Goliat
Curveando
un copy&paste que me ha gustado.
Camino de alguna parte, volviendo de cualquier sitio, no me apetece en absoluto tomar la carretera de siempre, un desvío a la derecha indica que hay otra forma de llegar al mismo destino, probablemente haciendo 20 ó 30 kilómetros más, pero al fin y al cabo, tampoco es que tenga prisa y nunca viene mal descubrir una nueva senda. me encuentro con un trazado retorcido, bacheado y traicionero de esos en los que nunca sabes que encontrarás tras la próxima curva, de esos en los que apenas te confías te encuentras subido a un olivo. pero lo más curioso es que, a pesar de ser la primera vez que ruedo por aquí,esta carretera me recuerda algo,¿quizás otra carretera? No, No creo que sea eso. ¿Que me puede recordar entonces? ¡COÑO! Ya lo tengo... la pregunta no debería ser ¿Que me recuerda? Sino más bien ¿A quién?
Retorcido, bacheado y traicionero, serviría igual de bien para describir esta jodida carretera que para hablar del imbécil que trabaja conmigo cada mañana. Y a poco que me paro a pensar, me doy cuenta de que me resultaría enormemente fácil relacionar carreteras con personas. Yo conozco a personas-autovía, es más, incluso conozco a personas de dos carriles. Personas completamente rectas, fáciles de tratar, con cambios de dirección previsibles y tanto unas como otras se convierten en algo terriblemente aburrido salvo que pases por ellos muy deprisa. Conozco a personas sinuosas, seres interesantes que te obligan a estar siempre atentos, pero que a cambio te ofrecen una agradable sorpresa en cada giro. Conozco a personas simplemente malas, difíciles de tratar e incómodas, al igual que algunas carreteras nunca llegas a saber si estuvieron mal hechas desde el principio o ha sido algún tipo de accidente lo que las ha convertido en algo intransitable. ¿Quién de nosotros no es una persona con baches? ¿Quién no es una persona con cruces?
Conozco a personas que, igual que algunas carreteras, son simplemente tristes, personas-carretera frías e indiferentes y tanto tratando a unos como otros, lo único que quieres es pasar lo antes posible y olvidarlos rápidamente. Conozco carreteras divertidas y también personas a las que se les puede aplicar el mismo calificativo. Conozco algunas seductoras, incluso me atrevería a decir hipnotizadoras, el contacto con ellas te deja sencillamente embelesado. Conozco algunas restauradas, otras tortuosas y también conozco a algunas nuevas, personas-carretera sencillamente nuevas, aún sin rodar, con sus trazos recién marcados y deseando ser descubiertas. Personas túnel que impiden que no veas nada a tu alrededor mientras estás con ellos. He tenido trato con carreteras amables, de ésas que en un momento de apuro te dejan algo de margen para corregir, por desgracia este último tipo de personas y carreteras abundan poco. Las hay aburridas, tristes, sinceras, de montaña, de playa, incluso personas atajo que te llevan a donde tú buscas ahorrando un monton de vueltas. En definitiva de casi todos los tipos que puedas imaginar.
Hace años que ruedas con tu máquina por rutas de todo tipo y estoy seguro de que eres perfectamente capaz de negociar con cada carretera como ella se merece y lo que hoy te propongo, es sencillamente que no desaproveches tu experiencia. Usa todo lo que has aprendido durante tantos años sobre el asfalto y te sorprenderán los buenos resultados que puede darte. Cada vez que tengas que tratar con alguien dedica un par de segundos a analizar a que tipo de carretera te recuerda y trátalo como si de ella se tratase. Cuidado con los traicioneros y retorcidos, acelera con los autopista, disfruta de los que son como una comarcal de trazo delicioso, reduce la velocidad cuando el piso sea deslizante y si quieres ir más allá incluso puedes recordar que en el mejor asfalto se puede encontrar una mancha de aceite o que la peor de las carreteras tendrá algún tramo bueno. Probablemente y sin darte cuenta descubrirás como todo es más fácil cuando a cada uno le aplicas el trato que merece. Y si así no fuese al menos te divertirás un poco cuando te sorprendas a ti mismo diciendo "Hoy he tomado café con Pedro el Autovía".
De lo que no cabe duda es de que los tiempos cambian y que si bien Jorge Manrique alrededor del año 1460 en su obra "Coplas por la Muerte de mi Padre" se empeñaba en repetirnos que "Nuestras vidas son como ríos...", sin ningún complejo, he demostrado que "las personas son como carreteras".
Camino de alguna parte, volviendo de cualquier sitio, no me apetece en absoluto tomar la carretera de siempre, un desvío a la derecha indica que hay otra forma de llegar al mismo destino, probablemente haciendo 20 ó 30 kilómetros más, pero al fin y al cabo, tampoco es que tenga prisa y nunca viene mal descubrir una nueva senda. me encuentro con un trazado retorcido, bacheado y traicionero de esos en los que nunca sabes que encontrarás tras la próxima curva, de esos en los que apenas te confías te encuentras subido a un olivo. pero lo más curioso es que, a pesar de ser la primera vez que ruedo por aquí,esta carretera me recuerda algo,¿quizás otra carretera? No, No creo que sea eso. ¿Que me puede recordar entonces? ¡COÑO! Ya lo tengo... la pregunta no debería ser ¿Que me recuerda? Sino más bien ¿A quién?
Retorcido, bacheado y traicionero, serviría igual de bien para describir esta jodida carretera que para hablar del imbécil que trabaja conmigo cada mañana. Y a poco que me paro a pensar, me doy cuenta de que me resultaría enormemente fácil relacionar carreteras con personas. Yo conozco a personas-autovía, es más, incluso conozco a personas de dos carriles. Personas completamente rectas, fáciles de tratar, con cambios de dirección previsibles y tanto unas como otras se convierten en algo terriblemente aburrido salvo que pases por ellos muy deprisa. Conozco a personas sinuosas, seres interesantes que te obligan a estar siempre atentos, pero que a cambio te ofrecen una agradable sorpresa en cada giro. Conozco a personas simplemente malas, difíciles de tratar e incómodas, al igual que algunas carreteras nunca llegas a saber si estuvieron mal hechas desde el principio o ha sido algún tipo de accidente lo que las ha convertido en algo intransitable. ¿Quién de nosotros no es una persona con baches? ¿Quién no es una persona con cruces?
Conozco a personas que, igual que algunas carreteras, son simplemente tristes, personas-carretera frías e indiferentes y tanto tratando a unos como otros, lo único que quieres es pasar lo antes posible y olvidarlos rápidamente. Conozco carreteras divertidas y también personas a las que se les puede aplicar el mismo calificativo. Conozco algunas seductoras, incluso me atrevería a decir hipnotizadoras, el contacto con ellas te deja sencillamente embelesado. Conozco algunas restauradas, otras tortuosas y también conozco a algunas nuevas, personas-carretera sencillamente nuevas, aún sin rodar, con sus trazos recién marcados y deseando ser descubiertas. Personas túnel que impiden que no veas nada a tu alrededor mientras estás con ellos. He tenido trato con carreteras amables, de ésas que en un momento de apuro te dejan algo de margen para corregir, por desgracia este último tipo de personas y carreteras abundan poco. Las hay aburridas, tristes, sinceras, de montaña, de playa, incluso personas atajo que te llevan a donde tú buscas ahorrando un monton de vueltas. En definitiva de casi todos los tipos que puedas imaginar.
Hace años que ruedas con tu máquina por rutas de todo tipo y estoy seguro de que eres perfectamente capaz de negociar con cada carretera como ella se merece y lo que hoy te propongo, es sencillamente que no desaproveches tu experiencia. Usa todo lo que has aprendido durante tantos años sobre el asfalto y te sorprenderán los buenos resultados que puede darte. Cada vez que tengas que tratar con alguien dedica un par de segundos a analizar a que tipo de carretera te recuerda y trátalo como si de ella se tratase. Cuidado con los traicioneros y retorcidos, acelera con los autopista, disfruta de los que son como una comarcal de trazo delicioso, reduce la velocidad cuando el piso sea deslizante y si quieres ir más allá incluso puedes recordar que en el mejor asfalto se puede encontrar una mancha de aceite o que la peor de las carreteras tendrá algún tramo bueno. Probablemente y sin darte cuenta descubrirás como todo es más fácil cuando a cada uno le aplicas el trato que merece. Y si así no fuese al menos te divertirás un poco cuando te sorprendas a ti mismo diciendo "Hoy he tomado café con Pedro el Autovía".
De lo que no cabe duda es de que los tiempos cambian y que si bien Jorge Manrique alrededor del año 1460 en su obra "Coplas por la Muerte de mi Padre" se empeñaba en repetirnos que "Nuestras vidas son como ríos...", sin ningún complejo, he demostrado que "las personas son como carreteras".
) tiene sus matices (en cuanto a conducta) diferentes al de un Caniche pero un gato Persa... es bastante parecido a un Siamés. Me gustan las personas-perro 
mare mia!! No tngo palabras...