En los caminos, hay dos tipos de accidentes del terreno similares, los reguerones y las roderas. No se a cual te refieres en realidad.
Los reguerones son surcos que esculpe en el terreno el agua, cuando baja de las laderas y cruza los caminos, más o menos de manera oblicua. Pueden ser anchos y profundos, a veces demasiado.
Lo reguerones se encaran cuanto más perpendiculares, mejor. De pies sobre la moto, se retrasa ligeramente el cuerpo y se abre gas, para que la rueda delantera tienda a levantarse del suelo y pase el reguerón por encima. Una vez pasada la delantera, ya no hay problema porque, manteniendo el control del tren anterior, la rueda trasera agarrará enseguida de nuevo a la tierra, aunque rebote en el reguerón y ladee algo la moto.
El problema del reguerón es que si la rueda delantera cae en él, a poco que sea algo profundo, la atrapa y pierdes, por un lado, la capacidad de dirigir la moto y, por otro, no puedes hacer los cambios posturales necesarios para mantener el equilibrio. Algo similar sucede con la trasera. Los que son muy superficiales, puedes intentar salir de ellas dando gas y forzando el manillar para que lo remonte... pero lo más prudente es cortar gas, sentarte en la moto y seguir la dirección del reguerón, que suelen dirigirse hacia los laterales del camino, donde desembocan abriéndose en una superficie más amplia, en la que ya puedes maniobrar para volver al camino. Los desequilibrios los tienes que contrarrestar con apoyos de pies en el suelo.
A veces te los encuentras en las veredas anchas de las laderas de montaña. Aquí suelen estar en medio de la vereda y siguen su dirección durante un buen trecho, con la particularidad de que las superficies laterales de la vereda están inclinadas hacia el reguerón, y es muy difícil evitar que la moto caiga en ellas. En este caso no hay otra que sentarse en la moto, dar gas y seguir el reguerón, levantando los pies por encima del surco, para no lisiarlos, hasta que puedas salir, lo que sucederá antes o después.
Las roderas son parecidas, pero al deberse al paso repetido de vehículos, suelen ser más anchas y siguen la dirección del camino. Una vez metidos en ellas hay, pues, que seguirlas. Como no te dejan cambiar la dirección de la moto, ni doblar el manillar, es difícil también compensar los desequilibrios, por lo que es mejor sentarse y continuar su trazada dando gas, habiendo previamente moderado la velocidad de ataque. Las claves es que la moto no se desequilibre y el gas. En las curvas, si son muy anchas, lo que no es habitual, se toman como si fueran un peralte.
En caminos embarrados, las roderas suelen profundizarse conforme van pasando las motos que preceden, por lo que es mejor evitarlas, saliéndose a los laterales del camino, donde suele haber hierva, en la que las ruedas se hunden menos.
En fin, estas son pinceladas generales para una variedad grande de circunstancias. Mi recomendación es que, siempre que puedas, evites caer tanto el reguerón, como en la rodera.
