar al aire libre (antigua herrería del castillo), hablábamos de que todavía nos quedaban tres días de viaje, y que Lourdes sería nuestro próximo destino y los Pirineos después.

Y… cuando todos estábamos, de alguna manera, mentalizados de que la etapa siguiente en Lourdes iba a ser un tostón y muy aburrida… pasó lo que paso, que tuvo tela, tela…, pero bueno, lo contaré en la próxima entrega.


Continuará…

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*VIDEO DE LA 9ª ETAPA:
[video=youtube;-gdOYwfYoDA]http://www.youtube.com/watch?v=-gdOYwfYoDA[/video]


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10ª Etapa: Carcassonne - Lourdes.

Desayunamos todos en el Hotel de Carcassonne, bueno... todos, menos Mini. Este era una antigua Abadía reconvertida en Hotel, tenía una preciosa capilla adjunta, la que visitamos con charla de una guapa guía incluida, no nos cobraron la entrada por haber dormido allí.

A media mañana salimos hacia Lourdes, no era de las rutas más largas, solo teníamos por delante 270 Km.
Antes de salir, durante 15 minutos recorrimos la ciudad en moto, disfrutando de sus callejuelas en un precioso día soleado. Ya llevábamos más de 3.000 Km. a cuestas y diez días de viaje, todos notábamos un poquillo el cansancio a la hora de coger la moto.

Llegábamos sobre las 13:13 h. a Lourdes, después de una ruta con un bonito paisaje, sobre todo al final, estábamos dejando la meseta y entrando en la falda de los Pirineos y eso se nota.

A la entrada ciudad decidimos de la poner el GPS para poder localizar el hotel, y así fue, al cabo de unos minutos estábamos allí. De los cientos de hoteles que hay en la ciudad, debido al tema de la peregrinación mariana, fuimos a elegir el más raro y lúgubre, cuando llegamos y lo vimos…

¡¡ufff que miedo!!, la fachada se nos parecía a esos edificios misteriosos y tenebrosos que suelen salir en las películas de “Alfred Hiscok”. Tenía un pequeño jardín delante totalmente descuidado, cosa rara en Francia ya que todos suelen estar muy bien cuidados, un pequeño torreoncillo (quizás antiguamente la habitación de las torturas) en la parte alta y combinación en tre piedra y pintura en la fachada, sucia y descuidada. Paramos las motos en la entrada y las miradas entre nosotros fueron suficientes para comprender que la primera impresión no había sido buena;
¡vayaaa, vayaaa con el hotel!.

Lo que ya sería el colmo y lo único que nos quedaba, es que la chica de recepción (esas chicas tan hermosas y joviales que hay en todos los hoteles) fuese una mujer mayor, vieja, desaliñada y con cara de clavar cuchillos al que se pusiera por delante;
pues… cuando pasamos con las maletas al Hall del hotel, vimos a la chica de recepción, y… era una señora vieja con arrugas, mal peinada, con cara de clavar cuchillos al que se le pusiese por delante y además apenas hablaba francés, entre ella y un chico que había por allí se hablaban en… ¡italiano!.


Rumoreábamos… ¡¡ufff esta noche tenemos que estar al loro!!, jejeje. ¡¡Oyeee no sonrías que esto es serio!!,… haber que va a pasaaaar.

Ya en recepción, comentábamos entre nosotros; “…lo que ya sería “la hostia” es que las habitaciones tuviesen una sucia moqueta en el suelo, muebles antiguos y baño destartalado con cortina de tela, de las que se abren rápido con la mano…”.


Bueno pues…, fue más que “la hostia”; cuando subimos a las habitaciones, estas tenían moqueta (medio manchada) en el suelo, muebles viejos, mesillas rascadas o arañadas, el baño estaba destartalado con puerta corrediza de la que se te quedaba el pomo en la mano y en la bañera, cortina de tela de las que alguna vieja señora, sin previo aviso, puede correrlas y entrar con un cuchillo a clavártelo...

Al cabo de un rato, decidimos tener una pequeña reunión en una de las habitaciones, y…:

*Unos decían: ¡jod… vámonos de aquí!... ¡esto es un peligro!... ¡por estos lares hay mucho psicópata!...,
*Otros decían: ¡antes de entrar en nuestra habitación nos cruzamos con un pakistaní muy gordo y sudoroso que salía de la puerta de enfrente con una cazuela llena de carne con garbanzos!, ¡uff… este hotel me da mal rollo!...
*También se decía: ¡los muebles se caen a cachos!, ¡mi cama es de madera y hace mucho ruido! (al que dijo esto, se le preguntó, ¿tanto te mueves al dormir?)…
*La otra pareja decía: ¡los pasillos son muy estrechos y oscuros!, ¡mi habitación tiene vistas a unos cubos de basura!...


*y seguíamos comentando: ¡joooodeeeer!, seguro que por la noche hasta habrá algún fantasma por el pasillo y todo...
Aunque en contrapartida a todo esto, hubo alg uien que dijo;
¡oyeeee… por lo menos las sábanas están limpias!, ... cuando… uno de nosotros gritó;


¡¡TRANQUILICÉMONOS TODOS, COÑIOOOO!!, ¡no pasa nada, vamos a relajarnos un poco!.
Os parece que nos vayamos a comer y… ¿lo hablamos?.

Todos teníamos hambre, asentimos con la cabeza y nos fuimos a buscar algún sitio para comer y reponer fuerzas.
Entre todos estos comentarios y alguna que otra carcajada, nadie se podía imaginar, lo que iba a pasar por la noche, acontecimiento sobrecogedor que luego narraré.


Dejamos maletas, cascos, botas, etc. en las habitaciones, nos cambiamos y nos dirigimos andando hacia el centro en busca de algún sitio para comer. Ya en el restaurante, comiendo un rico menú, compuesto sobre todo por “kétchup”, hablamos bastante rato sobre el hotel y decidimos echar a votación si nos quedábamos o nos íbamos.

Ganaron por mayoría los que se querían quedarse, puesto que se llegó a una conclusión muy determinante, y se dijo que; …este era un viaje-aventura y que como intrépidos aventureros que éramos, tendríamos que pasar esa tremenda prueba, y era; …el d ormir toda la noche es ese fantasmagórico hotel. ¡Vamooos, vamosss, vamooos!, que ni las peripecias de la saga de “Indiana Jones” nos iban a llegar a la suela de los zapatos.

Decidimos olvidarnos del hotel por unas horas e irnos a conocer Lourdes, y como no, la visita principal seria la basílica y la cueva de las apariciones marianas.

Cuando empezamos a acercarnos a la basílica nos sorprendió a todos ver cruces clavadas en la tierra de multitud de países. Alguien nos dijo que nos quedáramos para ver por la noche la procesión de las antorchas y después de recorrer toda la zona y conocer la pequeña ciudad de Lourdes, ya cuando anochecía nos fuimos a ver “la procesión de las antorchas”.


¡¡Cuanta gente había!!, era espectacular, además era un viernes normal y corriente. Desde la zona alta de la basílica, como meros espectadores, observábamos la procesión, la verdad es que hubo momentos sobrecogedores e incluso rozando la angustia, ya que se podían divisar infinidad de enfermos a pie con banderas de distintos países, gente en sillas de ruedas e incluso en camilla que seguían pausadamente el recorrido.

Gente desahuciada, personas de todo tipo, desde niños hasta ancianos de infinidad de razas y colores.
Como bien dijo un compañero de viaje; quizás, tanto enfermos como famili ares, busquen consuelo personal y moral por alguna enfermedad muy grave, o quizás simplemente sean creyentes fervientes en busca de ayuda espiritual.


Lo que pensamos y comentamos, fue que…; este era un tema muy delicado para hablar o exponer opiniones particulares que pudieran herir sensibilidades y creo que todos actuamos con un profundo RESPETO hacia estas personas y hacia una zona de culto tan importante como es esta.

De todas formas; creo que siendo creyente o no, merece mucho la pena visitar y ver Lourdes, no solo por el tema religioso, sino por su entorno, precioso y acogedor. Castillo impresionante desde donde se divisa todo la ciudad y todo el valle, ríos, casas antiguas restauradas, enclavado en la falta de los Pirineos donde se combinan infinidad de cosas; montañas, bosques con variedad de tonalidades de verde, fauna, cantidad de rutas para moto, bici y treking, escalada, miradores, paisajes preciosos etc. etc. etc.

Ya por la tarde-noche decidimos que como buenos turistas íbamos a ir, como también hicimos en Carcassonne, en el “Chiqui Tren” y así lo hicimos.
Nos subimos los ocho a él con dos italianas maduritas que nos acompañaron, y rogando nos hicieron un buen descuento por “grupo”, y como buenos españoles entre cánticos y cantareras nos hicimos el viaje de casi una hora conociendo los recovecos de la ciudad, donde descubrimos una zona que tenía un teleférico para subir a una montaña desde donde se divisaba la ciudad y decidimos hacer la ascensión al día siguiente.

Nos fuimos a cenar y ya casi a media noche, entre comentarios y algún que otro sudor frío nos fuimos al hotel. Cuando entramos, no había nadie en recepción, simplemente tenías que coger la llave de la habitación, ¡sujeta en el clavito de un colgador exterior al mostrador de recepción!, donde la podía haber cogido yo, tu, el u otros/as, sin ningún tipo de problema.

Sin más, nos dirigimos a las habitaciones “vacilando” sobre la vieja recepcionista, el gordo y sudoroso señor que vimos a la llegada con la cazuela de “callos”, las habitaciones, el pasillo y los fantasmas.
Pues eso, ya nos acostamos y empezamos a descansar, no había chirrido de cadenas ni nada parecido, pero… nos costó un poco empezar a dormir, debido a las goteras que caían por el grifo del baño.

Ya casi estábamos dormidos, cuando… ¡de repente!..., unos fuertes golpes en la pared nos despertaron súbitamente.
No sabíamos de donde provenían y aunque la primera vez no le dimos demasiada importancia, los golpes volvieron a repetirse al cabo de unos minutos. Era como si alguien diera patadas o con el puño intentara romper una pared.

Me puse el calzoncillo y salí al pasillo (estrecho y de unos 50 m. de largo que desembocaba en un pequeño hall con escalinatas hacia varios sitios), allí estaba Carlos (también en calzoncillos) y Eulalio (este no pude distinguir si llevaba calzoncillos, ya que su habitación estaba un poco más lejos y sin apenas luz casi no lo veía), nos miramos y frunciendo el ceño nos preguntamos:... ¿Qué coñ… son esos golpes?.

Los tres estábamos sorprendidos y un poquillo aco*onados, aunque Carlos había salido de la habitación asiendo la mini navaja que había comprado en el “Lidl”.

Apenas se veía, las luces del pasillo estaban apagadas y simplemente las puertas abiertas de las habitaciones dejaban asomar una tenue luz. Intentamos encender alguna, pero en el pasillo no existían interruptores, o por lo menos nosotros no los encontramos.
Comentamos que en los próximos golpes, bajaríamos a recepción a protestar y a poner una reclamación, aunque pensandolo bien esto era una tontería, ya que en recepción no había nadie.

Decidimos volver a meternos dentro de las habitaciones y no pensar en lo ocurrido. Cuando iba a cerrar la puerta, por el rabillo del ojo, vi al final del pasillo unas sombras de varias ¿personas? que cruzaban hacia las escaleras, las cuales creo que llevaban algún tipo luz en la mano, ¿mecheros encendidos?, ¿velas?, no lo sé.

Oí como rumoreaban algo, aunque no pude escuchar exactamente lo que decían, lo único que pude percibir, fueron unos murmullos, algo como;…: “nusssonsan…, nussonssan…”, al cabo de unos segundos ya no oí, ni vi nada.
Durante el resto de la noche, no se volvieron a repetir los golpes ni volvimos a percibir nada raro.


Al día siguiente, una de las parejas que vino en este viaje, nos dirían exactamente lo que esta ¿gente? decía, puesto que dormían en la última habitación al extremo del pasillo y escucharon, más nítidamente que yo, esas voces, pero no salieron de la habitación.

Y así nos transcurrió este día, tan sobrecogedor y a la vez tan espectacular en Lourdes.

Continuará…


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*VIDEO DE LA 10ª ETAPA:
[video=youtube;Cd3Hin_Bo5g]http://www.youtube.com/watch?v=Cd3Hin_Bo5g[/video]
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11ª Etapa: Lourdes – Panticosa – Biescas – Jaca – Vitoria - Valladolid.

Nos levantamos todos, sin ningún tipo de problema, aunque alguno todavía tenía el susto en el cuerpo de la noche anterior. Ya era la penúltima etapa y nos quedaba cruzar los Pirineos para luego llegar a Valladolid y teníamos unos 600 Km. de ruta.

El desayuno decidimos hacerlo en lo alto de la montaña, exactamente hacerlo en el "Pic du Jer" y subir a el mediante el teleférico que habíamos visto el día anterior. Así lo hicimos; nos desplazamos en moto hasta la entrada del m ismo, era del siglo XIX y aunque un poquillo “aco*onados”, subimos todos.
Desde arriba se podía disfrutar de unas increíbles vistas, donde se podía distinguir todo el valle de Lourdes, montañas, ríos, bosques, etc. La verdad es que era una vista única desde donde se apreciaba la grandiosidad de los Pirineos.

¡¡Aaahh se me olvidaba!!, preguntando a los compañeros que durmieron en la habitación al final del pasillo (Mini y Natalia), por los murmullos nocturnos, nos dijeron que; escucharon a media noche unas voces provenientes del pasillo, que decían; “nous sommes le sainte compagne…, nous sommes le sainte compagne…, nous sommes le sainte compagne…”, o sea, “… somos la santa compaña…”

Como muchos de vosotros sabéis, en Galicia hay una leyenda (aunque alguna gente dice que no es leyenda, sino realidad) sobre esto, y dice: … que “la Santa Compaña”, son espíritus o almas en pena de algunos muertos que deambulan por bosques, pueblos y aldeas, murmurando con voz tenue y gruesa… ¡¡somos la Santa Compaña…, somos la Santa Compaña!!, en busca de almas perdidas, para llevarlas al purgatorio.

Pues… allá por Lourdes habrá algo parecido (¡…digo yo…!).

¡¡Jod... menos mal que no nos pillaron a alguno de nosotros!!, aunque más que al purgatorio, creo que nos llevarían al infierno. Jejeje.

Bueno, pues cambiando de tema; después de haber pasado un día maravilloso en Lourdes aunque con alguna pequeña incidencia, decidimos atravesar a España por los Pirineos, exactamente por el “Coll de Aubisque”, que nos llevaría hasta Panticosa y luego a Biescas y más tarde a Jaca, para luego dirigirnos a Vitoria y desde allí a Valladolid, a pasar la última noche de este viaje.

Aunque me imagino que alguno de vosotros los conoceréis, la ruta que atravesamos por los Pirineos para todos nosotros fue impresionante, increíble y maravillosa. Las cuatro motos con sus ocho ocupantes empezamos a subir montaña arriba por carreteras estrechas y con muchas curvas, aunque con buen firme.

Circulando con cuidado, ya que también había precipicios y cortantes al lado de la carretera. Nos cruzamos con muchos ciclistas, puesto que es una subida que de vez en cuando hacen en el “Tour”, de hecho había nombres de muchos de ellos escritos en la carretera. Suavemente se deslizaban las ruedas sobre el asfalto, la moto y sus ocupantes disfrutaban de unas vistas únicas e increíbles, donde bosques, montañas, ríos, valles, fauna y demás se esparcían de forma fantástica por nuestro alrededor.

En la cima, al final de una recta, se apreciaba un túnel por donde teníamos que pasar, cuando nos metimos en él, tuvimos que frenar bruscamente porque una vaca pasaba tan tranquila, por nuestro lado. Más adelante, otra parada para que un rebaño de ovejas pudiese hacer su paseo cotidiano hacia el pasto. Unos preciosos caballos a nuestro lado, pastando tan tranquilos y hasta algún halcón sobrevolaba nuestra zona en busca de caza .

Cuando ya bajábamos la “Tiger” de Mini entró en reserva, bajamos la velocidad para poder alargarla, no sabíamos donde habría una gasolinera. Ya llevábamos más de 60 Km y se empezó a preocuparse, no aparecían gasolineras, no sabía exactamente los litros que le quedaban y estábamos en medio de la montaña. Hubo un momento que pensamos en retroceder, pero… decidimos usar el GPS salvador para localizar un surtidor, este decía que lo había a 18 Km. Nos pusimos delante de la expedición y poco a poco fuimos marcando la ruta y los kilómetros hasta llegar a la gasolinera, la verdad es que no sé cómo tanto le aguantó la reserva, ya que creo que hizo más de 80 km.

Ya cuando entrábamos en España, Panticosa a nuestra izquierda con su gran estación de esquí. Allí precisamente comimos. Por la tarde seguimos ruta hacia Jaca y luego Vitoria, ya al final de la tarde y un poquillo cansados entrábamos en Valladolid.

Lo único desagradable del día, fue cuando pasamos por Biescas y nos acordamos de la gente que había muerto hace años en la inundación de su famoso camping.

Tanto a mi pareja como a mí, este trayecto cruzando desde Lourdes hasta Jaca, nos quedó gravado como una de las rutas más bonitas que habíamos hecho en moto.

¡Valladolid, Valladolid!… que bonita Plaza Mayor, sobre todo por la noche e iluminada. Nuestros colegas Sonia y Eulalio, nos hicieron de guías por la ciudad pucelana.

Nos fuimos de picoteo y de copas por la zona antigua para celebrar la última noche y brindar por lo bien que había salido el viaje . Cuando eran más de las dos de la madrugada, abandonamos la zona de copeteo y a dormir nos fuimos, para al día siguiente hacer la última etapa del viaje que nos llevaría hasta Galicia.

Y así transcurrió esta penúltima etapa del viaje donde los Pirineos fueron el “cenit” del día.


Continuará…

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*VIDEO DE LA 11ª ETAPA:
[video=youtube;9MnrVMpzQpo]http://www.youtube.com/watch?v=9MnrVMpzQpo[/video]


 
12ª y última Etapa: Valladolid – Vilagarcía (Pontevedra).


A diferencia de lo que habíamos hecho durante todos los días del viaje, hoy nos levantamos sin despertador y sin ningún tipo de preocupación, ya que no teníamos prisa por llegar a destino y el que más y el que menos se lo tomó con calma.

Desayunamos, en casa de los compañeros (Sonia y Eulalio), como siempre un exquisito, espléndido y grandioso desayuno, el cual se nos hizo muy ameno, recreándonos y comentando las múltiples anécdotas del viaje, entre chistes, carcajadas y alguna que otra picada.

Nosotros teníamos que realizar hoy unos 490 Km. hasta llegar a casa (Vilagarcia-Pontevedra). Mini y Carlos hasta A Coruña unos pocos menos.

La ruta la hicimos sin ningún tipo de problema, eligiendo la carretera nacional y disfrutando de ella, hacía tiempo que no lo hacíamos así, normalmente en estos largos viajes solemos coger autovía o autopista.


Al final de estos doce días, hicimos unos 4.000 Km., con una media de 333 diarios, aunque hubo días de descanso sin coger la moto.

Algo muy importante fue el comportamiento de las motos, ya que en estos largos viajes de varios días, siempre sales con preocupación y pensando que alguna “chorrada” o “tontería” que le pase te lo pueda echar abajo. En este viaj e, no nos dieron ningún tipo de problema, tanto las dos “V”, como la “Tiger” y la “Caponord”, respondieron al cien por cien y de maravilla, simplemente nos preocupamos de engrasar cadenas y mirar presiones de neumáticos.


Entre gasolina, hoteles, ferris, comidas etc., el viaje no nos salió caro, teniendo en cuenta que Córcega es una zona bastante cara, en lo único que nos pasamos del presupuesto fue en la comida, jejeje.


Llegamos a nuestro domicilio sobre las 17:00 h., y aunque con tristeza por el final del viaje, contentos de llegar bien a casa. El resto de la tarde nos la pasamos descansando y mirando la infinidad de fotos que hicimos entre todos.

Pues nada más, hasta aquí la crónica de este viaje.


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*VIDEO DE LA 12ª Y ÚLTIMA ETAPA:
[video=youtube;SgwYc2c2PLk]http://www.youtube.com/watch?v=SgwYc2c2PLk[/video]
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*FINAL.-



Bueno esto ya se ha acabado, solo comentar un par de cosillas;

El otro día fuimos a la boda-motera de unos amigos y nos gustó mucho una frase que dijo una chica en la ceremonia nupcial, que si mal no recuerdo decía lo siguiente:

“Lo importante no es ir rápido o a mucha velocidad, sino llevar un buen ritmo...; seguro que llegaremos antes a destino”.
Pues esto es lo que hemos hecho en este viaje, “llevar un buen ritmo…, disfrutar del entorno, y llegar a destino”.


Ya acabo, simplemente dar las gracias a nuestros compañeros (Sonia, Magda, Carlos y Eulalio), ya que sin ellos este viaje no habría sido tan impresionante como fue.

Tanto María como yo, lo recordaremos durante mucho tiempo…

Un beso y un abrazo a todos.


Chao y nos vemos en la carretera…



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Última edición:
Que pasada de viaje, gracias por compartir .......saludos desde la isla picuda. No tengo palabras........
 
Menudo viaje que os habeis dado , muy bonita toda esa zona .
 
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