Para reflexionar: Cuando la Tierra diga "basta"

Picander

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Me ha parecido muy interesante y acertado este artículo publicado el 14-01-2007 en EP


Cuando la Tierra diga “basta”
Álex Rovira Celma

No es posible un crecimiento económico infinito en un planeta finito. Si queremos futuro para las generaciones venideras hay que actuar ya: reconstruir el capital natural devastado y preservar el que aún queda, y convertir en compromiso personal la tendencia voluntaria hacia una forma de vida más simple y sobria

Quizá ya va siendo hora de plantearnos una cuestión importante como individuos y como especie: la naturaleza no es inagotable, tiene su límite, y al ritmo actual, más temprano que tarde llegaremos a él. Por muchas innovaciones y eficiencia tecnológica que nos depare el futuro, deberemos asumir la finitud de los recursos de nuestro planeta.

En un planeta donde las tres cuartas partes de los recursos energéticos son de origen fósil y son consumidos continuamente por un 20% de la población a la que pertenecemos, donde las reservas decrecen día a día y crean polución y sus derivadas, como el efecto invernadero, se impone no sólo la inversión en soluciones alternativas sino, por encima de todo, tomar medidas para corregir la situación actual, lo que pasa, necesariamente, por un replanteamiento global de los estilos de vida. No está de más recordar que hoy el 20% de la humanidad consume el 80% de los recursos naturales del planeta. O dicho de otra manera: en este instante, cerca del 80% de los seres humanos que habitan este planeta vive sin automóvil, sin nevera y sin teléfono, el 95% no ha tomado nunca un avión y casi un tercio no tiene acceso a la electricidad.

Cambio climático, calentamiento global, deforestación, escasez de recursos hídricos, aumento promedio de la temperatura, aumento del nivel del mar son conceptos que cada vez oiremos con mayor frecuencia. Poco importa si se trata, como alguien argumenta, de una cuestión cíclica y natural. Es más, las evidencias científicas muestran con contundencia que no lo es. No lo dudemos: el cambio climático ha venido para quedarse.

¿Cuánto tiempo nos queda para frenar este Titanic antes de que se estampe contra el iceberg de la cruda realidad? Algunos expertos afirman que no más de cincuenta años; otros aseguran que menos de veinte, pero todos coinciden en que debemos actuar ya, soltar el pie del acelerador y pisar el freno. Según distintas fuentes solventes, al ritmo de consumo actual (que no para de crecer) nos quedan apenas cuarenta años de reservas petrolíferas y setenta de reservas de gas. Hoy, por ejemplo, Europa mira atemorizada cada invierno a Rusia para que ésta no cierre la espita del gas que le da el calor y que hace arder los fogones de millones de cocinas del continente.

¿Cuáles son entonces las soluciones al agotamiento de los recursos naturales y a la contaminación? Quizá la única solución pasa por asumir que el modelo social y económico global debe cambiar. Y este cambio llegará bien por convicción, bien por compulsión. Si no se asume la finitud del planeta, la ecuación no cuadrará por ningún lado. Palabras como sobriedad, mesura, freno o incluso el proscrito término “decrecimiento” sonarán cada vez con mayor frecuencia, sea por elección voluntaria, sea por consecuencia inevitable.

Lo peor es que ante las situaciones de crisis, el ser humano más bien pierde el equilibrio y el instinto gana la partida. Si no hacemos del pensamiento, la planificación y el respeto absolutos al medio la baza para planificar el futuro de la gran casa en que vivimos, la crisis social se puede manifestar.

¿Y por qué un discurso catastrofista? Se preguntarán, perplejos, algunos. ¡Debemos ser optimistas!, exclamarán otros, y argumentarán que el progreso tecnológico nos procurará, como otras veces ha hecho, tal eficiencia que produciremos más y mejor sin consumir tanto como hoy. Pero esta observación es válida sólo en lo individual y no en lo colectivo debido a lo que se conoce como el “efecto rebote” mediante el cual la eficacia y eficiencia que nace del progreso tecnológico se convierten casi de manera sistemática en un aumento del consumo global.

Entonces, ¿cuáles son las soluciones? Por norma general, las grandes soluciones, los grandes cambios, tienden a nacer de planteamientos simples que se aplican de manera individual pero de forma masiva. Sin duda, uno de los retos es reconstruir el capital natural destruido y preservar el que aún queda como si fuera lo más sagrado que nos queda… porque lo es. El otro reto, el principal, pasa por un compromiso mío, tuyo, de nuestro vecino, de todos. Quizá se trata de algo tan simple como acceder a una simplicidad, sobriedad y frugalidad voluntaria. Ya lo dijo Marcel Proust hace muchos años: “Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia”. Este aforismo, más allá de ser una reflexión bellísima sobre las actitudes que pueden transformar la vida, es hoy más necesario que nunca para hacer de este mundo un lugar más habitable y cederlo en las mínimas condiciones de higiene y salubridad a nuestros hijos.

La calidad de vida del futuro tomará matices que irán sin duda vinculados a lo que seamos capaces de mantener en la naturaleza.

Lecturas para reflexionar

El filósofo contemporáneo Hans Honas apela en su obra El principio de responsabilidad: ensayo de una ética para la civilización tecnológica, a la obligación moral de las generaciones actuales de hacer posible la vida y supervivencia de las futuras. También entre las múltiples lecturas que ofrecen posibles soluciones a los escenarios ecológicos y económicos de futuro destaca el libro Objetivo decrecimiento, que recoge un conjunto de artículos de los colaboradores de la revista Silence. Una lectura muy recomendable y alejada de falsas promesas o planteamientos utópicos.



Álex Rovira Celma es profesor de Esade, conferenciante y escritor.

http://www.elpais.com/articulo/portada/Tierra/diga/basta/elpepusoceps/20070114elpepspor_8/Tes
 
Re: Para reflexionar: Cuando la Tierra diga "basta

El hombre es un lobo para el hombre (que me perdonen los lobos). Y es que nos hemos apresurado por ponernos homo sapiens y deberíamos ponernos homo a secas, que de sapiens poco, poco.

Cada uno debe aportar lo que pueda, de lo que hacen o deshacen los demás ya no me preocupo pues nada puedo hacer, pero de lo que yo hago si que me preocupo.

Gracias por tu post
 
Re: Para reflexionar: Cuando la Tierra diga "basta

¿como mucho 50 años?
¿que sera de nuestros hijos?

yo reciclo todo lo que puedo, plastico, vidrio, organicos..etc.. pero soy realista la calafaccion de mi casa, la gasolina de la moto/coche son polucion, ais como los consumibles de la tienda..
en nuestra mano esta frenarlo es cierto...pero en la de los gobiernos atajarlo del todo, V,s
 
Re: Para reflexionar: Cuando la Tierra diga "basta

Con suerte el hombre desaparezerá y algún tipo de vida,aunque sea bacteriana difrutará del basurero tierra.

En fin me voy a quemar unos combustibles fosiles con la moto.

Saludos
 
Re: Para reflexionar: Cuando la Tierra diga "basta

CHARLYE39 dijo:
¿como mucho 50 años?
¿que sera de nuestros hijos?

yo reciclo todo lo que puedo, plastico, vidrio, organicos..etc.. pero soy realista la calafaccion de mi casa, la gasolina de la moto/coche son polucion, ais como los consumibles de la tienda..
en nuestra mano esta frenarlo es cierto...pero en la de los gobiernos atajarlo del todo, V,s

Charlye, no son pocos los científicos que opinan que ya hemos pasado el punto de "no retorno", vamos que aunque pongamos remedio a vertidos, emisiones de gases con efecto invernadero, etc ya no hay remedio...

El tiempo dirá quien tiene razón.

:-[
 
Re: Para reflexionar: Cuando la Tierra diga "basta

Nuestra única esperanza es que nuestros hijos encuentren remedio para minimizar lo que nosotros estamos destruyendo o ya hemos destruido.
Paradójico que busquemos vida en Marte mientras acabamos con todo atisbo de ella en nuestro propio Planeta. :'( :'( :'(
 
Re: Para reflexionar: Cuando la Tierra diga "basta

Me parece que más que decir "Cuando la Tierra diga, basta", yo diría que "La Tierra ya ha dicho basta".

Y es que ver este mediodía el telediario, con las imágenes que estaban mostrando de Gran Bretaña, Alemania, Polonia, Austria, etc, eran acojonantes.

Pero es que aquí tampoco nos quedamos mancos. En Granada no ha caido absolutamente ni una gota en todo el mes de enero. Desde el colegio, que está en alto y se divisa la ciudad, y hoy se veía un manto marroncillo por toda ella que daba asco. La combustión de las calderas y el tráfico hacen que sea irrespirable el aire.

Soluciones, ¡¡uf, qué complicado!!. Como dice otro compañero, deberíamos renunciar a tal cantidad de cosas que ¿quién está dispuesto?. ¿Estaríamos dispuestos a dejar de montar en moto como afición?, que en muuuuchos casos no deja de ser una afición..., una gran afición contaminante :-/

En fin, mal camino llevamos y lo pagaremos :-/
 
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