se asusta, cae en manos de las reacciones de supervivencia, suelta gas y toca freno trasero. Se ven las luces de freno, pero el pie en las puntas sobre los estribos y en la cámara lenta se ve cómo empieza a irse recto cuando lleva los dedos a la maneta derecha. La moto se levanta, abre la trazada y se sale. De libro. Eso sí, sale bastante dignamente y puede irse tranquilamente a casa a cambiarse el calzoncillo. Está claro que a toro pasado todos somos muy listos, pero una suave caricia de freno trasero le habría bajado la velocidad y permitido tumbar en lugar de levantar la moto.