El antídoto al Punta a Punta

No soy un hombre particularmente gregario, y en el mundo de las motos, tampoco. Me gusta ir a mi ritmo, preparar mis rutas con calma, elegir aquellas carreteras de curvas donde sé que más disfrutaré y, sobre todo, montar en moto con la libertad de decidir cada kilómetro. A veces viajo solo; otras, en compañía de algún amigo que comparta no solo la pasión, sino también un ritmo similar —o que, siendo más habilidoso, sepa adaptarse al mío sin prisas ni presiones—, pero nunca en grandes grupos.

Por eso, aunque reconozco que el Punta a Punta organizado por BMW es un evento excelente, solo he participado una vez. Las aglomeraciones, los sellos de pasaporte, los horarios encorsetados y, sobre todo, el lidiar con “pilotillos” de medio pelo que creen que una concentración es un circuito de velocidad, simplemente no van conmigo.

Cada año, en cambio, espero con auténtica ilusión el mes de mayo, cuando llega el momento de la Concentración Nacional de BMWMOTOS. Para mí, es una cita marcada en rojo en el calendario motero. Me cojo una semana de vacaciones, planifico una ruta a medida —sin agobios, sin relojes, sin imposiciones— y disfruto de lo que más me gusta: montar en moto a mi manera. Si me apetece un tramo de curvas rápidas, lo hago con seguridad; si quiero perderme en el paisaje, también.

Cuando llego al destino, el ambiente lo dice todo: los compañeros de la zona organizadora han preparado con esmero la bienvenida. Una bolsa con detalles útiles, mapas de la zona, el programa del evento… Todo pensado con cariño. Además, entre organizadores existe un “pique silencioso” por ofrecer la mejor Nacional posible, no en número de asistentes, sino en calidad. Y eso se nota: en la elección del alojamiento, en los restaurantes, en la ruta guiada del sábado y, cómo no, en el esfuerzo por conseguir estupendos regalos para el tradicional sorteo de la cena.

Para mí, la Nacional de BMWMOTOS es, en esencia, el antídoto al Punta a Punta. El ambiente es infinitamente más familiar. Solo hay una ruta oficial, la del sábado, porque todos entendemos que los asistentes han recorrido cientos de kilómetros para llegar y merecen disfrutar de un día sin estrés, rodeados de amigos —viejos y nuevos— con quienes compartir historias, risas y, cómo no, la pasión por las motos.

Tengo el honor de poder decir que he asistido a las 22 ediciones que se han celebrado desde el nacimiento del foro. Y de cada una de ellas guardo recuerdos imborrables: desde la primera en Morella —que tuve la suerte de ayudar a organizar con toda la ilusión y ninguna experiencia— hasta la última en Cádiz, donde nos reímos hasta la extenuación. No son poco los gaditanos a la hora de alegrar la vida al prójimo.

Morella, Sevilla, Madrid, Pontevedra, Granada, Santander, Murcia, Salamanca, La Línea, Segovia, Castellón, Sitges, Ribadesella, Teruel, Ávila, Irún, A Coruña, Huelva, Alicante, Vitoria, Lugo… Cada ciudad nos ha regalado momentos únicos e irrepetibles. Todas y cada una de las Nacionales han dejado una huella imborrable.

Este año, a pesar de que BMW movió las fechas del Punta a Punta haciéndolas coincidir con nuestra Nacional, los incondicionales no fallaron. Estuvieron allí, fieles a la cita, y juntos hicimos de esta última edición una de las más especiales de todas, repleta de momentos mágicos y de conversaciones infinitas sobre lo que más nos gusta: las motos.

¿Y qué más se puede pedir? Si a eso le sumas una ruta de ida y vuelta diseñada a tu gusto, saboreando cada kilómetro, cada paisaje, cada curva... la experiencia es, sencillamente, perfecta.