VICTOR_R850R
Curveando
Mi excursión del sábado fue emocionante y no sólo por la bonita ruta que hice sino por una encantadora concentración de cochecitos Seat 600 que venían desde todos los puntos de España.
Después de 26 años viviendo en Cantabria un amigo de aquí, de los de 7 apellidos cántabros, me llevó por una carretera que nunca había recorrido: la pista asfaltada del Picón Blanco, que discurre desde Espinosa de los Monteros hasta el puerto de La Sía, que ya sabéis que une las CCAA de Castilla y León y de Cantabria.
Una bonita experiencia, muy recomendable, no sólo por las espectaculares vistas sino porque se trata de una antigua y misteriosa base militar abandonada de ingeniería y dimensiones ciclópeas. Lo mejor de todo fue continuar desde la vieja base del Picón Blanco hasta La Sía porque la pista, en muy buen estado, recorría el cordal más alto y sinuoso de toda esa zona, así que pudimos deleitarnos con vistas inmensas hacia un lado y hacia el otro de dicho cordal. Por lo que me dicen, la pista fue asfaltada ex profeso para acoger una etapa de la vuelta ciclista a España a su paso por el norte de Burgos.
Lo "emocionante" principalmente llegó cuando, entre otros puertos y carreteras, ascendíamos por el Valle del río Asón. Pasada la cascada del Asón y la primera gran curva en sentido ascendente, llegamos a la segunda curva, la del mirador, que es bastante técnica y en la que debemos evitar conscientemente meternos en el carril contrario. Pues bien, justo ahí nos pilló la VIII Concentración Nacional de Seat 600, una delicia retro, con los "pelotillas" y sus bacas cargadas de cestas de la merienda de mimbre, e incluso botijos. Los Seiscientos impecables, perfectamente pintados y con los complementos al uso de los años sesenta. Todo muy bonito si no fuese porque varios de ellos iban por mitad de la carretera y otros más invadieron nuestro carril en plena tesitura de "tornanti" con rampa pronunciada. Se nos pusieron las pelotas por pendientes a ambos (a mí más porque llevaba a mi mujer de pasajera).
¿Por qué ocurre esto? En mi opinión, por miedo. Creo que a estas concentraciones acuden muchos conductores de cierta edad, como la mía, procedentes de ccaa cuyas carreteras recorren enormes llanuras mesetarias, por lo cual están poco familiarizados con la conducción junto a abismos, precipicios y otras alturas de cortar la respiración. Saben, como yo, que si caes por fuera de la bionda eres hombre muerto y entonces se ponen en modo "caquitas" e invaden carril contrario por conjurar esos miedos, lo cual tampoco suele acabar en final feliz.
En fin, parezco un novicio de la carretera, estas cosas ocurren y ya está. Es mi historieta de fin de semana.
Saludos en V y mucho ojo siempre.
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Después de 26 años viviendo en Cantabria un amigo de aquí, de los de 7 apellidos cántabros, me llevó por una carretera que nunca había recorrido: la pista asfaltada del Picón Blanco, que discurre desde Espinosa de los Monteros hasta el puerto de La Sía, que ya sabéis que une las CCAA de Castilla y León y de Cantabria.
Una bonita experiencia, muy recomendable, no sólo por las espectaculares vistas sino porque se trata de una antigua y misteriosa base militar abandonada de ingeniería y dimensiones ciclópeas. Lo mejor de todo fue continuar desde la vieja base del Picón Blanco hasta La Sía porque la pista, en muy buen estado, recorría el cordal más alto y sinuoso de toda esa zona, así que pudimos deleitarnos con vistas inmensas hacia un lado y hacia el otro de dicho cordal. Por lo que me dicen, la pista fue asfaltada ex profeso para acoger una etapa de la vuelta ciclista a España a su paso por el norte de Burgos.
Lo "emocionante" principalmente llegó cuando, entre otros puertos y carreteras, ascendíamos por el Valle del río Asón. Pasada la cascada del Asón y la primera gran curva en sentido ascendente, llegamos a la segunda curva, la del mirador, que es bastante técnica y en la que debemos evitar conscientemente meternos en el carril contrario. Pues bien, justo ahí nos pilló la VIII Concentración Nacional de Seat 600, una delicia retro, con los "pelotillas" y sus bacas cargadas de cestas de la merienda de mimbre, e incluso botijos. Los Seiscientos impecables, perfectamente pintados y con los complementos al uso de los años sesenta. Todo muy bonito si no fuese porque varios de ellos iban por mitad de la carretera y otros más invadieron nuestro carril en plena tesitura de "tornanti" con rampa pronunciada. Se nos pusieron las pelotas por pendientes a ambos (a mí más porque llevaba a mi mujer de pasajera).
¿Por qué ocurre esto? En mi opinión, por miedo. Creo que a estas concentraciones acuden muchos conductores de cierta edad, como la mía, procedentes de ccaa cuyas carreteras recorren enormes llanuras mesetarias, por lo cual están poco familiarizados con la conducción junto a abismos, precipicios y otras alturas de cortar la respiración. Saben, como yo, que si caes por fuera de la bionda eres hombre muerto y entonces se ponen en modo "caquitas" e invaden carril contrario por conjurar esos miedos, lo cual tampoco suele acabar en final feliz.
En fin, parezco un novicio de la carretera, estas cosas ocurren y ya está. Es mi historieta de fin de semana.
Saludos en V y mucho ojo siempre.


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