GLUP, GLUP Y GLUP.
Me dejais alucinado. MUCHÍSIMAS GRACIAS por vuestros comentarios. La verdad es que me siento más orgulloso, si cabe, de pertenecer a este foro que de currar en algo que me apasiona.
Lo que realmente me anima a seguir escribiendo es participar en vuestros sueños, prepararos el camino para que vosotros mismos descubrais lugares, rincones ocultos que siempre pasan, ocultos, junto a nosotros.
Para los que creen que con estas historias se saca pasta, nada más lejos de la realidad. Todo es pasión e ilusión. Trabajar, prisas, resolver problemas... lo que se ve finalmente en esta publicación es un trabajo en equipo, un esfuerzo titánico y efímero que queda, de sobra, justificado por conocer que tras toda esta locura estais vosotros, disfrutando y montando en moto desde vuestro sofá favorito... o desde vuestro water. No importa el lugar, lo espectacular es que todavía, con unas simples lineas, soñamos como crios. Espero que con 90 años sigamos todos disfrutando de nuestra pasión.
La verdad es que hace un par de días leí un post en este mismo foro que hablaba de las revistas de motos, de su poca imparcialidad y de los que participamos en ellas. No contesté a pesar de mi desacuerdo con mucho de lo que se decía en este hilo. Eran comentarios que parecian desconfiar de la profesionalidad de los redactores, probadores, directores... se me quedó un amargo sabor de boca pero ahora, con estos comentarios de ánimo, os aseguro que me habeis cargado las pilas para otros tres años más.
Alguna deferencia debo tener con vosotros ¿no? Vale, tras un largo viaje hay detalles que no aparecen el los artículos publicados.
Está realizada en el marco de el último Melilla-Marruecos Touring Ride Harley Davidson. En pleno desierto, kilómetros y kilómetros de los que veis en el horizonte. Me paré a saborear el momento. Pasaron todos los participantes, vehículos de apoyo, quedé el último. ME PERDÍ.
Paré en un poblado berebere, grité: ESPAÑOL, SOY ESPAÑOL. Todo el pueblo me rodeó, niños, ancianos y algunas mujeres. Nadie me entendía, nadie había visto pasar otras motos por esa carretera.
Subí a la moto al moro de la foto, me debía conducir a Rissani para encontrar, desde allí, las dunas del desierto del Erg-chebbi. Mohamed creo era su nombre, vivió el viaje de su vida, escuchando rock, pistoneando sobre una street glyde. Me acompañó unos 100km., se sentó sin hablar con nadie en aquella gasolinera. Le pregunté, con señas, ¿ok? a lo que me respondió: todo correcto. Me marche con mis compañeros y se quedó mirándo como me alejaba. Desde mi espejo retrovisor observé que no apartaba la vista de mi Harley, no hablaba con nadie, no hacia otra cosa que mirarme.
Creo que aquella tarde Mohamed soñó despierto como todos nosotros.
Desfiladero del Infierno (Valle de Hecho)
