Trivictor
Curveando
Esta tarde, aburrido, me ha dado por tratar de entreteneros con una mañana nada aburrida, y por qué no decirlo, en la que me han humillado por dos veces al mismo precio jaja.
La tórrida noche de ayer la pasé contando motos saltando por el campo gracialmente. Pocas motos fueron, porque los gritos de mi pequeñajo de año y medio cada dos por tres interrumpían la escena, y cuando eso pasaba la moto que le tocaba pasar se transformaba en una HD en mi mente, y cual pato mareado la gracilidad se iba por el sumidero en el intento...
Pero vaya, que la alarma sonó y pude desayunar tranquilamente, saboreando cada cucharada, sabedor que es el día semanal que mi mujer no hace teletrabajo y no aparecería a ladrarme por por ejemplo no dejar la cucharilla del derecho. Qué placer da el silencio y tranquilidad a veces jaja.
Total, que tras llevar el pequeño a la guardería y el mayor al colegio, adecentar la casa, tender, hacer la comida y la cena, regar las plantas y limpiar los baños he pensado que era el mejor día de lo que llevamos de año para dar rienda suelta a mi amor por las dos ruedas. A las 11:00 estaba un servidor de romano, a lomos de mi GSA de 2008 saliendo por la puerta de garage. Sin arte, pero para mí sentí lo mismo que los jugadores de la NBA saliendo por un humeante pasillo camino a disputar las finales de su vida. Curvas y más curvas pasando por Castellbisbal, Gelida, Piera, Esparreguera, Monistrol de Montserrat i... de repente me he visto como no hacía tiempo apurando con la moto. No soy de correr, apenas nunca, pero claro, cuando llevas 200k y casi 18 años con la misma sabes dónde está cada uno de sus límites si lo buscas.
Pues en lo alto del Monasterio de Montserrat y tras tirarme con ganas me ha pegado el susto de la vida una maldita Scoopy SH pasándome por fuera. He flipado en colores. A las dos curvas me he dado cuenta que me costaba la vida seguirla. Me he quedado hasta dudando... sí, era una SH 300, y por el casco, melena y el 35 de pie me jugaría una mano a que era una chica. Creo que en menos de un minuto me he dado cuenta que o iba a gas todo el rato, o era Jesucrista sobre ruedas, porque era imposible no evitar que se alejara.
Supongo que las ganas de llorar me han entrado cuando debajo del puerto ha enlazado con la subida que va hacia Vacarisses y he descubierto que no era aproblema de inercias o pesos. En la subida, donde debería ser imposible, literamente he dejado de verla ni a lo lejos. Vaya sensación de ser una piedra sobre la moto.
Al final he repostado y mientras, atascado por el paso alternativo de unas obras, he repensado dónde ir. Y con la mirada perdida, y rumiando, iba mirando de soslayo a los policías que estaban a pocos metros, junto al corte, inspeccionando a un chaval y su moto nueva, una 675NK creo. En un momento dado y para mi sorpresa he visto a uno de ellos, un policía de nombre Paco y que tenía su GS rotulada al lado decir algo tipo "moto europea o plomo" y como quien desenvaina una catana liarse a porrazos con el chaval. Cuando he visto empezar a salir la sangre saltando me he acordado que llevo un GPS chino en la moto y por precaución he decidido que era mejor dar media vuelta e ir para casa que tentar al destino.
Entrando en el garaje me he dicho a mi mismo que no me gusta el asfalto, sino que lo adoro, y a los diez minutos de subir estaba vestido de ciclista, esta vez sin armadura, con mi flaca de carretera dispuesta a succionarme la energía durante dos horas a cambio de llevarme esta vez a subir el puerto del Ordal. Casco, gafas de extraterrestre, maillot de metrosexual bien ceñido, calcetines fluorescentes rosas y la música. Música siempre previsible pero siempre la misma; los bajos de grupos como Linkin Park, Triquell o Bandas sonoras de anime; y los altos de los vehículos que me saludan fuerte para animarme aunque no se acordaran de mi nombre... "pedalea en tu jardín Cojo!"... "mi abuela molesta menos Manco!".
A fín de cuentas el ruido de las chicharras es muy repetitivo sino. Vaya, que hoy me encontraba bien y ha tocado volver con fuerza olvidándome de lo de la moto. Y ha llegado el enlace entre Vallirana y Molins de Rei, y he adelantado a un abuelo que podría ser el hermano mayor de Mike Jagger en una bicicleta de trekking con una caja de melocotones amarrada en el portaequipajes, con unos pulpos. Le he saludado amablemente y a los pocos segundos va y, y, y... me ha adelantado, en llano! Yo a 35km/h y me ha adelantado con una postura menos aerodinámica que un Fiat Multipla y sin esfuerzo. Pero... no están capadas las bicis eléctricas a 25km/h? Me he indignado y he apretado aún más para ponerme a 40km/h y seguía no ya a esa velocidad sino alejándose. No he entendido absolutamente nada. Bueno sí, que hoy no era el día para estar en la carretera.
He acabado volviendo a casa más desmoralizado que cuando cuando voy a leer el foro de bmw y aparece el mensaje de "Por ser el usuario número 1000 Carlitos tiene un mantenimiento del foro para ti".
Ahora, sentado tranquilamente en el trabajo por la tarde creo que habría sido mejor irme al lago artificial que tengo cerca de casa a tirar lechuga a los patos. Esos volarán, y yo no, pero como no aspiro a volar más que cuando cierro los ojos, esta vez sonreiría.
PD: mañana me voy al corte a por una pala de pádel jaja.
La tórrida noche de ayer la pasé contando motos saltando por el campo gracialmente. Pocas motos fueron, porque los gritos de mi pequeñajo de año y medio cada dos por tres interrumpían la escena, y cuando eso pasaba la moto que le tocaba pasar se transformaba en una HD en mi mente, y cual pato mareado la gracilidad se iba por el sumidero en el intento...
Pero vaya, que la alarma sonó y pude desayunar tranquilamente, saboreando cada cucharada, sabedor que es el día semanal que mi mujer no hace teletrabajo y no aparecería a ladrarme por por ejemplo no dejar la cucharilla del derecho. Qué placer da el silencio y tranquilidad a veces jaja.
Total, que tras llevar el pequeño a la guardería y el mayor al colegio, adecentar la casa, tender, hacer la comida y la cena, regar las plantas y limpiar los baños he pensado que era el mejor día de lo que llevamos de año para dar rienda suelta a mi amor por las dos ruedas. A las 11:00 estaba un servidor de romano, a lomos de mi GSA de 2008 saliendo por la puerta de garage. Sin arte, pero para mí sentí lo mismo que los jugadores de la NBA saliendo por un humeante pasillo camino a disputar las finales de su vida. Curvas y más curvas pasando por Castellbisbal, Gelida, Piera, Esparreguera, Monistrol de Montserrat i... de repente me he visto como no hacía tiempo apurando con la moto. No soy de correr, apenas nunca, pero claro, cuando llevas 200k y casi 18 años con la misma sabes dónde está cada uno de sus límites si lo buscas.
Pues en lo alto del Monasterio de Montserrat y tras tirarme con ganas me ha pegado el susto de la vida una maldita Scoopy SH pasándome por fuera. He flipado en colores. A las dos curvas me he dado cuenta que me costaba la vida seguirla. Me he quedado hasta dudando... sí, era una SH 300, y por el casco, melena y el 35 de pie me jugaría una mano a que era una chica. Creo que en menos de un minuto me he dado cuenta que o iba a gas todo el rato, o era Jesucrista sobre ruedas, porque era imposible no evitar que se alejara.
Supongo que las ganas de llorar me han entrado cuando debajo del puerto ha enlazado con la subida que va hacia Vacarisses y he descubierto que no era aproblema de inercias o pesos. En la subida, donde debería ser imposible, literamente he dejado de verla ni a lo lejos. Vaya sensación de ser una piedra sobre la moto.
Al final he repostado y mientras, atascado por el paso alternativo de unas obras, he repensado dónde ir. Y con la mirada perdida, y rumiando, iba mirando de soslayo a los policías que estaban a pocos metros, junto al corte, inspeccionando a un chaval y su moto nueva, una 675NK creo. En un momento dado y para mi sorpresa he visto a uno de ellos, un policía de nombre Paco y que tenía su GS rotulada al lado decir algo tipo "moto europea o plomo" y como quien desenvaina una catana liarse a porrazos con el chaval. Cuando he visto empezar a salir la sangre saltando me he acordado que llevo un GPS chino en la moto y por precaución he decidido que era mejor dar media vuelta e ir para casa que tentar al destino.
Entrando en el garaje me he dicho a mi mismo que no me gusta el asfalto, sino que lo adoro, y a los diez minutos de subir estaba vestido de ciclista, esta vez sin armadura, con mi flaca de carretera dispuesta a succionarme la energía durante dos horas a cambio de llevarme esta vez a subir el puerto del Ordal. Casco, gafas de extraterrestre, maillot de metrosexual bien ceñido, calcetines fluorescentes rosas y la música. Música siempre previsible pero siempre la misma; los bajos de grupos como Linkin Park, Triquell o Bandas sonoras de anime; y los altos de los vehículos que me saludan fuerte para animarme aunque no se acordaran de mi nombre... "pedalea en tu jardín Cojo!"... "mi abuela molesta menos Manco!".
A fín de cuentas el ruido de las chicharras es muy repetitivo sino. Vaya, que hoy me encontraba bien y ha tocado volver con fuerza olvidándome de lo de la moto. Y ha llegado el enlace entre Vallirana y Molins de Rei, y he adelantado a un abuelo que podría ser el hermano mayor de Mike Jagger en una bicicleta de trekking con una caja de melocotones amarrada en el portaequipajes, con unos pulpos. Le he saludado amablemente y a los pocos segundos va y, y, y... me ha adelantado, en llano! Yo a 35km/h y me ha adelantado con una postura menos aerodinámica que un Fiat Multipla y sin esfuerzo. Pero... no están capadas las bicis eléctricas a 25km/h? Me he indignado y he apretado aún más para ponerme a 40km/h y seguía no ya a esa velocidad sino alejándose. No he entendido absolutamente nada. Bueno sí, que hoy no era el día para estar en la carretera.
He acabado volviendo a casa más desmoralizado que cuando cuando voy a leer el foro de bmw y aparece el mensaje de "Por ser el usuario número 1000 Carlitos tiene un mantenimiento del foro para ti".
Ahora, sentado tranquilamente en el trabajo por la tarde creo que habría sido mejor irme al lago artificial que tengo cerca de casa a tirar lechuga a los patos. Esos volarán, y yo no, pero como no aspiro a volar más que cuando cierro los ojos, esta vez sonreiría.
PD: mañana me voy al corte a por una pala de pádel jaja.
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