
- ¿Qué te apuestas a que esas bragas son de mi madre?
- Pero qué dices... -dice el otro- si vives tres calles más abajo.
- Que sí, que sí, que te apuesto lo que quieras a que son de mi madre... responde Jaimito.
- ¿A qué no? -dice el amigo.
Jaimito se gira y le grita a la señora:
- ¡Señora! ¿De quién son esas pedazo de bragas?
- ¡¡¡De tu _uta madre, mocoso!!!
