Lo que genera el empañamiento es sencillo, aunque eso no siginifica que la solución lo sea.
En principio, la comparación con la fuga del radiador de calefacción en el coche tiene un cierto parecido, pero son caminos diferentes, puesto que un coche carece de estanqueidad, es más, se autoventila aunque esté parado, y además dispone de un volumen de aire interior muy grande que es dificil de cargar de humedad. El empañado del parabrisas por fuga, no se produce (normalmente) a coche parado, sino cuando el motor está encendido y lo que empaña el cristal no es la humedad de la gotera sino el vapor que sale por la fuga al contactar con el frio cristal.
En el caso de empañamiento cuadros de relojes, faros, e incluso relojes de pulsera, el proceso suele ser inverso. Por norma general y por diferentes motivos se produce una entrada de agua en el interior, en muchos casos pero no en todos por lavados con excesiva presión. Esta humedad que se nos ha colado, al estar en un lugar cerrado tiene una temperatura superior a la del exterior y al evaporarse se condensa en el cristal empañándolo, por lo que el empañado puede producirse a moto parada. A esto hay que añadir que el cuadro de relojes produce calor por sus componentes electrónicos y por la iluminación, calentando el interior y provocando la evaporación y el empañado en marcha.
Si tenemos una fuga en el radiador, lo más posible es que se nos empañe la cúpula, si la tenemos. También ocurre cuando arrancamos durante un rato la moto después de haberla lavado, pero no es tan facil que ese vapor de agua se cuele en el interior de los relojes por su estanqueidad y porque para que pueda entrar el vapor ha de haber otro lugar por donde salga el mismo volumen de aire interior y eso no es habitual.
En consecuencia, es posible que en algún momento se haya colado agua en los relojes, pero lo habitual no es que lo haga por la junta sino por uno de sus respiros al impactar directamente un chorro de agua de lavado, lluvia... Esta humedad se convierte en un circuito cerrado, puesto que se evapora, se condensa en el cristal volviendo a estado líquido y sigue así indefinidamente por la propia estanqueidad del cuadro.
La solución es elimiar el problema.
Desmontar el cuadro, eliminar los restos de humedad visible que pueda haber y aplicar temperatura con una fuente de calor suave, como un secador de pelo con poca temperatura y mucho aire, a todo el conjunto desmontado. Posteriormente comprobamos que los orificios de ventilación estén limpios, puesto que de esa ventilación depende en gran parte que no se reproduza la condensación. Cerramos el cuadro y cruzamos los dedos...
Si queremos garantizar la hermeticidad de la junta de goma, existe un producto en tiendas de recambios y talleres conocido como "Silicona de caucho" que no es adhesivo, y forma una junta perfecta, pudiendo retirar con el dedo los restos que puedan verse una vez seco el producto. No impide el desmontaje y se retira con facilidad. Es de color negro.