I
Iceman
Invitado
En un parque hay dos estatuas, representando a un chico y a una chica desnudos, uno frente a otro. Un día, se les aparece Dios:
- Hola, veo que lleváis más de 200 años uno frente al otro. Habéis sido buenas estatuas y os concederé un deseo. Las dos estatuas contestan al mismo tiempo:
- ¡Queremos ser humanos!
Dios se lo piensa y contesta:
- Bueno, es difícil, pero os lo voy a conceder, pero sólo durante diez minutos, así que aprovechad. Y las dos estatuas se convierten en seres humanos, bajan rápidamente de sus pedestales y se van detrás de unos arbustos y enseguida se empiezan a oír unos ruidos:
- ¡Ahh! ¡Así, así! ¡Ohhhh, qué gusto! ¡Sigue, sigue, cómo me gusta!
A los cinco minutos, Dios les dice:
- Aprovechad, que sólo os quedan cinco minutos.
Y se oye a la estatua femenina que dice:
- ¿Has oído? ¡Date prisa! Ahora me toca a mí, tú sujetas a la paloma y yo me cago encima de ella.
- Hola, veo que lleváis más de 200 años uno frente al otro. Habéis sido buenas estatuas y os concederé un deseo. Las dos estatuas contestan al mismo tiempo:
- ¡Queremos ser humanos!
Dios se lo piensa y contesta:
- Bueno, es difícil, pero os lo voy a conceder, pero sólo durante diez minutos, así que aprovechad. Y las dos estatuas se convierten en seres humanos, bajan rápidamente de sus pedestales y se van detrás de unos arbustos y enseguida se empiezan a oír unos ruidos:
- ¡Ahh! ¡Así, así! ¡Ohhhh, qué gusto! ¡Sigue, sigue, cómo me gusta!
A los cinco minutos, Dios les dice:
- Aprovechad, que sólo os quedan cinco minutos.
Y se oye a la estatua femenina que dice:
- ¿Has oído? ¡Date prisa! Ahora me toca a mí, tú sujetas a la paloma y yo me cago encima de ella.