Siempre me ha gustado ir a destinos poco conocidos y aún más hoy en día debido al gran problema de masificación turística que sufrimos en prácticamente todo el mundo.
La última vez que fui a los Alpes la verdad es que los aborrecí: un tráfico horroroso, radares por doquier y muchas, muchísimas motos. La masificación, como en muchos otros lugares, ha hecho de las suyas también en este templo motero y yo siempre he pensado que cuando todos van a un lugar, es hora de buscar otro.
Todo tiene un comienzo
Da la casualidad que por motivos laborales he estado yendo a Rumanía muchos años y la he tenido que recorrer de cabo a rabo, y no pocas veces, por la que tengo un cierto conocimiento de qué carreteras son las que más podemos disfrutar con las motos y en qué ciudades es mejor alojarse si, además, se quiere conocer un poco el país. Otro aliciente es el económico, ya que todavía encuentras hoteles muy decentes de cuatro estrellas desde 60€ y comes espectacularmente bien por poco dinero, con menús generosos por 9€ al cambio incluso en el centro turístico de Bucarest, por ejemplo, algo que en España es ciencia ficción ahora mismo y no digamos en países como Francia, Alemania, Inglaterra, Italia o Austria que ya de por sí eran caros para nosotros pero que en los últimos cinco años el coste de la vida ha crecido en ellos de manera exponencial.
También dio la casualidad que mi amiga Maria Danescu, propietaria de la empresa ROMANIAN MOTORCYCE TOURS y propietaria de Touratech para el país, me invitó hace un par de años a asistir al Rally que ella organiza para dicha marca al que acudí con otro amigo forero, @Earendir, y recorrimos ya parte del país, entrando por la ciudad de Timișoara, al noreste del país, recorriendo ya las zonas que voy a describir en esta crónica además de muchas otras. Me lo pasé tan bien con la moto que tenía decidido volver y la ocasión se presentó en la Nacional del año pasado.
Siempre digo que nuestra Concentración Nacional no es una concentración al uso ya que ni es masiva ni es alocada. Diría que es una extensión del foro para hablar de motos los mismos que lo hacemos aquí pero cara a cara. Hablar de estos temas en persona es mucho más gratificante, no existen los malentendidos que puede haber en el foro por debatir de manera escrita y, lo que es mejor, conoces a gente de cualquier punto de España. Tanto es así que algunos de ellos se convierten en buenos amigos y la Nacional es también la excusa para verlos una vez al año. De hecho, la prueba está en que si acudes, posiblemente repitas.
Y en esa Nacional compartí mesa con algunos foreros que ya conocía y otros nuevos con los que, a la postre, se organizó este viaje a Rumanía.
Logística
El primer problema no fue otro que el del maldito tiempo. Rumanía está en la otra punta de Europa con lo que necesitas dos o tres días para llegar y otros tantos para volver por autopista, con el consiguiente desperdicio de tiempo y dinero. Como sólo teníamos una semana decidimos optar por volar hasta Bucarest, la capital, y alquilar las motos en la empresa de Maria Danescu, antes mencionada, sobre la cual publicamos en el foro una entrevista la cual podéis leer aquí: https://www.bmwmotos.com/es/blog/entrevista-a-maria-danescu-137/ y las motos las reservamos en esta dirección de su web: https://romaniamotorcycletours.com/motorcycle-rentals/
Para llevar el equipo de moto utilizamos estas bolsas especiales donde cabe todo el equipo de moto y, además, tu ropa normal. Son muy cómodas y no son caras.

Esta es la bolsa de equipo de moto que uso, una Acerbis con ruedas
Aquí hago un alto para hablaros de coste.
Los vuelos y los hoteles para todos los días nos costaron alrededor de 800€.
Las motos nos costaron cada una entre 550€ y 650€ dependiendo si era una moto más pequeña o más grande.
Así que podemos calcular que a la hora de escribir esta crónica el vuelo + hoteles + moto sale por entre 1350€ y 1450€ por prácticamente una semana, aunque os daré más precios con la crónica día a día y un resumen al final.
Las motos alquiladas fueron:
@jgalvez una BMW R 1300 GS
@kowalski gs una BMW R 1300 GS
@1250GSAiK una BMW R 1300 GS
@Ramon G. una HD Panamerica
Y yo una BMW R 1300 GS Adventure con ASA.
Las motos están aseguradas a todo riesgo pero ojo, que tienen una franquicia de 1.000€ que te cargan en la tarjeta de crédito y te liberan cuando entregas la moto sin percances. Es decir, si te pasa algo, los primeros 1.000€ los pagas tú, algo que entra dentro de lo normal cuando se alquila una moto grande.
También comentar que tienen un kilometraje diario máximo de 300 kms. Si te pasas te cobran 0,4€ por kilómetro extra. Como nuestras rutas no excedieron en demasía ese kilometraje pagamos un extra de unos 30€ aproximadamente por moto, si no recuerdo mal. Hay que tener en cuenta que las carreteras por las que estuvimos son lentas y estás bastantes horas para recorrer 300 kilómetros.
Como anécdotas os diré que la HD fue la única que dio problemas, aunque pudimos acabar el viaje con ella en marcha, y la Adventure que alquilé era exactamente igual que la que había pedido y eso me permitió probar el ASA y demás equipamiento antes de que me llegara. Es más, me llegó el mismo día que volvía de este viaje y pude comprobar de primera mano las mejoras que hay entre el modelo 2025 (la alquilada) y el modelo 2026 (la mía), que no son pocos y las podréis leer en la prueba que se va a lanzar en la newsletter del foro de octubre.
Primer día - Llegada
Llegamos a Bucarest desde diferentes lugares de España. Santi, Ramón y Pepe desde Valencia, Jose desde Madrid y yo desde Menorca vía Barcelona. Todos usamos la misma compañía aérea, Wizz Air, que es la que tiene mejores conexiones con Rumanía con una alta frecuencia de vuelos semanales a Bucarest, Cluj y Timisoara. Nosotros volamos a Bucarest que es donde estaban las motos.
El primero en llegar fui yo por la mañana y después de dejar los trastos en el hotel me fui a cambiar algo de dinero. La moneda rumana es el Leu (Lei en plural) y hay un cambio de moneda justo en el centro que tiene un cambio muy bueno y es donde voy siempre. Se llama Dristor Change y su dirección es Str. Franceză 17, pero casi es más fácil buscar en Google Maps Dristor Kebab porque está enfrente.
Aunque las tarjetas de crédito están aceptadas en todo el país sin problemas, en algún bar de algún puerto de montaña no se puede pagar con ellas porque no hay cobertura, así que conviene llevar algo de efectivo. Con 50€ es suficiente porque el 95% de las veces podréis pagar con tarjeta.
Después fui a comer a un restaurante con un menú muy decente por 9€ al cambio que se llama Arcade. https://arcadecafe.ro/

Esperando la comida en el Arcade Café del centro de Bucarest
Di una vuelta por la ciudad y a media tarde llegó Jose desde Madrid, se duchó y nos fuimos a cenar. Cenamos en el Freddo Garden también en el centro, otro de los restaurantes al que suelo ir cuando voy a la Bucarest https://freddogarden.ro/

Cena en Freddo Garden con Jose
Por la noche, de madrugada, vino el resto del Comando Rumanía desde Valencia. Los pobres durmieron poquísimo esa noche porque el avión llegó a una hora intempestiva y nos teníamos que levantar pronto para ir a por las motos.
El hotel en el que nos quedamos en Bucarest la primera noche fue este: https://www.europaroyalebucharest.com/
Segundo día - Recogida de motos, Transfăgărășan y Sibiu

Ruta Google Maps: https://maps.app.goo.gl/XwxHty7NLdTs9oeD7
Kms recorridos: 317

Las motos nos estaban esperando en Romania Motorcycle Tours
Recogimos las motos a las nueve de de mañana. Rellenamos papeleo, pasaporte o DNI y VISA para pagar la fianza. Nos cambiamos en una carpa que tienen para eso en la que también puedes dejar las bolsas del equipo, la que se ve al fondo en la foto de arriba, y salimos de Bucarest rumbo a Transilvania.
Rumanía es un país con mucho tráfico en sus ciudades así que nos armamos de paciencia para salir de Bucarest. Mucho camión, mucho coche y unas carreteras bacheadas no es que sean el ideal de un motero, pero hay que decir que se respeta bastante a las motos, y coches y camiones se van apartando para que tú puedas pasar entre ellos en las retenciones. Poco después empezó a mejorar el tráfico y enfilamos la ruta hacia el norte, por la Transfăgărășan.
Esta carretera de unos 90 kms de longitud atraviesa las montañas Făgăraș (de ahí su nombre) y forma parte de la cordillera de los Cárpatos Meridionales. Su altitud máxima es de 2.042 metros sobre el nivel del mar, en el Paso de Bâlea, y fue construida por el dictador Nicolae Ceaușescu entre 1970 y 1974 como una vía de escape rápida por miedo a que la URSS les invadiera, como había hecho poco antes con Checoslovaquia.
El ejército fue el que la construyó y murieron decenas de soldados durante las obras debido a las condiciones extremas en la que trabajaban.
Cabe destacar el lago Bâlea, que está situado en la cima del paso y es un lago glaciar espectacular.

Parada para la foto de rigor en la Transfăgărășan
Pasada la ciudad de Pitești empezó lo bueno, curvas y más curvas. A medida que íbamos subiendo el día se iba cerrando y al llegar arriba no pudimos disfrutar de las vistas del lago Bâlea debido a la densa niebla que apareció, pero aprovechamos para tomarnos un tentempié allí mismo junto a las motos.

La niebla nos impidió ver el lago pero aprovechamos para comer algo
Normalmente la idea era no pararnos a comer una buena comida al mediodía sino desayunar fuerte en el hotel, comer algo ligero en ruta y llegar a una hora prudente a la ciudad donde pasaríamos la noche para darnos tiempo a ducharnos, cambiarnos y visitarla, para acabar la jornada con una buena cena.

El chiringuito tenía carne a la brasa y morcillas. Foto @kowalski gs
Aquí hago un inciso para comentaros que Rumanía es el país que tiene más osos de Europa, básicamente porque Ceaușescu tenia prohibido cazarlos ya que así él se aseguraba traer algún trofeo grande cuando iba a hacerlo (dicho de otra manera, el único que podía cazar en su país era él) y esto, curiosamente, hizo que se preservaran los osos como no se ha hecho en ningún otro lugar del continente, habiendo en el país más de 7.000.
Cuando entréis en la Transfăgărășan veréis infinidad de carteles prohibiendo parar y dar comida a los osos, pero como hay infinidad de idiotas que lo hacen estos han cambiado el comportamiento y muchos se dedican a esperar en los arcenes de la carretera esperando que los turistas (repito, idiotas) se paren y les den comida. Y eso es lo que hacen, así que veréis osos seguro. Mi consejo es no parar porque aunque la mayoría de las veces no hacen nada, se han dado casos (y no pocos) en los cuales se han abalanzado sobre los turistas e incluso los han matado “demandando” más comida.
Por muy simpáticos y bonachones que los veamos no hay que perder la perspectiva que el oso pardo es un formidable depredador que llega a una longitud de 2,5 metros y a pesar 400 kilos, tiene una presión de mordida el doble de potente que la de un león africano y unas garras que llegan a medir nada menos que 12 centímetros que pueden causar el mismo corte que un cuchillo táctico KA-BAR Short usado en en combate (buscadlo en YouTube y alucinaréis). Así que si uno de ellos se mosquea contigo porque lo que le has dado de comer no le gusta, o cree que no le has dado suficiente o simplemente haya tenido un mal día, tampoco te servirá de nada correr ya que su velocidad máxima es de 50 km/h.
Nosotros vimos dos osos pero no paramos y a mí, personalmente, me dio hasta rabia ver la miríada de gente, casi todos locales, parados y echándoles comida incluso desde fuera de los coches. Como siempre, los humanos somos idiotas y hemos cambiado su manera de vivir con este comportamiento.


Esto es lo que puede pasar si te paras a ver a los osos, que parecen amables y dóciles
Pero bueno, sigo que me disperso.
Al ir bajando el cielo se abrió de nuevo, la llovizna desapareció, al igual que la niebla, y calorcito otra vez en la llegada a Sibiu.
Durante los siglos XII y XII los reyes húngaros invitaron a grupos de sajones alemanes, ya que entonces Transilvania pertenecía a Hungría, para que fortificasen la frontera oriental del reino (o sea, Transilvania), desarrollasen le economía mediante el comercio, la artesanía y también modernizando la agricultura, y fundaran y protegiesen ciudades.
En esa época el nombre que se le dio a Transilvania era “Siebenbürger”, que significa “Ciudad amurallada o fortificada” y a estos sajones se les llamaba "Siebenbürger Sachsen” cuyo significado literal es “Sajones de Transilvania”.
Estas son las ciudades más importantes que fundaron y, en negrita, tenéis las que visitamos en este viaje:
Podíamos haber incluido el Castillo de Bran, mal llamado Castillo de Drácula porque nunca vivió allí aunque sí lo visitó, la preciosa Brașov con su Catedral Negra llamada así porque se incendió pero no se quemó o el Palacio de Peleș, uno de los más importantes de Europa en el siglo XIX y el primero en disponer de agua corriente caliente y fría y electricidad, si no recuerdo mal. Os dejo aquí esta información por si tenéis más días que nosotros y lo queréis visitar, ya que vale la pena.
Pero volvamos a Sibiu. Esta ciudad, de 150.000 habitantes, fue construida en el siglo XXII por estos colonos sajones alemanes los cuales la llamaron “Hermannstadt” o, en castellano, “La ciudad de Hermann”. Se cree que el tal Hermann era un líder de los colonos pero no está demostrado.
Luego esta ciudad es preciosa debido a su herencia histórica, llena de plazas, casas con las ventanas típicas de la región que parecen ojos y una maravillosa muralla que aún se conserva.
Llegamos a una hora prudente y el hotel estaba a muy pocos metros del centro con un aparcamiento vigilado en su propio patio, justo delante de recepción, y unas habitaciones magníficas, grandes, modernas, limpias y cómodas. Y además se veían las motos desde la ventana.

Párking cerrado del hotel de Republique de Sibiu. En primer plano, la HD infiltrada que alquiló @Ramon G.
El hotel se llama Hotel Republique y su web es: https://republique.ro/
Después de ducharnos visitamos la ciudad. Entramos en el centro atravesando la puerta amurallada y la zona peatonal, donde se pueden ver muchos locales con sus terrazas para tomar algo. Nos dirigimos a la Piața Mare (Gran Plaza) que es una maravilla, con un sinfín de edificios alucinantes que albergan museos, palacios, restaurantes y más terrazas.

Zona peatonal que va hacia las plazas del centro de la ciudad
Después de las fotos turísticas de rigor andamos unos pocos metros más hasta llegar a la Piața Mica (Pequeña Plaza). Una coqueta placita con más terrazas y con los edificios típicos de la zona y sus ventanas que parecen ojos. En ella nos sentamos en un bar y algunos pidieron la cerveza “Ciuc”, típica de Rumanía, mientras otros pedimos las refrescantes limonadas con menta famosas de la zona.

Gran Plaza de Sibiu con impresionantes edificios

En la Pequeña Plaza veremos los característicos edificios con "ojos"
Después nos fuimos a cenar a un restaurante típico llamado "Crama Sibiul Vechi” cuya traducción sería algo así como "La bodega del viejo Sibiu”, una suerte de bodega/asador parecida a los que tenemos en España.
Se trata de un restaurante de comida típica de la zona en el que nos atendió un camarero que hablaba un perfecto español porque había estado trabajando en Extremadura para, según sus propias palabras, “ahorrar dinero para montar un negocio al volver” pero nos confesó que se lo gastaba todo de fiesta por ahí y por Ibiza. Era un tío muy simpático por lo que dejamos en sus manos la elección de los platos de la cena y la verdad es que acertamos.
Como entrantes nos trajo diferentes tipos de sopas de la zona, a cual mejor, y de segundo carnes locales, cerdo y ternera sobretodo. Todo esto lo regamos con vino de Moldavia, cerveza y unas limonadas más para los que no somos cerveceros. Como colofón, nos trajo un postre típico llamado Papanasi que es una especia de buñuelo grande frito de queso dulce coronado por una bola de nata agria y mermelada. Riquísimo. Precio de todo para cinco personas: 538,30 lei o, lo que es lo mismo 105,58€, algo menos de 22€ por persona. Ya me diréis en España dónde se come así por este precio, y eso que incluimos un 10% de propina. Casi nada, igual que aquí.
Después de la cena, andamos un poco para bajar todo esto y a dormir.

Cenamos de maravilla en el "Crama Sibiul Vechi"

Fantásticas recomendaciones del camarero
Tercer día - Sibiu - Transalpina - Cluj

Ruta Google Maps: https://maps.app.goo.gl/cjh4eRHvH47yuAkq8
Kms recorridos: 348
Después de un buen desayuno cogimos las motos y nos dirigimos al sur por unas carreteras majas y con curvitas a ritmo, pero cambiando de dirección al llegar a Brezoi hacia el oeste por la 7A hasta Obârşia Lotrului, donde enlazamos con otra carretera mítica, la Transalpina.
Y como no podía ser de otra manera en mí, un poco de contexto histórico.
La Transalpina, también conocida por DN57C (de hecho, es más probable que la encontréis por esta denominación en los mapas) es la carretera más alta del país, superando en altitud máxima a la misma Transfăgărășan, con 2.145 metros en el paso Urdele por 2.042 mts que tiene la Transfăgărășan en Bâlea. También supera a esta en longitud con 148 kms por 90 kms de la Transfăgărășan.

Entrando en la Transalpina. Foto @1250GSAiK
Originalmente era conocida por “El camino del diablo” porque se decía que sólo él podía recorrerla sin miedo debido a su dureza, ya que pasaba por montañas muy abruptas, pasos nevados y zonas completamente deshabitadas. Los lugareños contaban historias sobre espíritus, lobos y fuerzas oscuras que lo transitaban causando todo tipo de problemas a los hombres que se aventuraban a recorrerlo.
En la tradición rumana el diablo (Dracul o Dracul cel rău) aparece con frecuencia en leyendas relacionadas con caminos perdidos, montañas y engaños. Además, al no saber quién había construido el camino se le atribuía a fuerzas sobrenaturales. De nuevo salía a colación el Diablo y se decía que este lo había trazado para perder a los viajeros o que nadie regresaba igual después de cruzarlo. La verdad es que era más una zona ancestral de pastoreo que una vía de comunicación entre pueblos que poco a poco se fue utilizando para ello.
La carretera atraviesa los Montes Parâng, con paisajes rocosos, solitarios y muchas veces envueltos en niebla. Durante el reinado de Carlos II de Rumanía, fue mejorada y parcialmente asfaltada por el ejército alemán en los años 30. Durante décadas permaneció sin asfaltar en su mayor parte hasta que el gobierno rumano la renovó entre los años 2009 y 2012 pero aún así encontraremos zonas con muy mal asfalto o sin asfaltar, aunque estos últimos son raros hoy en día.

Parada con foto de rigor en la Transalpina. Foto @1250GSAiK
Después de todo este rollo histórico os puedo decir que la carretera es una pasada. Perfecta si llevas una moto trail. Asfalto de aquella manera, bacheado, roto, con tierra, encontramos de todo. Se puede ir a ritmo y es una gozada pero hay que ir con cuidado porque hay muchos caminos que convergen en ella y te puede salir un lugareño en cualquier momento. La vez anterior que la recorrí en moto una señora mayor se paró justo en el ápice de una curva ciega PARA COGER BAYAS. Y ya me veis a mí cogiendo esa curva alegremente y llevándome un susto monumental cuando me la encontré en plena trazada. Me tiré al otro carril sin pensar y gracias a Dios que no venía nadie por el lado contrario porque, si no, no lo cuento.

Vista panorámica. Foto @1250GSAiK
Además, esta carretera es campo abonado para todos los quemados con motos RR de la zona y creedme que van muy locos. El año pasado nos pasaron dos con RR en una curva con línea continua y sin visibilidad y, además, adelantaron a tres o cuatro coches que había delante y nos los encontramos accidentados unos pocos kilómetros más adelante con uno de ellos en estado grave y la ambulancia intentando reanimarlo. Pero no sólo eso, también es fácil encontrar deportivos de alta gama yendo a todo gas e invadiendo el carril contrario. En este viaje incluso encontramos unos coches de rallies haciendo de las suyas.
No quiero que lo que digo os persuada de recorrerla. Se tiene que recorrer porque merece mucho la pena y es muy divertida pero hay que ir con algo de precaución. Así, pues, disfrutad de ella pero tened un poco más cuidado del que tenéis habitualmente, sobretodo si es fin de semana.
De nuevo, a medio camino paramos en un merendero a tomar algo ligero y seguimos sin incidencias hacia Cluj.

Parando en un merendero de la Transalpina para tomar algo
Esta ciudad, de 325.000 habitantes, está considerada la capital no oficial de Transilvania. Y digo no oficial porque Transilvania, como tal, no es una región administrativa. Es una ciudad fantástica, que me recuerda a una suerte de Viena en pequeño, con muchísima vida y gente joven ya que es una de las ciudades con más afluencia de estudiantes en Erasmus, llegando a tener más de 100.000 de ellos en periodo de clases.
Fue fundada por los romanos en el siglo II después de Cristo con el nombre de Napoca, cuyo significado no está claro pero hay una serie de teorías que dicen que podía venir de una palabra Dacia relacionada con un lugar sagrado. Otra teoría sugiere que podría referirse a una palabra de origen indoeuropeo con un significado de “valle” o “lugar fortificado”. Por último se especula que, simplemente, es el nombre que le dieron los romanos que la crearon.
En el siglo XII, en plena edad media y tras el abandono del asentamiento por parte de los romanos, el nuevo asentamiento fue llamado “Castrum Clus” o “Castrum Cluz”. “Clus” deriva del latín “clusa” cuyo significado es “cerrado” y “castrum” significa “campamento militar” o “fortaleza”. Luego está claro que el nombre significa fortaleza amurallada. En este siglo se menciona por primera vez este nombre que derivaría posteriormente a Cluj.
Pero claro, por aquí pasó todo quisqui y los húngaros llamaron a la ciudad “Kolozsváren” en el siglo XIII. De hecho lo que hicieron fue traducir al húngaro el nombre ya que “Kolozs” significa “Cluj” y “Vár” significa “ciudad”.
Y, en este mismo siglo, nos encontramos con nuestros amigos los sajones de Transilvania que, como recordaréis, fueron invitados por los húngaros para mejorar la zona. Estos la llamaron “Klausenburg” que en castellano significa “Ciudad de Klaus”. Y aunque no está claro quien era el tal Klaus, este nombre ha perdurado junto con el oficial de Cluj que recibió en el año 1918, ya que en Transilvania hay una inmensa mayoría de habla húngara o, mejor dicho, bilingüe. Así, pues, en muchas ocasiones se usan los dos nombres conjuntamente.
Por último, en el año 1974 Nicolae Ceaușescu le dio su nombre definitivo y la llamó Cluj-Napoca. Simplemente le añadió el nombre original para reafirmar el legado latino y no el húngaro. Es decir, una maniobra política en toda regla. Pero aunque este sea el nombre oficial todo el mundo la llama simplemente Cluj y es que la lengua siempre busca la forma más óptima de expresarse por muchos tintes políticos que le queramos dar, al final son los propios hablantes los que modifican el idioma y deciden los nombres.
Pero de nuevo divago con rollos históricos y ya debéis estar hasta la coronilla. Vamos al lío que esto va de motos.
Llegamos a media tarde a un hotel con parking propio, también en cerca del centro y que era una pasada. Dejamos las motos, nos duchamos y de nuevo nos dirigimos al centro para ver la ciudad.
El hotel en cuestión es este: https://www.hilton.com/en/hotels/cljcpdi-doubletree-cluj-city-plaza/?SEO_id=GMB-EMEA-DI-CLJCPDI

El hotel donde nos alojamos en Cluj con parking cubierto detrás. Foto @1250GSAiK
Callejear por esta ciudad es una pasada, como todas las fundadas por los sajones alemanes, porque es muy monumental y está llena de edificios espectaculares. Nos dirigimos a la plaza principal, cuyo nombre es Piața Unirii, y paseamos por ella disfrutando de la iglesia de San Miguel, recientemente restaurada, y la majestuosa estatua del Rey Matias Corvino. No me voy a enrollar mucho con él pero fue uno de los más importantes del Renacimiento por su dedicación a salvaguardar el conocimiento, ser mecenas de las artes, protector de la ciencia y de la imprenta en una época en la que aún se consideraban brujería, y por crear la Biblioteca Real, una de las más grandes e importantes de la época.

En la Piața Unirii encontrareis muchos bares y restaurantes y la estatua de Matias Corvino junto a la iglesia de San Miguel
Era un rey muy querido y respetado por el pueblo que tuvo sus más y sus menos con un señor llamado Vlad Basarad (el nombre de su dinastía o apellido), también conocido por Vlad III de Valaquia, también conocido por Vlad Țepeș (Țepeș es empalador en rumano), y, por último, también conocido por Vlad Drăculea (hijo del dragón o… del diablo), el que dio el origen del mito de Drácula, aunque el culpable de eso es el inglés Bram Stoker que basó el personaje en un libro que leyó en la Biblioteca del Museo Británico llamado “An Account of the Principalities of Wallachia and Moldavia” o, lo que es lo mismo "Una descripción de los principados de Valaquia y Moldavia” escrito por un diplomático inglés destinado allí (Stoker nunca visitó Rumanía). En él vio que Dracul también significaba Diablo y ya la tenemos liada con Drácula.
Aquí hago un inciso para los que habéis visto las infames películas de Underworld, aquellas de hombres lobo contra vampiros. Si os acordáis, unos pertenecían al linaje de los Corvino y otros a los Dracul. Al menos se documentaron un mínimo antes de hacer las películas. Algo es algo, el que no se consuela es porque no quiere.
Y, queridos amigos, después de deleitaros con otra tediosa lección de historia volvamos al viaje de estos intrépidos foreros en busca de las curvas rumanas (las de las carreteras, no me seáis malpensados que ya tenemos una edad).
Como os iba diciendo, después de disfrutar de todo esto nos sentamos en una terraza de la plaza y, como siempre, algunos pidieron cervezas locales y otros nuestras refrescantes limonadas con menta. Después deambulamos por las calles adyacentes a la plaza, donde se pueden encontrar una miríada de restaurantes por calles empedradas que me recuerdan en gran medida al Trastevere de Roma pero sin pintadas y en mucho mejor estado.

En las calles aledañas a la Piața Unirii encontramos palacetes, algunos de ellos reconvertidos en comercios y ,en las, callejuelas restaurantes y bares
Siempre que voy a Cluj me gusta ir a cenar a un restaurante llamado Garlic (ajo) cuyo eslogan es “bites and tales” o, lo que es lo mismo “mordiscos y cuentos” en clara referencia a las leyendas de vampiros y el ajo para auyentarles. Pero no os creáis que es un local viejo, se trata de un moderno restaurante donde todo recuerda a estos seres en plan de broma. En la carta hay muchos platos basados en el ajo, todos ellos riquísimos, y allí pedimos unos entrantes a base de ajo para compartir y después cada uno tomó una carne. En mi caso unas fantásticas costillas de cerdo que quitaban el hipo. Todo ello regado con las consabidas cervezas, vino, limonadas y postre. La cena nos costó aquí 681 lei rumanos propina del 10% incluida lo que vienen a ser 133,56€. O sea 26,71€ por barba. Otro regalo.
Pero lo más divertido del restaurante, para mí, no es la carta sino los baños, los cuales están decorados con motivos muy graciosos y modernos de vampiros y toda la parafernalia de la zona.
Aquí tenéis la web del restaurante: https://www.bistrogarlic.ro/
Después de la cena otro paseo y, como no estamos bien de la cabeza, unos helados en el centro. Más que nada para bajar la comida porque es de sobras conocido que el frío encoge el estómago y quita la sensación de estar “lleno a reventar”.

Entrantes a base de ajo en Garlic. Foto @1250GSAiK
Cuarto día - Cluj - Sighișoara pasando por Cămărașu, Reghin y Gheorgheni

Ruta Google Maps: https://maps.app.goo.gl/c4tB9MWDfQk3viKn8
Kms recorridos: 336, aunque al final fueron menos porque la Harley nos impidió hacer la ruta completa.
Después del desayuno de rigor enfilamos por la carretera que pasa por Cămărașu. Es una carretera secundaria de buen asfalto y curvas pero con menos tráfico que en los puertos de montaña, lo cual agradecimos para ir a ritmo. Las vistas son preciosas con verdes praderas a cada lado de la carretera y pasando por pueblos todos ellos salpicados de iglesias ortodoxas con sus características cruces de tres barras que son diferentes a las rusas porque no se llevan muy bien con ellos precisamente.
Entre Reghin y Gheorgheni paramos a tomar algo en un pueblo donde encontramos de nuevo a otro paisano que había trabajado en España y hablaba un español perfecto. Resultó ser oriundo de Sighișoara y nos recomendó un restaurante para ir a cenar así que reservamos desde ese bar mismo.
Todo iba bien hasta que la Panamerica empezó a fallar. Apareció un triángulo de advertencia en el cuadro y, de repente, se paró. Al poco volvió a arrancar pero de vez en cuando hacía cosas raras así que llamamos a Maria, la propietaria de la empresa de alquiler de motos, y le preguntamos si seguíamos o si nos mandaba una grúa. Nos preguntó si la moto arrancaba y al decirle que sí nos dijo que siguiéramos y así hicimos.

Parada en ruta porque a la HD le dio por hacer cosas raras. Foto @kowalski gs
Ramón pasó a circular el segundo por si se paraba y acortamos en Reghin tirando directamente hacia Sighișoara. Desgraciadamente nos perdimos todo el arco de la ruta que te lleva por valles, puertos de montaña y bosques al final de la misma. Yo ya lo conocía pero la pena fue que la Harley no dejó que los compañeros disfrutasen de este tramo. Bueno, siempre hay que dejar algo para un próximo viaje, dice un amigo mío.
Llegamos a Sighișoara muy temprano por la tarde y después de acomodarnos en el hotel aprovechamos para descansar un par de horas antes de ir a explorar la ciudad.
Este es el hotel en el que nos alojamos: https://www.hilton.com/en/hotels/tgmscdi-doubletree-sighisoara-cavaler/?SEO_id=GMB-EMEA-DI-TGMSCDI

Justo detrás del hotel ya estamos en el centro donde vimos más motos de viaje por la zona
Sighișoara es pequeñita pero con solo 25.000 habitantes es una de las joyas medievales mejor conservadas de Europa del Este. Está justo en el corazón de Transilvania y también es parte de las siete ciudades fortificadas fundadas por los colonos sajones alemanes en los siglos XII-XIII.
Los sajones alemanes le dieron el nombre “Schäßburg” que significa “Castillo o ciudad fortificada del valle del río Schäß”. Más tarde, los húngaros la llamaron “Segesvár” que significa “Castillo de Seges” o “Fortaleza de Seges”. El nombre actual en rumano no es más que la derivada fonética del nombre húngaro.

Como en muchas otras ciudades el culto a la antigua Roma está presente. De hecho el rumano es lo más parecido al latín vulgar que hablaba el pueblo
Después de descansar un rato en el hotel fuimos al centro, que estaba justo detrás del mismo. Todo tiene una atmósfera de cuento de hadas y pasear por sus calles empedradas es una delicia. Allí encontraréis la casa natal de Vlad Țepeș (de los Drácula de toda la vida) que hoy es un restaurante con una exposición temática sobre este personaje. Por cierto, el cartel del restaurante es para colgar del palo mayor al que lo hizo porque sale un tío vestido de Drácula con una pinta que parece que le ha cogido el traje al abuelo en una postura de “Drácula”, con los brazos abiertos y unos dientes con colmillos más falsos que un euro de madera. Anda que no me reí con el cartel de marras.

Como en Sibiu, aquí también encontraremos alguna casa con "ojos"

Entrando en las murallas hacia la torre del reloj

Detalle del reloj y el carrillón

Plaza central
Seguimos subiendo por la cuesta que está en el centro y dimos con una placita llena de restaurantes y bares que es una delicia. La dejamos atrás y subimos hasta ver la Torre del Reloj, con un reloj mecánico muy chulo, y la ciudadela medieval que está intacta desde el siglo XVI y es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Después del paseo nos fuimos a cenar al restaurante Martini, que nos había recomendado el señor que era oriundo de la ciudad. Está a cuatro pasos de la plaza central pero ya saliendo del centro (el centro es muy pequeño) y tienen una barbacoa al aire libre.
Nos sentamos en la mesa que nos tenían reservada y, como no podía ser de otra manera, otra vez a pedir como si no hubiera un mañana. Entrantes a compartir espectaculares y carnes varias de segundo con sus respectivos caldos y refrescos. Comimos de maravilla por 731 lei (propina incluida del 10%) que son 143,41€ al cambio o, lo que es los mismo, 28,68€ por persona.

Gulash picante aderezado con pan como para una boda (@jgalvez dixit) que nos embutimos @jgalvez , @1250GSAiK y yo. Foto @1250GSAiK
Este es el restaurante en cuestión: https://www.martinisighisoara.ro/?lang=es
Aquí de nuevo nos tomamos otro helado paseando por eso de que el frío quita la sensación de lleno y tal. Ya sabéis, en nuestra línea.
Después a dormir que al día siguiente tocaba vuelta.
La anécdota del día fue que en mi habitación no había manera de encender el aire acondicionado así que bajé a recepción para decirlo. La recepcionista, una chica joven y guapa, llamó a una compañera, mayor que ella, para que lo mirase. La compañera, al llegar, le dice en rumano "Cuando un cliente joven tiene un problema vas tú corriendo pero si es viejo me llamas a mí". Lo que no sabía la señora es que entiendo el rumano y lo chapurreo y, en el ascensor, le suelto "así que te llaman a ti cuando un viejo tiene un problema ¿eh?". Como no se lo dije a malas sino en broma, se rió un montón en el ascensor. Con 53 años no me habían llamado viejo nunca pero siempre hay una primera vez. Habrá que ir acostumbrándose.
Quinto día - Sighișoara - Bucarest

Ruta Google Maps: https://maps.app.goo.gl/RxqfMRqxDaUrumXD9
Kms recorridos: 286
Al día siguiente cogimos las motos y ya directos hacia Bucarest por una carretera que no tiene nada de especial y después autopista. Cruzamos infinidad de pueblos con retenciones, tráfico muy denso, una pesadilla vamos.
Al llegar, dejamos las motos, nos cambiamos, nos revisaron que todo esté correcto y nos devolvieron la fianza.
Después llamamos unos Uber y para el hotel. En esta ocasión el hotel era este: https://hoteloldtown.ro/
No pudimos quedarnos en el del primer día porque estaba completo pero este también estaba de cine.
Fuimos a dar una vuelta por el centro histórico de Bucarest (Centrul Vechi en rumano) al que llaman la pequeña París por su mezcla de estilos arquitectónicos neoclásicos, barrocos, neorrománticos y modernistas tempranas, junto con el característico estilo local conocido como Brâncovenesc.

El centro histórico de Bucarest

Restaurante Caru cu Bere, el más famoso de Rumanía, donde se firmó la unión del país
Después fuimos a comer a un restaurante de comida tradicional rumana y un grupo de músicos nos “amenizó” la velada cantándonos en español “Bésame mucho”. No sé si es que nos vieron que lo habíamos pasado tan bien que queríamos intimar más de lo debido entre nosotros o qué pero nos reímos un rato largo.
La cena nos costó 1825 lei o, lo que es lo mismo, 358,23€, o 71,64€ por persona. Fue el más caro de todos pero era un restaurante bueno y no nos privamos de nada: buen vino y buenas viandas.
El restaurante fue este: https://lacrimisisfinti.com/

El fin de fiesta fue importante
Al día siguiente volvimos para España, madrugón Jose y yo (el avión hacia Madrid y Barcelona salía a la misma hora, las 6 de la mañana) y más tarde el de los demás a Valencia, con lo que pudieron darse una vueltecita por la mañana antes de irse.
Notas útiles
Transfăgărășan o Transalpina
En el foro siempre ha habido debate de si es mejor la Transfăgărășan o la Transalpina. La primera la nombró la mejor carretera de curvas del mundo Jeremy Clarkson, el carismático ex presentador de Top Gear, que ahora está en Amazon Prime con el programa The Grand Tour, de temática similar.
Aquí tenéis el video:
En el minuto 7:24 dice “Esta carretera no hace más que mejorar. ¡Estábamos equivocados! ¡Es mejor que el Stelvio! ¡Es la mejor carretera del mundo!
Y he de decir que estoy de acuerdo. No me malinterpretéis, la Transalpina es una maravilla también pero hay mucho más tráfico, más gente haciendo el cafre y más locales parando donde les da la gana, sobretodo en fin de semana, por lo que el disfrute, para mí, gana enteros en la Transfăgărășan.
¿Me voy con mi moto o alquilo una allí?
Pues como dice la canción, depende. Si tienes todo el tiempo del mundo y puedes cruzar Europa por carreteras secundarias y de curvas, yo iría con mi moto pero si sólo tienes una semana creo que compensa más alquilarla. Vamos a suponer que salimos de Madrid para Bucarest en nuestra moto. Los gastos medios serán los siguientes:
Gasolina: 350€
4 hoteles: 600€
Media revisión de la moto: 200€
La mitad de los neumáticos: 125€
Comidas y cenas en ruta: 150€
Todo esto son precios medios aproximados pero sale todo por 1.450€. Teniendo en cuenta que una BMW 1300 de alquiler te puede salir por una semana por unos 600 - 650€ creo que los números lo dicen todo.
Nosotros pagamos por vuelos, hoteles y moto unos 1.350€
Compañías aéreas que vuelan a Rumanía
Básicamente hay dos, TAROM (las líneas aéreas rumanas) y Wizz Air (low cost equivalente a nuestra Vueling).
Para mí, la mejor opción a la hora de escribir esta crónica es Wizz Air, muy económica, con muchas frecuencias de vuelo y relativamente cómoda. En TAROM se vuela mejor y te dan comida pero cuesta cuatro veces más y, en mi opinión, no vale la pena.
¿Pasaporte o DNI para entrar en Rumanía?
No es necesario el pasaporte, con el DNI es suficiente desde hace años. Además, desde hace poco ya son zona Schengen con lo que no pasas control de pasaportes ni al salir de España ni al llegar a Rumanía. Personalmente siempre aconsejo viajar con los dos y tener el pasaporte en un lugar separado. Así, si pierdes la cartera o el DNI no tienes problemas para salir del país.
La moneda rumana
A pesar de que están en la Unión Europea desde hace años, todavía no se les permite usar el euro hasta que su crecimiento económico no alcance un cierto nivel.
El nombre de la moneda oficial es RON (Romanian New Leu), pero para acortar se le llama LEU (singular) y LEI (en plural). Luego se dice un leu y dos lei por ejemplo.
Siempre que voy a Bucarest cambio en Dristor Change, en Str. Franceză 17 del Central Vechi de Bucarest ya que me suelo hospedar por esa zona y el cambio es razonable.
¿Dónde alquilar las motos?
En Romania Motorcycle Tours, lo tengo clarísimo. Buen servicio, motos nuevas y precio muy decente. Aquí tenéis su web: https://romaniamotorcycletours.com/motorcycle-rentals/
Roaming
No hay problema, tienen buena cobertura de antenas y hoy en día prácticamente todas las operadoras tienen roaming gratuito dentro de la Unión Europea.
Seguro de viaje
Es IMPRESCINDIBLE llevar un buen seguro sanitario con la máxima cobertura sanitaria. Yo contrato uno con AXA que tiene repatriación y cubre hasta un millón de euros, creo recordar, por menos de 50€. La Seguridad Social en Rumanía es un caos. La gente paga a las enfermeras para que les cambien sábanas y les den comida y a los médicos para que les atiendan. Eso es porque sus salarios son de risa y prácticamente viven de cobrarle al paciente. Si no pagas, no te atienden. En cambio, la privada es como en España, rápida y de calidad. Así que, como digo, es IMPRESCINDIBLE el seguro de viaje.
¿Cómo moverme por Bucarest?
Los taxis en Bucarest son un problema porque muchos intentan engañarte. En el aeropuerto, si sales por el piso que está enfrente del parking general (no el del piso de abajo) a la izquierda de la sala de llegadas encontrarás unas máquinas para pedir un taxi. Cada máquina es de una compañía y a un precio diferente pero pidiéndolo por ellas te aseguras que no te engañen. La máquina te saca un ticket con tu número de taxi y sólo tienes que esperarlo fuera. Estos taxis son de fiar.
Sin embargo, lo mejor son los UBER. Prácticos y baratísimos. Si lo pides en el aeropuerto te recogerán del parking principal que está en frente de salidas (sólo es cruzar la calle). Es lo que uso yo siempre.
Hoteles
Los hoteles del centro de Bucarest son buenos y relativamente económicos. Podéis buscarlos en booking ya que hay muchos pero lo importante es que estén en el Centro Viejo (Central Vechi). Aquí he hablado muy poco de Bucarest porque el viaje no iba específicamente de esta ciudad pero durante diez años he estado yendo cada mes por trabajo así que la conozco como la palma de mi mano. Si alguno quiere ir y quiere saber dónde comer, dónde tomarse algo o qué ver que me lo pregunte por privado sin problemas. Lo mismo con Cluj y Timisoara, las cuales conozco muy bien porque también he estado muchas veces.
Propinas en los restaurantes
Lo normal es dejar un 10% de propina aunque un 5% es aceptable. Algunos restaurantes ya incluyen la propina en la factura así que miradlo antes de pagar.
Música
A pesar de que hay locales con muy buena música, en los restaurantes (sobretodo los típicos rumanos) suelen poner música tradicional que nos puede parecer turca y, a veces, no la tienen bajita precisamente. Es un punto que nos puede agobiar. Si estáis en Bucarest en el centro la música ya es más normal en estos locales pero también la suelen tener un pelo alta.
Gasolina
Tiene un precio parecido al de España. Nada especial en este punto. Hay gasolineras por todo el país así que es fácil repostar.
Si vas con un navegador tipo Chigee o Carpuride
Es IMPRESCINDIBLE que te bajes los mapas de Google Maps o del programa que uses ya que por los puertos de montaña es fácil quedarse sin cobertura y entonces no os va a funcionar. Si tienes un navegador como el de BMW, Garmin o Tomtom no tendréis este problema.
Alcohol y conducción
Aunque a mí no me afecta ya que jamás bebo ni una gota de alcohol en moto, debéis tener en cuenta que en Rumanía la tolerancia es CERO y que están muy por la labor. Así que cuidado con beber aunque sea una cerveza porque si te paran te empapelan pero bien.
Comunicarse en Rumanía
Prácticamente todo el mundo, incluso los niños, hablan un inglés o perfecto o muy decente. De todas maneras, no es raro encontrar gente que hable español o bien por haber trabajado aquí en el caso de los hombres o bien por haberse tragado cientos de episodios de culebrones en el caso de las mujeres.
Settle Up
Por último, os aconsejo esta aplicación para controlar los gastos si vais en grupo. Cada uno va pagando una cosa y la aplicación dice quién debe más en cada momento. Luego el que debe más, paga la siguiente para equilibrar. Al final del viaje te hace los números y sabes lo que se debe y a quién. Se hacen los correspondientes bizums y todos contentos. Fácil, rápido y se sabe siempre quién pagará la próxima. Una pasada.
Nota final
No he usado IA para escribir nada de esta crónica. Los datos históricos que os he puesto son de mis apuntes del libro que publiqué sobre el país hace unos años y he considerado que os serviría de contexto para lo que vais a ver si también lo hacéis.
Por último, agradecer a mis compañeros de viaje el ambiente y las risas, ha sido una pasada viajar con vosotros. De hecho, hemos disfrutado tanto que ya estoy preparando el Rumanía 2.0 para el año que viene a otra zona menos conocida, también de curvas.

Cierro la crónica con esta foto de @kowalski gs porque los viejos rockeros nunca mueren, ni dejan de ir en moto
La última vez que fui a los Alpes la verdad es que los aborrecí: un tráfico horroroso, radares por doquier y muchas, muchísimas motos. La masificación, como en muchos otros lugares, ha hecho de las suyas también en este templo motero y yo siempre he pensado que cuando todos van a un lugar, es hora de buscar otro.
Todo tiene un comienzo
Da la casualidad que por motivos laborales he estado yendo a Rumanía muchos años y la he tenido que recorrer de cabo a rabo, y no pocas veces, por la que tengo un cierto conocimiento de qué carreteras son las que más podemos disfrutar con las motos y en qué ciudades es mejor alojarse si, además, se quiere conocer un poco el país. Otro aliciente es el económico, ya que todavía encuentras hoteles muy decentes de cuatro estrellas desde 60€ y comes espectacularmente bien por poco dinero, con menús generosos por 9€ al cambio incluso en el centro turístico de Bucarest, por ejemplo, algo que en España es ciencia ficción ahora mismo y no digamos en países como Francia, Alemania, Inglaterra, Italia o Austria que ya de por sí eran caros para nosotros pero que en los últimos cinco años el coste de la vida ha crecido en ellos de manera exponencial.
También dio la casualidad que mi amiga Maria Danescu, propietaria de la empresa ROMANIAN MOTORCYCE TOURS y propietaria de Touratech para el país, me invitó hace un par de años a asistir al Rally que ella organiza para dicha marca al que acudí con otro amigo forero, @Earendir, y recorrimos ya parte del país, entrando por la ciudad de Timișoara, al noreste del país, recorriendo ya las zonas que voy a describir en esta crónica además de muchas otras. Me lo pasé tan bien con la moto que tenía decidido volver y la ocasión se presentó en la Nacional del año pasado.
Siempre digo que nuestra Concentración Nacional no es una concentración al uso ya que ni es masiva ni es alocada. Diría que es una extensión del foro para hablar de motos los mismos que lo hacemos aquí pero cara a cara. Hablar de estos temas en persona es mucho más gratificante, no existen los malentendidos que puede haber en el foro por debatir de manera escrita y, lo que es mejor, conoces a gente de cualquier punto de España. Tanto es así que algunos de ellos se convierten en buenos amigos y la Nacional es también la excusa para verlos una vez al año. De hecho, la prueba está en que si acudes, posiblemente repitas.
Y en esa Nacional compartí mesa con algunos foreros que ya conocía y otros nuevos con los que, a la postre, se organizó este viaje a Rumanía.
Logística
El primer problema no fue otro que el del maldito tiempo. Rumanía está en la otra punta de Europa con lo que necesitas dos o tres días para llegar y otros tantos para volver por autopista, con el consiguiente desperdicio de tiempo y dinero. Como sólo teníamos una semana decidimos optar por volar hasta Bucarest, la capital, y alquilar las motos en la empresa de Maria Danescu, antes mencionada, sobre la cual publicamos en el foro una entrevista la cual podéis leer aquí: https://www.bmwmotos.com/es/blog/entrevista-a-maria-danescu-137/ y las motos las reservamos en esta dirección de su web: https://romaniamotorcycletours.com/motorcycle-rentals/
Para llevar el equipo de moto utilizamos estas bolsas especiales donde cabe todo el equipo de moto y, además, tu ropa normal. Son muy cómodas y no son caras.

Esta es la bolsa de equipo de moto que uso, una Acerbis con ruedas
Aquí hago un alto para hablaros de coste.
Los vuelos y los hoteles para todos los días nos costaron alrededor de 800€.
Las motos nos costaron cada una entre 550€ y 650€ dependiendo si era una moto más pequeña o más grande.
Así que podemos calcular que a la hora de escribir esta crónica el vuelo + hoteles + moto sale por entre 1350€ y 1450€ por prácticamente una semana, aunque os daré más precios con la crónica día a día y un resumen al final.
Las motos alquiladas fueron:
@jgalvez una BMW R 1300 GS
@kowalski gs una BMW R 1300 GS
@1250GSAiK una BMW R 1300 GS
@Ramon G. una HD Panamerica
Y yo una BMW R 1300 GS Adventure con ASA.
Las motos están aseguradas a todo riesgo pero ojo, que tienen una franquicia de 1.000€ que te cargan en la tarjeta de crédito y te liberan cuando entregas la moto sin percances. Es decir, si te pasa algo, los primeros 1.000€ los pagas tú, algo que entra dentro de lo normal cuando se alquila una moto grande.
También comentar que tienen un kilometraje diario máximo de 300 kms. Si te pasas te cobran 0,4€ por kilómetro extra. Como nuestras rutas no excedieron en demasía ese kilometraje pagamos un extra de unos 30€ aproximadamente por moto, si no recuerdo mal. Hay que tener en cuenta que las carreteras por las que estuvimos son lentas y estás bastantes horas para recorrer 300 kilómetros.
Como anécdotas os diré que la HD fue la única que dio problemas, aunque pudimos acabar el viaje con ella en marcha, y la Adventure que alquilé era exactamente igual que la que había pedido y eso me permitió probar el ASA y demás equipamiento antes de que me llegara. Es más, me llegó el mismo día que volvía de este viaje y pude comprobar de primera mano las mejoras que hay entre el modelo 2025 (la alquilada) y el modelo 2026 (la mía), que no son pocos y las podréis leer en la prueba que se va a lanzar en la newsletter del foro de octubre.
Primer día - Llegada
Llegamos a Bucarest desde diferentes lugares de España. Santi, Ramón y Pepe desde Valencia, Jose desde Madrid y yo desde Menorca vía Barcelona. Todos usamos la misma compañía aérea, Wizz Air, que es la que tiene mejores conexiones con Rumanía con una alta frecuencia de vuelos semanales a Bucarest, Cluj y Timisoara. Nosotros volamos a Bucarest que es donde estaban las motos.
El primero en llegar fui yo por la mañana y después de dejar los trastos en el hotel me fui a cambiar algo de dinero. La moneda rumana es el Leu (Lei en plural) y hay un cambio de moneda justo en el centro que tiene un cambio muy bueno y es donde voy siempre. Se llama Dristor Change y su dirección es Str. Franceză 17, pero casi es más fácil buscar en Google Maps Dristor Kebab porque está enfrente.
Aunque las tarjetas de crédito están aceptadas en todo el país sin problemas, en algún bar de algún puerto de montaña no se puede pagar con ellas porque no hay cobertura, así que conviene llevar algo de efectivo. Con 50€ es suficiente porque el 95% de las veces podréis pagar con tarjeta.
Después fui a comer a un restaurante con un menú muy decente por 9€ al cambio que se llama Arcade. https://arcadecafe.ro/

Esperando la comida en el Arcade Café del centro de Bucarest
Di una vuelta por la ciudad y a media tarde llegó Jose desde Madrid, se duchó y nos fuimos a cenar. Cenamos en el Freddo Garden también en el centro, otro de los restaurantes al que suelo ir cuando voy a la Bucarest https://freddogarden.ro/

Cena en Freddo Garden con Jose
Por la noche, de madrugada, vino el resto del Comando Rumanía desde Valencia. Los pobres durmieron poquísimo esa noche porque el avión llegó a una hora intempestiva y nos teníamos que levantar pronto para ir a por las motos.
El hotel en el que nos quedamos en Bucarest la primera noche fue este: https://www.europaroyalebucharest.com/
Segundo día - Recogida de motos, Transfăgărășan y Sibiu

Ruta Google Maps: https://maps.app.goo.gl/XwxHty7NLdTs9oeD7
Kms recorridos: 317

Las motos nos estaban esperando en Romania Motorcycle Tours
Recogimos las motos a las nueve de de mañana. Rellenamos papeleo, pasaporte o DNI y VISA para pagar la fianza. Nos cambiamos en una carpa que tienen para eso en la que también puedes dejar las bolsas del equipo, la que se ve al fondo en la foto de arriba, y salimos de Bucarest rumbo a Transilvania.
Rumanía es un país con mucho tráfico en sus ciudades así que nos armamos de paciencia para salir de Bucarest. Mucho camión, mucho coche y unas carreteras bacheadas no es que sean el ideal de un motero, pero hay que decir que se respeta bastante a las motos, y coches y camiones se van apartando para que tú puedas pasar entre ellos en las retenciones. Poco después empezó a mejorar el tráfico y enfilamos la ruta hacia el norte, por la Transfăgărășan.
Esta carretera de unos 90 kms de longitud atraviesa las montañas Făgăraș (de ahí su nombre) y forma parte de la cordillera de los Cárpatos Meridionales. Su altitud máxima es de 2.042 metros sobre el nivel del mar, en el Paso de Bâlea, y fue construida por el dictador Nicolae Ceaușescu entre 1970 y 1974 como una vía de escape rápida por miedo a que la URSS les invadiera, como había hecho poco antes con Checoslovaquia.
El ejército fue el que la construyó y murieron decenas de soldados durante las obras debido a las condiciones extremas en la que trabajaban.
Cabe destacar el lago Bâlea, que está situado en la cima del paso y es un lago glaciar espectacular.

Parada para la foto de rigor en la Transfăgărășan
Pasada la ciudad de Pitești empezó lo bueno, curvas y más curvas. A medida que íbamos subiendo el día se iba cerrando y al llegar arriba no pudimos disfrutar de las vistas del lago Bâlea debido a la densa niebla que apareció, pero aprovechamos para tomarnos un tentempié allí mismo junto a las motos.

La niebla nos impidió ver el lago pero aprovechamos para comer algo
Normalmente la idea era no pararnos a comer una buena comida al mediodía sino desayunar fuerte en el hotel, comer algo ligero en ruta y llegar a una hora prudente a la ciudad donde pasaríamos la noche para darnos tiempo a ducharnos, cambiarnos y visitarla, para acabar la jornada con una buena cena.

El chiringuito tenía carne a la brasa y morcillas. Foto @kowalski gs
Aquí hago un inciso para comentaros que Rumanía es el país que tiene más osos de Europa, básicamente porque Ceaușescu tenia prohibido cazarlos ya que así él se aseguraba traer algún trofeo grande cuando iba a hacerlo (dicho de otra manera, el único que podía cazar en su país era él) y esto, curiosamente, hizo que se preservaran los osos como no se ha hecho en ningún otro lugar del continente, habiendo en el país más de 7.000.
Cuando entréis en la Transfăgărășan veréis infinidad de carteles prohibiendo parar y dar comida a los osos, pero como hay infinidad de idiotas que lo hacen estos han cambiado el comportamiento y muchos se dedican a esperar en los arcenes de la carretera esperando que los turistas (repito, idiotas) se paren y les den comida. Y eso es lo que hacen, así que veréis osos seguro. Mi consejo es no parar porque aunque la mayoría de las veces no hacen nada, se han dado casos (y no pocos) en los cuales se han abalanzado sobre los turistas e incluso los han matado “demandando” más comida.
Por muy simpáticos y bonachones que los veamos no hay que perder la perspectiva que el oso pardo es un formidable depredador que llega a una longitud de 2,5 metros y a pesar 400 kilos, tiene una presión de mordida el doble de potente que la de un león africano y unas garras que llegan a medir nada menos que 12 centímetros que pueden causar el mismo corte que un cuchillo táctico KA-BAR Short usado en en combate (buscadlo en YouTube y alucinaréis). Así que si uno de ellos se mosquea contigo porque lo que le has dado de comer no le gusta, o cree que no le has dado suficiente o simplemente haya tenido un mal día, tampoco te servirá de nada correr ya que su velocidad máxima es de 50 km/h.
Nosotros vimos dos osos pero no paramos y a mí, personalmente, me dio hasta rabia ver la miríada de gente, casi todos locales, parados y echándoles comida incluso desde fuera de los coches. Como siempre, los humanos somos idiotas y hemos cambiado su manera de vivir con este comportamiento.


Esto es lo que puede pasar si te paras a ver a los osos, que parecen amables y dóciles
Pero bueno, sigo que me disperso.
Al ir bajando el cielo se abrió de nuevo, la llovizna desapareció, al igual que la niebla, y calorcito otra vez en la llegada a Sibiu.
Durante los siglos XII y XII los reyes húngaros invitaron a grupos de sajones alemanes, ya que entonces Transilvania pertenecía a Hungría, para que fortificasen la frontera oriental del reino (o sea, Transilvania), desarrollasen le economía mediante el comercio, la artesanía y también modernizando la agricultura, y fundaran y protegiesen ciudades.
En esa época el nombre que se le dio a Transilvania era “Siebenbürger”, que significa “Ciudad amurallada o fortificada” y a estos sajones se les llamaba "Siebenbürger Sachsen” cuyo significado literal es “Sajones de Transilvania”.
Estas son las ciudades más importantes que fundaron y, en negrita, tenéis las que visitamos en este viaje:
- Sibiu (Hermannstadt)
- Brașov (Kronstadt)
- Bistrița (Bistritz)
- Sighișoara (Schäßburg)
- Mediaș (Mediasch)
- Sebeș (Mühlbach)
- Cluj-Napoca (Klausenburg)
Podíamos haber incluido el Castillo de Bran, mal llamado Castillo de Drácula porque nunca vivió allí aunque sí lo visitó, la preciosa Brașov con su Catedral Negra llamada así porque se incendió pero no se quemó o el Palacio de Peleș, uno de los más importantes de Europa en el siglo XIX y el primero en disponer de agua corriente caliente y fría y electricidad, si no recuerdo mal. Os dejo aquí esta información por si tenéis más días que nosotros y lo queréis visitar, ya que vale la pena.
Pero volvamos a Sibiu. Esta ciudad, de 150.000 habitantes, fue construida en el siglo XXII por estos colonos sajones alemanes los cuales la llamaron “Hermannstadt” o, en castellano, “La ciudad de Hermann”. Se cree que el tal Hermann era un líder de los colonos pero no está demostrado.
Luego esta ciudad es preciosa debido a su herencia histórica, llena de plazas, casas con las ventanas típicas de la región que parecen ojos y una maravillosa muralla que aún se conserva.
Llegamos a una hora prudente y el hotel estaba a muy pocos metros del centro con un aparcamiento vigilado en su propio patio, justo delante de recepción, y unas habitaciones magníficas, grandes, modernas, limpias y cómodas. Y además se veían las motos desde la ventana.

Párking cerrado del hotel de Republique de Sibiu. En primer plano, la HD infiltrada que alquiló @Ramon G.
El hotel se llama Hotel Republique y su web es: https://republique.ro/
Después de ducharnos visitamos la ciudad. Entramos en el centro atravesando la puerta amurallada y la zona peatonal, donde se pueden ver muchos locales con sus terrazas para tomar algo. Nos dirigimos a la Piața Mare (Gran Plaza) que es una maravilla, con un sinfín de edificios alucinantes que albergan museos, palacios, restaurantes y más terrazas.

Zona peatonal que va hacia las plazas del centro de la ciudad
Después de las fotos turísticas de rigor andamos unos pocos metros más hasta llegar a la Piața Mica (Pequeña Plaza). Una coqueta placita con más terrazas y con los edificios típicos de la zona y sus ventanas que parecen ojos. En ella nos sentamos en un bar y algunos pidieron la cerveza “Ciuc”, típica de Rumanía, mientras otros pedimos las refrescantes limonadas con menta famosas de la zona.

Gran Plaza de Sibiu con impresionantes edificios

En la Pequeña Plaza veremos los característicos edificios con "ojos"
Después nos fuimos a cenar a un restaurante típico llamado "Crama Sibiul Vechi” cuya traducción sería algo así como "La bodega del viejo Sibiu”, una suerte de bodega/asador parecida a los que tenemos en España.
Se trata de un restaurante de comida típica de la zona en el que nos atendió un camarero que hablaba un perfecto español porque había estado trabajando en Extremadura para, según sus propias palabras, “ahorrar dinero para montar un negocio al volver” pero nos confesó que se lo gastaba todo de fiesta por ahí y por Ibiza. Era un tío muy simpático por lo que dejamos en sus manos la elección de los platos de la cena y la verdad es que acertamos.
Como entrantes nos trajo diferentes tipos de sopas de la zona, a cual mejor, y de segundo carnes locales, cerdo y ternera sobretodo. Todo esto lo regamos con vino de Moldavia, cerveza y unas limonadas más para los que no somos cerveceros. Como colofón, nos trajo un postre típico llamado Papanasi que es una especia de buñuelo grande frito de queso dulce coronado por una bola de nata agria y mermelada. Riquísimo. Precio de todo para cinco personas: 538,30 lei o, lo que es lo mismo 105,58€, algo menos de 22€ por persona. Ya me diréis en España dónde se come así por este precio, y eso que incluimos un 10% de propina. Casi nada, igual que aquí.
Después de la cena, andamos un poco para bajar todo esto y a dormir.

Cenamos de maravilla en el "Crama Sibiul Vechi"

Fantásticas recomendaciones del camarero
Tercer día - Sibiu - Transalpina - Cluj

Ruta Google Maps: https://maps.app.goo.gl/cjh4eRHvH47yuAkq8
Kms recorridos: 348
Después de un buen desayuno cogimos las motos y nos dirigimos al sur por unas carreteras majas y con curvitas a ritmo, pero cambiando de dirección al llegar a Brezoi hacia el oeste por la 7A hasta Obârşia Lotrului, donde enlazamos con otra carretera mítica, la Transalpina.
Y como no podía ser de otra manera en mí, un poco de contexto histórico.
La Transalpina, también conocida por DN57C (de hecho, es más probable que la encontréis por esta denominación en los mapas) es la carretera más alta del país, superando en altitud máxima a la misma Transfăgărășan, con 2.145 metros en el paso Urdele por 2.042 mts que tiene la Transfăgărășan en Bâlea. También supera a esta en longitud con 148 kms por 90 kms de la Transfăgărășan.

Entrando en la Transalpina. Foto @1250GSAiK
Originalmente era conocida por “El camino del diablo” porque se decía que sólo él podía recorrerla sin miedo debido a su dureza, ya que pasaba por montañas muy abruptas, pasos nevados y zonas completamente deshabitadas. Los lugareños contaban historias sobre espíritus, lobos y fuerzas oscuras que lo transitaban causando todo tipo de problemas a los hombres que se aventuraban a recorrerlo.
En la tradición rumana el diablo (Dracul o Dracul cel rău) aparece con frecuencia en leyendas relacionadas con caminos perdidos, montañas y engaños. Además, al no saber quién había construido el camino se le atribuía a fuerzas sobrenaturales. De nuevo salía a colación el Diablo y se decía que este lo había trazado para perder a los viajeros o que nadie regresaba igual después de cruzarlo. La verdad es que era más una zona ancestral de pastoreo que una vía de comunicación entre pueblos que poco a poco se fue utilizando para ello.
La carretera atraviesa los Montes Parâng, con paisajes rocosos, solitarios y muchas veces envueltos en niebla. Durante el reinado de Carlos II de Rumanía, fue mejorada y parcialmente asfaltada por el ejército alemán en los años 30. Durante décadas permaneció sin asfaltar en su mayor parte hasta que el gobierno rumano la renovó entre los años 2009 y 2012 pero aún así encontraremos zonas con muy mal asfalto o sin asfaltar, aunque estos últimos son raros hoy en día.

Parada con foto de rigor en la Transalpina. Foto @1250GSAiK
Después de todo este rollo histórico os puedo decir que la carretera es una pasada. Perfecta si llevas una moto trail. Asfalto de aquella manera, bacheado, roto, con tierra, encontramos de todo. Se puede ir a ritmo y es una gozada pero hay que ir con cuidado porque hay muchos caminos que convergen en ella y te puede salir un lugareño en cualquier momento. La vez anterior que la recorrí en moto una señora mayor se paró justo en el ápice de una curva ciega PARA COGER BAYAS. Y ya me veis a mí cogiendo esa curva alegremente y llevándome un susto monumental cuando me la encontré en plena trazada. Me tiré al otro carril sin pensar y gracias a Dios que no venía nadie por el lado contrario porque, si no, no lo cuento.

Vista panorámica. Foto @1250GSAiK
Además, esta carretera es campo abonado para todos los quemados con motos RR de la zona y creedme que van muy locos. El año pasado nos pasaron dos con RR en una curva con línea continua y sin visibilidad y, además, adelantaron a tres o cuatro coches que había delante y nos los encontramos accidentados unos pocos kilómetros más adelante con uno de ellos en estado grave y la ambulancia intentando reanimarlo. Pero no sólo eso, también es fácil encontrar deportivos de alta gama yendo a todo gas e invadiendo el carril contrario. En este viaje incluso encontramos unos coches de rallies haciendo de las suyas.
No quiero que lo que digo os persuada de recorrerla. Se tiene que recorrer porque merece mucho la pena y es muy divertida pero hay que ir con algo de precaución. Así, pues, disfrutad de ella pero tened un poco más cuidado del que tenéis habitualmente, sobretodo si es fin de semana.
De nuevo, a medio camino paramos en un merendero a tomar algo ligero y seguimos sin incidencias hacia Cluj.

Parando en un merendero de la Transalpina para tomar algo
Esta ciudad, de 325.000 habitantes, está considerada la capital no oficial de Transilvania. Y digo no oficial porque Transilvania, como tal, no es una región administrativa. Es una ciudad fantástica, que me recuerda a una suerte de Viena en pequeño, con muchísima vida y gente joven ya que es una de las ciudades con más afluencia de estudiantes en Erasmus, llegando a tener más de 100.000 de ellos en periodo de clases.
Fue fundada por los romanos en el siglo II después de Cristo con el nombre de Napoca, cuyo significado no está claro pero hay una serie de teorías que dicen que podía venir de una palabra Dacia relacionada con un lugar sagrado. Otra teoría sugiere que podría referirse a una palabra de origen indoeuropeo con un significado de “valle” o “lugar fortificado”. Por último se especula que, simplemente, es el nombre que le dieron los romanos que la crearon.
En el siglo XII, en plena edad media y tras el abandono del asentamiento por parte de los romanos, el nuevo asentamiento fue llamado “Castrum Clus” o “Castrum Cluz”. “Clus” deriva del latín “clusa” cuyo significado es “cerrado” y “castrum” significa “campamento militar” o “fortaleza”. Luego está claro que el nombre significa fortaleza amurallada. En este siglo se menciona por primera vez este nombre que derivaría posteriormente a Cluj.
Pero claro, por aquí pasó todo quisqui y los húngaros llamaron a la ciudad “Kolozsváren” en el siglo XIII. De hecho lo que hicieron fue traducir al húngaro el nombre ya que “Kolozs” significa “Cluj” y “Vár” significa “ciudad”.
Y, en este mismo siglo, nos encontramos con nuestros amigos los sajones de Transilvania que, como recordaréis, fueron invitados por los húngaros para mejorar la zona. Estos la llamaron “Klausenburg” que en castellano significa “Ciudad de Klaus”. Y aunque no está claro quien era el tal Klaus, este nombre ha perdurado junto con el oficial de Cluj que recibió en el año 1918, ya que en Transilvania hay una inmensa mayoría de habla húngara o, mejor dicho, bilingüe. Así, pues, en muchas ocasiones se usan los dos nombres conjuntamente.
Por último, en el año 1974 Nicolae Ceaușescu le dio su nombre definitivo y la llamó Cluj-Napoca. Simplemente le añadió el nombre original para reafirmar el legado latino y no el húngaro. Es decir, una maniobra política en toda regla. Pero aunque este sea el nombre oficial todo el mundo la llama simplemente Cluj y es que la lengua siempre busca la forma más óptima de expresarse por muchos tintes políticos que le queramos dar, al final son los propios hablantes los que modifican el idioma y deciden los nombres.
Pero de nuevo divago con rollos históricos y ya debéis estar hasta la coronilla. Vamos al lío que esto va de motos.
Llegamos a media tarde a un hotel con parking propio, también en cerca del centro y que era una pasada. Dejamos las motos, nos duchamos y de nuevo nos dirigimos al centro para ver la ciudad.
El hotel en cuestión es este: https://www.hilton.com/en/hotels/cljcpdi-doubletree-cluj-city-plaza/?SEO_id=GMB-EMEA-DI-CLJCPDI

El hotel donde nos alojamos en Cluj con parking cubierto detrás. Foto @1250GSAiK
Callejear por esta ciudad es una pasada, como todas las fundadas por los sajones alemanes, porque es muy monumental y está llena de edificios espectaculares. Nos dirigimos a la plaza principal, cuyo nombre es Piața Unirii, y paseamos por ella disfrutando de la iglesia de San Miguel, recientemente restaurada, y la majestuosa estatua del Rey Matias Corvino. No me voy a enrollar mucho con él pero fue uno de los más importantes del Renacimiento por su dedicación a salvaguardar el conocimiento, ser mecenas de las artes, protector de la ciencia y de la imprenta en una época en la que aún se consideraban brujería, y por crear la Biblioteca Real, una de las más grandes e importantes de la época.

En la Piața Unirii encontrareis muchos bares y restaurantes y la estatua de Matias Corvino junto a la iglesia de San Miguel
Era un rey muy querido y respetado por el pueblo que tuvo sus más y sus menos con un señor llamado Vlad Basarad (el nombre de su dinastía o apellido), también conocido por Vlad III de Valaquia, también conocido por Vlad Țepeș (Țepeș es empalador en rumano), y, por último, también conocido por Vlad Drăculea (hijo del dragón o… del diablo), el que dio el origen del mito de Drácula, aunque el culpable de eso es el inglés Bram Stoker que basó el personaje en un libro que leyó en la Biblioteca del Museo Británico llamado “An Account of the Principalities of Wallachia and Moldavia” o, lo que es lo mismo "Una descripción de los principados de Valaquia y Moldavia” escrito por un diplomático inglés destinado allí (Stoker nunca visitó Rumanía). En él vio que Dracul también significaba Diablo y ya la tenemos liada con Drácula.
Aquí hago un inciso para los que habéis visto las infames películas de Underworld, aquellas de hombres lobo contra vampiros. Si os acordáis, unos pertenecían al linaje de los Corvino y otros a los Dracul. Al menos se documentaron un mínimo antes de hacer las películas. Algo es algo, el que no se consuela es porque no quiere.
Y, queridos amigos, después de deleitaros con otra tediosa lección de historia volvamos al viaje de estos intrépidos foreros en busca de las curvas rumanas (las de las carreteras, no me seáis malpensados que ya tenemos una edad).
Como os iba diciendo, después de disfrutar de todo esto nos sentamos en una terraza de la plaza y, como siempre, algunos pidieron cervezas locales y otros nuestras refrescantes limonadas con menta. Después deambulamos por las calles adyacentes a la plaza, donde se pueden encontrar una miríada de restaurantes por calles empedradas que me recuerdan en gran medida al Trastevere de Roma pero sin pintadas y en mucho mejor estado.

En las calles aledañas a la Piața Unirii encontramos palacetes, algunos de ellos reconvertidos en comercios y ,en las, callejuelas restaurantes y bares
Siempre que voy a Cluj me gusta ir a cenar a un restaurante llamado Garlic (ajo) cuyo eslogan es “bites and tales” o, lo que es lo mismo “mordiscos y cuentos” en clara referencia a las leyendas de vampiros y el ajo para auyentarles. Pero no os creáis que es un local viejo, se trata de un moderno restaurante donde todo recuerda a estos seres en plan de broma. En la carta hay muchos platos basados en el ajo, todos ellos riquísimos, y allí pedimos unos entrantes a base de ajo para compartir y después cada uno tomó una carne. En mi caso unas fantásticas costillas de cerdo que quitaban el hipo. Todo ello regado con las consabidas cervezas, vino, limonadas y postre. La cena nos costó aquí 681 lei rumanos propina del 10% incluida lo que vienen a ser 133,56€. O sea 26,71€ por barba. Otro regalo.
Pero lo más divertido del restaurante, para mí, no es la carta sino los baños, los cuales están decorados con motivos muy graciosos y modernos de vampiros y toda la parafernalia de la zona.
Aquí tenéis la web del restaurante: https://www.bistrogarlic.ro/
Después de la cena otro paseo y, como no estamos bien de la cabeza, unos helados en el centro. Más que nada para bajar la comida porque es de sobras conocido que el frío encoge el estómago y quita la sensación de estar “lleno a reventar”.

Entrantes a base de ajo en Garlic. Foto @1250GSAiK
Cuarto día - Cluj - Sighișoara pasando por Cămărașu, Reghin y Gheorgheni

Ruta Google Maps: https://maps.app.goo.gl/c4tB9MWDfQk3viKn8
Kms recorridos: 336, aunque al final fueron menos porque la Harley nos impidió hacer la ruta completa.
Después del desayuno de rigor enfilamos por la carretera que pasa por Cămărașu. Es una carretera secundaria de buen asfalto y curvas pero con menos tráfico que en los puertos de montaña, lo cual agradecimos para ir a ritmo. Las vistas son preciosas con verdes praderas a cada lado de la carretera y pasando por pueblos todos ellos salpicados de iglesias ortodoxas con sus características cruces de tres barras que son diferentes a las rusas porque no se llevan muy bien con ellos precisamente.
Entre Reghin y Gheorgheni paramos a tomar algo en un pueblo donde encontramos de nuevo a otro paisano que había trabajado en España y hablaba un español perfecto. Resultó ser oriundo de Sighișoara y nos recomendó un restaurante para ir a cenar así que reservamos desde ese bar mismo.
Todo iba bien hasta que la Panamerica empezó a fallar. Apareció un triángulo de advertencia en el cuadro y, de repente, se paró. Al poco volvió a arrancar pero de vez en cuando hacía cosas raras así que llamamos a Maria, la propietaria de la empresa de alquiler de motos, y le preguntamos si seguíamos o si nos mandaba una grúa. Nos preguntó si la moto arrancaba y al decirle que sí nos dijo que siguiéramos y así hicimos.

Parada en ruta porque a la HD le dio por hacer cosas raras. Foto @kowalski gs
Ramón pasó a circular el segundo por si se paraba y acortamos en Reghin tirando directamente hacia Sighișoara. Desgraciadamente nos perdimos todo el arco de la ruta que te lleva por valles, puertos de montaña y bosques al final de la misma. Yo ya lo conocía pero la pena fue que la Harley no dejó que los compañeros disfrutasen de este tramo. Bueno, siempre hay que dejar algo para un próximo viaje, dice un amigo mío.
Llegamos a Sighișoara muy temprano por la tarde y después de acomodarnos en el hotel aprovechamos para descansar un par de horas antes de ir a explorar la ciudad.
Este es el hotel en el que nos alojamos: https://www.hilton.com/en/hotels/tgmscdi-doubletree-sighisoara-cavaler/?SEO_id=GMB-EMEA-DI-TGMSCDI

Justo detrás del hotel ya estamos en el centro donde vimos más motos de viaje por la zona
Sighișoara es pequeñita pero con solo 25.000 habitantes es una de las joyas medievales mejor conservadas de Europa del Este. Está justo en el corazón de Transilvania y también es parte de las siete ciudades fortificadas fundadas por los colonos sajones alemanes en los siglos XII-XIII.
Los sajones alemanes le dieron el nombre “Schäßburg” que significa “Castillo o ciudad fortificada del valle del río Schäß”. Más tarde, los húngaros la llamaron “Segesvár” que significa “Castillo de Seges” o “Fortaleza de Seges”. El nombre actual en rumano no es más que la derivada fonética del nombre húngaro.

Como en muchas otras ciudades el culto a la antigua Roma está presente. De hecho el rumano es lo más parecido al latín vulgar que hablaba el pueblo
Después de descansar un rato en el hotel fuimos al centro, que estaba justo detrás del mismo. Todo tiene una atmósfera de cuento de hadas y pasear por sus calles empedradas es una delicia. Allí encontraréis la casa natal de Vlad Țepeș (de los Drácula de toda la vida) que hoy es un restaurante con una exposición temática sobre este personaje. Por cierto, el cartel del restaurante es para colgar del palo mayor al que lo hizo porque sale un tío vestido de Drácula con una pinta que parece que le ha cogido el traje al abuelo en una postura de “Drácula”, con los brazos abiertos y unos dientes con colmillos más falsos que un euro de madera. Anda que no me reí con el cartel de marras.

Como en Sibiu, aquí también encontraremos alguna casa con "ojos"

Entrando en las murallas hacia la torre del reloj

Detalle del reloj y el carrillón

Plaza central
Seguimos subiendo por la cuesta que está en el centro y dimos con una placita llena de restaurantes y bares que es una delicia. La dejamos atrás y subimos hasta ver la Torre del Reloj, con un reloj mecánico muy chulo, y la ciudadela medieval que está intacta desde el siglo XVI y es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Después del paseo nos fuimos a cenar al restaurante Martini, que nos había recomendado el señor que era oriundo de la ciudad. Está a cuatro pasos de la plaza central pero ya saliendo del centro (el centro es muy pequeño) y tienen una barbacoa al aire libre.
Nos sentamos en la mesa que nos tenían reservada y, como no podía ser de otra manera, otra vez a pedir como si no hubiera un mañana. Entrantes a compartir espectaculares y carnes varias de segundo con sus respectivos caldos y refrescos. Comimos de maravilla por 731 lei (propina incluida del 10%) que son 143,41€ al cambio o, lo que es los mismo, 28,68€ por persona.

Gulash picante aderezado con pan como para una boda (@jgalvez dixit) que nos embutimos @jgalvez , @1250GSAiK y yo. Foto @1250GSAiK
Este es el restaurante en cuestión: https://www.martinisighisoara.ro/?lang=es
Aquí de nuevo nos tomamos otro helado paseando por eso de que el frío quita la sensación de lleno y tal. Ya sabéis, en nuestra línea.
Después a dormir que al día siguiente tocaba vuelta.
La anécdota del día fue que en mi habitación no había manera de encender el aire acondicionado así que bajé a recepción para decirlo. La recepcionista, una chica joven y guapa, llamó a una compañera, mayor que ella, para que lo mirase. La compañera, al llegar, le dice en rumano "Cuando un cliente joven tiene un problema vas tú corriendo pero si es viejo me llamas a mí". Lo que no sabía la señora es que entiendo el rumano y lo chapurreo y, en el ascensor, le suelto "así que te llaman a ti cuando un viejo tiene un problema ¿eh?". Como no se lo dije a malas sino en broma, se rió un montón en el ascensor. Con 53 años no me habían llamado viejo nunca pero siempre hay una primera vez. Habrá que ir acostumbrándose.
Quinto día - Sighișoara - Bucarest

Ruta Google Maps: https://maps.app.goo.gl/RxqfMRqxDaUrumXD9
Kms recorridos: 286
Al día siguiente cogimos las motos y ya directos hacia Bucarest por una carretera que no tiene nada de especial y después autopista. Cruzamos infinidad de pueblos con retenciones, tráfico muy denso, una pesadilla vamos.
Al llegar, dejamos las motos, nos cambiamos, nos revisaron que todo esté correcto y nos devolvieron la fianza.
Después llamamos unos Uber y para el hotel. En esta ocasión el hotel era este: https://hoteloldtown.ro/
No pudimos quedarnos en el del primer día porque estaba completo pero este también estaba de cine.
Fuimos a dar una vuelta por el centro histórico de Bucarest (Centrul Vechi en rumano) al que llaman la pequeña París por su mezcla de estilos arquitectónicos neoclásicos, barrocos, neorrománticos y modernistas tempranas, junto con el característico estilo local conocido como Brâncovenesc.

El centro histórico de Bucarest

Restaurante Caru cu Bere, el más famoso de Rumanía, donde se firmó la unión del país
Después fuimos a comer a un restaurante de comida tradicional rumana y un grupo de músicos nos “amenizó” la velada cantándonos en español “Bésame mucho”. No sé si es que nos vieron que lo habíamos pasado tan bien que queríamos intimar más de lo debido entre nosotros o qué pero nos reímos un rato largo.
La cena nos costó 1825 lei o, lo que es lo mismo, 358,23€, o 71,64€ por persona. Fue el más caro de todos pero era un restaurante bueno y no nos privamos de nada: buen vino y buenas viandas.
El restaurante fue este: https://lacrimisisfinti.com/

El fin de fiesta fue importante
Al día siguiente volvimos para España, madrugón Jose y yo (el avión hacia Madrid y Barcelona salía a la misma hora, las 6 de la mañana) y más tarde el de los demás a Valencia, con lo que pudieron darse una vueltecita por la mañana antes de irse.
Notas útiles
Transfăgărășan o Transalpina
En el foro siempre ha habido debate de si es mejor la Transfăgărășan o la Transalpina. La primera la nombró la mejor carretera de curvas del mundo Jeremy Clarkson, el carismático ex presentador de Top Gear, que ahora está en Amazon Prime con el programa The Grand Tour, de temática similar.
Aquí tenéis el video:
Y he de decir que estoy de acuerdo. No me malinterpretéis, la Transalpina es una maravilla también pero hay mucho más tráfico, más gente haciendo el cafre y más locales parando donde les da la gana, sobretodo en fin de semana, por lo que el disfrute, para mí, gana enteros en la Transfăgărășan.
¿Me voy con mi moto o alquilo una allí?
Pues como dice la canción, depende. Si tienes todo el tiempo del mundo y puedes cruzar Europa por carreteras secundarias y de curvas, yo iría con mi moto pero si sólo tienes una semana creo que compensa más alquilarla. Vamos a suponer que salimos de Madrid para Bucarest en nuestra moto. Los gastos medios serán los siguientes:
Gasolina: 350€
4 hoteles: 600€
Media revisión de la moto: 200€
La mitad de los neumáticos: 125€
Comidas y cenas en ruta: 150€
Todo esto son precios medios aproximados pero sale todo por 1.450€. Teniendo en cuenta que una BMW 1300 de alquiler te puede salir por una semana por unos 600 - 650€ creo que los números lo dicen todo.
Nosotros pagamos por vuelos, hoteles y moto unos 1.350€
Compañías aéreas que vuelan a Rumanía
Básicamente hay dos, TAROM (las líneas aéreas rumanas) y Wizz Air (low cost equivalente a nuestra Vueling).
Para mí, la mejor opción a la hora de escribir esta crónica es Wizz Air, muy económica, con muchas frecuencias de vuelo y relativamente cómoda. En TAROM se vuela mejor y te dan comida pero cuesta cuatro veces más y, en mi opinión, no vale la pena.
¿Pasaporte o DNI para entrar en Rumanía?
No es necesario el pasaporte, con el DNI es suficiente desde hace años. Además, desde hace poco ya son zona Schengen con lo que no pasas control de pasaportes ni al salir de España ni al llegar a Rumanía. Personalmente siempre aconsejo viajar con los dos y tener el pasaporte en un lugar separado. Así, si pierdes la cartera o el DNI no tienes problemas para salir del país.
La moneda rumana
A pesar de que están en la Unión Europea desde hace años, todavía no se les permite usar el euro hasta que su crecimiento económico no alcance un cierto nivel.
El nombre de la moneda oficial es RON (Romanian New Leu), pero para acortar se le llama LEU (singular) y LEI (en plural). Luego se dice un leu y dos lei por ejemplo.
Siempre que voy a Bucarest cambio en Dristor Change, en Str. Franceză 17 del Central Vechi de Bucarest ya que me suelo hospedar por esa zona y el cambio es razonable.
¿Dónde alquilar las motos?
En Romania Motorcycle Tours, lo tengo clarísimo. Buen servicio, motos nuevas y precio muy decente. Aquí tenéis su web: https://romaniamotorcycletours.com/motorcycle-rentals/
Roaming
No hay problema, tienen buena cobertura de antenas y hoy en día prácticamente todas las operadoras tienen roaming gratuito dentro de la Unión Europea.
Seguro de viaje
Es IMPRESCINDIBLE llevar un buen seguro sanitario con la máxima cobertura sanitaria. Yo contrato uno con AXA que tiene repatriación y cubre hasta un millón de euros, creo recordar, por menos de 50€. La Seguridad Social en Rumanía es un caos. La gente paga a las enfermeras para que les cambien sábanas y les den comida y a los médicos para que les atiendan. Eso es porque sus salarios son de risa y prácticamente viven de cobrarle al paciente. Si no pagas, no te atienden. En cambio, la privada es como en España, rápida y de calidad. Así que, como digo, es IMPRESCINDIBLE el seguro de viaje.
¿Cómo moverme por Bucarest?
Los taxis en Bucarest son un problema porque muchos intentan engañarte. En el aeropuerto, si sales por el piso que está enfrente del parking general (no el del piso de abajo) a la izquierda de la sala de llegadas encontrarás unas máquinas para pedir un taxi. Cada máquina es de una compañía y a un precio diferente pero pidiéndolo por ellas te aseguras que no te engañen. La máquina te saca un ticket con tu número de taxi y sólo tienes que esperarlo fuera. Estos taxis son de fiar.
Sin embargo, lo mejor son los UBER. Prácticos y baratísimos. Si lo pides en el aeropuerto te recogerán del parking principal que está en frente de salidas (sólo es cruzar la calle). Es lo que uso yo siempre.
Hoteles
Los hoteles del centro de Bucarest son buenos y relativamente económicos. Podéis buscarlos en booking ya que hay muchos pero lo importante es que estén en el Centro Viejo (Central Vechi). Aquí he hablado muy poco de Bucarest porque el viaje no iba específicamente de esta ciudad pero durante diez años he estado yendo cada mes por trabajo así que la conozco como la palma de mi mano. Si alguno quiere ir y quiere saber dónde comer, dónde tomarse algo o qué ver que me lo pregunte por privado sin problemas. Lo mismo con Cluj y Timisoara, las cuales conozco muy bien porque también he estado muchas veces.
Propinas en los restaurantes
Lo normal es dejar un 10% de propina aunque un 5% es aceptable. Algunos restaurantes ya incluyen la propina en la factura así que miradlo antes de pagar.
Música
A pesar de que hay locales con muy buena música, en los restaurantes (sobretodo los típicos rumanos) suelen poner música tradicional que nos puede parecer turca y, a veces, no la tienen bajita precisamente. Es un punto que nos puede agobiar. Si estáis en Bucarest en el centro la música ya es más normal en estos locales pero también la suelen tener un pelo alta.
Gasolina
Tiene un precio parecido al de España. Nada especial en este punto. Hay gasolineras por todo el país así que es fácil repostar.
Si vas con un navegador tipo Chigee o Carpuride
Es IMPRESCINDIBLE que te bajes los mapas de Google Maps o del programa que uses ya que por los puertos de montaña es fácil quedarse sin cobertura y entonces no os va a funcionar. Si tienes un navegador como el de BMW, Garmin o Tomtom no tendréis este problema.
Alcohol y conducción
Aunque a mí no me afecta ya que jamás bebo ni una gota de alcohol en moto, debéis tener en cuenta que en Rumanía la tolerancia es CERO y que están muy por la labor. Así que cuidado con beber aunque sea una cerveza porque si te paran te empapelan pero bien.
Comunicarse en Rumanía
Prácticamente todo el mundo, incluso los niños, hablan un inglés o perfecto o muy decente. De todas maneras, no es raro encontrar gente que hable español o bien por haber trabajado aquí en el caso de los hombres o bien por haberse tragado cientos de episodios de culebrones en el caso de las mujeres.
Settle Up
Por último, os aconsejo esta aplicación para controlar los gastos si vais en grupo. Cada uno va pagando una cosa y la aplicación dice quién debe más en cada momento. Luego el que debe más, paga la siguiente para equilibrar. Al final del viaje te hace los números y sabes lo que se debe y a quién. Se hacen los correspondientes bizums y todos contentos. Fácil, rápido y se sabe siempre quién pagará la próxima. Una pasada.
Nota final
No he usado IA para escribir nada de esta crónica. Los datos históricos que os he puesto son de mis apuntes del libro que publiqué sobre el país hace unos años y he considerado que os serviría de contexto para lo que vais a ver si también lo hacéis.
Por último, agradecer a mis compañeros de viaje el ambiente y las risas, ha sido una pasada viajar con vosotros. De hecho, hemos disfrutado tanto que ya estoy preparando el Rumanía 2.0 para el año que viene a otra zona menos conocida, también de curvas.

Cierro la crónica con esta foto de @kowalski gs porque los viejos rockeros nunca mueren, ni dejan de ir en moto