DE MIAMI (FL) A DALLAS (TX) Y OTRAS COSAS GENUINAMENTE AMERICANAS

jaimeleonu

Curveando
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Hola

En el año 2004 realizamos nuestro primer recorrido por los Estados Unidos. Durante el mismo viajamos por varios estados de la zona suroeste. En este enlace está la crónica de entonces.

ttp://www.elmundoenmoto.net/2010/02/10/estados-unidos-2004/

Fue un gran viaje del que regresamos con la idea de volver algún día. Han tenido que pasar bastantes años, pero en abril de 2017 de nuevo hemos recorrido uno de los países más indicados para hacerlo en moto. Muchas y muy buenas carreteras, infraestructuras en condiciones, y además siempre tienes cerca una gasolinera, un motel y un lugar donde poder comer. Aunque los precios siempre varían conforme a que el dólar suba o baje respecto al euro, los principales gastos diarios, como son la comida y el alojamiento, gracias a la existencia de tanta y variada oferta, siempre es posible encontrar lo que mejor se adapta a cada presupuesto para que en comparación con el nuestro y en general, los EE.UU no resulte un país caro. Y respecto al otro gasto imprescindible, la gasolina, el precio por litro estaba en abril de 2017 a unos 0´65 euros.



Había buenos motivos para realizar este viaje. El primero celebrar que llevamos 30 años viajando en moto por todo el mundo, desde 1987 en que hicimos aquel primer viaje fuera de la península, concretamente a Marruecos. El segundo, por supuesto, volver a los EE.UU, y quedaba una tercera razón, que en definitiva fue la que nos llevó a escoger este destino. Queríamos ver actuar en directo a Los Tigres del Norte. ¿Qué quienes son?. Es la banda de música norteña (género llamado así por haber nacido en el norte de México) más famosa y popular. Aunque procedentes de Sinaloa (Mx), desde hace años tienen fijada su residencia en California, y sus actuaciones se desarrollan tanto en la mayoría de los países de hispano-américa, como en los propios EE.UU. Son reconocidos por haber creado los "narco-corridos", temas que tratan acerca de la problemática del narcotráfico, de los jefes de la droga y de los diversos "asuntos", amores, desamores y traiciones incluidas, que rodean ese mundo. Pero no sólo se limitan a ese tema, sus letras también hacen referencia a la problemática que viven los hispanos que, de forma legal o ilegal, emigran hacia los Estados Unidos, los llamados "espaldas mojadas". Su reconocimiento en toda América les llevó a ganar en 1988 su primer Grammy. Desde entonces han sido galardonados con otros 4 Grammy en la categoría general, más otros 8 en el apartado de música latina.





Primero cuadramos las fechas que teníamos disponibles con uno de los conciertos de Los Tigres del Norte, concretamente con el que darían en Houston (Texas) el domingo 9 de abril. Lo siguiente era reservar una moto y trazar un recorrido que nos permitiera estar el día señalado en la ciudad tejana. El punto marcado de inicio sería Miami (Florida), y Dallas (Texas) el final de nuestro viaje. De este modo conoceríamos una zona y unos estados totalmente diferentes a los visitados anteriormente. ya que en esta ocasión atravesaríamos Florida, Alabama, Mississippi. Louisiana y Texas. Y así podríamos ver algunos cambios producidos en el país. Tanto que eran evidentes hasta en los adhesivos que veíamos en algunos coches. Si en el 2004 predominaban los que eran a favor del ejército y sus acciones en Afganistán, la moda en 2017 eran los que hacían referencia al nuevo presidente...



En total serían cerca de 3.500 km repartidos durante 12 días de moto. Lo que nos permitiría trazar etapas no muy largas e incluso tener algún día libre, repartidos entre Houston, San Antonio y Dallas.



Aunque en los últimos años son muchas las empresas de alquiler de motos que han empezado a operar en los EE.UU, a la hora de tomar una moto en un estado y dejarla en otro, la principal opción sigue siendo Eagle Rider. Debido principalmente a que es la única que tiene delegaciones repartidas por los casi todos los estados, abarcando desde la costa este a la oeste y desde el norte al sur. Con ello puedes trazar un recorrido que partiendo de una ciudad te permita entregar la moto en otra de un estado diferente, lógicamente pagando un suplemento en el alquiler.





Como el anterior viaje lo hicimos en una Harley Electra Glide, para esta ocasión elegimos otra de las motos que pensamos es ideal para viajar por este país, una Honda Goldwing 1800. Intentamos localizar una 700 GS para Conchi, pero no es un tipo de moto habitual para alquilar en los USA, y solamente localizamos una en la delegación de Nueva Orleans, pero no había posibilidad de devolverla en Dallas, así que los 2 a viajar en la Goldwing, que al fin y al cabo no está mal.

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Antes de hacernos cargo de la moto disponíamos de un día libre en Miami, que dedicamos a hacer una visita de lo más imprescindible de esta ciudad. La lujosa zona de Miami Beach, el barrio de los expatriados cubanos, conocido como "La pequeña Habana" y la parte de los Everglades situada más cerca de la ciudad. Por esta última es inevitable hacer un recorrido en un hidrodeslizador, que es como se conocen las típicas embarcaciones planas movidas por una hélice situada en la parte trasera a cierta altura. Aunque fuera un recorrido rápido, lo consideramos suficiente para tener una idea general de estos tres lugares tan turísticos de Miami. Interesantes de visitar, y más teniendo que esperar hasta el lunes para a comenzar a viajar con la moto.
















El lunes a primera hora recogíamos, en la sede de Eagle Rider situada en Miami Metric, la que sería nuestra compañera los próximos días. El gerente de https://motortech-usa.com nos atendió correcta y amablemente, la moto estaba lista, nos dio los consejos oportunos y nos explicó algo que desconocíamos. En Florida hay varias autopistas de peaje, especialmente por la periferia de Miami y algunas son la forma más rápida para abandonar la ciudad y viajar hasta Daytona. Para usarlas antes debes comprar por Internet un ticket que, por unos 6 dólares diarios, te permite circular por las mismas. En unos pocos minutos la secretaria de Motortech nos hizo ese trámite, mientras nosotros repartíamos nuestro equipaje en las maletas de la moto. La Goldwing estaba equipada con navegador de serie, pero como me había llevado mi habitual Garmin GPX, cargado con el mapa de USA, y al estar más habituado a su uso, preferí conectarle y utilizar el mismo, hasta que pasados unos días me di cuenta de mi error.





Lo bueno que tiene haber hecho muchos viajes con motos diferentes es que uno se acostumbra rápidamente a la moto que sea. Y la Goldwing no fue una excepción. A pesar de su tamaño y peso, y principalmente debido a su bajo centro de gravedad, su manejo es más sencillo de lo que pueda parecer a primera vista, incluido su práctico sistema de marcha atrás. Otra cosa es llegar a familiarizarte con la desmesurada cantidad de botones y mandos que tienes a tu disposición. Un día me pregunté cuántos serían y creo que conté 53 interruptores. Unos para el sistema de la radio, otros para el navegador, para los distintos ajustes de las suspensiones, para la información del ordenador de viaje, mandos de calefacción, sistema de marcha atrás...Todo esto sin contar los de mi propio GPS, vamos, una locura.



En Miami siempre hace calor, y abril no era una excepción. Debido a ello el viaje hasta Daytona, nuestra primer destino, fue con temperaturas cercanas a los 35º. Queríamos llegar pronto, por lo que solamente hicimos una breve parada para comer algo rápido. Además de por su circuito (Speedway) y su clima, Daytona es famosa por su playa, ya que en ella está permitida la circulación de vehículos. Eso sí, con 2 condicionantes. Que no superes las 10 millas/hora (16 km/h) y que además pagues una entrada. Aunque de esto último nos eximió el encargado de la taquilla al explicarle que éramos españoles y que solamente queríamos entrar durante unos minutos para hacer unas fotos y conducir un poco. Aunque al final, a esto de conducir por la playa y más una Goldwing y con esas limitaciones, nosotros no le encontramos nada de especial.





Al día siguiente, cuando ya habíamos dejado el hotel pero todavía no habíamos abandonado la ciudad, el cielo se puso negro como si fuera a anochecer y empezaron a caer unas gruesas gotas de lluvia Rápidamente tuvimos que buscar un refugio y desde el mismo, y durante unas 2 horas, vimos caer una gran tromba de agua. Al final, aunque continuaba lloviendo con mucha intensidad, no tuvimos más remedio que ponernos en la carretera e ir a enlazar con la autopista Interestatal 95 que nos llevaría hasta el desvío hacia el pueblo más antiguo de EE.UU, San Agustín. Durante 1 hora viajamos bajo un gran aguacero. Pensaba que quizás no había sido buena idea, la cortina de agua y el intenso tráfico hacían complicado conducir con una mínima seguridad.











Ni la enorme pantalla de la Godlwing ni el gore-tex evitaron que al llegar a S. Agustín parte de nuestra ropa y nuestras botas estuvieran mojadas. Al menos en el pueblo apareció el sol y aprovechamos para comer y para que se secara nuestra ropa. Todo en el mismo establecimiento...



San Agustín fue fundada en septiembre de 1565 por el asturiano Pedro Menéndez de Avilés. Aunque hubo un asentamiento más antiguo, ya que en 1559 Ponce de León fundó Pensacola, también en Florida, éste último fue arrasado por un ciclón y más tarde asaltado y destruido por los indios. Por ello se considera a San Agustín la ciudad más antigua de los EE.UU, ya que es la única que desde su fundación siempre ha estado habitada.



El castillo de San Marcos y la pequeña parte vieja de la ciudad son los lugares más visitados por los miles de turistas que la recorren cada día, incluido el que llegamos nosotros. El origen y el pasado español está reflejado no sólo en su historia, en la actualidad sigue presente por todas partes, en su callejero, en las banderas que adornan calles y edificios, en el nombre de sus establecimientos...







Cada ciudad o pueblo de los EE.UU presume tener algo que lo diferencie de los demás, y si no se lo inventan. En el caso de S. Agustín esto último no es necesario, además de su título como primera ciudad, también tienen más cosas en exclusiva, como la conservación del edificio al que se considera la escuela más antigua del país.



Subimos dirección norte dejando a un lado la ciudad de Jacksonville y por la Interestatal 10, tomamos dirección este. Esta cruza la totalidad del sur de los EE.UU, desde Jacksonville, en la costa atlántica, hasta finalizar en la ciudad de Los Ángeles, en la costa del Pacífico. La zona por la que circulamos ahora se nos muestra como la típica autopista estadounidense. Trazado recto, un asfalto blanquecino, amplios carriles, subiendo y bajando suaves colinas y con poco tráfico. El entorno ideal para viajar con la Goldwing con total comodidad, mientras por el equipo de música van sonando temas acorde con el momento y el lugar.

Al día siguiente dejamos la Interestatal y por carreteras secundarias llegamos hasta Tallahassee, que aunque no sea la ciudad más nombrada y conocida de Florida, sin embargo es la capital del estado. El recorrido hasta ella nos gusta mucho, las carreteras serpentean a través de zonas de bosques lo que hace que conducir resulte más entretenido que hacerlo por la Interestatal.





Nos desviamos más al sur buscando la "scenic route" nº 30A que discurre pegada a la costa del Golfo de México. Aunque la verdad es que puede que la quede un poco grande el apelativo de "scenic route", ya que uno espera que discurra por paisajes más o menos bonitos, pero la mayor parte de ella atraviesa zonas residenciales de lujo, con casas muy bonitas, pero poco más. El día está nublado y en el momento menos oportuno empieza a caer una fina lluvia. Nos encontramos cerca de Seaside, el pueblo donde se rodó la película el Show de Truman, pero hoy comienzan las vacaciones escolares de Semana Santa y la estrecha carretera está congestionada de vehículos que van a las localidades cercanas, todas plagadas de segundas residencias. Con esta moto es imposible serpentear entre la fila de coches, además ambos carriles están detenidos, no queda más remedio que aguantar bajo la lluvia y muy lentamente ir avanzando hasta llegar al desvío a Seaside. Este pueblo no fue realizado como un falso decorado para la rodar la citada película, estaba ya construido.



Cuando se levantó fue pensado como un oasis de tranquilidad para quienes pudieran pagar el precio de sus casas y además les gustara vivir en un ambiente, para ellos, idílico. La verdad es que el pueblo nos decepciona bastante, aparte de la mañana tristona y lluviosa, el recorrido que hacemos por sus calles impolutas no nos hace sentir esa utópica felicidad que intenta trasmitir. Será que nosotros tenemos otra visión diferente respecto a lo que se entiende por "vivir en una comunidad ideal". Es más, en algún momento me agobia tanta calma, tanta casita, tanto jardincito, tanta calle desierta...ideal para los Ned Flanders. Decidimos que ya está bien la visita, busco la salida a la carretera y nos marchamos de Seaside con una extraña sensación.



Poco a poco el día va aclarando y llegamos hasta Pensacola, ciudad que desde 1698, cuando fue fundada por los españoles, ha estado bajo el dominio de 5 banderas diferentes, la de España, Francia, Gran Bretaña, Los Estados Confederados de América y cuando España da por perdida la Florida, en 1819, y toda ella es vendida a los EE.UU, desde entonces, lógicamente, ondea la bandera de barras y estrellas. Actualmente es una ciudad agradable, con una pequeña zona con edificios de cierta antigüedad, aunque visto desde el prisma estadounidense, es decir todo lo que tiene más de 100 años es considerado una reliquia. Para llegar hasta la ciudad cruzamos un largo puente que a simple vista tiene más de 1 km de longitud. Fue construido para salvar la bahía y evitar un gran rodeo. Al entrar a Pensacola vemos que el nombre de muchas de sus calles hace referencia a ciudades españolas, incluida una con el nombre de nuestra provincia, Salamanca. También alguna placa que recuerda la visita de los reyes de España



















Dejamos este estado y entramos a Alabama. Son pocos los kilómetros, o como se mide por acá millas, que recorremos por Alabama, pero suficientes para percatarnos de la diferencia del nivel de vida entre un estado y otro. Todo tiene un aspecto más descuidado, la carretera, los edificios, los indicadores.



Viajamos por la carretera 90 hasta la ciudad de Mobile, a la que llegamos tras atravesar otro largo puente que, como en Pensacola, atraviesa su bahía. Mientras lo cruzamos nos damos cuenta de la obra de ingeniería que debió suponer su construcción, aunque por aquí no deja de ser un puente más. Definitivamente, esta gente sabe mucho acerca de cómo construir grandes puentes.

La ciudad es el único puerto marítimo de Alabama y por ello es muy industrial, y también un importante centro astillero. Aunque el Mardi Gras (la fiesta de carnaval en los EE. UU) más famoso sea el de Nueva Orleans, dónde se celebró por vez primera, y por lo tanto el más antiguo, es el Mardi Gras de Mobile, que data de 1703 cuando la ciudad pertenecía a los franceses. El centro de Mobile está muy tranquilo y hace calor, el termómetro ya marca 28º. Es hora de despojarse de ropa. Aparcamos en la calle principal y damos una vuelta, hay poco que ver y volvemos de nuevo a la carretera.





Descartamos la Interestatal 10 y viajamos por la carretera 90 que, como en otros muchos lugares, aunque tenga el nombre de carretera tiene doble carril por cada sentido. Nuestro destino de hoy es una de esa ciudades que aunque uno no haya estado nunca en ella, conoce muchas cosas acerca de la misma, se trata de Nueva Orleans, ya en el estado de Louisiana. A los pocos kilómetros de Mobile abandonamos Alabama y entramos en Mississippi y aunque no hubiéramos visto el cartel de bienvenida es fácil darse cuenta que hemos dejado atrás Alabama. Aumenta el tráfico, mejora el estado de la carretera y todo vuelve a presentar otro aspecto, más limpio y moderno. Hasta el paisaje se vuelve más verde.





Ya hemos superado los 30º, y paramos en la playa de Biloxi, con una arena que por su color blanco nos recuerda a la de Daytona. Su paseo marítimo está lleno de hoteles, casinos, restaurantes, centros comerciales...y todos con el inconfundible sello de la arquitectura playera estadounidense.













Atrás dejamos otro estado, y para entrar a Louisiana decidimos volver a la Interestatal. En los EE.UU las autopistas prácticamente cruzan el centro de las ciudades, por lo que si tu destino está en el, es mejor llegar por la autopista correspondiente.



Según el GPS, si tomamos la salida adecuada, con un par de giros estaremos en la zona más popular de Nueva Orleans, el barrio francés y más concretamente en su arteria principal, Bourbon Street. Su nombre no hace referencia al whisky, si no a los Borbones. Si los yanquis son buenos haciendo grandes puentes, también lo son a la hora de diseñar los llamados scalextrics en la autopistas, la entrada a N.Orleans es una buena muestra de ello. El GPS no se equivocaba y nosotros tampoco, sin ningún error llegamos a Bourbon Street.









Pero nos encontramos con algo que no teníamos previsto, nos topamos con la calle cerrada al tráfico. Un agente de policía nos informa que esta noche hay un festival y ese es el motivo. Le explicamos que vamos a uno de los hoteles situados en la misma Bourbon St. y nos pregunta si tenemos reserva, mentimos y decimos que sí. Nos responde que de lo contrario ni lo intentemos, todos los hoteles de la zona están completos. Pues alguna reserva debe haber fallado, porque en el hotel en el que preguntamos si tienen al menos una habitación libre. Aunque como es de esperar, el precio por esta noche está en relación con la fecha (la celebración del festival), el lugar donde está el hotel (centro de Bourbon Street) y la categoría del propio hotel (un Four Seasons). Como antes de ayer dormimos en un motel de carretera muy simple y económico, compensamos el sobre precio de hoy con el de hace 2 noches. La cosa es tener alguna disculpa para no tener remordimientos por pagar lo que nos piden....Lo que nos mosquea un poco es que con la llave de la habitación nos entregan unos kits de tapones para los oídos, parece que la noche va a ser movida y ruidosa...









Pero Nueva Orleans en mucho más que el barrio francés, la Bourbon Street, o el famoso "Mardi Gras". También es la desembocadura del enorme río Mississippi con sus reconocibles barcos a vapor movidos por un rodillo posterior. Aquí nació la cultura "cajún", que fue creada por descendientes de franceses procedentes de Acadia -Canadá- y enriquecida posteriormente por gente de diversos lugares, incluidos esclavos negros, ya que Nueva Orleans también tiene un triste pasado como epicentro de la esclavitud. A su puerto llegaron barcos, desde el golfo de Guinea, cargados con miles y miles de negros que eran transportados, tratados y mantenidos peor que si fueran ganado.







Otra cosa, y esta más agradable, por la que es mundialmente famosa es porque aquí nació el "Jazz". Este hecho es imposible olvidarlo o pasarlo por alto. La música está siempre presente por todas partes, lo que la convierte en una de las ciudades "más vivas" de los EE.UU. Por la noche, en cualquier bar, encontrarás actuaciones en directo de diferentes grupos musicales, generalmente de una gran calidad, y por el día cualquier rincón o plaza es bueno para que artistas callejeros te sorprendan con sus actuaciones. Pero todo esto estuvo a punto de desaparecer, y además hace poco tiempo...En el año 2005 el paso del terrible huracán Katrina inundó el 80% de la ciudad y destruyó grandes zonas de N. Orleans y de su periferia. Pero como ha sucedido en otras ocasiones, la ciudad volvió a renacer.













Otro día seguimos viaje, llegaremos a Houston y nos iremos de concierto

Saludos
 
Última edición:
Gracias por compartir tan estupendo viaje.
Yo, como javidm, algun dia....
Saludos
 
Un viaje que te pone los dientes largos. Gracias por compartir. Espero ir a EEUU algún día


Enviado desde mi GSA utilizando Tapatalk
 
Hola

Gracias a todos por vuestro interés, y claro que sigo con la crónica.

Está casi terminada la segunda parte, mañana queda puesta

Saludos
 


Houston y Los Tigres del Norte



Aunque el festival de música y la fiesta en bares y en la calle Bourbon St. se alargaron hasta muy tarde, a la mañana siguiente había que dejar N.Orleans y seguir viaje. Además, pagar una noche en este Four Seasons, pase, 2 quizás ya sea demasiado. El GPS nos lleva de nuevo hasta la 90 que poco a poco va perdiendo tráfico y pasa de ser una autopista a ser una carretera normal. Quizás hubiera sido interesante haber tomado dirección norte, ascender el Mississippi, atravesar los enormes campos de algodón, visitar las grandes casas señoriales sureñas, acercarnos hasta el estado de Tennessee, visitar Memphis...Todo ello en caso de disponer de tiempo, pero además habíamos venido a los EE. UU a ver músicos vivos (Los Tigres del Norte) no a músicos muertos (Elvis). Nuestra ruta nos lleva por un paisaje llano, verde y bajo unas temperaturas más altas de las que esperábamos, aunque el calor no es algo que nos incomode. Cruzamos pequeñas localidades, todas del mismo estilo. El banco, la escuela, la zona deportiva, la gasolinera, las tiendas asomadas a la carretera y los extrarradios con viviendas, generalmente sencillas, rodeadas de un pequeño terreno.









Y por el camino nos vamos encontrando con la mayoría de lo tópicos genuinamente americanos, que vemos todos los días en la Tv, y que hacen inconfundibles a este país y a esta sociedad. Su bandera en casas particulares, edificios públicos, automóviles...La coloquen donde la coloquen, que sea siempre a lo grande.



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Sus llamativas y coloridas placas de matrículas

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El sheriff y sus ayudantes







Y todo lo que gira en torno al mundo del motor. Sus peculiares motos, los deportivos "made in USA", sus enormes camionetas (pick-up)

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Y esa "afición" que comparten con sudafricanos y australianos y que consiste en ir siempre "arrastrando cosas"...








En algún lugar he leído que Lake Charles es una agradable ciudad, quizás sea bueno detenernos en ella para pasar la noche. Alguien se ha equivocado, o quien escribió eso sobre Lake Charles o nosotros que no damos con la citada "zona agradable de la ciudad". Después de 1 hora perdida dando vueltas por la misma, decidimos seguir más adelante, ya encontraremos un hotel junto a la carretera donde dormir. Es una de tantas cosas buenas que tiene viajar sin planes cerrados y sin reservas previas. Un Best Western, en una de las incorporaciones de la 90 a la Interestatal, nos parece buen lugar. Estamos a unos 200 km de Houston, mañana es sábado y Los Tigres del Norte actúan el domingo. Ningún problema, tenemos tiempo más que suficiente para llegar, buscar un hotel, ver algo de la ciudad y al día siguiente, al concierto.

Entrar en Texas, aumentar el tráfico, todavía más la temperatura y encontrarnos con la Interestatal colapsada y atascada debido a unas obras, sucede todo al mismo tiempo. Cuando estoy lejos de casa suelo practicar una conducción todavía más prudente y a la defensiva de lo habitual, y con una moto como esta aún más. Prefiero esperar, a dejarme una maleta o un espejo contra alguna camioneta. Pero un par de Harley's nos adelantan, a nosotros y a los cientos de vehículos que estamos parados, por el arcén. Si ellos lo hacen con esa naturalidad, ¿por qué no nosotros?. Conduciendo detrás las Harley's conseguimos saltarnos más 10 km de atasco. Si hubiera aparecido alguna patrulla de policía, no sé si nos hubieran echado el alto. A ellos no creo que les importara mucho este asunto, en la espalda del chaleco del que iba delante de nosotros se leía algo así como: "Las leyes no me preocupan".



Llegando desde el este, el skyline de Houston es el que habitualmente se ve en la Tv cuando salen imágenes de esta ciudad. Hasta llegar al downtown (centro) se cruzan un buen número de espectaculares viaductos. Autopistas por arriba, por abajo, a los lados...Siguiendo las señales, como en todo el país fáciles de ver e interpretar, y con la ayuda del navegador de la moto (no me preguntes el por qué, pero hasta hoy no me decidido a guardar nuestro viejo Garmin) aparcamos en pleno centro. Es sábado por la mañana y todo el tráfico de hace sólo unos minutos ha desaparecido. Houston parece una ciudad fantasma, no hay gente, no hay coches, no hay ruidos. Solamente grandes y enormes rascacielos, que imaginamos estarán llenos de oficinas y vacíos por ser el día que es. Uno no espera llegar al corazón de la ciudad y encontrarla así. Y menos, poder escoger lugar donde aparcar.













Houston se extiende decenas de kilómetros, así que miremos por dónde miremos el plano, el lugar del concierto de mañana queda lejos de todo. Nos decidimos por buscar un hotel en un barrio que, aunque distante unos 20 km de donde iremos mañana, al menos está en esa dirección. El hotel que elegimos, uno de la cadena Sonesta, tiene como siempre, y comparado con Europa, una habitación enorme, y en este caso también está equipada con cocina. Está situado en Hidalgo Street, y a su lado se levanta uno de esos moll tan americanos que hay que visitar de vez en cuando, se llama The Gallery. Parece buen plan para pasar la tarde y dejarnos unos dólares.









Llevamos más de 2.000 km con la Goldwing, suficientes como para poder contar algo de ella, pero afortunadamente poco hay que contar. Se viaja de maravilla, y ya está. Con el tamaño que tiene es lógico que su capacidad de carga sea suficiente, no sólo por sus maletas y el top-case, también ayudan la gran cantidad de huecos que tiene repartidos por todas partes y que vienen muy bien para guardar esas cosas pequeñas y que necesitas tener a mano. Tiene potencia más que de sobra para viajar por estas carreteras y su motor apenas vibra, o al menos eso me parece a mi que nunca he sido muy exigente en ese sentido. Asientos cómodos, gran protección contra el viento y su equipo de música (aunque éste último es lo que menos me acaba de convencer, el de la Electra parecía de mejor calidad y se escuchaba bastante mejor) completan lo esencial para viajar millas y millas sin que el cansancio aparezca antes de tiempo. ¿Gasto de combustible? y yo qué sé, no he andado ni echando cuentas ni comprobándolo en su ordenador. Hasta me he acostumbrado a sus formas, que al principio no me parecían nada afortunadas, está visto que "el roce hace el cariño".







Y llega el domingo. El concierto empieza a las 15 h, sabemos que actúan más grupos de música norteña, pero no sabemos cuánto durará. Para desplazarnos hasta allí, un complejo llamado "Escapade 2001", decidimos hacer uso de "Uber". No es cuestión de ir en la moto sin saber cuántas horas estaremos, además yendo y volviendo en "Uber" tampoco tendré que preocuparme por las cervezas que me tome...

El ambiente y los personajes que nos encontramos en la explanada donde está el escenario son muy peculiares y particulares, evidentemente desde nuestro punto de vista. Abundan las vestimentas tipo tejano-mexicano. Los hombres llevan grandes sombreros, camisas bordadas, pantalones vaqueros con cinturones anchos y todo ello rematado con las vistosas botas de cow-boy. Se ven mujeres luciendo una indumentaria parecida, otras llevan vestidos ajustados a punto de reventar. Está prohibida la entrada de armas al recinto, pero uno aseguraría que muchos las han dejado afuera, en el carro (coche) o en la camioneta.







Los presentadores no paran de repetir el nombre de las empresas patrocinadoras, que si Supermercados "La Michoacana" por aquí, que si "Alimentación Fud" (hispanizada la palabra food) por allá... Alrededor hay muchos puestos de comida y bebida, se respira ambiente de fiesta. Nos alegramos mucho de tener la oportunidad de conocer y vivir un concierto una tarde de domingo con estos hispanos de Texas. Todos hablamos el mismo idioma, incluso la policía estadounidense que controla que nadie "se salga de madre" son hispanos.







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Desde lejos se nota, especialmente por nuestra indumentaria, que los únicos que no somos hispano-texano somos Conchi y yo. ¿A quién se le ocurre venir en deportivas y con esas gorras a un evento como éste?.



Al principio la gente se muestra recelosa y prudente al hablar con nosotros. Es fácil que piensen: "¿Serán de la "migra" (inmigración ) esta pareja que me hacen tantas preguntas?" . Pero sólo es cuestión de tiempo para que comiencen a coger confianza. Les encanta que hayamos venido desde España para asistir a un festival de música norteña y más concretamente a ver actuar a Los Tigres del Norte. Poco a poco van desapareciendo sus recelos y cada uno nos cuenta su particular historia. Cómo llegaron a los EE.UU, en qué situación se encuentran (legales o ilegales), a qué se dedican, sus temores ante la llegada y el futuro que les espera con Trump al frente del país...Cada persona es un un cúmulo de vivencias, de sueños, de miedos, de esperanzas... Desde hace unos meses, su vida diaria ha cambiado. Ahora una simple multa de aparcamiento, cuando todos sus papeles no están en regla al 100x100, puede significar su deportación, aunque sus hijos sean ciudadanos americanos con todos sus derechos. En los diarios de tirada especial para hispanos, leemos artículos dedicados a cómo actuar en caso de que "la migra" llame a la puerta de tu casa, qué hacer, qué no hacer, lo que hay que decir... También proliferan los anuncios de abogados, siempre hispanos de segunda o tercera generación, ofreciendo asesoramiento gratuito y consejos para evitar las deportaciones que rompen los núcleos familiares. Como tantas veces, uno no se imagina una realidad y un ambiente concreto, hasta que no conoce, y escucha, en vivo a sus protagonistas.



Bandas y bandas de música norteña van pasando por el escenario, con nombres tan sugerentes como "La Ley del Norte" o "Los Invencibles de Nuevo Léon". Incluso hay una parte dedicada a pequeñas promesas, entre los que destaca un niño llamado Miguel Morín. Al acabar su actuación nos acercamos a darle la enhorabuena. Su mánager está encantado con eso de que unos españoles feliciten a su representado, y rápidamente va en busca de un Cd con la música de Miguelín para regalarnos. "Tengan, difúndanlo por España".







Unas 5 horas después de que empezara el festival aparecen en el escenario los esperados "jefes de jefes" como son conocidos popularmente, Los Tigres del Norte. El ambiente termina de explotar, el público los aclama, los vitorea, los quiere. Ellos lo saben y conocen perfectamente cómo agradecérselo. Comentan que para esta actuación no traen preparado un repertorio concreto. El público les va pidiendo los éxitos que quieren escuchar y los Tigres les complacen. Los de las primeras filas los piden de viva voz, las preferencias de los que están más alejados son escritas en trozos de papel, que la gente se va pasando, hasta que llegan a manos de los artistas. Todas las canciones son acompañadas por el público, lo que hace que a veces las letras no se escuchen bien, pero qué más da, para eso están los Cd´s, aquí estamos en un concierto en vivo, pero que muy vivo...











Son más de 2 horas de actuación durante las que nos cantan historias de su Sinaloa natal, de los "mojados", del tráfico de droga desde México a los EE.UU. La historia de Camelia "la tejana", natural de San Antonio. La de dos novatos narcotraficantes, Pedro Márquez y su reciente esposa, que aprovechan su luna de miel para ganar un buen dinero con un cargamento de droga, hasta que en Sonora los rodean 10 carros de federales, como es de esperar aquello acaba en tragedia. La de los hermanos Pedro y Pablo y la novia de uno. Leticia, que acaba siendo la esposa del otro... Sus letras no tienen desperdicio, aunque algunas de ellas encierren cierta dosis de violencia de género por la que en Europa ya les habrían metido alguna denuncia, como ocurre en la que relata la violenta y bestial reacción de Martín Estrada Contreras, "El tahúr". En una partida se apostó a su mujer y perdió. Y en efecto, se la entregó a quien le había ganado, pero esto fue lo que ocurrió :

"P´a mi las deudas de juego son siempre deudas de honor

Te entrego lo que más quiero

pero te la entrego muerta,

aunque me destroza el alma de sentimiento y dolor.

Se oyeron dos fogonazos de dos balas expansivas.

Primero mató a su amada, después se quitó la vida...".


A veces les han imputado ensalzar la figura de los narcos, una de sus canciones dice:

"...los amigos de mi padre me admiran y me respetan,

y en dos y trescientos metros levanto las avionetas.

De diferentes calibres manejo las metralletas...".


Aunque ellos, claro está, se defienden alegando que solamente ponen música a las historias que escuchan, que les cuentan y que están en la calle. "Contrabando y traición", "La camioneta gris", "La jaula de oro", "La banda del carro rojo", "Tres veces mojado", dedicada a los ilegales que suben desde países situados más al sur de México,...son algunas de las canciones que el público va pidiendo. Entre ellas tampoco falta su último gran éxito, "El ataúd".

Si has leído el libro de Pérez Reverte "La reina del sur" y luego escuchas la canción que Los Tigres dedican a Teresa Mendoza, la protagonista, comprobarás que son capaces de meter toda su historia, y a muchos de los personajes que aparecen en el libro, en tan solo cuatro minutos.

Al final llega el momento que todos esperan, dedican unas palabras a Trump, aunque en ningún momento llegan a pronunciar su nombre. No hace falta, todos sabemos a quien van dirigidas. El público estalla en una enorme ovación, y todos entonan la canción "Somos americanos". "Los únicos que tenemos sangre de los primeros americanos, somos nosotros, los hispanos. Nuestros antepasados ya estaban aquí cuando vosotros llegasteis. Nuestra sangre es sangre de indios y mestiza, y nosotros somos los que con toda la ley podemos llamarnos americanos..." viene a decir la letra de la canción.



Los asistentes somos varios miles (entre 3.000 y 4.000), pero no hay altercados reseñables, ni peleas, ni tiros, ni "na de na"...Tan solo algunos que "han tomado demasiado" (se han emborrachado) y la policía se los lleva detenidos. Nos ha encantado la experiencia de vivir este concierto en directo y en su totalidad. Han sido más de siete horas escuchando innumerables historias, tanto arriba en el escenario, como abajo entre el público.

A la salida vemos a los temidos agentes de "la migra" que están haciendo controles aleatorios. Lamentablemente quizás alguno con los que hemos compartido la tarde, y que llevan años trabajando y viviendo en los EE.UU, en pocos días sea deportado a México.

Por nuestra parte, otro Uber nos devuelve al hotel.
 
Última edición:
Saludos cordiales.

Ha sido muy agradable leer vuestro viaje y vivencias, gracias.


Cordialmente:
Jordi AP
 
Saludos cordiales.

Ha sido muy agradable leer vuestro viaje y vivencias, gracias.


Cordialmente:
Jordi AP

Gracias Jordi, pero no dejes de leer, que todavía queda el último capítulo de Houston a Dallas.

En esta semana queda ya puesto

saludos
 
Houston-San Antonio-Dallas


Si has llegado a Houston, ya no tienes disculpa para no acercarte a San Antonio, que merece mucho más la visita. Abandonar Houston un lunes a primera hora, no tiene más problemas que ir enlazando las autopistas correspondientes y moverte entre un intenso tráfico. Tras recorrer unos 350 km, nuestra ya habitual Interestatal 10 nos lleva hasta San Antonio. Había visto en Internet una espectacular casa de época, situada muy céntrica, que había sido convertida en hotel, fuimos directos a ella. El exterior muy bonito, vamos a entrar y la puerta está cerrada, llamamos al timbre. Al abrirnos y ver nuestra indumentaria de moto, su dueña (encargada, recepcionista o lo que fuera), que tenía aspecto de haberse tragado una escoba, no puede evitarlo y "arruga el hocico". Mal empezamos...

-¿Qué desean?

-Una habitación para 2 noches.

-Sí, tenemos habitaciones libres. Pasen y esperen, porque ahora estoy atendiendo a unos clientes... Pero les advierto que es un hotel caro...

¿Pero qué clase de recibimiento es éste? ¿Tan mala pinta arrastramos o qué?. Vamos a ver, buena señora, si es caro o no ya lo decidiremos nosotros. Según el precio que hemos visto anteriormente en la web del hotel, son unos 150 dólares la noche, con lo que ya es más barato que el Four Seasons de hace unos días en Nueva Orleans. Mientras esperamos comentamos lo estúpida que nos ha resultado la "indivídua". Pasados 10 minutos sigue sin atendernos, y decidimos marcharnos. Nos vamos a otro hotel, de la cadena "La Quinta" que los hay en muchas ciudades, también céntrico, y que nos resulta por la mitad de precio. La recepcionista nos atiende correctamente, nos pregunta de dónde somos, qué tal el viaje en moto y esas cosas habituales. Seguramente estaremos mucho mejor en este ambiente que no en el del primero.



En 1691 un grupo de españoles llegó aquí, y el día de San Antonio fundaron un asentamiento. Uno de aquellos hombres era Antonio de Béjar y de su apellido deriva el nombre del estado, que con el tiempo pasó de Bexar a Texas. Más tarde arribaron otros españoles, estos procedentes de la Islas Canarias, y fueron los que convirtieron el asentamiento en una pequeña población. En su catedral hay muchas referencias a este hecho, incluida una imagen de la patrona canaria, la Virgen de la Candelaria. Tuvimos la suerte de que nos acompañara el hombre que está al cuidado de la catedral, y que es de ascendencia mexicana. El nos fue dando toda clase de explicaciones acerca de la estrecha relación entre San Antonio y las Islas Canarias. Un descendiente de canarios, y residente en la ciudad, el Doctor Chiscano, todos los años organiza un viaje desde Canarias a San Antonio, para mostrar la huella dejada en esta parte de Texas por sus paisanos. Nuestro guía se sorprendió cuando le aclaramos que la ciudad de Béjar no está situada en las islas, si no en nuestra propia provincia de Salamanca.







Toda esta historia acerca de la fundaciñon de la ciudad nos resultó muy interesante, pero todavía nos quedaba mucho por ver. El céntrico paseo, bordeando el río del mismo nombre que la ciudad, bonito, muy bien cuidado y conocido como el "river-walk". También entre sus muchos museos cuenta con un par dedicados a los cow-boys. Y para los aficionados al baloncesto seguro que les suena mucho San Antonio por ser la sede del equipo de baloncesto de los San Antonio Spurs, que han ganado en cinco ocasiones el campeonato de la NBA.









Pero lo más emblemático, y que en parte se mantiene en pie, es un lugar fundamental en la historia de los estadounidenses. Como tantas otras cosas, y debido en parte a la industria del cine, seguro que su nombre te es familiar, El Álamo. Aquí se desarrollo la trascendental batalla en la que los llamados "defensores del Álamo", entre ellos el aventurero y popular David Corckett, a pesar de ser aniquilados por los mexicanos, sembraron la semilla para que en batallas sucesivas Texas se independizara de México. La visita a El Álamo es imprescindible para entender y conocer un poco más toda esta historia, aunque como es lógico está contada desde el punto de vista estadounidense. Indagando por otros canales te enteras que, como tantas veces la realidad y la ficción se entremezclan, y los llamados "héroes del Álamo" quizás no lo fueran tanto y en realidad su leyenda se ha ido incrementando con el paso del tiempo.







Dejamos el sur, y la Interestatal 10, y comenzamos a viajar en dirección norte. Una carretera secundaria es la que tomamos para ir a un pequeño pueblo llamado Bandera. Para nuestra sorpresa la carretera 16 discurre subiendo y bajando colinas, con distintas tonalidades de verde, atravesando bosques y prados delimitados por las típicas vallas de madera pintadas de blanco. Y además hay curvas, algo que no veíamos desde hacía días. Son curvas suaves, excelentes para la Goldwing y para nosotros. Y así llegamos a Bandera, al que califican como la capital mundial de los cow-boys. Uno se teme encontrar un pueblo temático y lleno de turistas, pero no es así, parece que hoy nosotros somos los únicos forasteros.









Bonito, tranquilo, auténtico, pequeño, pero un pueblo más. Aunque no le faltan sus señas de identidad, sus tiendas llenas de productos relacionados con el estilo de vida cow-boy. No esperes ver gente a caballo, con el colt en la cartuchera y llevando ganado de un lado a otro, al menos nosotros no vimos nada de esto. Pero si tienes tiempo, no está de más acercate por aquí y hacer una parada.







Kerrville, Fredericksburg, Stonewall, Johnson City (lugar de nacimiento del que fuera presidente Johnson) son algunos de pueblos que dejamos atrás mientras vamos, ahora por la 290, hacia Austin. En alguno de ellos paramos, tomamos algo, vemos a la gente ir y venir en sus camionetas...en difinitiva, la vida habitual de un pueblo normal, en un día entre semana. Por aquí no se ven muchos hispanos, o más bien no les vemos en el centro de los pueblos. La mayoría de la gente son estadounidenses desde hace varias generaciones, Blancos, católicos y republicanos, y orgullosos de ello, y de su nación, de su bandera y de sus tradiciones. Esto debe ser lo que se conoce por la "Texas profunda". Debido al sol de estos días, el color que ha tomado nuestra piel es más bien oscuro, por lo que es fácil que piensen que somos hispano-americanos, quizás por esto no se muestran muy comunicativos con nosotros. La cosa cambia cuando les decimos que somos de España y más cuando les comentamos que es la segunda vez que viajamos por los EE.UU. Evidentemente callamos que ayer estuvimos en un concierto de Los Tigres del Norte, podíamos echar a perder la simpatía que muestran cuando les comentamos lo mucho que nos gusta su país...





Austin es la capital del estado, una gran ciudad industrial, aunque también tiene su lado cultural, no en vano es conocida como la ciudad de la música en vivo. La calle donde se sitúa el corazón cultural, es la sexta. A sus lados hay multitud de bares y restaurantes en los que se pueden escuchar bandas interpretando jazz, blues, country...y muy cerca de ella se levanta el imponente edificio del capitolio, que es la sede del gobierno del estado. Llegamos a media tarde, el día nublado ha dejado paso a un sol radiante y la temperatura de nuevo vuelve a subir, hasta cerca de los 30º. Nuestras intenciones pasan por una visita a la sexta, comprobar si es tan animada como dicen (parece que la hora no es la más adecuada, está demasiado tranquila) y seguir camino, ya que preferimos dormir en algún otro lugar más pequeño.





La salida de la ciudad se complica bastante, es la hora en que la gente deja sus trabajos y se dirige hacia sus residencias en la periferia. Tuvimos que recorrer más de 60 km hasta que encontramos la Interestatal 35 libre de tráfico, por ella llegaríamos al día siguiente a Dallas. Pasamos por Waco, quizás te suene porque en 1993 fue noticia mundial debido al encierro de un grupo de componentes de la secta de los "davidianos". El asedio de los federales a los mismos concluyó con unos 70 muertos.

Un antiguo motel de carretera, con todo el sabor de hace décadas, fue nuestro punto y final a este día. Es bueno pasar alguna noche en uno de estos moteles, no disponen de las comodidades de los hoteles de las grandes cadenas, pero son bastante más económicos (menos de 40 dólares la noche y con un sencillo desayuno incluido). Suelen estar limpios, las camas, como por todo el país, son enormes y sus dueños, por lo general, son muy amables. En este caso era una familia de pakistanies, llevaban años en el país y nos contaron que con mucho esfuerzo y trabajo habían comprado este motel para que lo explotaran sus hijos. Aunque no sé si habría sido una buena inversión, el motel tendría unas 80 habitaciones y por los coches que estaban aparcados frente a ellas, esa noche no estarían ocupadas más de 5 ó 6.



Dallas es nuestro destino y allí nuestra ruta toca a su fin. Aunque en realidad son tres ciudades las que , por una causa u otra, obligatoriamente tenemos que visitar. La propia Dallas, Fort Worth e Irving, que están una a continuación de la otra, y sin separación entre ellas. Vamos con la primera, Dallas.

Desde el siglo XX los medios de comunicación nos han metido la cultura, el estilo de vida, y los acontecimientos de la sociedad estadounidense en nuestras vidas. Hay un buen número de ciudades que por diversas razones su imagen resulta familiar. Por el cine, una serie de Tv, un libro, una canción, un acontecimiento... Llegando a Dallas, y viendo su skyline, inevitablemente vino a mi mente aquella serie de los 80 que tenía el mismo nombre que la ciudad a la que entrábamos. Entonces no podía imaginar que algún día llegaría conduciendo una moto, a la ciudad en la que J.R conspiraba contra la familia Ewing.

Al igual que en Houston, mejor dicho, aún en mayor medida, los pasos elevados entre unas autopistas y otras están por todas partes, y aquí la gente conduce muy rápido. Más vale tener claro por dónde te tienes que meter, estar muy atento a la hora de hacer las maniobras y no andar dudando. Como toda gran ciudad, Dallas tiene multitud de ofertas para los visitantes, museos, parques de atracciones, zoológico, galerías, aquí también tienen un puente con el inconfundible sello del controvertido arquitecto Calatrava, el puente Dalasita...







Pero por encima de todo, mi interés por esta ciudad se centraba en un suceso que hizo que Dallas fuera conocida en todo el mundo. En noviembre de 1963 yo tenía 3 años, en aquel mes aquí asesinaron a John F. Kennedy. Y no sé por qué extraña causa, ese suceso es de los primeros que conservó en mi memoria. Recuerdo a los mayores comentando aquel hecho como algo muy grave y que resultaría todo un acontecimiento, aunque evidentemente por mi edad no entendiera el porqué. Por esto yo tenía una cita en Dallas, con la historia del siglo XX, con mi memoria y con mi niñez.

Desde la sexta planta de un edificio con la fachada de ladrillos, que se asoma a la plaza Dealey, es desde donde salieron lo disparos que acabaron con la vida del presidente, o al menos eso dice la versión oficial. Hoy en día allí hay un museo, situado en el mismo piso en el que ocurrió todo, y llamado así "Museo de la sexta planta". Por medio de fotografías, paneles, vídeos y una audio-guía conocerás muchas cosas no solamente referentes al cómo y el por qué del asesinato de Kennedy, también harás un viaje por la sociedad americana, la situación del mundo en aquel 1963, cómo llegó Kennedy al poder y las expectativas creadas con su llegada a la presidencia. Su visita simplemente nos encantó, empleamos casi 2 horas que pasaron volando. Sin duda es algo que, a poco que te interese la historia reciente, no te debes perder si visitas esta ciudad. En el asfalto de la propia carretera que cruza la plaza Dealey, hay marcada una X que señala el lugar en el que los disparos acabaron con la vida de Kennedy.







Desde la Plaza Dealey dimos un paseo por el centro y llegamos a una zona verde llamada "parque de los toros", situada en Pioneer Plaza. Cuando llegas a el, y ves sus esculturas a tamaño real, entiendes el por qué de su nombre.





En Dallas teníamos otra cita más, ésta acordada tan solo unos días antes. Arrancamos la moto y nos dirigimos al norte de la ciudad para ir a conocer el "Monkey Garage". Quizás lo haya visto alguna vez en la Tv, ya que es uno de los programas cuya temática gira en torno a la restauración y preparación de coches más famoso y que más tiempo lleva en antena- En España suelen emitirlo a través del canal Discovery. Habíamos entrado en contacto con su propietario, Richard Rawlings, y aunque nos comunicó que justo ese día no estaría allí, nos puso en contacto con uno de sus hombres de confianza para que nos recibiera. Primero compartimos mesa con algunos de sus mecánicos en el restaurante que el propio "Monkey Garage" abrió a escasas 3 millas de sus talleres. Por cierto, viendo cómo se encontraba de gente, Richard tuvo una buena idea cuando decidió abrirlo. Después nos invitaron a visitar sus instalaciones, donde trabajan y a la vez filman los programas de la serie. Como es lógico, antes nos pidieron que nada de fotografías en el interior, ni de comentar en lo que estaban trabajando, de acuerdo, ok. Pero no tuvieron reparo en responder a la mayoría de nuestras preguntas, y por su parte también quisieron conocer cosas acerca de nuestros viajes en moto.















En nuestra anterior visita por los EE.UU dejamos pendientes dos cosas, y ambas pudimos llevarlas a cabo en Fort Worth, concretamente en una zona conocida como Stockyards, situada al norte de la ciudad. Se trata de un área de recreo dedicada por entero a los cow-boys, sin la autenticidad de Bandera, pero, quizás por eso, mucho más animada.







La primera cosa prevista era ir a un "honkey-tonk". Puede que no tengas ni idea de qué es (eso me pasaba a mi) , pero lo has visto muchas veces en las películas. Un "honkey-tonk" es el nombre que reciben los bares en los que se come, bebe, baila y se escuchan en directo a bandas y cantantes de música country. Ver a la gente bailar country, tal y como lo hacen en Texas, es todo un espectaculo. Ya que vamos a conocer uno, que mejor que ir al que dicen es el más grande del mundo, el "Billy Bob´s Texas". Y si que es grande, en su interior tiene una zona de billares, varios restaurantes, barras, escenarios, pistas de baile...Mientras cenábamos pudimos ver la actuación en directo del gran Roger Creager. A nosotros tampoco nos sonaba su nombre, pero la gente nos dijo que era una suerte haber podido escucharle, ya que parece ser que es uno de los cantantes tejanos más populares.





Y la segunda cosa que teníamos pendiente, era acudir a algo tan genuinamente americano como es un rodeo. Por la mañana y por la tarde, la calle principal del Stockyards se llena de gente para ver como unos supuestos cow-boys guían hacia los corrales unas cuantas cabezas de ganado. Para los que, y además con orgullo, somos y vivimos en un pueblo, ver pasar por una calle vacas y toros, es algo que no llama nuestra atención. Aunque fue inevitable la foto con uno de esos toros de cuernos interminables.





Pero te aseguro que lo que si merece la pena es el rodeo como tal. Por el espectáculo que hay a su alrededor y por el ambiente que se encuentra en sus gradas. Todas los días, en el Cowtown Coliseum, se celebra alguno de estos rodeos. Como en cualquier acto deportivo o festivo estadounidenense, lo primero es el himno de la nación. Ver al público levantado, con la mano en el corazón y cantando su himno, y sin entrar en análisis más profundos, te permite constatar que verdaderamente tienen un amor y un respeto a su patria y a su bandera que no es normal encontrar en otros países.







Y el resto pues ya te lo imaginas. Concursos de monta de toros, concursos con el lazo, derribo y atado de terneros, pruebas de habilidad con los caballos...Te aconsejo que si vienes por aquí, no dejes de acudir a uno, son 2 horas de puro espectáculo yanqui.










Tuvimos la suerte de que tanto la entrada al "honkey-tonk" como al rodeo nos resultaron gratuitas, ya que al ser extranjeros nos regalaron unas invitaciones en la oficina de turismo de Fort Worth, aunque no tengo ni idea si fue una casualidad o siempre es así.

LLega el momento de devolver la magnífica Goldwing en la sede de Eagle Rider situada en la ciudad de Irving, entre Fort W. y Dallas. Lo que generalmente resulta un trámite rápido y agradable, ya que la moto no presentaba la menor incidencia, no resultó como esperábamos. El responsable es un tipo mal educado e incompetente, quien ni siquiera responde a nuestro saludo, no pregunta nada acerca de cómo ha transcurrido nuestro viaje, ni de cómo ha ido la moto. Resumiendo, pasa de nosotros y de la recepción de la moto. Al final dice que bueno, que bien, que le dejemos allí la moto y listo. Ya hombre, esta noche te la roban, o hay un incendio, y cómo justificamos que te la hemos entregado, y además en perfecto estado. No nos vamos a marchar asi como así, y durante casi una hora tenemos que insistir, y por momentos llegamos a discutir, para que finalmente nos entrege, y firme, un justificante en el que refleje que efectivamente devolvemos la Goldwing en el día acordado en nuestro contrato y en perfecto estado. Por supuesto que de ofrecerse a solicitarnos un taxi para que nos lleve a nuestro hotel, como es habitual, nada de nada.

A nuestro regreso a España decidí enviar un mail a la central de Eagle Rider comentado lo ocurrido. Al menos esta vez actuaron como se espera de una empresa como esta y nos reintegraron, de lo pagado por el alquiler, cierta cantidad de dinero como compensación por esta pésima atención.



Por fortuna este último suceso no empaña un viaje como el que acabamos de realizar. Quizás los paisajes no hayan sido para dejarnos con la "boca abierta", y menos teniendo tan reciente en la memoria nuestro viaje por la espectacular Colombia, realizado hace sólo 3 meses. Pero viajar no es sólo disfrutar de paisajes bonitos, viajar son sensaciones, vivencias y experiencias. Es innegable que en los EE.UU nos hemos divertido, hemos aprendido muchas cosas de la historia y de la gente de este país. Hemos conocido parte de la realidad de los hispanos que viven y trabajan aquí, hemos vibrado con los Tigres del Norte, con el espectáculo del rodeo, con la música country, pisé un lugar que desde niño guardo en mi memoria, fuimos recibidos por la gente del "Monkey Garage", en Nueva Orlenas disfrutamos de la noche y de la fiesta en la emblemática calle Bourbon Street...Y todo ellos viajando por 5 estados sobre una moto que en este país, y por estas carreteras, se encuentra en el terreno para el que fue creada.

¿Echaremos de menos a la Goldwing al volver a España?, creo que no....

¿Haremos un tercer viaje por los EE.UU?, creo que sí...
 
Da gusto leerte y ver las fotos de lo vivido.
En septiembre tengo previsto un viaje parecido por la zona de Miami/Orlando pero en coche (somos 4 y dos de ellos no son moteros). Me ha sido muy agradable leer tus crónicas y me anima a vivirlo por nosotros mismos.

Un saludo.
 
Gracias por compartir ese maravilloso viaje y por el curro que te has metido al elaborar tus estupendas crónicas.
 
Da gusto leerte y ver las fotos de lo vivido.
En septiembre tengo previsto un viaje parecido por la zona de Miami/Orlando pero en coche (somos 4 y dos de ellos no son moteros). Me ha sido muy agradable leer tus crónicas y me anima a vivirlo por nosotros mismos.

Un saludo.

Hola
pues seguro que será un gran viaje, aunque en algún momento echarás en falta no hacerlo en moto, y alguna idea habrás sacado de mi crónica

saludos
 
Gracias por compartir ese maravilloso viaje y por el curro que te has metido al elaborar tus estupendas crónicas.

hola

ya que se pone uno a hacerlo...que menos que contar algo de lo qué ve y vive y acompañarlo con algunas fotos

gracias a ti y también a Prusias y a Txusmari65

saludos
 
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