Ya hace mucho tiempo que descubrí que la vida es como una balanza: a un lado se ponen los contratiempos, las dificultades, los problemas, los desamores, la enfermedad, el dolor, las lágrimas, las pérdidas de seres queridos… la muerte. En el platillo de enfrente tienen cabida las ilusiones, las pasiones, los momentos de felicidad, nuestros éxitos, el amor, el placer, las risas, la aventura... y el riesgo.
Decía que la vida es como una balanza, porque al final el equilibrio es necesario... A veces, nos guste o no es una cuestión de vida o muerte, porque hay uno de los platillos que se llena -muy a nuestro pesar- con mayor frecuencia de lo que nos gustaría; y o somos capaces de añadir cosas en el contrario, o la balanza se inclina peligrosamente hacia un punto de no retorno. También, como en cualquier balanza, el equilibrio no depende de la mayor o menor cantidad de "peso" en cada brazo, sino de que dicha cantidad sea compensada con una cantidad semejante en el brazo contrario.
…Ilusiones, pasiones, momentos de felicidad, éxitos, amor, placer, risas, aventura, riesgo… Si; el riesgo produce placer o hay placeres que entrañan un riesgo: la grasa destruye nuestras venas, el humo de los cigarrillos nuestros pulmones, el alcohol -más allá de una determinada cantidad- disminuye el número de nuestras neuronas, el sexo puede matar... Y sin embargo, con mucha frecuencia comemos, fumamos, bebemos y practicamos el sexo de manera irresponsable; lo hacemos o lo hemos hecho; lo hemos hecho o nos gustaría hacerlo; nos gustaría hacerlo y esperamos vivir para verlo... También hay quien sólo vive para ello.
Es cierto: la velocidad puede matar; en ella también hay riesgo… y sobre todo, un intenso placer. Quien diga lo contrario miente, no lo ha probado o su balanza alcanza el equilibrio con pocos elementos, tanto a un lado como a otro.
Otra cosa es que a veces seamos responsables -¿hay alguien que SIEMPRE sea responsable?... ¿qué aburrimiento, no?-, que tengamos miedo a las sanciones o que sencillamente optemos por privarnos de un intenso placer para evitar los riesgos que ello entraña. Bien, eso está bien, especialmente si el principal motivo para no hacerlo es el hecho de evitar un riesgo a los demás: desde luego ellos no tienen por qué formar parte de nuestra propia balanza.
Pero si yo como o he comido, fumo o he fumado, bebo o bebido o hago el amor o lo he hecho alguna vez de forma irresponsable... ¿de verdad puedo juzgar tan duramente a los demás por correr “más de la cuenta”?... Sinceramente no creo que ello sea justo, así, sin más.
Como muy bien decían anteriormente, hay ocasiones en las que se puede ser mucho más irresponsable y poner en peligro muchas más vidas "manteniéndose dentro de la legalidad" que estando al margen de ella: carreteras mal trazadas, falta de señalización o señalización equívoca, líneas mal pintadas o en estado lamentable, drenajes inexistentes o mal diseñados, firmes degradados, pinturas deslizantes en pasos de cebra, guardarrailes asesinos, semáforos ocultos por ramas de árboles, pasos a nivel sin barrera, obras mal señalizadas, socavones, trabajos de mantenimiento en horas punta... ¿no forma todo ello parte del día a día de nuestras carreteras y vías publicas?; ¿qué precio en vidas se paga por ello todos los años?... Lo ignoro y no sé si es más o menos; lo que si parece es que lo uno “es legal” y lo otro no… Lo que también parece es que lo uno implica un gasto y lo otro sirve con frecuencia para recaudar.
Las leyes deberían estar hechas para servir a los ciudadanos, no los ciudadanos para servir a las leyes. Si de forma habitual y masiva se infringen determinadas normas de circulación, como los limites de velocidad -especialmente en autovías y autopistas-, ¿no será porque todas esas personas desean incumplir dichas normas?; ¿no será porque con frecuencia esos límites resultan obsoletos e inadecuados?; ¿no será porque con la tecnología actual se puede -y casi se debe- circular a velocidades superiores, con unos márgenes de seguridad más que razonables?... Parece como si quisieran hacernos creer que todos esos conductores -prácticamente todos- son unos irresponsables, unos kamikazes o unos asesinos en potencia.
Si a partir de ahora un conductor puede perder su licencia por infringir las normas y, en algunos casos, por motivos tan absurdos como no llevar el cinturón, aparcar indebidamente o circular a 140 por una autovía de tres carriles, ¿no deberían igualmente perder su titulo los ingenieros que en ocasiones tan mal diseñan nuestras carreteras, los responsables de señalizar mal una obra, los policías negligentes o que abusan de su autoridad, los jueces que prevarican, los médicos que se equivocan, los funcionarios que no trabajan o trabajan de forma deficiente, los empresarios que estafan, los empleados que roban, los economistas que mienten, los banqueros que practican la usura, los profesores que trastocan la historia a favor de sus tendencias políticas, los arquitectos cuyas obras fallan, los constructores que incumplen calidades y plazos de entrega, los vendedores que engañan y -sobre todo y muy especialmente- los políticos corruptos, irresponsables o incompetentes? con mucho mayor motivo, ¿no deberían de volver a examinarse todos ellos?
Desde pequeños deberían enseñarnos a pensar más por nosotros mismos, a tomar nuestras propias decisiones, a entender el por qué de las cosas, a pensar un poco más en nuestros semejantes, a ser un poco más tolerantes, a actuar por criterios propios y en base a una normas éticas, morales y de convivencia, y no tanto por imperativos, leyes o prohibiciones… Tal vez así seríamos bastante más prudentes y mucho más RESPONSABLES… incluso cuando dejamos de serlo… incluso cuando volamos a 200 kilómetros por hora sobre una moto.
Entre el blanco y el negro existe el gris.
Saludos para todos.