Juan Xixon
Arrancando
Copiado de La Nueva España.
Ceremonias de verano: el libro
Los suplementos de cultura suelen proponer libros para el verano, y algunos hasta los regalan. Por otra parte es común, entre gente algo cultivada, acudir a la librería a comprar lecturas para la playa, el campo o la piscina. En general la ceremonia acaba ahí, o a lo sumo se estira con el jalado del libro en mano o bolsa de playa. Algunos dan un paso más e inician su lectura, y hasta hay quien ingiere los primeros capítulos. Ir más allá queda reservado a seres viciosos, que han hecho del libro una práctica adictiva. Diversos motivos hacen de lectura y veraneo prácticas contrarias. El verano es eminentemente social, y el libro es vicio solitario, la práctica antisocial por excelencia. Luego está el asunto de la molicie. La lectura requiere concentración, esfuerzo, y la molicie rehúsa esos castigos. Pero lo definitivo es que el libro es un espacio cerrado y cálido, una cabaña para tiempos nublados.
Ceremonias de verano: el libro
Los suplementos de cultura suelen proponer libros para el verano, y algunos hasta los regalan. Por otra parte es común, entre gente algo cultivada, acudir a la librería a comprar lecturas para la playa, el campo o la piscina. En general la ceremonia acaba ahí, o a lo sumo se estira con el jalado del libro en mano o bolsa de playa. Algunos dan un paso más e inician su lectura, y hasta hay quien ingiere los primeros capítulos. Ir más allá queda reservado a seres viciosos, que han hecho del libro una práctica adictiva. Diversos motivos hacen de lectura y veraneo prácticas contrarias. El verano es eminentemente social, y el libro es vicio solitario, la práctica antisocial por excelencia. Luego está el asunto de la molicie. La lectura requiere concentración, esfuerzo, y la molicie rehúsa esos castigos. Pero lo definitivo es que el libro es un espacio cerrado y cálido, una cabaña para tiempos nublados.