ahora para todos ustedes :
[h=3]La muerte[/h]
He ahí la muerte, un residuo azulado
en una taza sin plato.
Sorprendente lugar para una taza:
está sobre el dorso de una mano. Muy bien
se advierte el sitio donde arranca
la grieta que bordea el asa. Polvorienta. Y "esperanza"
en la gastada inscripción de su contorno.
Eso lo ha descifrado el que bebe, al que corresponde la poción,
en un lejano desayuno.
¿Qué clase de seres son estos
a los que hay que acabar cazando con veneno?
¿Permanecerían si no? ¿Por qué están hasta ese punto locos,
por un alimento que está lleno de obstáculos?
Es preciso retirarles el duro presente,
como una dentadura postiza.
Entonces balbucean. Bal, bal, balbuceo...
Oh estrella precipitada en el abismo,
que una vez vi desde un puente*:
no he de olvidarte nunca. ¡Siempre en pie!
[h=3]RILKE[/h]