Hoy hace una semana

Enciso

Curveando
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Hoy hace una semana.
Era Viernes. 21 de Noviembre. Sentado frente al ordenador, leo los últimos apuntes que hace la gente. Compruebo la lista por enésima vez. No falta nadie. Aún hay alguna duda de asistencia, pero de aparecer, no serán muchos. Estoy nervioso y no sé por qué. Mezcla de ilusión, preocupación y ganas de que todo salga bien mañana, supongo. Son muchos los imponderables. Las 20,30 horas. Busco la TV más cercana. Sentado en la cocina, intento callar a los niños para oír el parte meteorológico… “Lluvias intermitentes de moderadas a flojas. Vientos moderadamente fuertes del oeste…”, decía el Maldonado… “y en Canarias posibilidad de lluvias en el norte de las islas…”. ¡¡Joder, con San Termo!!. ¡Toda la semana un tiempo estupendo, y mañana, precisamente mañana dicen estos que se lía!. ¿Qué se lía?. Por una vez acertaron los jodíos.
Me acuesto pero no duermo. ¿Lo llevo todo en la bolsa?. Parezco un padre primerizo. “Deja de moverte – me dice mi mujer – que parece que tienes azogue”. Duermevela. A la una de la madrugada oigo el ruido. ¡No puede ser, coño!. Me levanto y me asomo a la ventana. ¡Joder!. Caía el agua a “calzón quitao”, como dicen los agros.
Sábado 22, 7,00 de la mañana. Cielo entreverado de nubes… “Bueno, a ver si al final como siempre no aciertan y escapamos…”. Café con leche, enyugado de madalenas que se bebieron el café (cabronas) y vasito de agua para bajar el embolao. Meadita, que siempre hay que mear antes de salir. Última revisión a la bolsa, ¿lo llevas todo?. “Adiós, me dice mi mujer, a ver si ahora puedo dormir un rato, macho”. La moto arranca a la primera, ¡ñoo, que gusto oírte!. Le subo los reales encima, me acomodo y salgo para el puerto de Sta. Cruz.
Cuando llego a la entrada del puerto, el securita me advierte que aún están los operarios poniendo el pantalán, no vaya a caerme al agua. ¿Tan temprano es?. Las siete y cuarto, don. Otro cortado para hacer tiempo. Otra meadita, que los nervios ya se sabe… Al puerto de nuevo, para encontrarme el muelle Rivera acotado por vallas. ¿Y donde nos ponemos?. Allí estaba Crispín para contestarme: “donde te salga, mano”. En un ladito, pegados a una valla.
Empieza a llegar gente, y el principal que no llega. Llamadita al móvil… ¿Eeehhhhh? … ¿Jorgito? …. Siiiiii … Tío, que ya estamos en el puerto ¿dónde estás? … Inyectándome un cortado, que dormío dos horas … Venga mano, qu´estamos esperándote … Voyyyy.
¡Se me ha olvidado la cámara de fotos, cagon la…!.
¡No traje bolígrafo pa´puntar a la gente, seré ji…!
¡La bolsa pa meter el dinero tampoco!. ¡Dios, mamá que tonto me hiciste!.
¡Ahí viene el F.F.!. Si no te mareaste en el océano, no te preocupes que te dan unas vueltitas en el puerto, para atracar de culo. ¿O es de popa?. Empiezan a salir moteros… uno, dos, tres, … ,diez, once motos. No falló nadie. Presentaciones, anotaciones, entrega de rutómetro, mapa…. Y a la carretera.
Primera parada: Candelaria. Mi pueblo. Visita a la patrona. Voy primero por la autopista. En una curva miro hacia atrás, y veo una fila india de por lo menos dos kilómetros. Y me acuerdo del chiste del cura exagerao. Llegamos a la plaza, y como estaba previsto nos subimos a ella. Llega Sergio a la Kdd. Emoción por todo lo alto. Honda Shadow, pantalón vaquero, chaqueta de cuero y mocasines. Casco “harleyriano” y quejas. Muchas quejas.
Aprovechamos la parada para ir conociéndonos, cambiar impresiones, hacernos unas fotos y como no, el que quiso visitó a la Virgen. Pero también se me olvidó perdirle que no lloviera. Todos miramos para los montes viendo las nubes amenazadoras. “Bueno – pensamos- a lo mejor se aguantan”.
Salida hacia Araya, carretera del Malpaís, por Icoro. Buen piso y mejores curvas. Aún no llueve. La Hidalga, cruce de Arafo subida por los Loros en busca de los montes de Añavingo y Amance por montaña Colorada a 2.000 metros de altura. Paramos en el mirador de Tasafaya. Las vistas del valle de Güimar con su volcán al lado del océano, sobrecogen. Las nubes las tenemos a levantada de mano. La gente que no lo hizo antes, se pertrecha. Pantalones de agua, bragas, chaquetas bien abrochadas… Sergio: ¡¡Ostia, tío, aes ni pollas (es de Graná), que rápido subís (a 40 no más). Vengo agobiao intentando seguiros… Cruce de miradas cuestionantes ¿?.
Todo el mundo elogia la subida. Porque aunque hay algunas piedras sueltas en la carretera por las lluvias, hay pocas “latas” y si, algunas motos con las que nos cruzamos y saludamos. Empieza lo bueno. Al llegar a Orticosa, ya nos llueve generosamente antes de enlazar con la C.824 que nos llevará a la montaña de Joco y los Organos. Niebla, lluvia y también aguanieve, granizo comentan algunos después, y rachas de viento lateral, que nos obligan a pilotar con precaución en la subida hasta el Puerto de Izaña (2.387 metros), desde donde descendemos por el Roque de Caramujo a El Portillo de la Villa (2.000 metros).
Paramos. Manos heladas a pesar de los guantes y revisión de alguna cremallera que dejó pasar algo de agua.
La gente lo ha disfrutado. Se nota en sus comentarios. “Joder, había momentos que ni veía”. “No daba pa quitarme agua de la visera”. “A ver si me la encuentro… ahora vengo… pídeme un cortado”.
Pregunta: ¿Y Sergio?. Misterio. Dos cigarros, un cortado, una meada… Pregunta: ¿Y Sergio?.
De pronto vemos la Shadow a 20 Km/h bajar hacia donde estamos, arreada por el amigo Roberto que se echó la cruz en lo alto de impedir que se volviera. “¡¡Chacho!!. ¿Qué pasó?”. Imposible reproducir los comentarios. “Pues resulta… (tres tacos), y entonces…(dos tacos), y me paré. ¡Coño, que estaba lloviendo! … Roberto, ¿nos vamos?. No viene nadie”. Y Roberto: “¿ cómo va a venir nadie si somos los últimos?”. Paciencia hay que tener. Cruces da la vida.
Entramos en Las Cañadas. Entramos en la luna. Montaña Mostaza, montaña Bermeja, montaña Blanca. La retina se llena de colores. Entre nubes adivinas a su majestad. El Teide. Está despejado. Menos mal. El aire es fino como el cristal. El cielo de un azul distinto, intenso. En la entrada del parador nacional, paramos un momento para la foto. Allí está. 3.718 metros de majestuosidad impresionante. Se comprende al mirarlo por qué es símbolo para los canarios. Referente y orgullo. Él hizo con sus lavas y cenizas feraces un paraíso de estas tierras. Hoy, casi dormido, nos dice que fue poderoso y que podrá serlo de nuevo. No hay mejor marco en Tenerife para una foto de recuerdo. Es quizá, el volcán más fotografiado del mundo.
Valle de Ucanca, Boca Tauce, Pico Viejo hacia el Barranco de Tagara. Buscando llegar a Arguayo en el camino hacia Santiago del Teide. Penúltimo pueblo de la cara oeste de la isla, puerta de los acantilados de los Gigantes, entre cuyas barranqueras verdes y montes cortados a pico está Masca. Cuatro casas mal contadas. Pero uno de los sitios más bellos del mundo.
La carretera empeora su piso, se hace estrecha por momentos y muy revirada. Hacemos dos grupos. Unos siguen a El Canario por una pista de tierra. Los demás continuamos por la carretera. Y entonces… sucede.
No vamos rápido. Sólo chispea. Pero la carretera está mojada. Llovió hace un rato. Curva a derechas de 180 grados, diez metros rectos, curva a izquierdas de 90 grados y recta de cincuenta metros. Pero no llego. Mi “viejita” pierde la rueda delantera y nos vamos al suelo. ¿Qué hice mal?. En ese momento no lo sé. Noto un fuerte golpe en el costado izquierdo. El casco golpea el asfalto. Me he quedado sin respiración. Me muevo. Intento que el aire entre en mis pulmones, pero no puedo. Al segundo intento lo consigo. Ya están allí para ayudarme. Me siento dolorido, pero ya respiro mejor, aunque me sigue doliendo el costado. Más herido está mi orgullo. Noto la adrenalina como fluye por mis venas. Todos ayudan. Todos se preocupan. Gente que he conocido esa misma mañana, están dispuestos a hacer cualquier cosa por mí. ¡Dios, que gente!. Sin embargo, sólo pienso en recuperarme lo suficiente para continuar. La “viejita” ha sufrido también, pero aguanta mejor que yo. ¡Que pena, coño!. Veinte años sin un solo percance y hoy la he roto. Le he hecho daño a mi “viejita”. Vamos retrasados con el programa, y yo lo estoy retrasando más. Hay que continuar.
Desde ahí, me acompañan. No me dejan solo. Respiro hondo, pero con cierta dificultad y cada bache de la carretera me produce dolor. Se ha roto la palanca del cambio, un espejo y la cúpula. Noto el manillar raro. Pero me las apaño para cambiar de marcha. Bajamos a Masca. Lástima de paisaje que no estoy disfrutando. Jorge y los demás se adelantan porque el del restaurante pensará que ya no vamos. Las Portelas. Despacio. Buenavista del Norte, Los Silos y la Caleta de Interian. Llegamos por fin al restaurante. Ante mi, un océano gris coronado de espumas blancas. Detrás de mí, los acantilados del Tanque, con sus tres cascadas de más de cien metros, hoy secas por desgracia. El agua en Tenerife es un tesoro y no puede dejarse correr hasta perderse. Empiezo a notar el bajón de adrenalina. Todo el mundo se interesa por mí. Todo el mundo me da apoyo. ¡Dios que gente!.
Entramos al restaurante, y en veinte minutos nos ventilamos unas botellas de vino y unas cuantas cervezas, mientras esperamos al grupo que se fue por la pista de tierra. De pronto, a Jorge le suena el móvil. “¿Quién era?. Le pregunto. Sergio, ¿quién si no?. Que no sabe dónde está ni donde está el restaurante”.
Todos comentan sobre el paseo, el frío, la lluvia, mi caída. Pero se nota que pese a todo, la gente lo está pasando bien. La ruta que hemos seguido es de las más bonitas. Lástima el tiempo. Aunque según por donde se mire es también un aliciente. Todavía nadie sospecha la que nos espera.
Aparece Sergio. Todo son quejas. “Cagon to… (diez tacos incluyendo algún santo que otro)… he venío solo tol camino. Si lo sé no vengo, aes ni pollas…”. “Es que tu venías empujándole a la moto, tío, y los demás subíos en ellas”. Pero nos reímos con él, la verdad. No de él. Eso nunca entre moteros. Sergio, en el fondo, de todo hace chiste.
Una comida en hermandad. Ya no somos extraños. Ya somos amigos. Y se nota. Porque me queda aún por vivir el momento más emocionante para mí, cuando Jorge me entregó mi diploma de asistencia, y todos me brindaron un aplauso. Os juro que me emocioné. Y os juro que me hicisteis sentir motero hasta la médula. Mientras pueda seguiré siéndolo, eso prometido.
A la salida del restaurante, me despido de todos. Pido disculpas, pero me duele mucho el costado y no bajaré a Sta. Cruz a despedir a los amigos de Gran Canaria.
Comenzamos la vuelta. Garachico, Icod, San Juan de la Rambla, el Puerto de la Cruz, empieza a llover. La gente va más rápida porque hay que llegar al puerto. Se van poniéndo en paralelo conmigo y me saludan por última vez antes de tirar. Me hacen la V, tocan la bocina, levantan el pulgar. ¿Vas bien?. ¿Necesitas algo?. ¿Quieres que te acompañe?… ¡Qué magníficas traducciones tienen todos esos gestos!. Voy bien, pero prefiero ir más despacio porque todas las irregularidades del asfalto, por pequeñas que sean, las noto en el costado. No quiero retrasar a nadie. Me quedo con Sergio. Ahora la cruz me toca a mí. Cuarenta Km/h y va quedándose atrás. Además agua. Pero agua, señores. Desde el Sauzal hasta bien pasado los Rodeos, agua. Pasé los Rodeos, y me di cuenta de que Sergio no venía detrás. La verdad cruda. Ni el tempero ni yo, estamos para dar la vuelta. En el cruce del Alcampo espero diez minutos. Después sigo para Candelaria, que tengo los pies helados y voy a pillar algo.
Y termino mi relato diciendo que me alegro de ser uno de los privilegiados que ha estado en esta kdd, y que me alegro de haber conocido a gente como ustedes aunque haya sido al costo de dos costillas rotas. Mereció la pena, se mire por donde se mire. Que en cuanto me recupere, lo primero será reparar a mi “viejita” para dejarla como nueva. Y que estaré al pie del cañón cuanto antes. GRACIAS A TODOS.

Vsssssssssssssssssssssssssssssssssssss
 
¡¡¡LO HAS BORDAO!!!

Que historía más bien narrada, parecia que yo estuviese allí, lástima de la caida, cuidate mucho y mima a la viejecilla.



Saludos...Carles.
 
Cuanto más la leo, más me emociono, y como dices tú, me siento orgulloso de haber participado de este día . Fue sencillamente genial, y fundamental para el comienzo de muchas amistades.
 
Hola a todos. Soy el chicharrero/canarión de la Varadero de la concentración del día 22. Me acabo de incorporar al foro. Lo primero desear a Cristóbal una pronta recuperación de sus costillas que, por propia experiencia motera, se lo que duelen.

Saludos para todo el foro
 
Felicidades por el magnifico relato, me lo has hecho vivir compañero !!! Espero que te recuperes pronto de esa caida.
V´sssss
 
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