La llegada de la Voge 900 DSX ha generado muchas comparaciones con la BMW F 900 GS. No es para menos ya que presumiblemente ambas comparten el mismo motor —un bicilíndrico de 895 cc fabricado por Loncin—, y ambas se mueven en el segmento trail. Pero más allá del propulsor, ambas difieren en varios aspectos, algunos de ellos muy importantes.
El problema es que los compradores de la marca asiática están lanzando un mensaje que confunde al comprador. Para muchos de ellos, la moto es la misma y si compras una BMW o bien eres un marquista o bien "te han engañado" porque puedes tener "la misma moto por menos dinero".
Y ahí es cuando no estoy de acuerdo y, precisamente, por eso le doy este título al artículo porque es un cuento, en este caso chino porque de ahí viene la moto en cuestión.
Que conste que no estoy diciendo que la Voge sean una mala moto, por el precio que tiene ofrece mucho y hay moteros a los que no les hace falta más, pero su rival teutona está por encima en calidad y conducción.
Voy a intentar explicarlo.
Voge ha jugado bien sus cartas ya que ha equipado su 900 DSX con una larga lista de gadgets y ayudas electrónicas para dar la impresión de estar a la altura de modelos premium. ABS en curva, radar de ángulo muerto, TFT con mirroring, control de crucero, quickshifter, puños y asientos calefactables... sobre el papel, todo parece muy completo.
Pero basta con probar ambas motos para darse cuenta de que el resultado no está al mismo nivel. Porque una buena moto no es solo una suma de accesorios, sino un equilibrio entre motor, parte ciclo, electrónica, ergonomía, confort y experiencia de conducción. Y ahí. precisamente, es donde BMW es superior en todo.
1. ¿El mismo motor? Puede ser pero más potente en la alemana
Sobre el motor de la Voge se han usado mares de tinta pero la verdad es que a día de hoy sólo sabemos que los fabrica Loncin y, en el caso de las unidades que equipa BMW el diseño es de la marca alemana y las epecificaciones de calidad también. Luego tenemos que la F?900 no solo ofrece casi 10?CV más de potencia, sino que alcanza el pico más arriba en revoluciones, y cuenta con una curva de par más amplia —lo que se traduce en una respuesta más viva y llena desde medio régimen
2. Calidad superior
Desde el momento en que te subes, la diferencia en acabados y materiales es evidente. La BMW transmite solidez y refinamiento. Las piñas, el cuadro, los mandos, el asiento, la iluminación… todo está mejor pensado y ejecutado. En la Voge, aunque correcta para su precio, la sensación es de un producto con componentes más económicos. Algunos botones parecen de moto muy económica al igual que algunos detalles. Nadie da duros a cuatro pesetas.
3. Electrónica realmente integrada
La Voge ofrece mucha tecnología, sí, pero la integración de esa electrónica es más justa. Modos de conducción básicos, menús menos intuitivos y ayudas que a veces se sienten bruscas o poco pulidas. La BMW, en cambio, ha afinado sus sistemas durante años: modos Pro, control de tracción y ABS en curva evolucionados, suspensión electrónica ESA opcional, app de conectividad madura… todo está al servicio de una conducción más efectiva y segura.
4. Parte ciclo superior
En la carretera, la diferencia es aún más clara. La BMW pisa con más confianza, responde con mayor precisión y transmite más información al piloto. El chasis, la geometría y la puesta a punto están a otro nivel. En la Voge, las suspensiones KYB y los frenos Brembo cumplen correctamente, pero están un paso por detrás en cuanto a efectividad. Es una moto válida para el día a día, pero sin el aplomo ni el dinamismo de la alemana.
5. Red de servicio y valor a largo plazo
BMW tiene una red oficial potente, experiencia contrastada, recambios rápidos y un valor de reventa muy superior. La Voge, pese a estar creciendo, sigue generando dudas a medio plazo, especialmente en asistencia técnica, fiabilidad del equipamiento electrónico y mantenimiento.
La Voge 900 DSX cuesta unos 9.200 €, incluyendo todo el equipamiento. La BMW F 900 GS parte de unos 12.200 € a los que hay que añadir los extras para equiparar los mismos con la asiática, aunque con las promociones actuales se puede encontrar por unos 10.500–11.000 €, según versiones y concesionarios con lo que la distancia se acorta.
Y esto es lo bueno para nosotros, los usuarios ya que cuando la competencia aprieta aumentan los descuentos y es más fácil acceder a una moto de mayor calidad a un menor precio.
Por 1.500–2.000 € de diferencia, estás comprando una moto con un mejor comportamiento, tecnología mejor integrada, más calidad constructiva y, aunque esto es secundario, con un mayor valor de marca.
En definitiva la Voge, aún siendo una moto muy válida sobre todo si tenemos en cuanta su ratio calidad / precio, está un escalón por debajo de la BMW. Otra cosa debatible es cuánto por debajo está y si el precio de la BMW está justificado pero esto sería el tema para otro artículo. El refranero español, que es muy sabio, ya lo dice "nadie da duros a cuatro pesetas".
Por lo tanto, no os creáis el "cuento chino" de que es la misma moto y que se es más listo comprando la Voge porque no es así en absoluto.
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