Pingu
Curveando
No sé si os pasa también a vosotros, pero en el carro de la compra a veces aparecen cosas inesperadas cuando vas al súper con hijos. En mi caso suelen caer yogures de sabores que no le gustan al crío, galletas o cereales con premios que luego pasa de comérselos o batidos con dibujitos que molan mucho y luego no les gustan. También puede ser que llegue otro postre más molón y los yogures empiecen a pasarse de fecha porque, puestos a elegir, ande vas con un yogur natural a competir contra unas natillas de Marc Márquez? Ahí estamos los papás para no tener que tirar los putos yogures naturales caducados. La última han sido unos batidos de vainilla que, vaya por Dios, le gustan los de otra marca. Caray, si son batidos de vainilla, mucha diferencia no puede haber para el paladar de un niño de 6 años. Pues sí. Papá, estos no me gustan. Vaaaale, a ver cómo me como yo un pack completo de minibricks de batido de vainilla. Y mira por donde, me han regalado una enorme bolsa de nísperos recién cogidos y, como mi madre decía, a casa aunque sean piedras.
Nísperos y batidos de vainilla... voy a cagar amarillo-naranja, como el cinturón de Judo, ya verás. He sacado la Hamilton Beach que hacía tiempo que no la sacaba y le he metido un meneo, haciendo un batido de vainilla y nísperos y... está bueno!
Nísperos y batidos de vainilla... voy a cagar amarillo-naranja, como el cinturón de Judo, ya verás. He sacado la Hamilton Beach que hacía tiempo que no la sacaba y le he metido un meneo, haciendo un batido de vainilla y nísperos y... está bueno!