Ayer tuve la suerte de ver en directo una de las carreras más memorables de la historia del motociclismo. Un chaval de 19 años escaló desde la última posición de la parrilla hasta lo más alto del cajón del podium. Para ello tuvo que adelantar a otros 31 pilotos, con motores idénticos al suyo y al igual que él llenos de ambición y talento, porque allí del primero al último son unos fuera de serie. Pero Marc parece estar en otra categoría, parecía una MotoGP en medio de Moto2. Y para aderezar más la épica victoria, el estado del asfalto era delicadísimo, a veces seco a veces mojado, incluso calló un pequeño chaparrón en medio de la carrera. Tengo que reconocer que medio pena ver cómo adelantaba a Terol y a Julito Simón, dos jabatos que trataban de resarcir su mal año con una machada en casa, pero Marquez ayer estaba en otra dimensión. No dio tregua y se los zampó a los dos como hacen los grandes, pareciendo que no le costaba esfuerzo, haciéndo fácil lo difícil, superando sus propios límites y los del motoclismo. Las gradas rugían al paso del catalán, ya os digo que me dió lástima de Terol y de Julito, pero ayer todos queríamos ver hecho realidad el mito, la épica de una victoria sin igual. Fue un puñetazo en la mesa que seguro que ha asustado un poco a sus futuros rivales de Moto GP, porque este chaval no se arruga ante nada ni ante nadie, con sanciones o sin ellas el va siempre a ganar. Casi me da lástima del pobre Pedrosa, con un animal así en su equipo con igual o más talento qué él y además con la simpatía y don de gentes que le faltan a Pedrosa, y no digamos a Lorenzo, va a tener muy difícil conseguir algún día un mundial. Nos esperan años de mucho y muy buen motociclismo.
De momento voy a guardar mi entrada de ayer junto con una gorra de Marquez que me compré como recuerdo, y algún día con ella en las manos podré contarle a mis hijos que tuve la suerte de ver una de las carreras de motos más memorables de la historia.
De momento voy a guardar mi entrada de ayer junto con una gorra de Marquez que me compré como recuerdo, y algún día con ella en las manos podré contarle a mis hijos que tuve la suerte de ver una de las carreras de motos más memorables de la historia.