WuenosWuelos
Acelerando
Esta no pretende ser una reflexión profunda ni completa. Es la expresión de mi agradecimiento y tengo por seguro que refleja a una gran mayoría de los que usamos el foro de Carlos.
Desde hace muchos años he vivido el cambiante mundo de las tecnologías de la información. Desde los albores de IBM en España,
pasando por casi todos sus sistemas, luego la cruzada Microsoft, incursiones en el mundo del soft libre, y los actuales productos de
google y Apple. Todo ello para ganarme la vida. Y no os cuento la de sinsabores, tropiezos, cabreos y malos tragos que se llegan a pasar.
Cuando uno trabaja durante largo tiempo para un colectivo sin pretensión de lucro y tan solo en base a una afición (también me ha ocurrido), la única espectativa es la de ver la utilidad de tu esfuerzo en aquellos a quienes beneficia. Ni tan siquiera pretendes reconocimiento, es pura auto-satisfacción de conseguir el fin que te habías propuesto. Cuanto más esfuerzo y mas alta te pones la meta, mejor para los beneficiados de tu trabajo, pero mayor peligro de no alcanzar plenamente el objetivo.
Si juntamos ambos mundos, el resultado puede ser altamente frustrante. Y no hay remedio. Hay que asumir la imperfección, aunque injusta, cuando el esfuerzo merece todo lo contrario. La percepción del resultado se nos antoja menos éxito que fracaso. No faltan detalles que, por el esmero derrochado, acaban causando gran decepción. Solo la perseverancia hasta el empecinamiento para corregir aquello que jamás debió fallar y rehacer aquello que ya se ha hecho, y bien, acabará reconduciendo esta percepción frustrante.
Y un bálsamo, que nada arregla, pero que ayuda a superar el conflicto. La comprensión y el agradecido calor de quienes nos beneficiamos del benévolo esfuerzo ajeno.
Animo, Carlos. Sabemos y valoramos altamente tus desvelos. Pocos son, los que como tú, se desmarcan voluntariosamente de la pasividad y transmiten su energía para que los demás disfrutemos del resultado de tus esfuerzos. Nosotros somos las bombillas del circuito y tu el alternador. No luciríamos nada sin tu aportación.
Somos humanos, queremos más, mejor y más aprisa. Pero de mal nacidos sería no reconocer tu valor, tu trabajo y tu iniciativa. Nos lo dás todo por nada, y justo es reconocerlo. Además el resultado, si no perfecto en primera instancia, si es de gran calidad, aporta plenamente la utilidad que requiere su uso, y se percibe tu extraordinaria voluntad de mejora.
Nada, Carlos, gracias por ser como eres y hacer lo que haces.
Desde hace muchos años he vivido el cambiante mundo de las tecnologías de la información. Desde los albores de IBM en España,
pasando por casi todos sus sistemas, luego la cruzada Microsoft, incursiones en el mundo del soft libre, y los actuales productos de
google y Apple. Todo ello para ganarme la vida. Y no os cuento la de sinsabores, tropiezos, cabreos y malos tragos que se llegan a pasar.
Cuando uno trabaja durante largo tiempo para un colectivo sin pretensión de lucro y tan solo en base a una afición (también me ha ocurrido), la única espectativa es la de ver la utilidad de tu esfuerzo en aquellos a quienes beneficia. Ni tan siquiera pretendes reconocimiento, es pura auto-satisfacción de conseguir el fin que te habías propuesto. Cuanto más esfuerzo y mas alta te pones la meta, mejor para los beneficiados de tu trabajo, pero mayor peligro de no alcanzar plenamente el objetivo.
Si juntamos ambos mundos, el resultado puede ser altamente frustrante. Y no hay remedio. Hay que asumir la imperfección, aunque injusta, cuando el esfuerzo merece todo lo contrario. La percepción del resultado se nos antoja menos éxito que fracaso. No faltan detalles que, por el esmero derrochado, acaban causando gran decepción. Solo la perseverancia hasta el empecinamiento para corregir aquello que jamás debió fallar y rehacer aquello que ya se ha hecho, y bien, acabará reconduciendo esta percepción frustrante.
Y un bálsamo, que nada arregla, pero que ayuda a superar el conflicto. La comprensión y el agradecido calor de quienes nos beneficiamos del benévolo esfuerzo ajeno.
Animo, Carlos. Sabemos y valoramos altamente tus desvelos. Pocos son, los que como tú, se desmarcan voluntariosamente de la pasividad y transmiten su energía para que los demás disfrutemos del resultado de tus esfuerzos. Nosotros somos las bombillas del circuito y tu el alternador. No luciríamos nada sin tu aportación.
Somos humanos, queremos más, mejor y más aprisa. Pero de mal nacidos sería no reconocer tu valor, tu trabajo y tu iniciativa. Nos lo dás todo por nada, y justo es reconocerlo. Además el resultado, si no perfecto en primera instancia, si es de gran calidad, aporta plenamente la utilidad que requiere su uso, y se percibe tu extraordinaria voluntad de mejora.
Nada, Carlos, gracias por ser como eres y hacer lo que haces.