Ayer fui a comprar a una charcutería.
Estaban preparando lo que les había pedido cuando llegó una nueva clienta: una señora mayor, calculo que con más de 80 años, apoyando el peso de su cuerpo en un bastón, apuntó con el dedo a la mortadela y pidió:
- Pónme de éso.
- ¿Cuánto quiere, señora...