Cierto.
Las ciudades deberían ser las grandes agradecidas porque en ellas vivan usuarios de motocicletas, que decongestionan su tráfico y hacen un uso más racional de las vías, ocupando menos espacio, contaminando menos, etc, etc.
Y sin embargo, entre la señalización no reglamentaria; la creación de todo tipo de barreras y obstáculos peligrosos para los usuarios de vehículos de dos ruedas; y el más absoluto y descarado desprecio por parte de las administraciones locales de los principios básicos de seguridad vial, relativos a vehículos especialmente vulnerables, como los que llevamos los moteros, hacen que cada día circular en moto por una ciudad (o pueblo) sea casi una ruleta rusa.
Tenemos señales verticales mal situadas y poco visibles (como los letreros informativos de dirección, que quedan de perfil, dependiendo de dónde vengas), que son un peligro para las motos.
Marcas viales hechas con pinturas no normalizadas que no cumplen la legislación y, por tanto, con los requisitos mínimos de abrasión que deben tener, convirtiéndose en pinturas hiperdeslizantes a poco que se escupa sobre ellas.
Pasos de cebra, que además de estar sobreelevados hasta el infinito y más allá, encima están pintados antirreglamentariamente de rojo o azul, con la misma pintura infernal del párrafo anterior.
Sistemas de riego en rotondas y jardines, que en lugar de regar la hierba, mojan la carretera, o la hielan cuando es invierno.
Camiones que riegan calles mojadas y que causan el mismo problema, cuando vehículos de limpieza especializados harían esa misma función mucho más eficientemente y producirían menos quebraderos de cabeza, menor gasto de agua, alargarían la vida del asfalto, etc, etc.
Barreras, vallas y otros elmentos arquitectónicos o de mobiliario urbano cercanos a la vía pública que, cuando no están afilados como cuchillas o presentan claros elementos punzantes, están directamente invadiendo espacios vitales para la circulación segura de las motocicletas.
Tapas de alcantarilla en mitad de una calle que, cuando no sobresalen peligrosamente, pueden hacer bajar las ruedas de tu moto hasta el mismo infierno (cualidad que adquieren estas tapas y arquetas cuando la calle es reasfaltada "n" veces, y se olvidan de subir la alcantarilla n-1, n-2 o n-3 veces).
Planchas de obra que se colocan sobre agujeros o reparaciones, con buena intención; pero que son absolutamente lisas y deslizantes. Con lo fácil que sería que llevaran un rallado!!
En fin...
Podemos seguir así todo el día. Las adminsitraciones locales, en general, son unas auténticas palurdas en cuanto a sensibilidad y respeto por estos mínimos principios de seguridad vial para vehículos de dos ruedas.
Por fortuna, por lo menos, parece que en algunos sitios se empiezan a mejorar ciertas cosas. Por algo se empieza.
V'ss para todos.
a.p.i.o. (desde Cáceres)