El médico entra en la sala de espera de la Maternidad. Se dirige al hombre que pasea desesperado, absolutamente comido por los nervios y le dice:
-Enhorabuena, caballero, ha tenido usted cuatrillizos.
El hombre, inspira fuerte, saca pecho y mirando triunfante al médico le espeta:
-Tío. ¡Es que no veas! ¡Tengo yo un cañón que....!
A lo que el médico, resignado, le responde:
-Pues a ver si lo limpias mejor, porque los niños han salido negros.
-Enhorabuena, caballero, ha tenido usted cuatrillizos.
El hombre, inspira fuerte, saca pecho y mirando triunfante al médico le espeta:
-Tío. ¡Es que no veas! ¡Tengo yo un cañón que....!
A lo que el médico, resignado, le responde:
-Pues a ver si lo limpias mejor, porque los niños han salido negros.
