Lo mismo estaba pensando cuando veía la subida. Un lugar precioso para rodar en moto.
Siempre he seguido las etapas, ya que mi padre es de esos vascos para los que el ciclismo no es un deporte, sino una religión, y hoy la he podido disfrutar con él (lástima del corte de señal en los ultimos metros)
Y, en el tiempo, me ha servido para descubrir algunos parajes por los que he podido rodar, como el puerto de Pailheres, en una etapa del Tour de hace unos años, el Monte Zoncolan o el Monte Grappa.