un hombre desconocido por la familia llora amargamente, se le acerca la mujer del difunto, y dice:
- ¿Era usted amigo suyo?
- Sí.
- ¿Le quería mucho?
- Sí, sus últimas palabras fueron para mí.
- ¿Ah, sí? ¿y cuáles fueron?
- Mariano, ¡no muevas el andamio!
- ¿Era usted amigo suyo?
- Sí.
- ¿Le quería mucho?
- Sí, sus últimas palabras fueron para mí.
- ¿Ah, sí? ¿y cuáles fueron?
- Mariano, ¡no muevas el andamio!