Despertaferro
Curveando
La noche pasada acuciado por una apretura prostática, salí como es mi costumbre al jardín para aliviar la dicha urgencia mirando de frente a la luna. Como quiera que esta no suele estar siempre en el mismo lugar, si no que se pasea a lo largo de la noche por la cúpula celestial, pues tuve, al contrario de otras noches, que dar la espalda a la casa del vecino.
Ya situado correctamente procedí al acto en sí, y tras concluir a satisfacción y sin dejar de mirar mi admirada luna, di el preceptivo paso atrás, giré hacia mi izquierda, y pasando junto a la moto acaricié su lomo, luego, entré de nuevo en la casa por el acceso del sótano, y a oscuras me dirigí a la “piltra”.
Todo se hizo como siempre, hace años que cuando me asalta el antedicho apremio, cosa que ocurre de tarde en tarde, pues gusto de proceder de esta manera, mira, manías que tiene uno, ¿Qué le vamos ha hacer?.
Ayer, tres días después de lo que os he relatado, todo transcurría con normalidad, hoy todo ha cambiado, el día es oscuro, el cielo está plomizo, el sol ausente, los oídos me zumban, tengo la garganta seca, el estómago anudado, la mente vacía, el pulso acelerado, el entendimiento obtuso, la alegría encarcelada…
Me piden el divorcio, bueno, me exigen el divorcio.
Ha muerto la ravenala madagascariensis que María, mi María, cuidaba con esmerado mimo.
¡ Ya me parecía a mí que la musicalidad que siempre me acompaña cuando miro la luna sonaba extraña ¡.
Ya situado correctamente procedí al acto en sí, y tras concluir a satisfacción y sin dejar de mirar mi admirada luna, di el preceptivo paso atrás, giré hacia mi izquierda, y pasando junto a la moto acaricié su lomo, luego, entré de nuevo en la casa por el acceso del sótano, y a oscuras me dirigí a la “piltra”.
Todo se hizo como siempre, hace años que cuando me asalta el antedicho apremio, cosa que ocurre de tarde en tarde, pues gusto de proceder de esta manera, mira, manías que tiene uno, ¿Qué le vamos ha hacer?.
Ayer, tres días después de lo que os he relatado, todo transcurría con normalidad, hoy todo ha cambiado, el día es oscuro, el cielo está plomizo, el sol ausente, los oídos me zumban, tengo la garganta seca, el estómago anudado, la mente vacía, el pulso acelerado, el entendimiento obtuso, la alegría encarcelada…
Me piden el divorcio, bueno, me exigen el divorcio.
Ha muerto la ravenala madagascariensis que María, mi María, cuidaba con esmerado mimo.
¡ Ya me parecía a mí que la musicalidad que siempre me acompaña cuando miro la luna sonaba extraña ¡.