Juan Xixon
Arrancando
Copiado de La Nueva España:www.lne.es
Ceremonias de verano: el ruido
La gente hace ruido para hacerse notar, y de paso para ahuyentar a los malos espíritus. Un grupo humano ruidoso, o una multitud clamorosa, están diciendo «aquí estoy yo, ¿qué pasa?», o sea, igual que el borracho que da voces agarrado a una farola. Hay muchos modos de hacer ruido, pero la apoteosis del ruido es siempre la traca. No hay fiesta conocida, y menos en España, que no tenga su punto final en una gran traca, aunque a veces se ponga el disfraz colorista de los fuegos artificiales. Son modos de complicar las cosas, pues la traca tiene valor por sí misma, sin más explicaciones. Para algunos cursis es difícil de entender que miles de personas se sientan felices con montar un ruido enorme y ensordecedor, pero se trata de una demostración de poder sobre el mayor enemigo del hombre, que es el silencio, un vacío ocupado por fantasmas, demonios y hasta dioses.
Ceremonias de verano: el ruido
La gente hace ruido para hacerse notar, y de paso para ahuyentar a los malos espíritus. Un grupo humano ruidoso, o una multitud clamorosa, están diciendo «aquí estoy yo, ¿qué pasa?», o sea, igual que el borracho que da voces agarrado a una farola. Hay muchos modos de hacer ruido, pero la apoteosis del ruido es siempre la traca. No hay fiesta conocida, y menos en España, que no tenga su punto final en una gran traca, aunque a veces se ponga el disfraz colorista de los fuegos artificiales. Son modos de complicar las cosas, pues la traca tiene valor por sí misma, sin más explicaciones. Para algunos cursis es difícil de entender que miles de personas se sientan felices con montar un ruido enorme y ensordecedor, pero se trata de una demostración de poder sobre el mayor enemigo del hombre, que es el silencio, un vacío ocupado por fantasmas, demonios y hasta dioses.