Este agosto pasado fui con mi mujer en moto hasta Nápoles y luego fuimos subiendo. La idea inicial era llegar hasta Estambul, pero el culo de mi mujer tenía otros planes menos ambiciosos.
Al final hicimos 5000km en moto, todos en moto. Salimos desde Valencia y dormimos en Montpellier, segunda etapa hasta Florencia, así que si sois capaces de meteros ese tute, ya habréis calentado motores bien. A partir de ahí a ver las cosas bien. El paso de Francia a Italia hay creo que 175 túneles si no contamos mal, así que lo ideal para el que conduce es un casco que tenga visera de sol incluída de esas que se activan por botón, como los Schuberth, los nuevos Nolan, Airoh... no sé si los BMW también, que supongo que sí, porque los fabrica Schuberth.
De la zona de Toscana visitamos desde Spoletto, que creo que aún es el final de Umbria, hacia Asisi (Asís) que está totalmente restaurado tras el terremoto de hace unos años. Perugia es precioso. Vale la pena callejear. Siena es para varios días. Dejaros sitio en las maletas para compras. Florencia es la cuna del Renacimiento. Además de Duomo, Baptisterio y Palacios, hay museos fabulosos y palacios con mucha historia. También un mercado muy famoso. Luego los mencionados Lucca y por supuesto Pisa, que es como de juguete.
Como no entra toda la crónica, os pongo sólo lo de Toscana.
"10 de agosto
Madrugamos para salir hacia Asisi a una hora decente. Bueno, madrugamos a las 8:45, pero es que ayer llegamos casi a las 3. Desayuno potente y salimos a buscar a Aldo. Tras un poco de autoestrada salimos por Salaria Rieti y Aldo nos lleva por carreteras de curvas para descuadrar neumáticos. Por el camino vemos pueblos pintorescos -me encanta Italia- y carreteras retorcidas entre montañas. Algún tramo más trail que para una CBR y tras comer muy bien, vamos a la cascada Mármora en la Valnerina, otra carretera típica motera por la que llegamos a Spoletto para subir a Monteluca, donde Aldo nos ha reservado habitación en el hotel Ferreti, parada especial de algunas de sus rutas. Era el monte de recogimiento de San Francisco de Asís, su Monte Santo. Otra joyita escondida entre montañas que más bien nos recuerda a un asilo por la edad media de los huéspedes. Aún así se agradece la tranquilidad.
Aldo es, sin duda, el motero más experimentado que conozco con un último recuento de 1.400.000 hace 5 años. Y sólo tiene 42 años!! creo que no le voy a alcanzar...Ha hecho Cabo Norte 2 veces, y viajes alucinantes como Costa Rica - Tierra del Fuego con una Africa Twin. Impresionante. Eso sí, conduce muuuuy bien, pero loquísimo, como se conduce aquí, aunque es más notable en el sur. Su pasado de piloto de varias modalidades le han depurado un estilo muy bueno. Encima no puedo medirme con él por ir más lastrado que un petrolero. He ido un poco jodidillo intentando seguir su ritmo y no hacer el ridículo entre que soy "principiante" a su lado, vamos muy cargados y mis costumbres españolas nada tienen que ver con las locales. Aquí "local" tiene más significado. Hemos rascado varias veces bajos, supongo que el caballete, y hemos llegado al final del dibujo, que tal como íbamos me parece increíble... y muy cansado!. Aldo y Anna se han portado genial. Espero poder coincidir con ellos + veces y no tan cargado. Bajamos a cenar con los del INSERSI, ya que la persona más joven nos dobla la edad. A dormir prontito que llevo muy mal lo de derrogar el derecho a siesta.
11 de agosto
Despertamos en nuestra montañita del Insersi y bajamos. Tras un breve chaparrón la bajada del Monteluca se hace delicada por lo estrecho y ratonero y bajamos a Spoletto despacito. Spoletto es bonito pero preferimos hacer una visita rápida y tirar millas camino de Assisi. Assisi (Asís) es un juguete de pueblo sembrado de casas de piedra quizás excesivamente restaurado pero no exento de un encanto especial. Miles de tiendas de artículos religiosos, artesanía, cerámica y restaurantes de todo tipo. Muy bonito, lleno de monjitas y monjitos, scouts católicos y mucho turista.
Seguimos hacia Perugia tras comernos una pizza a peso (buenísima, todo sea dicho) y Perugia es otra joyita.
Miles de rincones con encanto, calles de cuadro, plazas señoriales, mucho encanto, mucho ambiente y muchas tiendas insertadas en una arquitectura majestuosa que nos descubre un pasado señorial. El cielo amenaza lluvia y el pronóstico que nos dió Aldo era de mucha agua. De momento aguanta. Ya veremos. Y dice que mañana más agua.
La Toscana es preciosa y nos prometemos volver. Hay mucho que ver y que comprar y vamos llenos. Eso lo pensamos al llegar a Siena que está en fiestas. Realmente toda Italia está en fiestas y se nota, pero especialmente en Siena donde son las carreras de caballos tradicionales. La plaza de las carreras es espectacular, en pendiente desde todos lados y tiene todas las gradas, la tierra por la que corren y un ambiente fenomenal, pero las nubes del cielo deciden descargar mientras callejeamos entre relámpagos, rayos y aguaceros intermitentes. Aún así Siena nos parece de lo mejor que hemos visto y sabemos que volveremos. La lluvia, que ya nos mojó al salir de Umbria y entrar en La Toscana, no desluce la visita, pero nos roba horas de luz. Muchas calles cortadas por las fiestas impiden el tráfico rodado, algo que se agradece para callejear, aunque sea lloviendo. La lluvia arrecia y no tenemos habitación con una buena relación pinta/precio y encima no tenemos mucho espacio para compras pero, como vamos a volver... traje de agua y nos vamos a Florencia, a nuestro Ibis de la ida. El camino de noche, lloviendo, con rayos y truenos, y el faro iluminando las nubes de altos que iban nos hacen ir en cortas todo el tiempo. No pensaba que saldríamos a hacer ruta nocturna, pero nos pilló. Pensaba que con lo que había bajado los faros sería suficiente, pero no conté con el peso de Ana que ya subió unos grados más las luces y las largas no tocaban el suelo. Al menos las cortas iban muy altas y hacían las veces de largas, aunque no tan potentes. Al llegar a Florencia la lluvia sigue hasta que nos dormimos. El día ha sido de visitas preciosas. Esperamos que mañana no siga así para poder disfrutarlo más.
12 de agosto
Nos levantamos aprisa porque, aunque no llueve, las nubes están encima nuestro y nos la puede jugar en cualquier momento. Salimos dirección Pisa para visitar algunas cosas por el camino. Lo primero es Montecatini, un pueblo con miles de hoteles debido a unas famosas termas que pasamos de largo. Aún así damos la vuelta en moto y hasta subimos a la parte alta donde hay unas vistas estupendas del valle. En Italia suelen poner los pueblos muy altos para ver mucho horizonte. Se nota su pasado de gran actividad militar y buscan ver desde muy lejos a posibles invasores. Aunque hoy en día ya no es así ya que los invasores somos turistas y vamos a ver sus pueblos más estratégicos, aquellos que hoy conservan mayor encanto. Seguimos dirección Pisa para ver Lucca, una ciudad protegida por una muralla bajita con un foso que la rodea. No sé hasta qué punto ésto era eficaz ante enemigos, pero hoy le da un toque medieval a Lucca que por dentro defrauda un poco. El encanto que parece tener por fuera no alcanza a tenerlo por dentro. La iglesia tiene las tendencias de fachadas de mármol a rayas como las del resto de la Toscana y aprovechamos para comer en Lucca y seguir hacia Pisa por Autoestrada. La carretera estaba un poco pesada y las nubes crecen sin parar. No queremos que nos vuelva a pillar y parece que hacia el oeste, hacia donde nos dirigimos, la cosa no está tan negra. A ver si hay suerte. Si tiene que llover, que llueva en España que hace más falta.
Pisa es otro juguetito turístico. Prohibido circular tras el arco de entrada, pero podemos aparcar allí mismo y dejar la moto toda cargada porque hay carabinieri por todos lados, especialmente junto a las motos, para evitar robos. Allí mismo 2 coches y más de 8 agentes. El turismo es sin duda su principal fuente de ingresos y lo cuidan. Hay más motos con todos los bultos, alguno hasta con las botas sujetas con gomas.
El arco de entrada a Pisa está a 20 metros de la moto y lo cruzamos para descubrir sus monumentos rodeados de una grandísima explanada de césped: el Baptisterio, il Duomo y la famosa torre inclinada frente a la que todos los turistas se hacen la típica foto como si la sujetaran. Por momentos puedes ver a más de 10 turistas haciendo su foto "original". Callejeamos un poco tras comprobar que piden 15 euros por cabeza para subir a la torre con un calor de espanto. Una cocacola...2,5 euros. No me extraña que mimen el turismo. Hay calles muy originales pero claro, venimos de Siena y como que no da la talla. Las nubes aparecen de nuevo creciendo a gran velocidad. Salimos lo más aprisa que podemos, que es bien poco porque muy pronto nos vemos incrustados en un tremendo atasco por un accidente. Como seguimos con la ausencia total de arcenes, sacamos nuestra técnica napolitana para ir avanzando. Aquí no les hace tanta gracia como en Nápoli, pero bueno... les vamos dejando atrás. A 50km de Pisa empezamos a buscar para dormir. Fiesta nacional, zona turística, zona de playa, fin de semana... ufff, no hay nada!!! seguimos y seguimos hasta llegar a uno de 3 estrellas que nos pide 150 euros. Mucho me parece cuando hemos dormido en Florencia por 73. Pensamos seguir hacia Carrara entre fábricas de mármol donde pensamos que habrá más oferta hotelera por los negocios de las piedras. Finalmente nos quedamos en Carrara en un hotel que no está mal, pero la ducha se sale por todos lados. Inundación pero bueno, al menos nos quitamos los sudores del atasco. Mañana queremos llegar a Montpellier, así que madrugaremos y tiraremos por autoestrada. Además sigue nubladísimo por el este y todo el tiempo veremos muchas nubes que nos acechan.
13 de agosto
Decir que los del hotel Carrara nos han servido un desayuno excepcional y, por si fuera poco, nos dan una bolsa de cortesía con agua, fruta, croissant de chocolate, zumito y 2 bocadillos/pizza. Vamos, que comida resuelta y mejora de la impresión del hotel.
Pillamos autoestrada dirección Génova y paramos a repostar y comprar pasta de la Toscana, variedades que aquí no conocemos como pasta negra a la tinta de sepia, pasta hecha a mano... muy curioso. Seguimos y empiezan los túneles y los viaductos. Esta vez los contamos y nos salen unos 175 -no nos ponemos de acuerdo, pero creo que nos equivocamos de uno-. Pillamos 2 atascos descomunales por los túneles, algunos de varios km. Pasar túneles de kilómetro y medio en atasco total, con maletas, 37 grados en el exterior y ni sé los que habría dentro, con una calidad del aire tirando a deplorable y sin sitio por donde escaparse mientras la moto hierve entre tus piernas es algo heavy. Mataor. Uno de los atascos es por el vuelco de un camión de pantalones vaqueros en un puente sin arcén -cómo no- y el otro es por el último peaje italiano antes de Francia, por el puente, las vacaciones, el cambio de quincena... ya sabes. Al pasar el peaje volvemos a correr. En Francia descubrimos que el carril de la izquierda ya no lo sueltan tan fácilmente como en Italia. En las gasolineras pagas y luego pones... si te activan tu surtidor. Un "señor" en su Harley (lo de señor es por la edad, no por la pinta ni por los modales) ha montado un pollo a gritos que parecía de cámara oculta. Le ha gritado al cajero barbaridades que hacen descojonar a toda la gasolinera que, por cierto, estaba a parir de gente. Quería llenar y no sabía cuánto y no le activaban el surtidor si no pagaba antes. Intento tras intento va encabronándose más y más hasta empezar a gritarle cosas de su madre, de su padre, de si era un maricón de playa, de si se la iba a comer con las dos manos... para haberlo grabado. Entre gestos y gritos ha sido un espectáculo. Tanto se ha encabronado que poniendo una sirena y dando cortes de manga se ha ido sin repostar. "