comando GS
Curveando
Querida amiga:
Ya han pasado 7 años y medio desde aquel día en que nos conocimos… Nunca se me podrá olvidar la manera más tonta en que nos conocimos… Yo iba a comprar varilla de acero inoxidable para soldadura y un amigo que me acompañaba me dijo:
“Podríamos pasarnos por BMW, que tengo que comprar unas bujías para la moto”
Aquella frase cambiaría mi vida para siempre (en el más estricto sentido). Recuerdo que entramos en el concesionario y nos pusimos a mirar las motos nuevas (siempre nos gusta mirar los nuevos modelos, subirnos a ver qué tal nos quedan, etc.…). Mirando por allí, vimos una GSA 30 Aniversario (no teníamos ni idea de que Adventure era esa con esos colores). Preguntamos a un chico del concesionario y después de ponernos en situación, le preguntamos el precio (por curiosidad) y nos dijo que no lo sabía, que el comercial estaba enfermo y que hasta el miércoles no vendría, pero que tenía una con 4000km Premium selección y que el miércoles la podríamos ver. Nosotros íbamos a por unas bujías, no a por una moto, pero como preguntar es gratis, pues vamos a verla…
Quedamos para el miércoles siguiente, y nos fuimos (sin bujías).
El miércoles por la tarde, llegamos al concesionario y nos presentamos al vendedor… Nos llevó al taller y allí, con cara de perrito abandonado estabas tú… Con cara de “quiero un hogar”… Creo que fue un flechazo… Yo tenía en casa mi Yamaha Fazer con 35.000km (nueva del todo), pero tú, con tu cara de perrito pimpón, me enamoraste de tal manera que ese mismo día supe que eras mía. Le dije a mi amigo (esta es la mía ¿no?)… Él y mi otro socio de rutas (mi hermano), ya tenían una GS cada uno (faltaba yo). Estuve tirando y aflojando con el vendedor para ajustar el precio, pero no dejé nada cerrado.
Al día siguiente a primera hora me fui al banco (que es quien tenía la sartén por el mango) y en media hora ya tenía todos mis papeles y mi dinero en la cuenta (por delante me quedaban unos cuantos abecedarios de letras por pagar), pero como decía el bueno de Andrés “me cago en la ostia… si no se paga en dos veces, se paga en doscientas setenta” .
Tras tirar y aflojar con el vendedor llegamos a un acuerdo y quedé para ir a recogerte… Para mí, que siempre había soñado con una Adventure, había llegado el día… Después de 35 años, al fin había cumplido mi sueño…
Recuerdo que llamé al seguro desde el concesionario para cambiar el de la Yamaha para ti. (Me daba un poco de pena de la Fazer, pero el amor es así no entiende de lógicas).
El vendedor me explicaba un poco todo (sobre todo las opciones del ESA), pero yo tenía ganas da arrancar ya, con lo cual no me enteré de nada.
Hicimos la foto de rigor a la puerta del concesionario (mis dos escuderos y yo) y salí camino de casa…
Madre mía… empezamos el camino y acostumbrado al 4 cilindros de la Yamaha, tu motor se me hundió a tales extremos, que te hubiese devuelto si me lo hubiesen permitido (oh, ingenuo de mi…). El problema no era tu motor, era mi cerebro… (Hoy no te cambiaría por nada de este mundo).
Los primeros días fueron de adaptación, pero cuando llevaba una semana, no hacía otra cosa que preguntarme y aún lo sigo haciendo, ¿Cómo podía haber estado siete años montado en una Fazer? Con mi tamaño me quedaba pequeña… Lo noté cuando a la semana la vendí y la vinieron a recoger… Me subí en ella para echarle un poco de gasolina y parecía que las rodillas me daban en las orejas… La diferencia era palpable en todo (aunque la Yamaha no me dio más que satisfacciones y corría que se las pelaba).
Después de esto, ya todo fueron alegrías, aventuras y desventuras por estos mundos de Dios… Contigo he reído y llorado mucho… Hemos pasado mil y una aventuras… ¿Te acuerdas cuando en Solanilla de Tamaral (donde Jesucristo pegó las tres voces) justo al pisar el freno delantero para dar la vuelta en un camino donde habíamos ido a parar por equivocación, un burro empezó a rebuznar y yo casi me muero de un “parraque” pensando que habían sido tus frenos porque no había visto al burro? Todavía me descojono de risa al acordarme… Pero el susto no me lo quita nadie…
O aquel día que subiendo el puerto de pinos se nos cruzó una yegua preñada y perdimos el equilibrio cayéndonos encima de ella y deslizándonos por su cuerpo hasta salir dando tumbos por la cola del animal (todavía no entiendo como no nos caímos).
Hemos pasado muchos buenos momentos, como cuando en nuestra vuelta a España solidaria conocimos a tantísima gente sin la cual nunca hubiésemos podido realizar semejante proyecto. Quiero darles a todos las gracias y decirles que mi casa es la suya para lo que necesiten… En ese viaje conocimos a mamá… Mi Esther del alma, y a mi pequeño Toti… es lo mejor que me ha pasado en la vida… Gracias a ti, a tu nobleza y aguante de infatigables etapas de 14 horas, mi vida cambió para siempre (a mejor)…
Hemos pasado muy buenos momentos, pero también muy malos…
¿Te acuerdas cuando nos paramos en aquel camino en los Ancares, en medio de una curva de 180º en pendiente y cuando fui a echar el pie a tierra me faltaba medio metro para llegar al suelo y tú te caíste con el manillar para el lado bajo de la curva y las ruedas para el lado pendiente?... Jamás pensé que una persona de 70 kg pudiese hacer tantísima fuerza para levantar una moto de 300 kg a contramano. Cuando al fin conseguí ponerte en pie, no podía ni levantar un pie del suelo, parecía que mis pies pesasen 200kg cada uno, del cansancio de piernas que tenía… Pero para eso somos un equipo…
O el día que nos quedamos embutidos en aquella calle empedrada y pendiente en Frías, entre la pared y un BMW que estaba mal aparcado. Ese día fue uno de los días más amargos de nuestra vida juntos… Lo que sudé para sacarte empujando marcha atrás (sin poder ni bajarme…). Recuerdo que cuando por fin llegamos a lugar seguro y te di la vuelta, no podía ni respirar del dolor de pecho que tenía… Lo único que me salió fue ponerme a llorar de rabia contenida… Pero de nuevo se puso de manifiesto que somos un equipo.
También me has hecho alguna travesura, como cuando paramos a las 2 de la mañana en el área de descanso de Caldas de Luna a colocarme el forro de la chaqueta… No me dices nada y cuando salimos a la autopista y llevamos varios km, me dices que quieres un poco de aceite… Podrías haber avisado en el área… Allí, en medio del autopista con un farolillo de quechua estábamos tu y yo, reponiendo aceite… Una anécdota más.
En estos 100.000 primeros km, nos ha pasado de todo… Hemos atropellado 3 pájaros (uno lo llevamos enganchado en un cilindro un día entero sin saberlo), se nos metió un ave rapaz entre tu pantalla y mi casco, ¿te acuerdas el susto que nos dio?. O el día que atropellamos aquel otro águila que estaba en la carretera comiéndose un animal que había sido atropellado por algún coche… Pensamos que saldría volando hacia el carril contrario, pero no… Salió para el nuestro metiéndose te debajo del pico pato y saliendo despedido hacia la derecha dando tumbos… Que poco dura la vida… Estás vivo y al minuto siguiente estás en el otro barrio. Me dio mucha pena.
Juntos hemos visitado castillos, ruinas, caminos inhóspitos… Hemos dormido al raso muchas veces con las estrellas como único techo (que bien lo hemos pasado)… Hemos superado más de 260 puertos catalogados por toda España, unos mejores, otros peores y otros infernales… Jamás te has quejado de nada. En todo este tiempo solo has dado problemas con el sensor del ABS trasero (repetidas veces), se te rompieron los antiniebla (para mí por un defecto de fabricación), un retén del cardan y el fuelle del amortiguador delantero. Bombillas no fundes, porque llevas xenón… Esas han sido todas tus averías. Eres una moto infatigable. Lo haces todo tan fácil, que a lomos tuyos, cualquiera puede pensar que sabe pilotar (aunque no sepa). Tienes una nobleza que perdonas muchísimos fallos. Me encanta tu manera de ser, como un percherón, pero con alma de caballo español… Me encanta la explosión que pegas cada vez que subo de marcha y el petardeo cada vez que reduzco. Me sacas una sonrisa de oreja a oreja en cada curva, en cada aceleración, cuando corro y cuando voy muy despacio. Te da lo mismo ir cargada a tope por un camino roto que ligera como una pluma por la mejor de las carreteras… Siempre respondes de manera satisfactoria. Muchas marcas han intentado imitarte (con mejor o peor suerte), pero en mi opinión, no lo han conseguido. Tu siempre serás la mejor… por todo esto, te has ganado el nombre que llevas “Babieca”…
Se que muchas antes que tu, han llegado a los 100.000km, para muchos es solo una cifra más, pero yo, espero que me des muchas satisfacciones más, muchos años de aventuras y que podamos llegar a los 200.000 para el 2030. Sea como sea, una cosa puedes tenerla segura… Te has ganado un sitio en el salón de la fama donde duermen Las MV, Las Montesas, las Guzzis y las Ducatis… Te has ganado el indulto que ellas antes que tú ya se habían ganado, ya no volverás a salir más de esta familia.
Ya han pasado 7 años y medio desde aquel día en que nos conocimos… Nunca se me podrá olvidar la manera más tonta en que nos conocimos… Yo iba a comprar varilla de acero inoxidable para soldadura y un amigo que me acompañaba me dijo:
“Podríamos pasarnos por BMW, que tengo que comprar unas bujías para la moto”
Aquella frase cambiaría mi vida para siempre (en el más estricto sentido). Recuerdo que entramos en el concesionario y nos pusimos a mirar las motos nuevas (siempre nos gusta mirar los nuevos modelos, subirnos a ver qué tal nos quedan, etc.…). Mirando por allí, vimos una GSA 30 Aniversario (no teníamos ni idea de que Adventure era esa con esos colores). Preguntamos a un chico del concesionario y después de ponernos en situación, le preguntamos el precio (por curiosidad) y nos dijo que no lo sabía, que el comercial estaba enfermo y que hasta el miércoles no vendría, pero que tenía una con 4000km Premium selección y que el miércoles la podríamos ver. Nosotros íbamos a por unas bujías, no a por una moto, pero como preguntar es gratis, pues vamos a verla…
Quedamos para el miércoles siguiente, y nos fuimos (sin bujías).
El miércoles por la tarde, llegamos al concesionario y nos presentamos al vendedor… Nos llevó al taller y allí, con cara de perrito abandonado estabas tú… Con cara de “quiero un hogar”… Creo que fue un flechazo… Yo tenía en casa mi Yamaha Fazer con 35.000km (nueva del todo), pero tú, con tu cara de perrito pimpón, me enamoraste de tal manera que ese mismo día supe que eras mía. Le dije a mi amigo (esta es la mía ¿no?)… Él y mi otro socio de rutas (mi hermano), ya tenían una GS cada uno (faltaba yo). Estuve tirando y aflojando con el vendedor para ajustar el precio, pero no dejé nada cerrado.
Al día siguiente a primera hora me fui al banco (que es quien tenía la sartén por el mango) y en media hora ya tenía todos mis papeles y mi dinero en la cuenta (por delante me quedaban unos cuantos abecedarios de letras por pagar), pero como decía el bueno de Andrés “me cago en la ostia… si no se paga en dos veces, se paga en doscientas setenta” .
Tras tirar y aflojar con el vendedor llegamos a un acuerdo y quedé para ir a recogerte… Para mí, que siempre había soñado con una Adventure, había llegado el día… Después de 35 años, al fin había cumplido mi sueño…
Recuerdo que llamé al seguro desde el concesionario para cambiar el de la Yamaha para ti. (Me daba un poco de pena de la Fazer, pero el amor es así no entiende de lógicas).
El vendedor me explicaba un poco todo (sobre todo las opciones del ESA), pero yo tenía ganas da arrancar ya, con lo cual no me enteré de nada.
Hicimos la foto de rigor a la puerta del concesionario (mis dos escuderos y yo) y salí camino de casa…
Madre mía… empezamos el camino y acostumbrado al 4 cilindros de la Yamaha, tu motor se me hundió a tales extremos, que te hubiese devuelto si me lo hubiesen permitido (oh, ingenuo de mi…). El problema no era tu motor, era mi cerebro… (Hoy no te cambiaría por nada de este mundo).
Los primeros días fueron de adaptación, pero cuando llevaba una semana, no hacía otra cosa que preguntarme y aún lo sigo haciendo, ¿Cómo podía haber estado siete años montado en una Fazer? Con mi tamaño me quedaba pequeña… Lo noté cuando a la semana la vendí y la vinieron a recoger… Me subí en ella para echarle un poco de gasolina y parecía que las rodillas me daban en las orejas… La diferencia era palpable en todo (aunque la Yamaha no me dio más que satisfacciones y corría que se las pelaba).
Después de esto, ya todo fueron alegrías, aventuras y desventuras por estos mundos de Dios… Contigo he reído y llorado mucho… Hemos pasado mil y una aventuras… ¿Te acuerdas cuando en Solanilla de Tamaral (donde Jesucristo pegó las tres voces) justo al pisar el freno delantero para dar la vuelta en un camino donde habíamos ido a parar por equivocación, un burro empezó a rebuznar y yo casi me muero de un “parraque” pensando que habían sido tus frenos porque no había visto al burro? Todavía me descojono de risa al acordarme… Pero el susto no me lo quita nadie…
O aquel día que subiendo el puerto de pinos se nos cruzó una yegua preñada y perdimos el equilibrio cayéndonos encima de ella y deslizándonos por su cuerpo hasta salir dando tumbos por la cola del animal (todavía no entiendo como no nos caímos).
Hemos pasado muchos buenos momentos, como cuando en nuestra vuelta a España solidaria conocimos a tantísima gente sin la cual nunca hubiésemos podido realizar semejante proyecto. Quiero darles a todos las gracias y decirles que mi casa es la suya para lo que necesiten… En ese viaje conocimos a mamá… Mi Esther del alma, y a mi pequeño Toti… es lo mejor que me ha pasado en la vida… Gracias a ti, a tu nobleza y aguante de infatigables etapas de 14 horas, mi vida cambió para siempre (a mejor)…
Hemos pasado muy buenos momentos, pero también muy malos…
¿Te acuerdas cuando nos paramos en aquel camino en los Ancares, en medio de una curva de 180º en pendiente y cuando fui a echar el pie a tierra me faltaba medio metro para llegar al suelo y tú te caíste con el manillar para el lado bajo de la curva y las ruedas para el lado pendiente?... Jamás pensé que una persona de 70 kg pudiese hacer tantísima fuerza para levantar una moto de 300 kg a contramano. Cuando al fin conseguí ponerte en pie, no podía ni levantar un pie del suelo, parecía que mis pies pesasen 200kg cada uno, del cansancio de piernas que tenía… Pero para eso somos un equipo…
O el día que nos quedamos embutidos en aquella calle empedrada y pendiente en Frías, entre la pared y un BMW que estaba mal aparcado. Ese día fue uno de los días más amargos de nuestra vida juntos… Lo que sudé para sacarte empujando marcha atrás (sin poder ni bajarme…). Recuerdo que cuando por fin llegamos a lugar seguro y te di la vuelta, no podía ni respirar del dolor de pecho que tenía… Lo único que me salió fue ponerme a llorar de rabia contenida… Pero de nuevo se puso de manifiesto que somos un equipo.
También me has hecho alguna travesura, como cuando paramos a las 2 de la mañana en el área de descanso de Caldas de Luna a colocarme el forro de la chaqueta… No me dices nada y cuando salimos a la autopista y llevamos varios km, me dices que quieres un poco de aceite… Podrías haber avisado en el área… Allí, en medio del autopista con un farolillo de quechua estábamos tu y yo, reponiendo aceite… Una anécdota más.
En estos 100.000 primeros km, nos ha pasado de todo… Hemos atropellado 3 pájaros (uno lo llevamos enganchado en un cilindro un día entero sin saberlo), se nos metió un ave rapaz entre tu pantalla y mi casco, ¿te acuerdas el susto que nos dio?. O el día que atropellamos aquel otro águila que estaba en la carretera comiéndose un animal que había sido atropellado por algún coche… Pensamos que saldría volando hacia el carril contrario, pero no… Salió para el nuestro metiéndose te debajo del pico pato y saliendo despedido hacia la derecha dando tumbos… Que poco dura la vida… Estás vivo y al minuto siguiente estás en el otro barrio. Me dio mucha pena.
Juntos hemos visitado castillos, ruinas, caminos inhóspitos… Hemos dormido al raso muchas veces con las estrellas como único techo (que bien lo hemos pasado)… Hemos superado más de 260 puertos catalogados por toda España, unos mejores, otros peores y otros infernales… Jamás te has quejado de nada. En todo este tiempo solo has dado problemas con el sensor del ABS trasero (repetidas veces), se te rompieron los antiniebla (para mí por un defecto de fabricación), un retén del cardan y el fuelle del amortiguador delantero. Bombillas no fundes, porque llevas xenón… Esas han sido todas tus averías. Eres una moto infatigable. Lo haces todo tan fácil, que a lomos tuyos, cualquiera puede pensar que sabe pilotar (aunque no sepa). Tienes una nobleza que perdonas muchísimos fallos. Me encanta tu manera de ser, como un percherón, pero con alma de caballo español… Me encanta la explosión que pegas cada vez que subo de marcha y el petardeo cada vez que reduzco. Me sacas una sonrisa de oreja a oreja en cada curva, en cada aceleración, cuando corro y cuando voy muy despacio. Te da lo mismo ir cargada a tope por un camino roto que ligera como una pluma por la mejor de las carreteras… Siempre respondes de manera satisfactoria. Muchas marcas han intentado imitarte (con mejor o peor suerte), pero en mi opinión, no lo han conseguido. Tu siempre serás la mejor… por todo esto, te has ganado el nombre que llevas “Babieca”…
Se que muchas antes que tu, han llegado a los 100.000km, para muchos es solo una cifra más, pero yo, espero que me des muchas satisfacciones más, muchos años de aventuras y que podamos llegar a los 200.000 para el 2030. Sea como sea, una cosa puedes tenerla segura… Te has ganado un sitio en el salón de la fama donde duermen Las MV, Las Montesas, las Guzzis y las Ducatis… Te has ganado el indulto que ellas antes que tú ya se habían ganado, ya no volverás a salir más de esta familia.
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