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Iba a poner de título cuando se me duerme el paquete, pero iba a provocar unas risas que no me iban a dejar hablar en serio de esto.

El caso es que ya son muchas veces y muchas personas las que he ido llevando en la moto en todos estos años y una cosa que suelo notar es que se me duermen a la que el trayecto es un poco largo. No sé si les doy mucha confianza, si se aburren, si no han dormido la noche antes, si el balanceo les acuna o lo que sea, pero se me duermen. Se me han dormido las novias, la mujer, mis hermanos, amigos... y siempre acabo pidiéndoles que me agarren fuerte y si les toco la pierna, que hagan algo para saber si están despiertos, como apretarme o darme algún golpecito. A las novias les hacía meter las manos en el cinturón o en los bolsillos de la chaqueta, para notar si se les iban las manos.

El tema es que hoy se me ha dormido mi hijo de 9 años. Hace un par de años que no hay forma de que duerma siesta, pero hoy no se tenía en pie. Lo peor de todo es que se me ha dormido en la ronda norte de Valencia, tráfico denso pero fluído, sin acera fácil a la que subirme, sin calles por las que salirme y con la sensación de que si frenaba, se caería inmediatamente. He ido notando cómo me soltaba, cómo le caía un brazo y cómo el casco iba bajando, bajando... y luego yéndose de lado. La angustia que sientes en ese momento es indescriptible. Le he agarrado de la pierna, le he zarandeado, le he apretado y la cabeza seguía yéndose de lado. No conseguía despertarle. Al final, con una mano en su pierna, agarrándole para sostenerle con la mano izquierda, he ido bajando velocidad hasta que por fin hemos llegado a un semáforo. Le he preguntado si se estaba durmiendo y ha contestado que sí, que se estaba durmiendo. Le he pedido entonces que me agarrara más fuerte, con las dos manos, abrazado a mi cintura... y antes del siguiente semáforo ya estaba otra vez dormido, bajaba el casco y soltaba las manos. Ha sido una vuelta a casa muy angustiosa porque le he preguntado si parábamos un rato y me ha dicho que no, que ya se había despertado, pero ha vuelto a dormirse entrando en la autovía, no hacía ni un minuto después de parar y hablar con él. Yo no sé si los demás vehículos se iban dando cuenta de lo que pasaba. Agarrado con la mano izquierda a su pierna para mantenerle derecho mientras conducía con la derecha y cambiaba sin embrague, he pensado varias veces en parar, pero me daba miedo que cayera de la moto al parar en el arcén y le atropellaran.

Al final hemos llegado al pueblo y he parado en la entrada, el sitio más seguro desde que había empezado a dormirse. Al ir a buscar el punto muerto he tenido que soltarle para accionar el embrague y casi se me cae. Lo primero que ha dicho es ¿ya hemos llegado?, igual que si fuera en coche. Yo creo que después de esta experiencia voy a tener hasta agujetas de la fuerza que he hecho en tan mala postura. Un muy mal rato, la verdad. Muy malo. Una de las peores experiencias moteras de mi vida. Al llegar a casa le he dado un abrazo grande y le he explicado lo que podía haber pasado. Me ha contestado que intentaba despertarse, pero no lo conseguía. Siempre se lo pasa bomba en la moto y baja como si viniera de Port Aventura, pero la angustiosa vuelta de hoy no me la esperaba.
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