Por cierto que, al respecto, a mi me contaron de uno que alegó que estaba sordo perdido y que no podía hacer la mili. Después de todos los reconocimientos, cuando ya le daban por no apto y el tío iba a salir por la puerta, el cabrito del médico militar tuvo la brillante idea de tirar una monedita al suelo. El otro, se dió la vuelta al oir el sonido y.... LA CAGÓ.
Seguro que le tocó limpiar más perolos en la cocina que a todo el resto del batallón junto. ;D ;D
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