La semana pasada vendí mi F650Gs, la cual me encantaba y de la que he disfrutado un año, y seguidamente hice el pedido de mi flamante R1200GS, la cual nace la 3ª semana de enero y se supone que llegará en la 1ª semana de febrero. Hasta ahí todo perfecto. El dilema llegó ayer, cuando al comentarselo a un compañero poseedor de la 1200, me comento que había dado un salto demasiado grande y demasiado pronto. Me comento que era mucha moto y que incluso él que llevaba mucho tiempo en moto, se había dado algún susto con la misma (sin especificar).
La verdad es que no me ha hecho dudar lo más mínimo de mi elección, por supuesto que no me voy a hechar atrás, pero si que ha sembrado en mi cierta inquietud. Al fin de al cabo confio en la palabra de los compañeros. Lo cierto, es que no soy un pilotazo, pero me defiendo. La compro para disfrutar, pasear y viajar con más soltura, para llegar a aquella arboleda a la que solo se accede por una pista, o incluso para ir a trabajar. Le aprieto un poco en carreteras de montaña, pero sin llegar a ningún límite.
Ya se que lo que cuenta son las manos de cada uno y lo que hay por encima de los hombros, pero mi inquietud esta ahí. ¿Tiene razón mi compañero? ¿Puedo estar tranquilo? Necesito ayuda.
La verdad es que no me ha hecho dudar lo más mínimo de mi elección, por supuesto que no me voy a hechar atrás, pero si que ha sembrado en mi cierta inquietud. Al fin de al cabo confio en la palabra de los compañeros. Lo cierto, es que no soy un pilotazo, pero me defiendo. La compro para disfrutar, pasear y viajar con más soltura, para llegar a aquella arboleda a la que solo se accede por una pista, o incluso para ir a trabajar. Le aprieto un poco en carreteras de montaña, pero sin llegar a ningún límite.
Ya se que lo que cuenta son las manos de cada uno y lo que hay por encima de los hombros, pero mi inquietud esta ahí. ¿Tiene razón mi compañero? ¿Puedo estar tranquilo? Necesito ayuda.