Cuando vas a casa de tus padres a pasar el día, y allí está ella.
Sin hacer ruido, son molestar, sin pedir nada a cambio.
Y después de casi un año sin mirarla, a la tercera patada arranca y vuelves a oler, sentir y hacer el cabra con una dos tiempos, qué gozada, es como quitarse 40 años de...