Juan Xixon
Arrancando
Copiado de El ABC.
Una gallina de Espinoso del Rey pone un huevo tan grande como un teléfono móvil
TALAVERA. Una desconocida gallina de Espinoso del Rey trajo al mundo el pasado martes un hermoso huevo de 195 gramos de peso -lo normal, entre los huevos «extra», son hasta los 75 gramos-. No se trata de una gallina con pedigrí, ni tan siquiera pertenece a la pura raza vasca. Es una gallina normal, aunque no vulgar y si modesta, ya que ha preferido mantener el anonimato pese a haber realizado el patriótico esfuerzo de poner a Espinoso en los anales de curiosidades con un huevo digno de avestruz.
Sus orgullosos dueños son Tomás Muñoz Pinilla y Remedios Díaz Fernández, aunque algo sufridos también por las metáforas que el humor popular local construye con el huevo y el dueño de la ponedora. No hay confusión posible, en el corral de Tomás y Reme sólo hay gallinas, ni pavos ni gansos ni otras aves de voluminosas producciones.
La humilde y castellana gallina ya había avisado el día anterior deponiendo un extraño y alargado huevo. El siguiente tiene todo el aspecto de un huevo tradicional aunque del tamaño de un teléfono móvil.
En la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), organización a la que pertenece la familia propietaria de la magnífica y esforzada gallina, también están orgullosos. «Pequeños, pero sobraos». ¡Será por huevos! Y en Asaja muertos de envidia.
Una gallina de Espinoso del Rey pone un huevo tan grande como un teléfono móvil
TALAVERA. Una desconocida gallina de Espinoso del Rey trajo al mundo el pasado martes un hermoso huevo de 195 gramos de peso -lo normal, entre los huevos «extra», son hasta los 75 gramos-. No se trata de una gallina con pedigrí, ni tan siquiera pertenece a la pura raza vasca. Es una gallina normal, aunque no vulgar y si modesta, ya que ha preferido mantener el anonimato pese a haber realizado el patriótico esfuerzo de poner a Espinoso en los anales de curiosidades con un huevo digno de avestruz.
Sus orgullosos dueños son Tomás Muñoz Pinilla y Remedios Díaz Fernández, aunque algo sufridos también por las metáforas que el humor popular local construye con el huevo y el dueño de la ponedora. No hay confusión posible, en el corral de Tomás y Reme sólo hay gallinas, ni pavos ni gansos ni otras aves de voluminosas producciones.

La humilde y castellana gallina ya había avisado el día anterior deponiendo un extraño y alargado huevo. El siguiente tiene todo el aspecto de un huevo tradicional aunque del tamaño de un teléfono móvil.
En la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), organización a la que pertenece la familia propietaria de la magnífica y esforzada gallina, también están orgullosos. «Pequeños, pero sobraos». ¡Será por huevos! Y en Asaja muertos de envidia.