Pingu
Curveando
Para conducir motos hay que andar con 1000 ojos.
No sé si alguna vez se ha tratado como post por sí mismo, pero aunque sea así creo que me hace falta ponerlo de nuevo. Hablamos mucho de mirar lejos, de visión periférica, de anticiparnos a lo que viene, de intentar valorar todos los riesgos posibles mirando cualquier indicio sospechoso de ser un posible obstaculo o interferencia a nuestra conducción. Cada cosa que puedes prever te permite prepararte por si las moscas, acercar los dedos a la maneta de freno, buscar la escapatoria, mirar detrás a ver si tendremos hueco para una maniobra evasiva... hacer los deberes para tener menos cosas inciertas en caso de que nuestras sospechas sean ciertas. Yo le llamo conducir con 1000 ojos: uno para el coche de delante, otro para el que viene, otro para el de detrás, otro para el peatón, otro para la puerta que se me puede abrir porque intuyo una sombra en el interior de un coche aparcado, otro para el taxista, otro para la grieta del asfalto, otro para la señalización horizontal que tanto resbala... y así suma y sigue el inventario de posibles amenazas. Es como si todo pudiera ser peligroso. No siempre lo es, pero si lo fuera estaríamos más preparados.
Es curioso que esa visión periférica la solemos exclusivizar a 2 dimensiones, las cosas al nivel del suelo. Hoy he querido sacar este tema porque algunas veces el peligro viene de más arriba. Recuerdo hace años que unos niños en un puente tiraban piedras a los coches de una autopista. En moto no quiero ni pensar que te den una pedrada. Hace menos tiempo vi caer cajas de naranjas desde una curva a la vía por la que yo circulaba de noche. Un camión medio volcó y, apoyado en el guardarraíl, perdía parte de su carga desde 6 o 7 metros sobre la carretera de abajo. Lo que en coche serían unos bonitos bollos, en moto puede ser un grave accidente. Un amigo a punto estuvo de tener un accidente en la A7 al atropellar una gaviota. Le destrozó el carenado. Afortunadamente no perdió el control. No quiero ni imaginar en que le hubiera impactado en la cabeza. Yo mismo he atropellado varios perros en moto, aunque sólo uno consiguió tirarme de la moto. En un viaje con dos amigos un ciervo pasó detrás de mí y antes del que me seguía. Yo al ciervo ni lo ví. Mi amigo nunca olvidará ese susto. Seguro que muchos conocéis anécdotas de este tipo. Algunas desgracias son por una inevitable mala suerte y las que vienen de arriba suelen ser las más inesperadas. Siempre te pillan desprevenido.
Rapo tuvo mucha suerte en el primer momento con la cabra montesa que saltó desde un risco y aterrizó junto a él. Desgraciadamente tras conseguir esquivarla ésta le embistió en un intento de recuperar su posición anterior al peligro. Podía no haberse quedado en un susto, pero pasó lo peor.
Por increíble que nos parezcan estas historias, todas son ciertas y la muerte de Rapo me refresca la memoria. Yo quiero que mi memoria os sirva a todos de mensaje de alerta. En moto somos muy vulnerables y tenemos que mirar todos los indicios que seamos capaces de reconocer como potenciales peligros. Algunos no los veríamos jamás, pero otros sí podríamos verlos si nos esforzáramos en ser un poco desconfiados. Hoy no los veremos, mañana igual tampoco, pero con el tiempo estas rutinas rastreadoras serán parte de nuestra conducción. No digo ir acojonados porque en cualquier momento nos podemos caer. Me refiero a estar alerta y a acostumbrarnos a anticiparnos en todo lo que podamos anticiparnos. Esa anticipación también se entrena y se mejora a diario desde que dejas de tener que mirar los mandos para poner el intermitente, encender la luz o tocar el pito. En cuanto eres capaz de mirar lejos tienes que ponerte a trabajar en ésto. Nuestra vida va en ello. No es infalible -como hemos podido comprobar- pero nos puede salvar de muchos sustos. Mucho cuidado ahí fuera.
A mí me gusta intentar sacar algo positivo incluso de lo más negativo. Me gusta aprender para mejorar y encontrar explicaciones a las cosas que quizás algún día me sirvan a mí. Y sé que, incluso así, no seré infalible, pero no lo voy a poner fácil. 1000 ojos siempre y mucha suerte.
No sé si alguna vez se ha tratado como post por sí mismo, pero aunque sea así creo que me hace falta ponerlo de nuevo. Hablamos mucho de mirar lejos, de visión periférica, de anticiparnos a lo que viene, de intentar valorar todos los riesgos posibles mirando cualquier indicio sospechoso de ser un posible obstaculo o interferencia a nuestra conducción. Cada cosa que puedes prever te permite prepararte por si las moscas, acercar los dedos a la maneta de freno, buscar la escapatoria, mirar detrás a ver si tendremos hueco para una maniobra evasiva... hacer los deberes para tener menos cosas inciertas en caso de que nuestras sospechas sean ciertas. Yo le llamo conducir con 1000 ojos: uno para el coche de delante, otro para el que viene, otro para el de detrás, otro para el peatón, otro para la puerta que se me puede abrir porque intuyo una sombra en el interior de un coche aparcado, otro para el taxista, otro para la grieta del asfalto, otro para la señalización horizontal que tanto resbala... y así suma y sigue el inventario de posibles amenazas. Es como si todo pudiera ser peligroso. No siempre lo es, pero si lo fuera estaríamos más preparados.
Es curioso que esa visión periférica la solemos exclusivizar a 2 dimensiones, las cosas al nivel del suelo. Hoy he querido sacar este tema porque algunas veces el peligro viene de más arriba. Recuerdo hace años que unos niños en un puente tiraban piedras a los coches de una autopista. En moto no quiero ni pensar que te den una pedrada. Hace menos tiempo vi caer cajas de naranjas desde una curva a la vía por la que yo circulaba de noche. Un camión medio volcó y, apoyado en el guardarraíl, perdía parte de su carga desde 6 o 7 metros sobre la carretera de abajo. Lo que en coche serían unos bonitos bollos, en moto puede ser un grave accidente. Un amigo a punto estuvo de tener un accidente en la A7 al atropellar una gaviota. Le destrozó el carenado. Afortunadamente no perdió el control. No quiero ni imaginar en que le hubiera impactado en la cabeza. Yo mismo he atropellado varios perros en moto, aunque sólo uno consiguió tirarme de la moto. En un viaje con dos amigos un ciervo pasó detrás de mí y antes del que me seguía. Yo al ciervo ni lo ví. Mi amigo nunca olvidará ese susto. Seguro que muchos conocéis anécdotas de este tipo. Algunas desgracias son por una inevitable mala suerte y las que vienen de arriba suelen ser las más inesperadas. Siempre te pillan desprevenido.
Rapo tuvo mucha suerte en el primer momento con la cabra montesa que saltó desde un risco y aterrizó junto a él. Desgraciadamente tras conseguir esquivarla ésta le embistió en un intento de recuperar su posición anterior al peligro. Podía no haberse quedado en un susto, pero pasó lo peor.
Por increíble que nos parezcan estas historias, todas son ciertas y la muerte de Rapo me refresca la memoria. Yo quiero que mi memoria os sirva a todos de mensaje de alerta. En moto somos muy vulnerables y tenemos que mirar todos los indicios que seamos capaces de reconocer como potenciales peligros. Algunos no los veríamos jamás, pero otros sí podríamos verlos si nos esforzáramos en ser un poco desconfiados. Hoy no los veremos, mañana igual tampoco, pero con el tiempo estas rutinas rastreadoras serán parte de nuestra conducción. No digo ir acojonados porque en cualquier momento nos podemos caer. Me refiero a estar alerta y a acostumbrarnos a anticiparnos en todo lo que podamos anticiparnos. Esa anticipación también se entrena y se mejora a diario desde que dejas de tener que mirar los mandos para poner el intermitente, encender la luz o tocar el pito. En cuanto eres capaz de mirar lejos tienes que ponerte a trabajar en ésto. Nuestra vida va en ello. No es infalible -como hemos podido comprobar- pero nos puede salvar de muchos sustos. Mucho cuidado ahí fuera.
A mí me gusta intentar sacar algo positivo incluso de lo más negativo. Me gusta aprender para mejorar y encontrar explicaciones a las cosas que quizás algún día me sirvan a mí. Y sé que, incluso así, no seré infalible, pero no lo voy a poner fácil. 1000 ojos siempre y mucha suerte.