EL MARRON (1ª parte)

bmwero

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¿Alguna vez te preguntaste por tu mala suerte en el trabajo?, ¿por el exceso de tareas que tenías y a las que no dabas salida? ¿Sabes lo que es un "marrón"?.

Quizás sea un término poco conocido fuera de España pero para nosotros es "muy popular".

Aquí tienes un manual operativo para superar mil y un momentos no deseados, difíciles, comprometedores...




Parte I: conceptos básicos del marrón / cultura general del marrón

1. Definición de marrón

Marrón: m. fig. "Dícese de aquella tarea, cometido, encargo o situación que resulta desagradable, tediosa o incluso ingrata para el que la ha de desempeñar o soportar. Aplícase también este término a aquella ocupación que, aún no siendo ella misma molesta, si lo son sus condicionantes y situación, tales como tiempo para realizarse o tipo de persona que la solicita"

En resumen: Un marrón (brown) es todo aquel trabajo que nadie desea realizar.

Dependiendo de la situación desde la que se observe, el marrón puede tomar distintas connotaciones:

Desde el punto de vista del jefe:

Es aquella tarea de suma importancia para el desarrollo estratégico de la empresa que ha de ser realizada con el máximo esmero y en el menor plazo posible.

Desde el punto de vista del empleado:

Es el hartarse a currar, normalmente como consecuencia de la última idea genial del jefe, con un trabajo que no suele servir para nada, pero que debería estar listo ayer.



1.1 Agravantes que pueden darse en un marrón

· Urgencia

· Nocturnidad

· Alevosía

· Recochineo

· Inutilidad



1.2 Cómo reconocer un marrón

En general, los marrones se reconocen inmediatamente, pero por si el lector es aún novato en estas lides y tiene dificultades en reconocerlos, se dan a continuación algunas pistas:

· Introducción: Por regla general, la introducción del marrón suele llevarse a cabo por medio de frases del estilo de: "Oye, tú no tienes nada urgente que hacer, ¿verdad?" o "Mira, ha surgido una cosa que hay que resolver esta misma tarde"

· Síntomas: Una vez que el marrón ha caído encima, se le puede reconocer por los siguientes síntomas:

· Nerviosismo y desasosiego

· Ojeras, dificultad para conciliar el sueño

· Mala leche, en función del tipo y plazos del marrón

· Incremento desusado en el número de visitas que tu jefe hace a tu puesto para ver "qué tal"

· Aumento alarmante en el consumo de café

· Salida de la oficina a horas intempestivas con la inquietante sensación de que uno va a casa de visita.

· La prueba del nueve: Si, pese a las indicaciones anteriores, el lector aun no tiene claro sí lo que le ha caído encima es un marrón, puede llevar a cabo la llamada prueba del nueve del marrón: solicítese ayuda a un compañero referente al marrón objeto de sospechas. Si el compañero responde con alguna de las siguientes evasivas: "Es que yo no sé nada de eso", "Es que estoy muy ocupado" (cuando ostensiblemente se ve que no está haciendo nada) o "Mira, a mí no me líes"; puede estarse plenamente seguro de que uno se está enfrentando a un auténtico y genuino marrón.

· El sonido del marrón: Aunque los marrones, por regla general, caen de improviso y sin avisar, es posible a veces detectarlos por el sonido característico que emiten al caer sobre sus destinatarios. Para reconocer el sonido del marrón haga doble clic sobre el bonito objeto incrustado en este documento.



1.3 Etimología del marrón

Algunos enterados se conforman con explicaciones puramente etimológicas de la voz "marrón". Según ellos, "marrón", como sinónimo de "lío" o "problema de intensidad variable desde lo grave en adelante", deriva de la jerga del hampa. "Comerse el marrón" sería "ingerir o deglutir hachís (costo, consumao, ful, fulañí, goma de Oklahoma...), en cantidades que podrían ser consideradas como delito, ante una presumible presencia policial, con objeto de hacer desaparecer el corpus delicti".

Como extensión del término, cuando varios miembros de una banda de malhechores son sorprendidos en posesión de dicha sustancia, inevitablemente alguno de ellos (con evidente ánimo de escaqueo) dejaría caer la expresión "Bueno, colegas: ¿a quién le toca comerse el marrón?".

Dicho lo cual, el mejor candidato a "pringao" (dícese del que sufre tendencia browneatérica - vease más adelante) se erigiría como único propietario de la sustancia, y se declararía exclusivo responsable de la deuda que tal delito hace contraer con la sociedad.

Los restantes cómplices, eximidos así de culpa alguna (de facto y de jure) adoptarían posiciones personales que irían desde apreciaciones excluyentes del orden de "Es que fulano siempre ha sido un gilipollas", hasta el envío solidario, al penal que corresponda, de felicitaciones de Navidad o postales bananeras en diversos años sucesivos
 
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