
-"En mi pueblo tenemos unas naranjas así de grandes." Y acompaña sus palabras con un gesto de las manos.
La otra dice:
- "Pues en mi pueblo tenemos unos plátanos así de largos." Y hace el gesto con las manos.
La otra monjita, que era sorda, dice:
-"¡Ya sé de que hablais! ¡De los coj.....ones del padre Camilo!"
