
- Señorita Pérez, podría usted nombrarnos el órgano del cuerpo humano que, en las condiciones apropiadas, se expande hasta multiplicar su tamaño por seis, y explique cuales son estas circunstancias.
La aludida se sonroja inmediatamente, pero se levanta y dice:
- Con perdón, profesor, pero yo diría que esta no es la pregunta mas adecuada para hacerle a una dama. Prefiero no contestar.
Y a continuación se sienta. El profesor sigue, sin inmutarse, y se dirige a otra alumna:
- Señorita García, responda usted.
- La pupila del ojo, bajo iluminación muy débil.
- Correcto. Ahora, señorita Pérez, déjeme decirle tres cosas. En primer lugar, usted debería haber estudiado la lección. En segundo lugar, tiene usted una mente sucia impropia de una mujer de su posición. Y tercero, estoy seguro que algún día se llevara una amarga decepción.
