Hablando en plata, el mundo del vehículo clásico de verdad, en este caso las motos, no es viable para manazas ni faltos de presupuesto, por mucho que sea eso precisamente lo que más abunde.
Y es que no todo es limpiar, quitar óxido, pintar con brocha gorda, apretar o aflojar tornillos de cualquier manera y jugar a ser mecánicos. Además de desconectar cables y volverlos a conectar en su sitio, y purgar frenos poco menos que pareciendo que estamos tratando con material radiactivo, o trabajando en nanotecnología. Con manos que sólo han manejado en su vida bolígrafos, o a lo sumo aporreado teclas de ordenador.
Y se siente, pero si fuera fácil, una moto clásica con mayúsculas la podría tener cualquiera. Independientemente de que la mantenga el dueño, o sea, por ejemplo, un abogado al que se la mantengan a base de pasta. De forma que ese tipo de detalles, como el que mencionáis de las piñas, una vez superado lo anterior, naturalmente que distingue una buena conservación, o una restauración como es debido, de lo que es una moto vieja o simplemente chatarra.
Pero al mismo tiempo, si no se ve toda la moto al completo como si la acabarán de sacar de la caja, no parece que merezca mucho la pena hilar tan fino, o "detallar", sólo en algunas partes como esa. Para al final seguir montando los domingos, sin remedio, sobre algo con sabor más a viejo que a clásico. Y si es para transformar, mejor ni contar. Aparte de que en ese caso siempre se podría argumentar que se ha buscado un cierto efecto estético envejeciendo las piñas y borrando las letras, u otras indicaciones, adrede. Quedando encima el que sea, en los tiempos que corren, como Dios.
Y también en este momento me acuerdo de los pocos que aquí escriben que tienen clásica. Que son únicamente alguno que otro que compró bien en su día y aun conserva su moto original. Y otro al que siempre le están dando la calda con los brillos. Aunque luego venga resultar que siempre es por parte del mismo. Uno un tanto chulete, o más bien avanzao del grupo, o enterao.
