Zanzon
Curveando
Hola a todos, solo quería escribir un poco por que ayer tuve una experiencia religiosa con mi F800R y es que llevaba bastantes días sin salir de ruta con ella, desde febrero quiero recordar, estos días, están siendo algo durillos, ya que ando dándole vueltas a cambiar de montura y pasarme definitivamente al off-road, por diferencias en el modo de conducir, la falta de tiempo, en fin, rollos que todos tenemos en el día a día y que hacen que la moto quede un poco de lado en el garaje acumulando polvo.
Ayer era ese día de reconciliación, necesitaba montarla, llevarla algo más lejos que el trayecto diario al trabajo, necesitaba volver a darle al puño y subirla de vueltas en algún adelantamiento.
Empezó el día torpe, seguro que por mi parte, falta de acoplamiento, frio (me equivoque quitando el forro a la chaqueta), en algunas curvas entraba demasiado inclinado, en otras, me iba largo, pero poco a poco el sol subió, me calentó y me fui acostumbrando al tacto del puño y el freno, enlazando curvas cada vez más a gusto, pensaba hacer poco kilometros, pero aquello me pedía seguir subiendo, parada, lleno deposito y decido seguir hasta el final de la carretera. Paro en un área de descanso, desde la altura miro el paisaje, no le paro el motor, la dejo al ralentí, resoplando a mi espalda, esperando el segundo asalto.
La bajada empieza también a ritmo, no quiero que se acabe y bajo una marcha, empiezo a enlazar una tras otra, sin cambiar de marcha, el bicilindrico es generoso a pocas vueltas y me encanta, sin mover la cuarta marcha, bajamos cada vez mejor.
Finalmente llegamos al garaje, me doy una vuelta a su alrededor viendole las "heridas de guerra" y prometo ir al día siguiente para limpiarla y engrasarla.
Ahora no tengo dudas, me ha vuelto a convencer una vez más.
Ayer era ese día de reconciliación, necesitaba montarla, llevarla algo más lejos que el trayecto diario al trabajo, necesitaba volver a darle al puño y subirla de vueltas en algún adelantamiento.
Empezó el día torpe, seguro que por mi parte, falta de acoplamiento, frio (me equivoque quitando el forro a la chaqueta), en algunas curvas entraba demasiado inclinado, en otras, me iba largo, pero poco a poco el sol subió, me calentó y me fui acostumbrando al tacto del puño y el freno, enlazando curvas cada vez más a gusto, pensaba hacer poco kilometros, pero aquello me pedía seguir subiendo, parada, lleno deposito y decido seguir hasta el final de la carretera. Paro en un área de descanso, desde la altura miro el paisaje, no le paro el motor, la dejo al ralentí, resoplando a mi espalda, esperando el segundo asalto.
La bajada empieza también a ritmo, no quiero que se acabe y bajo una marcha, empiezo a enlazar una tras otra, sin cambiar de marcha, el bicilindrico es generoso a pocas vueltas y me encanta, sin mover la cuarta marcha, bajamos cada vez mejor.
Finalmente llegamos al garaje, me doy una vuelta a su alrededor viendole las "heridas de guerra" y prometo ir al día siguiente para limpiarla y engrasarla.
Ahora no tengo dudas, me ha vuelto a convencer una vez más.