
La anfitriona vio a su marido venir hacia la casa con un ramo de rosas.
En lugar de alegrarse se puso molesta y le dijo a la otra:
-Ahí vine mi esposo con un ramo de flores. Ahora él querrá que pase todo el fin de semana echada de espaldas y con las piernas en el aire.
Su amiga contesta:
-¿No sería más fácil si compraras un florero?
