Video El viaje en moto del Verano 2019: Stella Alpina y Alpes Dolomiticos, Julianos y Cárnicos.

gontzo

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El viaje en moto del verano 2019: Stella Alpina, Alpes Dolomiticos, Julianos y Carnicos.
Y alguna cosa mas...
Llega el verano, toca viaje en moto. El destino del año ya estaba marcado, venia con ganas de años anteriores: Alpes dolomíticos, julianos y cárnicos. Dolomitas, Eslovenia y Austria a partes iguales. La ruta estaba trazada y más que estudiada, afinando trayectos, suavizando jornadas y especiando el camino con un barniz de historia bélica. Pero de repente se me unió un compañero, convergimos en hacer la Stella Alpina de nuevo y con poco tiempo por delante me toco rehacer rutas y escribir un nuevo roadbook, que quedo mucho más escaso y soso, cosa que me acabaría saliendo cara.
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Poco que contar. Salimos de tarde, después de trabajar, camino de Bilbao donde, gracias a la amistad pudimos dormir bajo techo y gratis, juntos, pero no revueltos.
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Toca cruzar todo el sur de Francia, de mar a mar, de peaje en peaje, de atasco en atasco. Sorprendentemente no hay mucho atasco en Toulouse, pero si lo hubo en Bayona y ya lo hay antes de Carcasona prometiendo llegar hasta la costa. Por ello intentamos ir por el interior, pero no localizo la carretera para ir desde Carcasona a Bézier así que cuando aparecemos en Narbona, hartos de calor y tráfico, tiramos de peaje hasta Aviñón, donde hacemos noche de camping.
Hace calor, abundan las ruidosas pegas, los arboles sudan como yo en un verano sevillano manchándolo todo de resina pegajosa, pero por lo menos hay piscina, con las normas francesas absurdas e incomprensibles habituales que casi nos cuestan el baño. Pero pocas sensaciones hay mejores que llegar después de un largo y caluroso día de moto y sumergirse en una piscina fresca, dejando que el cansancio, el sudor y el polvo del camino se vayan disolviendo en el agua.
La cena la hacemos en un centro comercial cercano, comida italiana al estilo francés, cara para lo que ofrece, como era de esperar.
Camping du Grand Bois Avignon. 10€ por persona, con piscina pero sin lujos.
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Para ir hasta Bardonecchia, la base de la Stella, hacemos un clásico de la Provenza, la Serres-Nyons, un goce de curvas que sube y baja una sierra de pequeño tamaño hasta que nos sumergimos en la operación salida en las cercanías del lago de Serre-Ponçon. Un hartazgo de coches, motos, caravanas, domingueros y turistas desparramados por la carretera. Poca paciencia tenemos para tanta tontería, ni siquiera lo arreglamos con unas paradas estratégicas.
De Briançon en adelante toca descubrir algo nuevo, así que en lugar del Mont Genevre cogemos camino del col de l’Echelle. El lado oeste es puramente alpino, una subida tendida por una carretera estrecha entre praderías y arboledas con cimas alrededor. No sé en que momento se pasa a Italia, no hay indicación ni frontera y de repente la carretera se convierte en un balcón que domina el valle, que parece diminuto de tan abajo que está. La carretera va contorneando la pared, descolgándose poco a poco, de horquilla en horquilla hasta converger con el valle.
Cuando llegamos a Bardonecchia no queda rastro del ambiente de la Stella de hace dos años, casi todo el mundo está ya arriba, aunque bien puede estar subiendo o bajando a tenor del tráfico que nos encontramos. Lo que más abunda este año son los coches y la subida esta en peor estado que hace dos años. Por ello mi moto toca suelo dos veces, principalmente por culpa de un borrego enlatado en un kia picanto que no puede ir más lento y que tiene la mala costumbre de frenar a deshora y en las curvas. Ni siquiera me permite adelantarlo pese a mis gestos, aspavientos y maldiciones. Y se hace pesado ir comiendo polvo a ritmo de desfile.
Finalmente, con más pena que gloria llegamos arriba, la concentración ya está a pleno ritmo y nos toca ir a plantar la tienda lejos y rodeados de boñigas. Es lo que tiene la aventura.
El resto de la tarde se va en pasear, conocer gente y certificar que va a hacer mucho, mucho frio, se habla de 2º de mínima por la noche y suena creíble, que tira un aire que afeita y en cuanto se quita el sol, el fresco muta a frio muy frio.

 
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Pronto en la mañana ya estamos despiertos hablando del frio que hemos pasado. Mucho, pese a que yo tenía un saco alpino, pero no una colchoneta aislante. A tenor de la helada que hay y de la escarcha del asiento de mi moto, se puede certificar que ha hecho mucho frio. No deja de sorprenderme que a las 8 de la mañana la concentración esté ya a pleno rendimiento, habiendo abandonado mucha gente ya la acampada...
La bajada reproduce lo visto en la subida, mucho tráfico, no tanto de motos como de coches, supongo que es porque este fin de semana es el último que es gratis subir al Sommelier. A partir del 16/7 hay que pasar por una taquilla de madera que estaban rematando ese fin de semana a apoquinar 5€ por vehículo para subir.
En Bardonecchia desayunamos mientras observamos con media sonrisa un desfile pseudoparamilitar con mucha pluma alpina y nos despedimos, yo tiro hacia el este, camino de los Dolomitas. La ruta ya en la salida es bien entretenida pasando junto al espectacular Forte de Exiles, una mole pétrea e imponente, parece que nació allí como parte de la piedra de la montaña, controlando todo el paso por el valle.
De ahí en adelante se tiene uno que conformar con una nacional rotondera hasta que para variar acaba siendo uno conducido como un borrego a la autopista de peaje que me sopla 1,5€ por unos pocos metros de autopista. Luego voy buscándome la vida intentando adivinar en que carretera estoy y que dirección tengo que seguir con las escasas y confusas señalizaciones italianas y las pocas notas que pude tomar para hacer el libro de ruta. Una manera tan ridícula como otra de ir perdiendo el tiempo en ruta.
Salvando esos detalles y la esperpéntica conducción italiana, la nacional de Turín a Milán es una sucesión de rectas entre rotondas hasta el entorno de Milán, esta sorprendentemente vacía de coches y es bastante rápida. Rodeo la ciudad lombarda y cojo camino de Brescia también con dificultad de entendimiento. Aquí hay que saberse muchos trucos para poder llegar a destino.
La carretera hasta Brescia sigue el mismo patrón y, una vez pasado ésta, me toca ir en dirección contraria al tremendo atasco de salida del lago de Garda. Éste es un lago bastante grande y poblado. En cuestión de vistas, prefiero el lago de Como, aquí la carretera va alejada de la orilla con el lago tapado por edificios. Abundan las playas privadas y cuando encuentro una gratis, el sol ya ha desaparecido tapado por unas nubes negras que avecinan lluvia de la buena. No tengo más remedio que abandonar mi idea de camping y buscar hotel. Como colofón mientras espero a que arranque a llover recorro la Strada della Forra, una pequeña carretera muy turística que parte del lago y va a no se sabe dónde. No es mucho recorrido, pero empieza con las mejoras vistas posibles del lago y luego penetra como una cuchillada por la montaña, atravesando un desfiladero mínimo, pasando la escasa grieta entre paredes altas por túneles excavados y finalizando en una curva de lazo. Me quedo con la curiosidad de ver donde acaba esta carretera, pero prefiero dar la vuelta para volver a disfrutarla. La carretera tiene semáforos para gestionar el tráfico alternativo, pero están fuera de servicio con lo que me imagino que con el abundante tráfico turístico-dominguero que hay se tienen que formar unos carajales cojonudos. Como el que hay a la salida de Riva del Garda, 15 kms de retención que me salto al estilo italiano.
En Rovereto llego tarde para visitar la Campana de gli Caduti y el Sacrario Militar con gran pena por mi parte por lo que ya me toca dirigirme al hotel. Disfruto como un enano con la carretera que sube hacia el Altiplano di Folgaria, mi destino es Segarra, un pueblo situado sobre el canto del altiplano. Hay apenas dos restaurantes en el pueblo, pero las vistas sobre el valle son espectaculares, me voy a quedar con ganas de más. Soy el único huésped en el Albergo Bellavista, típico hotel alpino, pero esto no es El Resplandor, no hay miedo, la moto duerme atechada y yo veo llover desde mi ventana después de una sabrosa cena italiana.
Albergo Bellavista, 29€ con desayuno.


Edito para añadir mapa:
 
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5 la Sella Ronda

El día se presenta húmedo, con una niebla baja que lo esconde todo y promete agua, así que salgo vestido de lluvia camino del Lago Lavarone.
Toda esta área fue bastante relevante durante la primera guerra mundial y abundan restos históricos por lo que aprovecho para visitar de primeras un cementerio austro-húngaro de la primera guerra mundial sito en Slaghenaufi, impresionante en su sencillez, solo unas tumbas alineadas y una pequeña capilla de madera, nada que ver con la magnificencia de los cementerios de guerra americanos. La siguiente visita es el Forte Belvedere, desde el cual se pueden observar otros fuertes ya derruidos por el tiempo y se vigila todo el valle del Pasubio.
En la bajada vertiginosa hacia el valle me felicito por ir en moto, al poder sortear el inmenso atasco formado por una caravana holandesa que se ha empotrado contra los riscos. Dada la estrechez de la carretera, va a ser un dolor de cabeza solucionar el pancho. Una vez abajo vuelvo a salir del valle subiendo por el paso Manghen, espectacular, imponente y muy bonito. Retorcido en su vertiente sur, su lado norte es más fluido y divertido y en ambos lados hay sol, niebla y nubes a partes iguales. Me sorprende ver muchos, muchísimos árboles caídos. Según parece, una tormenta a finales del verano pasado se cargó millones de árboles en toda esta zona de los dolomitas, puede ser la misma que también hizo estragos en Asturies, una nevadona muy temprana que cogió a los bosques con mucha hoja y la acumulación de nieve los fue tirando. Parece que los hubiera derribado un dedo gigantesco que hubiera ido saltando de ladera en ladera causando el mayor destrozo posible.
A media bajada los italianos me la juegan, hay una carretera cortada y la señalización no ayuda en absoluto, así que me toca dar vueltas, mirar mapas y preguntar en un restaurante para encontrar el camino que me lleve al Lago Carezza/Kareersee.
El Kareersee es un espejo de colores esmeralda pero su excesiva, aunque justificada fama provoca que haya que pagar por aparcar y que haya un recinto turístico sacacuartos aproximándolo demasiado a un parque temático. Cosas del turismo de masas.
A partir de aquí ya comienza a llover con más o menos constancia y me toca afrontar con este inconveniente el que era uno de los puntos claves del viaje, la Sella Ronda. 4 puertos 3 por encima de los 2000m en apenas 70kms, Pordio, Campolongo, Gardena y Sella.
Llueve con intensidad en Canazei cuando afronto la subida del Passo Pordoi, el agua corre por el asfalto y la visibilidad es escasa. Arriba hace bastante frio y además está cortada la carretera al Sacrario Germánico, mi gozo en un pozo así que aprovecho un túnel para abrigarme más y voy bajando con cuidado hacia Arabba y el Passo Campolongo. Las distancias son muy cortas y apenas bajando el puerto, llegamos a Corvara y se asciende el Passo Gardena. Aquí el tiempo se relaja un poco, permite ver los sobrios murallones de roca característicos de los dolomitas decorados con nubes. Entre tantos valles y picos es fácil sortear la lluvia. Es una pena que ésta domine el paisaje, pero es un motivo más que hará que vuelva por la zona.
En el Passo Sella puedo descansar un poco de tanta lluvia, que me vuelve a coger de nuevo en Canazei cuando retorno para seguir camino por otro puerto famoso, el Passo Fedaia, a la sombra de la Marmolada. Aquí ha llovido de manera intensa muy recientemente pero ya brilla el sol, y esta combinación me acompañará mientras bajo hacia Caprile para subir el Passo Falzarego donde si se puede disfrutar un poco más la conducción y llegar a Cortina D'Ampezzo con sol. No fue buena idea, Cortina tiene unos precios hoteleros que asustan, una alta ocupación por motivos desconocidos y los campings están fuera de la ciudad, pero ya es tarde y aparentemente no va a llover más así que establezco campamento. Apenas acabada de montar la tienda, cae otra tormentona de verano ideal para comprobar la impermeabilidad de la tela mientras ceno sin acercarme al pueblo, que desperdicio, una cena en Italia en la que no voy de restaurante, pero no está la cosa ni para coger la moto ni para caminar...
Camping Cortina: 20€/noche. Moderno y grande pero muy lejos del pueblo.


 
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6 De Italia a Eslovenia. De Cortina a Bovec.

Brilla el sol con fuerza cuando me levanto y las cosas ya se ven de otra manera, el valle de Cortina reluce mientras subo la parte compartida entre el Passo Falzarego y el Passo Giau. Justo antes del desvío hago una visita al Sacrario Militar di Pocol, descubierto por casualidad. Es interesante el respeto y lo cuidados que están estos recuerdos de la llamada Gran Guerra, sean del bando que sean. Y sobre todo los pertenecientes al enemigo.

El Passo Giau también es precioso, tanto por paisaje como por recorrido, pero una parte de la bajada está cortada por motivos desconocidos, otra por trabajos en la carretera y en otra hemos de esperar un rato mientras pasa una carrera ciclista para luego recorrer por carreteras desconocidas un tramo, llegar al passo Falzarego de nuevo y bajar hacia Alleghe.

El Passo Valles es corto, apenas una prolongación del Passo Rolle, al que se llega a media subida para afrontar un largo descenso por una divertida y sencilla carretera hasta que decido buscar algo más de rock'n'roll. Abandono la ruta principal y encadeno de manera consecutiva 4 puertos en 100kms bastante más complejos de gestionar, con carreteras más estrechas, de asfalto irregular, sin apenas protección ante el vacío, despoblados en su mayor parte y con más horquillas que una peluquería. Se pasa uno un par de días por los Dolomitas y las ve de todos los pelajes. Y a estas alturas ya empezaba a estar harto de ellas. No me imaginaba todas las que me quedaban.

Voy superando consecutivamente el Passo Cereda, Forcella Aurine, Passo Duran (el más espectacular en términos de paisaje) y el Forcella Cibiana. El día brilla y hace relucir al paisaje, hace una temperatura perfecta, unos veintipocos grados que hacen que no sude en absoluto. Esta es de las ocasiones que menos calor he pasado por los Alpes.

Visto que ya llevo 7 puertos y queda un buen tramo hasta llegar a Eslovenia, contando con las veces que me he perdido y que me perderé por no llevar los deberes hechos, simplifico el trayecto y cojo la Strada Carnica, que es una verdadera delicia, permite ir con un ritmo fluido y divertido hasta que los cruces y la caótica señalización obligan a parar y remirar el mapa e incluso preguntar. Ir sin GPS por Italia es perder mucho tiempo...

Para entrar en Eslovenia decido hacer el Sella Nevea, un valle cerrado y despoblado, que comienza de manera llana siguiendo el rio hasta que remonta de tornante en tornante, alguna con túnel y todo hasta la estación de ski y luego continua de manera mucho más tendida hacia el lago y Passo del Predil donde está la frontera. Poco antes de ésta están los restos de la Batteria Sella Predil, un emplazamiento de cañones desde el que se controlaba el valle, construida a finales del S.XIX. Sorprende que siendo gratis y estando abandonada, no esté poblada de pintadas, grafitis y demás vandalismos ridículos.

La entrada en Eslovenia, a apenas 100m, es sencilla, el firme de la carretera mejora ostensiblemente, así como el trazado, mucho menos agresivo y las vistas, si cabe más espectaculares. Mejora todo tanto que hasta me salto el Fort Predil, mientras disfruto de la bajada y de las vistas. Otra razón para volver a EsLOVEnia.

Lo que no me paso es el desvío para el Mangartsko Sedlo. Es una subida larga, estrecha y peligrosa, con piedras, baches, tornantis y una asombrosa caída al vacío. En parte me recuerda a la subida a los lagos de Covadonga por el verde brillante de los prados en combinación con la roca gris y la ausencia de protecciones laterales. Lamentablemente no puedo completar el ascenso, a 4 kms de la cima hay una barrera que impide el paso por haber un desprendimiento. Ya lo podían haber avisado abajo...

Media vuelta y llego a Bovec disfrutando de la garganta Koritnica y pasando por delante de otro fuerte, Fort Kluze, ya cerrado a la visita. Acampo en el camping Polovnik por ser el mas cercano al centro y me acerco al pueblo, rebosante de juventud atraída por el bajo precio de la cerveza y las actividades de riesgo. Es un pueblo pequeño y disperso pero encantador y afable, no sé que tiene Eslovenia que enamora.


Kamp Polovnik: 14€/noche. http://en.kamp-polovnik.com/the-offer/ Cercano al centro, alta ocupacion pero sin problemas.
 
6 De Bovec a Putterersee,

Otro día soleado que madrugo porque hay mucho para visitar. Muy de mañana interactúo con unos moteros checos para poder arreglar la suela de la bota, que se me había despegado un par de días antes y no me vale el pegamento que traigo. Son muy majos pese a no hablar inglés y desayunar cerveza a palo seco, lo primero que hacen al salir de la tienda es abrir una cerveza de medio litro. Costumbres...

A la salida del pueblo en dirección al Passo Vrsic no me paro a visitar el museo al aire libre de la IGM, lo dejo para un futuro cercano donde pueda visitarlo sin la impedimenta de moto. En toda el área hay mucho para visitar de historia militar, la zona fue muy disputada durante la primera guerra mundial. 13 batallas hubo en el entorno del rio Soca/Isonzo. Si me detengo en un cementerio austrohúngaro de la IGM, sencillo hasta decir basta y con la pátina que deja el tiempo bien patente pero bien cuidado como todos los visitados.

El Passo Vrsic empieza muy bien con una carretera ancha y divertida, pero a partir de un punto se convierte en otra carretera estrecha y peligrosa que también aburre con sus tornanti (25 por cada lado, bien numeradas) pero de paisaje delicioso. Arriba hay mucho tráfico, pretenden cobrar por aparcar y no hay mucho para ver, está encajonado entre los picos y falta el espíritu emprendedor suizo o austriaco poniendo una cafetería como dios manda. La cuesta abajo es bastante más "entretenida", las 25 tornanti están adoquinadas y no las debieron reparar desde que las hicieron. No quiero pensar lo que puede ser esto con lluvia...

Casi abajo, en una de las tornante, está la Ruska Kapelika, una pequeña capilla de madera construida por los prisioneros rusos que urbanizaron este paso para recordar a sus muertos. Diminuta y sencilla, es una verdadera preciosidad.

Kranjska Gora se me aparece como un pequeño pueblo, muy lejos de la imagen de ciudad que esperaba, pero no me detengo que tengo que cambiar de país. Por el Wurzenpass entro en Austria, también sin problemas y en un hipermercado de Villach hago acopio de pegamento y cinta americana, me harán falta con las botas...

Austria es un país sorprendentemente barato, 1,22€ la gasolina, y en general la vida es bastante económica. De paisajes también va sobrada y de carreteras chulas también, pero algunas, las que he venido a buscar, resultan ser de pago. De Villach voy por Spittal an Drau hacia Gmund. La carretera va bordeando el rio y podría ser muy divertida, pero tiene varias curvas ciegas muy traicioneras. Están señalizadas, pero son muy peligrosas, a poco que se despiste uno acaba en el otro carril o en el rio.

Un poco más allá del pueblo de Malta está la MaltaHochAlmStrasse, 12€ de peaje con pegatina de regalo. Es una carretera que llega al fondo del valle donde hay una presa que fue el motivo de la construcción de esta carretera. Tiene un largo tramo de sentido alternado por lo cual me toca esperar casi 20 minutos a que abran, minutos que aprovecho para comer y visitar una cascada cercana. Por una parte, se hace pesado, por la otra permite luego que buena parte de la subida la hagan las motos en solitario.

Tras pasar varios túneles estrechos, incluido uno con curva a 180º y disfrutar de las vistas se llega finalmente arriba, a la presa que motivó la construcción de esta carretera. No solo está la presa, también un centro turístico bien equipado, con taquillas especiales para moteros. Afuera, en la pared de la presa, ha colgado un balcón de rejilla metálica no apto para los que sufren de vértigo con gradas y todo donde se aprecia toda la longitud y belleza del valle.

Calculo la salida para llegar a tiempo al turno de bajada y acierto de pleno. La bajada más tranquila por ir sin tráfico me permite ver que casi en cada rincón hay una catarata, el valle es cuanto menos espectacular...

Tras otro tramo de carretera normal de enlace, comienzo con la NockalmStrasse, otra carretera de peaje por otros 12€ con pegatina. Esta es más larga y no consiste en una subida sino en una subibaja continuo saltando de valle en valle. Es un paisaje algo más civilizado, con alguna casa dispersa, ganado y más bosques y praderías que paisaje alpino. Para maximizar la experiencia al llegar al peaje sur me doy la vuelta y la recorro en sentido contrario. No está mal pero no es Jauja, bosques, valles y curvas así tengo bastantes en Asturies. Realmente vendría a ser un resumen a pequeña escala de todo lo que pueden ofrecer los Alpes, rocas, bosques, valles, paisajes de verde brillante, pero en escala reducida. Eso si, los 12€ se notan en que hay baños limpios y cuidados, hay museos, hay paneles diversos con todo tipo de información y varios miradores. El asfalto esta en general bien, pero hay varios tramos llenos de rellenos de alquitrán que no ayudan a ir confiado. Pero no puede uno ir rápido porque va admirando el paisaje.

La salida de la Nockalmstrasse al norte, cuya primera parte es una carretera de mierda, se convierte en una carrera contra el crono, quería hacer mucho hoy y me he entretenido de más. Así que subo el RasdtadterTauern, un sencillo puerto con una importante estación de ski, recorro carreteras mediocres y por el Gschüttpass, un puerto que es más que nada una entretenida bajada por un valle estrecho y arbolado hacia el lago Hallstattersee, donde se aprecia muchísimo tráfico e incluso un accidente. Dado que no hay espacio en la orilla, de túnel en túnel llego hasta Hallstatt, cuna de la cultura Hallstattiana y supuestamente el pueblo a orilla de un lago más bonito del mundo. Cuando llego es tal la cantidad de turistas de todo tipo y pelaje que me resulta incómodo pese a aparcar gratis como quien dice a la puerta del pueblo, que está a un rato andando y tiene prohibido el acceso motorizado. Me conformo con un par de fotos, certifico que es un parque temático y me voy camino del Putterersee, donde había localizado un camping en la orilla del lago. Llego, monto la tienda y me procuro otro glorioso chapuzón que me quita el cansancio y la mugre del camino.

El camping está bastante bien, alejado de todo, con sala multiusos y un curioso concierto nocturno de guitarra, acordeón, clarinete y canciones austriacas.

Por la noche llueve. No sería noticia si no hubiera dejado la ropa de moto, el casco y alguna cosa más aireándose, por lo que tuve que hacer una salida nocturna semidesnudo a recogerlo todo.

Camping Putterersee. 14€/noche Sin lujos pero muy completo, sin pegas. http://www.camping-putterersee.at/

https://goo.gl/maps/SKLfq5wk1ye88P936

 
Videos de las carreteras mas destacadas por si alguno tiene curiosidad por verlas enteras. Aviso, son videos largos!

Nockalmstrasse completa desde el peaje sur hasta el norte….


Nockalmstrasse casi completa desde un par de curvas mas alla del peaje norte hasta el sur…


MaltaHochAlmStrasse desde arriba hasta mas allá del peaje, al pueblo de malta..

 
Aqui el video de la bajada del Mangarstko Sedlo, no pude subir mas arriba por estar cortado por un desprendimiento...

 
7 Putterersee - Kobarid

He llegado lo más al este que íbamos a llegar en este viaje, así que ahora es todo vuelta a casa. El día esta nublado y amenaza lluvia por lo que comienzo a repensar la ruta mientras subo el SolkPass, largo, despoblado, desnudo, simple y espectacular.

Por simplificar la ruta, hago el TürracherHöhe y prescindo de la VillacherAlpenStrasse y la GoldeckPanoramaStrasse. Motivos para volver en otra ocasión. Atravieso Villach con la nube ya encima de la cabeza, pero puedo hacer en seco el LjubelPass, curioso por ser como dos puertos casi unidos, una subida corta, una bajada vertiginosa y otra subida que culmina en el túnel del Ljubelpass, que desemboca en Eslovenia.

El motivo de hacer este puerto y no otro más directo es visitar los restos del campo de concentración de Lubelj, éste no era campo de exterminio, era uno de los campos satélites de Mauthausen en el que recluían a prisioneros aprovechables para trabajos forzados en condiciones de semiesclavitud. Aquí fueron empleados para construir el túnel que acabo de recorrer. Del campo apenas quedan los restos de los cimientos en un prado y un monumento de acusación y denuncia con parking y mesas donde aprovecho a comer. Es perverso que la ignominia nazi contaminara también un lugar tan idílico.

La lluvia me coge recién arrancado y me toca vestirme de impermeables diversos. Llegar a Bled no es fácil, hay mucho atasco y no quiero coger la autopista por ser de peaje. No me paro mucho a orillas del lago, tengo claro que volveré y hay demasiado tráfico, demasiada gente y demasiado calor así que quito la ropa de lluvia y me dirijo al siguiente lago, el lago Bohinj. De éste también hay mucho coche huyendo debido a las nubes negras que asoman desde las cumbres de alrededor. Mientras lo voy bordeando, de repente, puedo sentir con toda claridad el olor de la lluvia y decido urgentemente buscar refugio. Apenas parado debajo de un árbol comienza a llover sin medida, una tormenta de verano brutal que descarga ríos de agua mientras todo el mundo huye despavorido y yo espero a que cese la lluvia. Cuando lo hace, y ya vestido de nuevo con los impermeables, voy dirección Tolmin por una carretera de mala factura, bacheada, estrecha y con nulas indicaciones mientras a ratos la lluvia arrecia. No queda otra que ir tranquilo, intentando disfrutar de las escasas vistas que la niebla me permite. Cuando más llueve me refugio en una gasolinera y me busco un hotelillo mientras comparto un rato de tertulia con unos moteros alemanes tan empapados como yo.

En Tolmin abandono el objetivo de visitar la Cerkev Sv. Duha v Javorci debido a la lluvia y al retraso que llevo. Me intento conformar con la visita al memorial alemán de la IGM, pero no es mi día hoy, cuando voy por el camino me encuentro un atasco considerable y el camino cortado porque están montando un mega festival heavy. En plena cuesta y lloviendo a mares me toca dar la vuelta y ratonear entre la liada que hay montada entre coches, camiones y trabajadores. Me refugio un rato en la oficina de Turismo, donde se compadecen de mi un rato y me entretienen con algo de charla. Antes de abandonar el pueblo acabo visitando otro pequeño cementerio austrohúngaro de la IGM, que no es más que un prado de césped cuidado con pequeños hitos de piedra. Aquí ya deja de llover y puedo secar la ropa por la nacional camino de Kobarid.

El alojamiento escogido esta noche es el Kamp Rut, que está en las afueras del pueblo, rodeado absolutamente de campos verdes. Es un camping/hotel/albergue con ambiente familiar y todo lo necesario para acogerme. Esta noche duermo bajo techo. Aunque parece que no va a llover ya mas no me quiero complicar la vida...

La ruta al pueblo se hace por una pequeña senda peatonal bordeando un arroyo por entre campos y colmenas. Bucólico después de tanta agua y tanta moto.

Kobarid es un cruce de 4 calles donde se concentran los restaurantes y unas pocas casas coloridas. Domina el pueblo un memorial italiano de la IGM y adivinad, allí me fui a visitarlo. Dejo los demás restos y museos al aire libre para otro viaje, bajo al rio Isonzo/Soca para recordar el viaje que hicimos por esta zona en 2014 y disfruto de una cena al estilo italiano. Son tan lentos que se me hace de noche y la vuelta al hotel roza la tragedia. No se ve ni para cantar como para encontrar el camino del hotel y cuando me doy cuenta voy casi sin batería en el móvil, sin linterna y profundamente perdido. Cuando ya estoy dando la vuelta hacia Kobarid para intentar seguir la carretera por ser el camino más seguro, me viene un rapto de inspiración y siguiendo una música lejana finalmente llego, ya sin batería, al hostel...

Kamp Rut, espectacular en su entorno, muy familiar y tranquilo, con albergue y zona de juegos. 16€/noche en albergue.
http://kamp-rut.si/en/


 
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8 Kobarid - Cremona
Hoy es un día que luce esplendoroso, pero ya es casi un día de transición, camino de casa. Abandono Eslovenia con pena y la amenaza de volver pronto, y habiendo repostado, que Italia es cara para eso. Para comer si que compro en Italia, no hay duda al respecto.
Atravieso Udine, Pordenone y hago uno de los puertos famosos de los Dolomitas, el Passo San Boldo. Es ciertamente curioso, uno va por la carretera en dirección oeste con la planicie a la izquierda y una sierra a la derecha, de repente sale una carretera hacia ella recta y apenas llega a la base, comienzan las tornanti hasta llegar a la parte más famosa, el semáforo para acceder por turnos a las 6 últimas tornanti montadas una sobre la otra, con sus 5 túneles estrechos y sus vistas a la lejanía, pero casi merece más la pena mirar a lo cercano, a la carretera que escala la montaña en apenas un palmo. Un poco más arriba está el passo y luego un largo y suave descenso al valle del Piave, para variar me pierdo y he de dar la vuelta para poder visitar otra ruina de la IGM más, y esta es grande y viene precedida de una larguísima subida al monte Grappa.
Arriba en la cima está el Sacrario del Monte Grappa, un cementerio italiano y uno austrohúngaro compartiendo espacio entre la brutalista edificación fascista erigida sobre los restos de un fuerte de la IGM. Hay también un pequeño museo donde dan cifras de la IGM entre otros objetos. Tremenda visita que alargo visitando la inmensa galería que recorre la montaña bajo los memoriales de la superficie. Cuando ya estoy satisfecho de ver piedras y restos de guerra, comienzo la larga bajada hacia el llano que se ve desde la cima, una inmensa planicie soleada que parece no tener fin. Luego me toca recorrerla, salvando obras, equivocándome, dando media vuelta o haciendo kilómetros de más merced a la escasa y muy confusa señalización viaria italiana. Pretendo llegar a Cremona, pero son muy pocas las señales acertadas. Por lo menos la temperatura es buena y la carretera, en su mayoría recta y sencilla, permite ir quemando kilómetros hasta el destino del día, Cremona.

Elegí Cremona por tener un camping automático y cercano al centro. En este camping no hay recepcionista y te cobran 1€ por hora independientemente del número de pasajeros y vehículo. La ducha son 50 céntimos para 2 escasísimos minutos. No hay mucha sombra y abundan los mosquitos, pero la zona está rodeada por un parque y a escasos 10 minutos andando del centro. No está mal para pasar una noche de camino. La ciudad en si no tiene mucho que ofrecer, no deja de ser un cruce de caminos en el interior de Italia y su fama la debe a la lutheria, en particular a Stradivarius. El centro no sé si tiene algo remarcable, la plaza central y la iglesia están cerradas para un concierto así que me conformo con cenar pizza al taglio, helado y vuelta al camping.

Camping Cremona Parco al Po, 14€/noche, cercano al centro y automatizado.


9 Cremona - St Andre les Alps

Abandono Cremona dirección oeste, como siempre con la intranquilidad de no estar seguro de las indicaciones. Las nacionales a ratos son rápidas y a ratos se pierde uno entre tanta rotonda.

Cuando llego a Cuneo decido rodear un poco para conocer más el entorno en una demostración de atrevimiento fomentado por la ignorancia. Me desvío hacia la Valle Maira, mucho más profundo y por tanto más largo de lo esperado. Dado que no tiene salida asfaltada, en Marmora me desvío al oeste y comienzo a ascender el Colle d'Esischie. No sé en que momento me pareció buena idea. Ya en el inicio es estrecho y retorcido, pero luego viene lo peor, mucho peor. Tiene partes verdaderamente rotas, reventadas por completo por heladas, riadas y demás, quizás hasta bombazos porque no encuentro otra explicación, convirtiéndolo a ratos en una pista empinada de piedra gorda y suelta. Añadamos que hay una numerosa excursión ciclista que lo invade todo, una niebla densa que tapa las vistas y ya tenemos la salsa completa... Casi a continuación del colle d'Esischie, está el Valloneto, que paso sin darme cuenta y se llega al Colle Pantani, Colle Fauniera o Colle dei Morti, con su estatua del elefantino y mucho ambiente mayoritariamente ciclista. Este está en mejores condiciones, pero es un descenso largo por estrecha carretera con un par de tramos donde la señalización aparentemente te manda por pista de piedra y deja la carretera para los ciclistas, paro para consultar GPS y traductor, pero acabo haciendo caso omiso, no está la cosa como para echarse al monte. Hay una intensa niebla que circula de cima en cima e impide que se pueden aprovechar las vistas.

Una vez en el valle cojo dirección Vinadio para subir por un Col que me había dejado muy buen sabor de boca, el Col de la Lombarde. En la parte italiana ha sido recientemente reformado y se nota. Pese a sus tornanti, el abundante tráfico que desciende y demás, se hace con gracia. Además, aprovecho para visitar el santuario mariano más alto de Europa, el de Santa Anna di Vinadio, simplemente por las vistas y por poder opinar con conocimiento de causa. Aquí está todo mojado pero la lluvia no me coge hasta la cima del Col y en cuanto paso a Francia, la esquivo.

La bajada en el lado francés pasa por la estación de Isola2000 y también abunda en tornanti, pero son amplias y la carretera ancha. Aun así, no me gustan demasiado y por ello dos moteros suizos me despegatinan sin misericordia mientras bajamos. Una vez abajo, en la carretera que copia al rio, mucho más fluida y de menos frenar y acelerar, soy yo el que les arranca las pegatinas con elegancia y sobriedad. Y mirando al tendido.

Abandono el valle del rio Tinée y cojo el valle del Var, no me detengo en nada pues ya conozco la zona desde que hice la ruta de los Alpes Marítimos en 2017. Ni gargantas ni nada más que rodar, con tanta gracia que abandono la idea original de dormir en el camping de Entrevaux y sigo hasta St-André-les- Alps. Allí hay un camping con piscina por apenas 9,5€. Nada mal salvando que llego lo suficientemente tarde como para que la piscina esté cerrada y que me dan un impreso con normas de evacuación del camping por ser zona inundable. Por la noche hay fiesta, no del concepto que uno piensa que es una fiesta, pero así lo llaman allí. Sin bebida, comida de pago y música comercial.

Camping Les Iscles, Saint André Les Alps, 10€ con piscina, grande y con suelo no muy comodo pero es chulo. http://www.camping-les-iscles.com/


 
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10 St André les Alps - Auch

Otro día de sol, pero fresco, desando parte del camino del día anterior para hacer las Gorges du Verdon, espectaculares es decir poco, las vistas imponen sobre todo al salir hacia el lago/embalse de la santa cruz salvo que lo que llaman Le Point Sublime es una mísera colina sin vistas, no doy crédito al marketing francés en según que casos...

Luego toca dirigirse a la costa pasando por el reactor experimental de fusión ITER y la Provenza y sus campos de lavanda, escasos pero olorosos.

De ahí en adelante llega el aburrimiento de la Camargue, Montpellier, el parque natural del Haut Languedoc, Toulouse y acabo parando en Auch, en un camping también muy barato 12€ y con piscina, jacuzzi y alguna cosa más interesante. Está en una colina alejado del pueblo así que toca ser autosuficiente, pero es tranquilo y está cuidado, apenas somos 4 tiendas instaladas.

La otra bota también muere en acto de servicio y la tengo que apañar con cinta americana. Solo tienen que durar un día más...

Camping Domaine Le Castagné, Auch, 12€, muy chulo, alejado del pueblo pero muy tranquilo y con piscina y jacuzzi.
https://goo.gl/maps/b9RsjyWMqFo6Tf2FA

11 Auch - Gijon

De Auch hacia la costa es el camino habitual y cuando decido innovar meto la pata hasta atrás, ya que voy con tiempo decido llegar hasta la frontera sin peajes.

Menudo mojón, de rotonda en rotonda, de atasco en atasco, no hay manera de hacer kilómetros con algo de ritmo. Una vez en España no consigo evitar la autopista de peaje y me tengo que salir en la primera salida y como siempre abonar algo de peaje para la causa. De Durango a Bilbao me como otro inmenso atasco que solo se salva por el ahorro en el repostaje porque menuda desesperación entre tráfico, calor y obras...

El resto del camino es aburrido por conocido, bordear Bilbao, dormir una siestina así de cualquier manera en un área de servicio y luego llegar a casa con la sensación de euforia de haber completado otro viaje en moto más.

Este fue un viaje menos exigente que otros gracias al menor número de kilómetros diarios, con menos prisas y más cosas para ver. En el aspecto puramente motero, los dolomitas no me enamoraron, no tanto como los Alpes suizos o austriacos. Tanta tornante de todos los pelajes, ancha, estrecha, con túnel, sin él, más o menos "pindia", generalmente con asfalto regular hacen que al final no disfrute uno de la conducción fluida que a mí me gusta. A nivel de paisajes no hay nada que reprochar, montañas verdes de pasto alpino coronadas con grandes moles de piedra gris son en todo momento una alegría para los ojos. Pero cuesta tanto hacer kilómetros que no se si compensa...
A nivel de temperatura ha sido un viaje en general fresco, el más fresco de todos los hechos en verano. Salvando los días del sur de Francia, no he pasado de 25º y las noches, sin contar la de la Stella, anduvieron muchos días por debajo de los 10º. Si no fuera por la lluvia que me estropeó la Sella Ronda, hubiera sido la temperatura perfecta... Poco más que contar, salvo la amenaza en un futuro cercano de volver que con esto no consigo que se me quiten las ganas de viajar...
 
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Y con esto se acaba la cronica, el año que viene espero poder volver a contar algo nuevo por aqui....

Gracias a todos los que lo hayais leido, el que tenga dudas o comentarios que las transmita e intentare resolverlas lo mejor que pueda.

Un agradecimiento especial a @despista2 , cuyo gran hilo de Erase una vez en los Alpes, me permitio salir de los cauces habituales de los dolomitas y descubrir nuevos horizontes!
 
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