Os deseo muchas cosas para el 2011
Os deseo que tengáis amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles y que, por lo menos, haya uno en quien podáis confiar sin dudar. Y porque la vida es así, os deseo también que tengáis enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, os cuestionéis vuestras propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no os sentáis demasiado seguros.
Os deseo además que seáis útiles, más no insustituibles. Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para manteneros en pié.
Igualmente, os deseo que seáis tolerantes; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirváis de ejemplo a otros.
Os deseo que siendo jóvenes no maduréis demasiado deprisa, y que ya maduros, no insistáis en rejuvenecer, y que siendo viejos no os dediquéis al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
Os deseo de paso que seáis tristes. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubráis que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.
Os deseo que descubráis, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que os rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.
Os deseo que acariciéis un gato, alimentéis a un pájaro y oigáis a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, os sentiréis bien por nada. Deseo también que plantéis una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañéis en su crecimiento, para que descubráis de cuántas vidas está hecha un árbol.
Os deseo, además, que tengáis dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongáis algo de ese dinero frente a vosotros y digáis: "Esto es mío", sólo para que quede claro quién es el dueño de quién.
Os deseo también que ninguno de vuestros afectos muera, pero que si muere alguno, podáis llorar sin lamentaros y sufrir sin sentiros culpables.
Os deseo por fin que, siendo hombre, tengáis una buena mujer, y que siendo mujer, tengáis un buen hombre, a vuestro lado, mañana y al día siguiente, y que cuando estéis exhaustos y hastiados, aún sobre amor para recomenzar.
Os deseo en fin, felicidad para estas fiestas, pero también para todo el año que viene.
Curro.
Os deseo que tengáis amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles y que, por lo menos, haya uno en quien podáis confiar sin dudar. Y porque la vida es así, os deseo también que tengáis enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, os cuestionéis vuestras propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no os sentáis demasiado seguros.
Os deseo además que seáis útiles, más no insustituibles. Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para manteneros en pié.
Igualmente, os deseo que seáis tolerantes; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirváis de ejemplo a otros.
Os deseo que siendo jóvenes no maduréis demasiado deprisa, y que ya maduros, no insistáis en rejuvenecer, y que siendo viejos no os dediquéis al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
Os deseo de paso que seáis tristes. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubráis que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.
Os deseo que descubráis, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que os rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.
Os deseo que acariciéis un gato, alimentéis a un pájaro y oigáis a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, os sentiréis bien por nada. Deseo también que plantéis una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañéis en su crecimiento, para que descubráis de cuántas vidas está hecha un árbol.
Os deseo, además, que tengáis dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongáis algo de ese dinero frente a vosotros y digáis: "Esto es mío", sólo para que quede claro quién es el dueño de quién.
Os deseo también que ninguno de vuestros afectos muera, pero que si muere alguno, podáis llorar sin lamentaros y sufrir sin sentiros culpables.
Os deseo por fin que, siendo hombre, tengáis una buena mujer, y que siendo mujer, tengáis un buen hombre, a vuestro lado, mañana y al día siguiente, y que cuando estéis exhaustos y hastiados, aún sobre amor para recomenzar.
Os deseo en fin, felicidad para estas fiestas, pero también para todo el año que viene.
Curro.
