Además es un sistema que se desgasta cada vez que se frena, de forma inevitable. Bueno, sí es evitable, no comprar una moto que lo tenga, ya que tarde o temprano fallará.
Pero el verdadero problema era que, si se estropeaba en marcha, la motocicleta se quedaba con lo que BMW denominó "frenada residual", lo que en lengua vernácula es "no frenar una mierda", literalmente. La moto apenas frena, igual que sucede en un coche sin servofreno.
Pese a todo gustaba a muchos motoristas, y la verdad es que frenaba de cojones con mínimo esfuerzo. Quizá demasiado, usar el trasero a baja velocidad o de forma aislada en una curva era... bueno, no difícil, pero sí requería mucho tacto en el pie.
Realmente no sé por qué BMW lo equipó. Supongo que fue su solución a la frenada más bien pobre de la generación anterior en las gamas R y K. Los frenos de servicio no estaban a la altura de las máquinas más pesadas, como las RT, GT o LT. En vez de poner una bomba mejor o mordazas más grandes, pues probaron eso. Y fue bien muchos años, pero el problema vino a medio-largo plazo.